-Tiene lindo culo a pesar de ser una pobretona -dice y ni me tomo la molestia voltear a ver.
Mi madre lo regaña con la mirada y él ríe encogiéndose de hombros
-Madre ya la empresa es mía, debo hacer unos ajustes y en menos de un mes todo va a funcionar como quiero -digo limpiando mi boca con la servilleta y dejando el tema de mi hermano en el olvido.
-Eso me parece perfecto, hijo -dice acariciando mi mano, sobre la mesa.
-¿Y que me toca hacer a mi? -pregunta mi hermano tomando del jugo.
-No meterte en nada de esto -digo poniendo los codos sobre la mesa.
-No es nada divertido mi puesto -dice encogiéndose de hombros y haciendo un puchero.
-Pos que mal. Ve y busca trabajo en un circo.
Después de poner a mi madre al día con lo de la empresa, decido ir a mi departamento a dormir unas cuantas horas, para después ir a tomar unos tragos con Lukas. Es viernes y no lo merecemos por el exceso de trabajo que tuvimos en la semana. Toda buena acción tiene buena recompensa.
Lucia Navarro
Por suerte hoy no tengo clase en la universidad, así que trabajaré hasta tarde y así mañana retomo el trabajo un poco más tarde y puedo descansar.
Necesito ahorrar dinero para mi graduación ya que falta poco y es algo costosa.
Mi cerebro se desconecta de todo y se concentra en algo... más bien; en alguien.
Lorenzo Lombardi
Está más guapo que antes, debe tener algunos 26 o 27 años, tiene el rostro más marcado, el pelo más corto, pero no deja de ser guapo y sexy. Pero lo odio. Lo odio porque mientras yo estaba perdidamente enamorada de él, él se burlaba de mi junto a su grupo de playboys y putas que solían ser populares y porristas.
Aún recuerdo el día que me hizo creer que le interesaba y sólo fue un maldito reto, una de las tantas vergüenzas que me hizo pasar. Por suerte, el reto no fue llevarme a la cama, porque lo iba a lograr.
Deberías haberle lo mismo.
Estúpido cerebro.
Me pongo una ropa cómoda para irme a mi otro trabajo, hoy la noche está muy fría y debo cubrirme bien, ya que regreso en la madrugada.
Después de limpiar el baño de los hombres más de 3 veces, voy hasta el de las chicas para asegurarme que haya toallas íntimas y no haya desastres aunque eso es imposible.
Odio tener que trabajar en éste maldito bar, aquí las chicas echan sus desechos en el piso. Son menos higiénicas que los hombres.
Puercas.
Me lavo las manos y salgo para limpiar un desastre en una de las mesas. También debo limpiar algunos desastre en las mesas y la chica que entra a las 6 de la mañana, limpia lo demás.
La música retumba en mis oídos, no se como aguantan todo éste ruido.
¡Ay no!
¡Oh Dios mío!
¡Mierda!
Lorenzo, no puede ser. Y está tan comible. Paso el paño seco por la mesa y chocando con todos me dirijo al cuarto de limpieza.
-Mejor me voy afuera para comer mi sándwich -digo para mi.
Aún me faltan 4 horas para irme.
Salgo a donde la música no me moleste y me siento en uno de los bancos un poco retirado donde se escucha poco la música.
Disfruto de mi sándwich tan delicioso mientras observo mi celular y respondo tres mensajes. Uno de mi mejor amigo que está en Italia y uno de mi prima que está en España. Ya quiero que vengan, la paso mejor cuando están aquí, aunque siempre están pendiente de mi y de vez en cuando envían sus regalos para mi y papá.
-Estoy harto de tus berrinches, yo espero que cambies antes de la boda, estúpida -me giro aún sabiendo de quien es esa voz.
Tal vez cambió físicamente, pero sigue siendo la misma mierda de persona, que le encanta ofender a los demás sin medir las palabras, es impulsivo.
Intento irme en silencio pero me pilla en el intento.
-Oh, Luznerd. ¿escuchando conversaciones ajenas? -dice sentándose a mi lado.
