The Great Demon King I - Libro Primero: El Bosque Oscuro
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Capítulo 8 7 USANDO MAGIA DEMONÍACA PARA REFINAR A UN ESQUELETO

- Bryan, en un principio no les creí cuando dijeron que estabas loco, pero ahora, estoy empezando a pensarlo. - Jack retorció su grueso cuello, sacudió la cabeza y suspiró al ver la entusiasta expresión de Bryan mientras declaraba su deseo de poseer a Fanny.

- Tú espera y verás... ¿Eh? ¡¿Pero qué tenemos aquí?! ¿Acaso no son estos los bocadillos que Bach estaba usando para cortejar a Lisa? ¡Jajá, qué golpe de suerte! ¡Nunca he probado las delicias que los nobles siempre se llevan a la boca! -

En su prisa por marcharse, Bach se había olvidado su caja de aperitivos. Bryan los detectó de inmediato y rápidamente se apoderó de ellos como si fuera lo más natural del mundo, luego empezó a comerse el contenido sin siquiera pensarlo dos veces.

Después de dar un par de mordiscos se quedó un momento sorprendido por el exquisito sabor, tan diferente de lo que había probado hasta el momento y luego dijo: - ¡Mmmm! ¡Estos son deliciosos! Al final esta pelea valió la pena. Toma Jack, antes me diste medio pedazo de pan, ahora te devuelvo una caja entera con aperitivos exquisitos. ¡No me dirás que no soy generoso cuando pago intereses! -

- ¿Pero...acaso no son de Bach? -

- ¡Botín de guerra, mi estimado amigo! ¡Golpeé a ese imbécil en la cara y se fue dejándolos atrás, así que ahora son míos! -

Jack: -...-

Aunque no estaba dispuesto a admitirlo, Bryan también estaba muy preocupado por su comportamiento. Ya era plenamente consciente de que conforme avanzaba en el desarrollo de los poderes mágicos que aprendió de Chu Can Lan, su personalidad se volvía más audaz y también su hambre se incrementaba. Cada día que pasaba era más propenso a intentar cosas que no se habría atrevido a hacer antes y sus ambiciones también estaban creciendo. El problema era que tenía miedo de quedarse por siempre como un esclavo o encontrar un destino miserable si no se hacía más fuerte.

- ¡Oigan par de imbéciles! Ustedes deberían estar limpiando los laboratorios ahora mismo. ¡Pero si ni siquiera han terminado de limpiar este corredor! ¡Si quieren problemas, los van a encontrar! -

Mientras que Bryan y Jack estaban hablando sobre el maravilloso sabor de los exquisitos bocadillos, dos sirvientes recaderos algo mayores se les acercaron por detrás. Ambos sostenían trapeadores en sus manos, pero inmediatamente los soltaron para ponerse a acosar a los dos amigos de un modo bastante prepotente.

Los recién llegados tenían alrededor de veinte años y medían más de 170 cm de altura. Se llamaban Borg y Carey, ambos estaban acostumbrados a usar la fuerza para abusar del resto de los esclavos, sobre todo de Bryan y Jack. Incluso llegaban a endilgarles algunas de sus propias tareas sin ningún escrúpulo. Un ejemplo de esto era la limpieza de los laboratorios.

- ¡No pensamos ir! - Bryan fingió que no les prestaba atención, pero en el fondo había decidido que era ya hora de salirse de esa molesta situación. Se sentía más fuerte físicamente y el haberse mantenido firme en su reciente pelea contra Bach aumentaba confianza. Así que se animó a si mismo al decirse que, como ya había comido hasta saciarse, una segunda pelea lo ayudaría con la digestión y esperaba que esos dos idiotas quisieran dársela.

- ¡¿Ahh?! ¿Has dicho que no vas a ir? Así que es cierto que te has vuelto loco, Bryan. ¿Acaso necesitas que te meta un poco de sentido común a puñetazos? - Borg apretó la mano derecha y soltó una risa fría mientras lo miraba.

- ¡Ah, me duele la cabeza! - El cuerpo de Bryan tembló mientras se agachaba en el suelo y se llevó las manos a las sienes. Jack había estado a punto de dirigirse a los laboratorios para comenzar a limpiar, pero se detuvo cuando vio que Bryan iba a utilizar el mismo truco de nuevo y contempló a su amigo expectante.

