Mi CEO Posesivo
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Capítulo 3 Capitulo 2

María Eduarda

No he sabido lo que es tener paz durante dos años. Y aquí estoy, mirándome en el espejo del baño, tratando de olvidar mi peor pesadilla. Desde esa noche ya no celebro mi cumpleaños. No tengo motivos para celebrar. ¡Cómo me hubiera gustado morir! ¿Está mal que todavía tenga este tipo de pensamientos? ¿Está mal que todavía me sienta sucio? ¡Hay tantos sentimientos contradictorios que he estado sintiendo!

Al principio, no podía dormir debido a los eventos. Estaba sedado y también me restringieron a la cama del hospital. Es tan grande el dolor que siento en el alma, que terminé sacándome el suero de la vena que me hidrataba y me dolía aún más, solo veo salir la sangre de nuevo, y sonrío entre las lágrimas que ya brotaban. .

Para mí era tan bueno, porque la muerte vendría y me sacaría de mi sufrimiento. De una cosa estaba seguro: no sabría vivir con ello. Solo que no esperaba que las enfermeras entraran tan rápido y gritando. Y lo apago de nuevo.

Y aquí estoy de nuevo en el mismo lugar donde traté de suicidarme la primera vez. Y una vez más no funcionó. Mi hermana fue advertida de que había intentado suicidarme de nuevo. Ahora ella me mira sorprendida.

"¿Qué hiciste, Dudley?" me pregunta, con lágrimas en los ojos.

- ¡Usted no entiende! - susurro.

"¡Entonces hazme entender!" ella dice seriamente. Intento moverme y no puedo. Al ver lo que estaba haciendo, dice: "Tuvieron que amarrarte.

"Me di cuenta", me quejo.

"Entonces, ¿vas o no vas a hacerme entender lo que te pasa?"

"¿Cuánto tiempo he estado aquí?

"Hace casi dos días. ¿Recuerdas esa noche?

"Sí..." susurro.

- ¿Entonces es verdad? me pregunta, y siento que mi sangre se va completamente de mi cara.

"Sí..." susurro de nuevo, avergonzado de mí mismo.

- Dudley, ¿no quieres saber qué te pasó?

"¡Sinceramente, no creo que necesites recordarme lo que me pasó exactamente! - por accidente, soy grosero, y luego me disculpo: - Perdóname, no quise ser grosero.

- ¡Yo sé que no! No sabes lo que sentí cuando te vi en el suelo del baño toda ensangrentada.

Mi hermosa hermana... No tenía idea de cuánto la admiraba, ella me crió desde que era pequeña, nuestra diferencia es de diez años.

- ¡Me perdonas! -pregunto de nuevo, y ella me abraza, poniendo su cabeza en mi regazo. Empieza a llorar. Mucho.

"¡Pensé que estabas muerto! ella susurra.

"Era lo que quería en ese momento", confieso, sintiendo sus lágrimas en mi vientre.

"¡No, no quiero que te esfuerces más en tu vida!" dice enfadada y se levanta. Entonces pude ver lo deprimida que estaba.

- ¡Necesito morir! Ella me mira sorprendida.

"¡No vuelvas a decir esa mierda nunca más!"

¿Crees que es fácil?

"¡Me imagino que no puede ser fácil!"

'¡No, no lo harás!' - Prácticamente grito, y trato de controlarlo: - ¡En mi cumpleaños me violaron!

- Dudley, cálmate - pide ella, viendo lo agitada que estaba.

"¡No puedo estar tranquila!" La miro fijamente. - Además de ser violada, podría estar embarazada y correr el riesgo de tener una ETS.

- Le hicieron la prueba de embarazo y de ETS.

- ¿Y cuál fue el resultado? Pregunto, asustado.

- El resultado demuestra que usted, señorita Sanches, no está embarazada y tampoco contrajo el virus - Oigo la voz de un hombre y trato de saber quién es. No necesito mucho, por la mirada de mi hermana, que se puso muy roja.

"Hola, doctor Leão", dice mi hermana, todavía sonrojada.

Muestra una sonrisa que encuentro sensual y nos saluda.

"¿Así que no estoy embarazada?"

- ¡No señorita! Pero eso no significa que no tengas que tomar la pastilla del día después, y mucho menos el cóctel, porque lo vas a tomar como prevención.

"¿Pero no dijiste que no estoy embarazada y que tampoco he contraído una ETS?" ¿Por qué tengo que tomarlo? -pregunto, ya poniéndome nerviosa.

"Señorita, como le decía, tiene que tomarlo y le vamos a hacer más pruebas. También te acompañará un psicólogo.

"No necesito un psicólogo", respondo con voz espesa, y mi hermana me mira.

"¡Sí, lo hará, Doctor Leo!"

- Genial, la enfermera traerá la medicación y pronto haremos más pruebas.

- ¡Yo estoy bien! me quejo

- Has pasado por muchos traumas, y sé que estás conmocionado, pero necesitas hacerte más pruebas y también empezar a tomar la medicación, ¿de acuerdo? Asiento con la cabeza en acuerdo. No tarda mucho, se va, entra una enfermera y me quitan la sujeción. Así fue como comencé mi largo viaje para olvidarme de mi pesadilla.

- ¡Papáaaaaaa! - Escucho que mi hermana me llama y me llevan del pasado. Luego bajo las escaleras y la veo toda vestida.

- ¿Donde tu vas? Pregunto, curioso.

"Voy a trabajar, ¿te has olvidado?" ella bromea "Y tienes que ir a clase, y no olvides volver pronto a casa".

Me da un beso y sale corriendo como loca. Mi hermana ama y al mismo tiempo odia el trabajo como secretaria del Sr. León Vitorino. Atentamente, Todavía no lo he conocido, y no quiero hacerlo. Mi hermana dice que el hombre es un bombón y que debería tener novio.

He decidido que nunca tendré una relación con nadie. El miedo todavía me golpea cuando cualquier hombre se acerca. Aunque sé que no puede hacerme ningún daño, sigo desconfiando.

Tomo mi mochila y voy al curso, pidiéndole a Dios una vez más que me haga olvidar todo lo que me pasó. ¿Es mucho pedir? Dejé escapar un largo y triste suspiro.

            
            

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