La maldición del Alfa
img img La maldición del Alfa img Capítulo 1 : Prólogo
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Capítulo 11 : Negociando img
Capítulo 12 : La maldición del Alfa img
Capítulo 13 : Tillbury's img
Capítulo 14 : Reglas y normas img
Capítulo 15 : Respuestas ocultas img
Capítulo 16 : Secretos oscuros img
Capítulo 17 : Más sacrificios img
Capítulo 18 : Las mujeres de la frontera img
Capítulo 19 : Manteniendo las relaciones img
Capítulo 20 : Ya no es un Alfa img
Capítulo 21 : Preparativos img
Capítulo 22 : Christopher img
Capítulo 23 : Manada clandestina img
Capítulo 24 : Delirio img
Capítulo 25 : Curando las heridas img
Capítulo 26 : El espectáculo img
Capítulo 27 : Más que un sentimiento img
Capítulo 28 : Mantén a tus enemigos cerca img
Capítulo 29 : Un mundo peligroso img
Capítulo 30 : La conexión img
Capítulo 31 : Conexiones img
Capítulo 32 : El mundo de las mentiras img
Capítulo 33 : El cuaderno de notas img
Capítulo 34 : Monstruo oculto img
Capítulo 35 : Traición secreta img
Capítulo 36 : Dos verdades y una mentira img
Capítulo 37 : Inolvidable img
Capítulo 38 : La verdad duele img
Capítulo 39 : Un reencuentro inesperado img
Capítulo 40 : La Luna mentirosa img
Capítulo 41 : Después del atardecer img
Capítulo 42 : Vete img
Capítulo 43 : El hogar es donde está el corazón img
Capítulo 44 : Asesinato a sangre fría img
Capítulo 45 : Una oportunidad para exponer las pruebas img
Capítulo 46 : El eclipse lunar img
Capítulo 47 : Todo es cuestión de supervivencia img
Capítulo 48 : El regreso de los lobos img
Capítulo 49 : El último lobo en pie img
Capítulo 50 : El verdadero Alfa img
Capítulo 51 : Nuevos comienzos img
Capítulo 52 : Feliz Aniversario img
Capítulo 53 : Recuerdos img
Capítulo 54 : Lo desconocido img
Capítulo 55 : Un sueño hecho realidad img
Capítulo 56 : Para Waverly img
Capítulo 57 : Déjà Vu img
Capítulo 58 : Un momento de felicidad img
Capítulo 59 : De vuelta a la realidad img
Capítulo 60 : La verdad img
Capítulo 61 : La Luna que lloró al lobo img
Capítulo 62 : Las bellezas dormidas mienten img
Capítulo 63 : El futuro del día de mañana img
Capítulo 64 : La mujer img
Capítulo 65 : El corazón de una madre img
Capítulo 66 : Canciones para ser cantadas img
Capítulo 67 : Una discusión delicada img
Capítulo 68 : Pietro img
Capítulo 69 : Las noticias no siempre son buenas img
Capítulo 70 : Revelaciones img
Capítulo 71 : La cinta img
Capítulo 72 : Mia img
Capítulo 73 : Érase una vez, en un sueño img
Capítulo 74 : Alucinaciones img
Capítulo 75 : La nueva normalidad img
Capítulo 76 : El retorno de los muertos img
Capítulo 77 : Proceder con precaución img
Capítulo 78 : Manada de licántropos img
Capítulo 79 : El regreso a casa img
Capítulo 80 : Más que el destino img
Capítulo 81 : Que la verdad sea dicha img
Capítulo 82 : Ascensión img
Capítulo 83 : Mitos img
Capítulo 84 : La sirena del lago img
Capítulo 85 : Pecados mortales img
Capítulo 86 : Luto img
Capítulo 87 : Etapas del duelo img
Capítulo 88 : Ubicación secreta img
Capítulo 89 : ¿Hogar, dulce hogar img
Capítulo 90 : Momento de paz img
Capítulo 91 : Perdidos y encontrados img
Capítulo 92 : Hola de nuevo img
Capítulo 93 : Revelaciones dolorosas img
Capítulo 94 : Un nuevo Carmesí img
Capítulo 95 : Huésped no deseado img
Capítulo 96 : Lucha hasta el final img
Capítulo 97 : Revelación img
Capítulo 98 : La batalla final img
Capítulo 99 : El comienzo del final img
Capítulo 100 : Cierre img
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La maldición del Alfa

Kianna Walpole
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Capítulo 1 : Prólogo

La noche del sacrificio anual.