- No me importa si estás loco o si sólo lo finges, ¡te voy a pegar hasta que obedezcas! - Carey era menos el menos hablador de los dos abusivos, pero tenía el peor temperamento. Dio tres grandes pasos hacia adelante y le lanzó a Bryan una terrible patada.

En ese momento Bryan soltó un grito al mismo tiempo que se levantaba y se movía a un lado rápidamente e inmediatamente después dobló para recibir el pie derecho de Carey con el pecho. El dolor del impacto hizo que gritase de dolor, pero también le dio la oportunidad de sujetar el pie de Carey con sus manos para arrojarlo con fuerza a un costado. Carey soltó un grito cuando perdió el equilibrio y resbaló. Sus labios trataron de soltar un aullido que no llegó a sonar, porque su cuerpo se estrelló contra la pared de piedra y se quedó sin aire.

Borg sonrió con sorna al ver el infortunio de Carey quien, tras luchar un rato por levantarse, volvió a correr precipitadamente hacia Bryan con intención de darle una paliza. Estaba seguro de que el esclavo ahora sí iba a ser machacado, pero para su sorpresa los dos terminaron empujándose de nuevo y ambos acabaron en el suelo. Si Borg hubiese sido un poco más avispado podría haber notada que, aunque Bryan también había sido golpeado, Carey era el más lastimado de los dos.

- ¡Arrrg! ¡Bryan, pedazo de mierda! ¡Te atreves a pelear conmigo! ¡Borg, vamos los dos juntos! ¡Hoy tenemos que enseñarle una lección! - Carey se levantó por segunda vez con un poco de dolor, mientras corría hacia Bryan nuevamente y llamó a Borg para que se uniera a la pelea.

Bryan continuó con el acto de agarrarse la cabeza y gritar de dolor mientras pensaba: "No me dio miedo golpear a Bach, mucho menos golpear a estos dos idiotas". Entonces comenzó a agitar los brazos y las piernas con fuerza. Y aunque recibió unos cuantos golpes, Carey y Borg no estaban mucho mejor.

Bryan ya estaba acostumbrado a ser golpeado y todo el daño que recibía era reparado muy rápidamente cada vez que la Esencia Mágica recorría su cuerpo. El entrenamiento del Reino Sólido funcionaba de tal modo que el mago se hacía más fuerte conforme se recuperaba de más heridas. En estos momentos no tenía ningún problema soportando los puñetazos de Carey y Borg. Por otro lado, los rostros de los abusivos empezaban a inflamarse en algunos lugares. Además, aunque ninguno de los tres sabía realmente cómo pelear, la fuerza física mejorada de Bryan hacía que se llevaran la peor parte.

Los tres sirvientes recaderos estaban luchando feroz y salvajemente en medio del pasillo de piedra, que por suerte era lo bastante gruesa como para no dejar que los sonidos viajasen muy lejos o de otro modo algún capataz podría haberlos descubierto.

A medida que la gresca progresaba, los cuerpos de Carey y Borg empezaron a dolerles más y su fuerza lentamente disminuyó, mientras que Bryan sólo sufría un poco de dolor. En realidad, se sentía muy a gusto. Era como si su energía fuese inagotable e incluso empezó a pelear más relajado. Al final fue Bryan quien se puso a perseguir a Carey y Borg dándoles una lluvia de golpes mientras que ellos se escapaban con la cola entre las piernas.

- ¡Haaa! ¡Qué buena pelea! Amigo Jack, ya no vamos a hacer las tareas de Carey y Borg. Y si vuelven a meterse contigo otra vez, tú ven a contármelo. ¡Yo trapearé el piso con ellos! -

El gordito Jack, miraba a Bryan con admiración mientras tiraba de su brazo. Luego se rio en voz alta y dijo: - ¡Bryan, eres increíble! ¡Realmente le diste una paliza a Carey y Borg! ¡¿Cómo lo hiciste?! -

Bryan se señaló a sí mismo y respondió sonriendo con ganas: - ¡Tengo un corazón valiente! -

*****

En los siguientes días la cabeza de Bryan no le dolió ni siquiera una vez. Por razones desconocidas Bach tampoco parecía estar planeando vengarse de él inmediatamente. Bryan y Jack se negaron a hacer las tareas de Carey y Borg, pero los abusivos no atrevieron a hacerles nada cuando que ni siquiera podían ganarles en una pelea donde los números estaban a su favor. Así que terminaron por resignarse silenciosamente a realizar las tareas que se suponía que debían hacer.

