Capítulo 2 Familia Disfuncional

Óscar sale de su apartamento con calma, sube a su moto luego de colocarse el casco, acelera en dirección al bar y parquea en el callejón donde hace unas noches se besaba con una joven de cabello rojizo.

Baja de la moto y se acerca hacia una puerta escondida entre la basura, toca tres veces, desliza su mano por la puerta y finaliza con un último golpe, la puerta se abre dejando ver a un hombre corpulento usando un traje azul.

"Tal parece que Víctor tiene compañía hoy" Dijo Óscar con tono burlón.

"Ya lo sabes Oz, el jefe es insaciable pero siempre quiere dejar una buena impresión" Le respondió el guardia dejándolo entrar al lugar.

Tal lugar era el almacén del bar, las luces eran tenues, en una mesa estaban otros 2 guardias en trajes jugando cartas con tragos en sus manos y las armas en dicha mesa.

Al otro lado de la habitación se encontraban dos jóvenes empacando un polvo blanco.

"Oh claro, y esta vez a cuántas contrató el pequeño Vicky?" preguntó Óscar mientras tomaba una botella de whisky cerca de los jugadores de póker.

"Sabes que el jefe odia que le llames así Oz, estás buscando que te vuelen el pito de un tiro hombre!" Le dijo el guardia en el traje gris.

"Relájate Carlos, Vic y yo nos conocemos desde pañales. Sabes que no me haría algo así" Le respondió Óscar de forma tranquila mientras tomaba asiento junto a él.

Carlos era un hombre en sus 30, cabello negro, estatura media, a simple vista era un hombre sencillo, lo que pocos conocían de Carlos era su lado vicioso, su pasatiempo era ir a bares y buscar peleas solo por la emoción.

"Si Carlitos, relájate, además, el jefe no haría algo así, el jefe no es malo" Dijo el guardia de traje negro tratando de defender a Óscar.

Todos voltearon a verlo incrédulos.

"Ay Eugenio, lo único de genio que tienes está en tu nombre" Dijo Óscar haciéndolos reír a todos.

"No entiendo" Dijo Eugenio luego de reír, haciendo que todos volvieran a reír a costas de él.

Eugenio era un hombre musculoso, 27 años, cabellera larga color marrón. Ex luchador de artes marciales mixtas y como pueden ver, no el más listo de todos

Había un rumor de que por tantas peleas su conteo neuronal había bajado a 2, pero Víctor no lo tenía a su lado por su cerebro, lo contrató luego de verlo moler a golpes a su entrenador, un hombre tres veces su tamaño, solo por insultar a Franchesca, una chica de 19 años que quería ser entrenada por él. Víctor contrató a Eugenio por su lealtad y obviamente sus músculos. Luego de unos meses Eugenio encontró a Franchesca peleando en un club de la pelea al que acompañó a Carlos y Víctor decidió entrenarla como guardia también.

"Basta Imbecil, sabes que E tiene dolores de cabeza cuando piensa demasiado por tus bromas" Regañó Franchesca saliendo del baño con una pequeña bolsa con el mismo polvo que embolsaba.

"Lo siento Fran, pero de verdad me la puso fácil al decir eso del jefe" Respondió Óscar.

"¡Si! ¿Cómo puede nuestro jefe ser alguien bueno?" Rió el guardia de traje azul.

"Bueno Mickey, el jefe me ayudó, me curó, me dió trabajo, techo y comida. Yo llamaría buena persona a alguien así" Dijo Fran.

"Claro y que hay del tráfico de drogas, prostitución, los asesinatos y otros crímenes que ha cometido o hecho cometer el jefe? Eso no es algo que alguien bondadoso haría" Respondió Mickey.

Michael era un joven de 24 años, estatura promedio, ojos verdes y cabellera negra. A pesar de ser un idiota la mayoría de las veces, era uno de los mejores tiradores entre los hombres de Víctor.

"Bueno Mickey, si crees que no soy alguien bondadoso y aún así trabajas para mí entonces en qué te convierte eso?" Dijo Víctor desde la habitación conjunta mientras abotonaba su camisa.

"Jefe, eh, lo que realmente quise decir fue"

"Basta" lo interrumpió Víctor "No quiero excusas baratas" Respondió sin dirigir su mirada hacia él.

"¡Pequeño Vicky! ¿Qué tal las chicas? ¿Pudiste satisfacerlas o necesitas que vaya en tu lugar?" Dijo Óscar burlándose mientras se balanceaba en las patas traseras de la silla.

"¡Ja! Creo que ese ego ha subido diez veces más desde anoche Oz, tal vez tuvo que ver con una pelirroja con grandes dotes" Bromeó Victor.

"Espera, ¿Qué? ¿Cómo carajos sabes tú eso?" Preguntó Óscar mientras se levantaba de la silla.

"Oh, vamos hermanito, no crees que yo no me entero de todo lo que sucede en mi bar, o si?" Dijo Víctor mientras colocaba su mano en el hombro de Óscar.

"Además, yo mismo la probé antes de contratarla para ti" continuó Víctor para luego guiñar su ojo.

"¿Eres imbécil acaso? Yo mismo puedo encargarme de buscar a mis mujeres" contestó indignado Óscar mientras apretaba sus puños.

"Claro, claro, se que es así, solo quería asegurarme de que está vez no te fueras a casa con una... morena" Dijo Víctor seriamente mientras hacía contacto visual.

"Wow jefe, eso es un poco racista, no cree?" Dijo Eugenio pero fue ignorado por todos al notar la ira de Oscar.

"Cállate, no necesito que me controles" Dijo Óscar entre dientes.

"Vamos Ossy, no seas" Justo antes de que Víctor pudiera terminar esa oración Óscar le apuntaba a la frente con su arma. Víctor levantó ambas manos en señal de rendimiento inmediatamente

"No. Vuelvas. A llamarme. Así. ¿Entendido?" Dijo Óscar lentamente.

Víctor rió y colocó ambas manos en los hombros de Óscar quien aún no bajaba su arma. Acostumbrados por el comportamiento de su jefe y compañero, los demás simplemente volvieron a su juego.

"Hermanito, no tienes de que preocuparte, ves? De esto era de lo que te hablaba. Necesito que logres superar estos traumas" Le dijo Víctor mientras Óscar bajaba su arma lentamente y la volvía a guardar.

"Lo sé, estoy trabajando en ello" Respondió Óscar mirando al suelo. "Pero no necesito ni quiero tu ayuda. ¿Entendido?" Estableció mirando a Víctor nuevamente.

Víctor suspiró y dijo "Está bien Oz, te dejaré tranquilo"

"Excelente" respondió Óscar. "Ahora, si me disculpas, voy a ir por un trago al bar"

Óscar caminó hasta la puerta que conectaba al bar y se sentó en la barra, pidió un Ron seco y lo bebió de golpe.

"Wow, día duro en la oficina, guapo?" Escuchó decir una voz a sus espaldas.

Óscar sonrió y volteó. Al ver a la chica frente a él, quedó en shock.

"¿Estrella?" Preguntó boquiabierto.

Frente a él se encontraba Estrella, tan hermosa como la recordaba, usando un vestido azul marino y zapatillas plateadas, sonriéndole suavemente.

            
            

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