Como hija del Alfa, Waverly Scott comprendía el procedimiento y la importancia del sacrificio: apaciguar al Lobo Carmesí con la esperanza de que la elegida se convirtiera en su Luna.

Sin embargo, eso no impedía que sus emociones se dispararan cada vez que se acercaba el día, temiendo que su manada fuera la siguiente. Como dijo su padre, era su obligación participar en el sacrificio, pero nunca dio una razón clara de por qué.

El día llegaba y pasaba cada año, con los miembros de la manada elegida preguntándose si la elegida volvería o no. Hasta ese momento, nadie había regresado.

-¡Creo que es porque el Lobo Carmesí mata a la manada por no enviarle a su compañera! -gritó emocionado un niño mientras se balanceaba en lo alto de una roca. Su pelo estaba despeinado por la ligera brisa vespertina que se desplazaba por el gran descampado de su pequeño pueblo agrícola.

-He oído que es un salvaje, ya sabes, de los que no pueden distinguir quién es quién cuando toma su forma animal -añadió otro niño.

Un tercero intervino: -¡Bueno, he oído que esconde los cuerpos en su calabozo! Jared McDuvern de la manada Luz de Luna me lo dijo.

-¿Cómo Jared McDuvern podría saber al respecto? -gritó el segundo chico, acusadoramente.

-Me estaba preguntando lo mismo -afirmó Waverly, mientras se acercaba al grupo de niños con un cuaderno de dibujo en la mano. Se sentó en una roca junto a ellos y puso su cuaderno en su regazo.

-¡Su padre es el Alfa! -anunció el segundo-. Está al tanto de todo lo grande que ocurre. Así como sabrán, es el siguiente en la línea.

-Tienes razón -señaló Waverly-. Pero personalmente... -se inclinó más hacia los chicos que se reunían a su alrededor, llevando su voz a un susurro, continuó-: Creo que el Lobo Carmesí es un mago disfrazado.

-Wau... Nunca pensé en eso -soltó el niño. Dio un paso atrás, sorprendido.

-Nunca piensas nada, Tristian -respondió el tercer chico.

-¡Oye! ¡Retráctate!

-¿Qué tal te desafío carrera? El último en llegar a la cima de la colina es un perro frito -tentó el tercer chico con una sonrisa.

Y en un instante se fueron, con el polvo de los caminos de grava revelando tres pequeños patrones de zapatos que se transformaron en huellas de lobo una vez que se asentaron.

Waverly observó la escena a su alrededor, tratando de localizar un paisaje o una figura para dibujar. Abrió su cuaderno de bocetos y hojeó las páginas que contenían el mismo par de ojos, uno negro y otro azul. Aunque los dibujaba en diferentes estilos, era fácil para cualquiera que mirara decir que era el mismo. Sin embargo, ese día estaba decidida a empezar algo nuevo.

Puso el lápiz sobre el papel y comenzó a trazar ligeramente una nueva línea. Su mente volvió a pensar en la noche que le esperaba. Cada año, el Lobo Carmesí elegía una manada que seleccionaría una candidata para el sacrificio anual.

En el momento en que una manada es elegida, tiene un descanso de 4 años antes de ser nominada de nuevo para asegurar que cada manada de la zona proporcione una ofrenda.

La última vez que la manada Lycan fue nominada, fue 3 años atrás. Según las estadísticas, tendrían otro año antes de tener que elegir otro sacrificio. Entonces, ¿por qué la mano de Waverly estaba temblando ligeramente?

Bajó la vista a su dibujo para darse cuenta de que estaba dibujando el ojo una vez más.