Ahora que el Pequeño Esqueleto se ocupaba de sacar la basura por él en la madrugada y sin el exceso de trabajo de Carey y Borg, Bryan de repente tenía un poco tiempo libre en sus manos, pero no le pidió a Jack que "pidiera prestados" más libros de magia por el momento. En su lugar decidió concentrar toda su atención en memorizar "Los Fundamentos de la Necromancia" para construir una base firme de conocimientos.

Después de estudiar extensamente el libro, Bryan llegó a comprender que su Fuerza Mental era muy débil, por eso comenzó a meditar cada noche después de regresar al almacén. El Pequeño Esqueleto era la más insignificante de las criaturas oscuras que habitaban en el inframundo y su inteligencia era tan elemental que no podía moverse si su invocador no lo dirigía. Bryan le había dado la orden de permanecer en el almacén durante el día y sólo botar la basura muy temprano en la madrugada.

Esa noche estaba a punto de sumergirse como siempre en su meditación, cuando de repente evocó algunos nuevos recuerdos que el vejestorio de Chu Cang Lan había dejado en su mente. Entre ellos vio misteriosas memorias relacionadas con un proceso para "Refinar Tesoros Demoníacos", lo que básicamente consistía en imbuir algunas propiedades mágicas en objetos comunes hasta que se trasformaban en artefactos mágicos. No se trataba de un encantamiento, sino de una trasmutación. Entonces se le ocurrió que, aunque la magia demoníaca en la que se estaba entrenando era de un mundo diferente al de la necromancia, ambas eran esencialmente magia negra y parecían tener bastante en común. ¿Sería posible fusionar las dos?

Bryan empezó a examinar seriamente esos recuerdos, entonces frunció el ceño porque descubrió que la mayoría de memorias que Chu Cang Lan había dejado en su interior parecían incompletas, nebulosas y vagas, como si estuviesen cubiertas por un velo de tela blanca que impedía verlas en detalle.

Después de un tiempo examinando las memorias, consiguió comprender uno de los métodos para refinar tesoros demoníacos. Para ese entonces Bryan entendía que con el corto tiempo que había estudiado la necromancia no iba a ser capaz de invocar ninguna criatura más poderosa que ese Pequeño Esqueleto, de modo que decidió experimentar con él ya que lo tenía a la mano.

En primer lugar, el Refinamiento de Tesoros Demoníacos dependía de tener los Materiales adecuados que sirvieran como catalizador. Como estaba experimentando por pura diversión, Bryan decidió utilizar al Pequeño Esqueleto como el centro de su encantamiento. Además, tenía algo de sangre fresca de criaturas mágicas de bajo nivel que los estudiantes arrojaban de vez en cuando en el almacén, junto con otros desperdicios como polvo de hueso, colas de salamandras, etc. Todos ellos podían servirle para este primer intento de Refinamiento de Tesoros Demoníacos.

Naturalmente en los recuerdos de Chu Can Lan estaba bien claro que incluso el Tesoro Demoníaco más sencillo requería que emplease una lista complejísima de elementos mágicos muy específicos, muchos de los cuales se encontraban en lugares remotos de su misterioso mundo de origen. Cientos de Magos Demoníacos perdían su vida tratando de reunir los ingredientes necesarios para fabricar estos tesoros. Pero eso era en el lugar del que provenía Chu Can Lan. Ahora estaba dentro del cuerpo de Bryan y en un mundo completamente desconocido. ¡Bryan ni siquiera sabía si esos elementos tenían un nombre diferente en el continente Vathýs o si existían siquiera! Pero aun así quería intentar este experimento. Así que reunió un montón de materiales al azar de entre la basura de su almacén y luego se escabulló en uno de los laboratorios para tomar un cubo de madera que nadie usaba junto con varios ingredientes de necromancia que habían sobrado de las clases. Bryan ni siquiera tenía idea de qué podían ser o para que se usaban.

Luego de recolectar todo lo que le pareció útil, regresó muy sigilosamente a su almacén y tranco la puerta lo mejor que pudo. Después recogió a su Pequeño Esqueleto para colocarlo dentro del cubo, tratando de que quedase lo más al centro posible. Luego simplemente hecho de forma aleatoria toda la sangre de criaturas de bajo nivel, el polvo de hueso, cola de salamandra y otros materiales, mezclándolo todo con agua hasta llenar el cubo. Ahora el balde rebosaba de un líquido asqueroso de colores parduzcos y con un conjunto de... cosas flotando en él. Sólo la cabeza del esqueleto era reconocible por estar sobre el nivel del líquido, completamente inconsciente de lo que estaba sucediendo.