-Hola -digo mirando mi sándwich -Tú gritaste, no te estaba espiando.
-¿Qué haces aquí? -pregunta mirándome como si me acusara.
-Cenar.
-¿Eso? ¿Aquí? -pregunta mirando todo a nuestro alrededor.
Mira mi cena y observa el lugar otra vez.
-¿Hay algún problema? -lo desafío con la mirada.
Ya no soy la tonta que se intimidaba cuando él hablaba o cuando me examinaba con su fuerte mirada. Me pone algo nerviosa su presencia porque es bastante guapo. Pero solo son cosas de hormonas.
-Éste lugar no es para gente como tú.
-¿Y cómo soy?
-Común -tuerce la boca restándole importancia a lo dicho.
Muy lindo su termino, volteo a ver el lugar. No se que decirle y me levanto para acabar mi sándwich dentro y terminar de trabajar. Camino sin mirar atrás y cuando voy abrir la puerta trasera, él la abre.
¡Que educado el maldito italiano!
-¿Eres la de la limpieza? -pregunta miranda las escobas y demás cosas.
-No, la dueña -digo con sarcasmos, rodando los ojos.
-Haz cambiado mucho, aunque no sé porqué si eras tan nerd terminaste en esto.
-Ya ves; la vida no siempre te da lo que quieres o lo que supones que mereces -digo muy segura de mi.
-Entiendo.
-Debo irme -digo tomando unos paños de limpieza.
Me voy sin mirar atrás, el desorden me llama.
Por fin termino, son las 2 de la madrugada. Recojo mis cosas y salgo para ir caminando hasta el autobús. A pesar de la hora las calles no están tan desoladas, por ser viernes.
-¡Perdón! -dice alguien que tropieza conmigo. Me giro para ver de quien se trata.
-¡Lucía! -dice tan sorprendido como yo.
-¡Lukas!
-Tenía como nueve años que no te veía -dice dando un beso en mi mejilla que no esperaba.
-Así es -me limito a decir.
-Te puedo llevar -dice mostrando unas llaves.
Acepto porque la parada de verdad está algo lejos de aquí y ya es tarde. Aunque siempre lo es.
Lukas era parte del grupo de Lombardi, eran mejores amigos y el más cuerdo del grupo. Pero nunca se burló de mi, y en algunas ocasiones detenía los abucheos contra mi y me defendió de Katalina cuando me golpeó y quería continuar haciéndolo.
Me abre la puerta de su deportivo 2020, no se muy bien que marca. Admiro esas chicas que ven un vehículo y saben la marca, quien lo inventó, que piezas tienen. Yo a apenas el año si lo veo en la tele.
Empieza a conducir y pone una canción a bajo volumen y me sonríe.
-¿Qué hacías en esa zona? -pregunta girando a la derecha.
-Pues trabajo en el local, lo limpio casi todos los días de noche.
-Ah, bien -hace una pausa antes de hablar -Bueno, como eras en la secundaria, pensé que quizás tendrías otro trabajo, no se.
-Las cosas se complicaron -digo sonriendo con desgano.
-Entiendo ¿y tienes hijos?
-Oh no -contesto sorprendida -¿y tú?
-Si, una princesa de 3 años. ¿Recuerdas a Andrea?
-¿La chica Morena de pelo riso que le decían africana? -pregunto un poco apenada.
-Si, ella es mi esposa. Llevamos 6 años de matrimonio -dice con un brillo en los ojos, que deja en claro que está bastante enamorado.
-A que bien, ¿me alegro bastante, le puedes dar saludos de mi parte? Quizás aún me recuerde.
-Por supuesto -dice estacionado en donde le indico -Espero verte pronto -dice sonriendo.
-Yo igual, gracias -bajo de su finísimo auto y voy hasta la entrada del pequeño edificio en el que vivo.
Me ahorré el viaje en bus, el tiempo y el pasaje
Voy a mi habitación porque mi padre debe estar durmiendo. Me baño y me acuesto.
Mi celular suena y es extraño.
-¿Buenas...?
-Es, Lorenzo Lombardi.
Demonios!!