-¡Waverly! ¡Ahí estás!

Waverly se liberó de sus pensamientos. Dejó el lápiz entre dos páginas y cerró el cuaderno. Levantó la vista para ver a una morena de pequeñas dimensiones que corría hacia ella, con el sol que se desvanecía resaltando partes de rubio en su cabello.

La joven se desplomó a mitad de camino, con las manos en las rodillas.

-Acabo de recorrer todo el pueblo buscándote, pero Peter dijo que estarías en tu casa, y cuando llegué, tu mamá, digo, la Luna, dijo que estabas con tu hermana, y luego cuando no estabas con Isadore...

-Wau, wau, Reina, relájate. Me encontraste. ¿Qué pasa?

Reina tomó aire y se enderezó. Sus ojos eran increíblemente grandes para una niña de diez años, pero a Waverly le recordaba tanto a Isadore a esa edad que no pudo evitar sonreír.

-Chicos.

Waverly soltó una pequeña carcajada y rápidamente se cubrió la mano en la boca, tosiendo para disimular la risita que se le había escapado.

-Chicos, ¿eh?

-¡Sí! -Reina se colocó en la roca junto a Waverly, obligándola a moverse. Luego siguió-: Son tan...

-¿Frustrantes?

-Más bien... exasperantes. Esperan que te mantengas alejada mientras se van con los demás y luego, cuando vuelven, quieren jugar y actuar como si no te hubieran dejado atrás. No es justo -se quejó. Los ojos de Reina se posaron en el suelo mientras pateaba la hierba bajo su zapato-. Yo también quiero correr.

-¿Se trata de Bryce? -preguntó Waverly, siguiendo su mirada.

La mirada de Reina se levantó inmediatamente y su rostro se puso tan rojo como el cielo poniente.

-¿Bryce? No, cómo crees...

-Hmmm... pues estoy de acuerdo, es guapo. Todo un joven beta en formación.

Los ojos de Reina se iluminaron cuando exclamó: -¡Sí! Es tan rápido y su rastreo es tán rápido, es realmente... -exclamó, deteniéndose una vez que captó los ojos grises oscuros de Waverly. Luego preguntó-: Waverly... ¿Cómo sabes cuando has encontrado a tu pareja?

De pronto se hizo el silencio entre las dos hembras, con solo el sonido del viento y las voces lejanas de otros miembros de la manada de licántropos en sus casas.

-No lo sé -respondió Waverly, con sinceridad-. Todavía no he conocido a la mía.

Reina abrió los ojos mientras preguntaba: -¿De verdad? Pensé que a tu edad se suponía que estaría hecho...

Waverly se rió plenamente mientras decía: -¿Cuántos años crees que tengo?

Reina se encogió de hombros, pero no contestó.

Waverly sonrió a la chica que estaba a su lado.

-Sucede en diferentes momentos y es diferente para cada lobo. Pero por lo que he oído, se necesita un tiempo para saber que la persona es realmente tu pareja. Cuando sucede, sientes una repentina conexión con ellos y al instante hueles tu aroma favorito. Entonces, simplemente hace clic.

-¿Sabes cuál es mi olor favorito?

Waverly fingió pensar por un momento y luego negó con la cabeza.

-Burritos.

Tanto Waverly como Reina se rieron antes de que la segunda hiciera una pausa. Una silueta alta y delgada trotaba por el camino. Llevaba un objeto en la mano y al acercarse, la primera lo reconoció de inmediato.

-Te juro por Lycan, Finn, que si esto es por la elección de la ropa de Isadore otra vez, no tengo ni idea de qué...

-No se trata de eso.

Waverly lo miró a los ojos color avellana y se calló al darse cuenta de la seriedad con la que se mostraba su normalmente egoísta hermano mayor.

-Se trata del sacrificio.

Le entregó a Waverly el trozo de papel que ella había visto antes. Sus ojos escudriñaron las palabras delicadamente escritas que estaban colocadas bajo el estandarte del emblema de los Sombra Carmesí.

«Hemos sido elegidos».

            
            

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