Bryan reflexionó por un momento mientras cerraba los ojos y volvió a concentrarse en las memorias de Chu Cang Lan. Aparte de una gran variedad de ingredientes, era necesario dibujar una Matriz o sea un diagrama hecho con símbolos mágicos.

En este mundo también se usaban mucho las matrices. De hecho, fueron la primera forma de utilizar la magia y existía la teoría de todos los conjuros, hechizos y encantamientos podían realizarse utilizando únicamente estos misteriosos símbolos ordenados de la manera correcta. Claro que esto resultaba sumamente engorroso, de modo que usualmente las matrices se utilizaban cuando querían ejecutar una magia demasiado poderosa como para ser contenida en un único cuerpo. Y es que la ventaja de una Matriz Mágica era que el poder fluía en su interior durante mucho tiempo, permitiendo que un solo mago desatase poderes que por sí solo no podría. La desventaja era su complejidad. Las Matrices eran en esencia circuitos y bastaba con que un único símbolo estuviese mal puesto para que no funcionase en lo absoluto.

Esta matriz en las memorias de Chu Can Lan era muy parecida a las matrices de este mundo en concepto, con una sola excepción: El usuario también necesitaba imbuir su Esencia Mágica en la matriz usando un método especial durante varios días o incluso meses. Algunos tesoros demoníacos particularmente poderosos requerían que el usuario se dedicase al refinamiento durante años.

Por supuesto, ahora mismo Bryan no podía ni pretendía lograr nada tan complejo. Simplemente eligió el método de refinamiento más sencillo. Primero extrajo siete púas de hueso totalmente blancas de quién-sabe-qué criatura mágica y las insertó cuidadosamente en el balde de modo vertical. Si uno uniese todas las púas usando líneas rectas estaría creando un heptagrama o estrella de siete puntas.

Este era el primer paso para construir "La Matriz Mágica de Concentración Oscura" que era, como su nombre lo sugería, un encantamiento que extraía el poder de la oscuridad de cualquier elemento en su interior y luego lo concentraba en el objeto designado, hasta que se trasformaba en algo nuevo con todos los atributos de los ingredientes. El siguiente paso fue mucho más difícil: Dibujar cuatro círculos concéntricos alrededor del balde, algo que le tomó varios intentos hasta que finalmente logró hacerlo bien.

El método original requería crear primero a siete "Demonios Oscuros ", unas poderosas criaturas que podían, entre otras cosas, controlar la Matriz de Concentración Oscura. Una vez que el refinador vertía su propia Esencia Mágica, los poderes de los demonios comenzarían a circular, disolviendo lentamente todos los ingredientes y filtrando sus características hacia el objeto principal. El tesoro demoníaco finalmente estaría completo después de 36 días de ser refinado.

Para refinar un Demonio Oscuro, primero había que obtener un Gul. Un Gul era un demonio necrófago menor formado por el alma de un inocente que hubiese sido ejecutado injustamente y posteriormente enterrado en un terreno abandonado. Sólo si el alma no estaba dispuesta a partir hacia el otro mundo había una posibilidad de que se transformara en un Gul. Se necesitaban métodos especiales para refinar los gules hasta transformarlos en Demonios Oscuros, algo que Bryan no podía lograr por el momento.

Por eso colocó las siete púas de hueso como un sustituto de los Demonios Oscuros y luego se puso en cuclillas junto al cubo mientras concentraba su Esencia Mágica en la punta de su dedo índice. A continuación, pasó su dedo con rapidez por el centro de cada una de las siete púas de hueso erigidas. Y aunque eran un pobre reemplazo para los demonios, las púas habían sido colocadas correctamente, de modo que pudieron absorber poco a poco su poder.

Después de quién sabe cuánto tiempo, siete pequeños remolinos se formaron abruptamente en la superficie del agua con las púas de hueso como su centro.

Cuando vio los remolinos Bryan sonrió complacido. Sabía que, a pesar de que había improvisado casi todo el proceso, de algún modo había tenido éxito activando una matriz. Y aunque no podía imaginar en qué cosa acabaría convirtiéndose el Pequeño Esqueleto, se sintió bastante optimista y se dejó llevar por un sueño profundo después de un poco de meditación.

            
            

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