Ambos vampiros se despertaron luego de una noche muy pasional
- Buenos días, mi amor- la despertó con un dulce beso en los labios
- Buenos días Caín, muero de hambre
Le respondió Aurora sin demasiado cariño y se tiró de la cama para correr a darse una ducha y desayunar.
Al bajar a la cocina se encontraron que el desayuno estaba puesto para solo 2 personas
- Sara, somos tres, tenemos un invitado - rezongó Aurora, claramente estab incómoda con la presencia de Caín
- Si, Señora, el Amo Dilan me lo ha dicho
- ¿Entonces? - preguntó asombrada
- Entonces puse el servicio para dos porque él salió esta mañana bien temprano. Así que el desayuno es solo para ustedes dos
- ¿Y sabes a dónde fue? - interrogó inquieta
- Como le dije ayer, él está teniendo comportamientos extraños para mi
- ¿Comportamientos extraños? – interrogó Caín
- Nada de importancia, descuida, Caín, ya regresará – acotó Aurora
Sara se retiró y ambos desayunaron sin dialogar en demasía
- Bueno, debo marcharme
- ¿Tan rápido? - preguntó, pero con algo de alivio
- Cualquiera diría que no quieres que me vaya - y sonrió
- Y no quiero, Caín, ¿por qué la duda?, ¿acaso no te quedó claro anoche en la cama?
- Anoche en la cama, sí, pero esta mañana tu indiferencia me dice lo contrario
- No seas paranoico, por favor, estás grande ya para tanta inseguridad
- Aurora, no es inseguridad, ¿acaso vas a negarme que tuviste una relación amorosa con Dilan?
- No, no voy a negarlo, pero te recuerdo que fuiste tú el causante de todo, pues plantaste en mi cabeza recuerdos falsos y por ende de sentimientos
- Bien, supongamos por un momento que tienes razón. Ahora dime, y dime con sinceridad
- ¿Qué cosa?
- ¿Le quieres?
- Sí, le quiero, pero no de la forma que crees. Le quiero porque comprendí que la primera vez que me rapto, en lugar de seguir las órdenes que tenía me salvó , le quiero porque todo el tiempo que estuvo conmigo en el Astillero trabajando, me apoyó, me ayudo, me consoló cuando las cosas me salían mal, y nunca se aprovechó de eso, al contrario, siempre trató de mantenerme alejada de sentimientos amorosos para con él, le quiero porque se dejó capturar por segunda vez y me esperó pacientemente a que fuera a matarlo sin resistirse, le quiero porque si no hubiera estado cuidándome todo éste tiempo, la manada que me raptó esta vez, me hubiera hecho los peores vejámenes para luego matarme y tirarme en tu jardín como señal de victoria. Y sobre todo porque él no causó ninguno de mis males. Sin embargo tú, no has hecho más que traerme desgracias desde que me invitaste a subirme a tu coche...
- ¿Qué dices?
- Eso, que le quiero por todo lo bueno que ha hecho por mí y sigue haciendo, y a ti te amo con locura a pesar de todo lo malo que has hecho para conmigo
- ¡Wow!, eso sí que fue todo un discurso
- Discurso nada, Caín, es la verdad. Me pides que me quede aquí con él, pero te mueres de celos, entonces quédate tú conmigo y cuídame como lo prometiste
- Sabes que no puedo quedarme, tengo que volver con el Cónclave, eso es fundamental para que dejen de perseguirte. Cada quien tiene su rol en esto, y ese es el mío, el de Dilan es salvaguardar tu vida a costa de la suya
- ¡Qué fácil es tu manera de amarme!
- No seas injusta, Aurora, sabes que no es así, que te amo como jamás amé
- Lo sé, perdona, estoy algo sensible – replicó, acariciando la mejilla de Caín y tratando de apaciguar la discusión, pues era obvio que no llegarían a ningún sitio o por lo menos no a buen puerto
Luego de una afectuosa despedida, Caín emprendió su viaje de regreso. Durante los tres días siguientes, Aurora no supo nada de la vida de Dilan, solo lo que Sara le había dicho
- Señora, me ha llamado al Amo Dilan para decirle que esté tranquila, que está cuidada aquí, verá movimiento afuera de la cabaña, pero es gente de la confianza del Amo que envió para que la protegieran.
- ¿y qué hay de él, Sara? ¿acaso tú sabes dónde está?
- No, señora me temo que no lo sé. Pero esté tranquila, él regresará
Era más que obvio que pasaba los días muy aburrida, pues Sara no era muy conversadora que digamos. Normalmente dormía en el dormitorio de arriba, y lo hacía de un tirón toda la noche, gracias a un té de hierbas que le preparaba Sara. Pero esa noche se distrajo leyendo un libro y el té se enfrió más de la cuenta. Así que en la madrugada bajó a la cocina para poder calentarlo nuevamente. Se suponía que estaba sola en la casa, había gente alrededor pero se mantenían en las afueras. Pero el sonido de agua del baño del dormitorio de abajo le llamó la atención, así que fue a ver de qué se trataba. Entró con sumo cuidado a la habitación, pues si era un intruso no quería que la lastimara. Se acercó a la puerta del baño y pegó su oreja en ella, pero el sonido había cesado. De pronto la puerta se abrió y ella cayó dentro, desde el suelo pudo observar que se trataba de Dilan, quien estaba cubierto por una toalla a la altura de las caderas y nada más.
- ¡Por Dios Aurora!, ¿qué carajo haces con la oreja pegada a la puerta?
- ¡Dilan!, creí que no estabas, escuché ruidos y vine a ver
- ¿Escuchaste ruidos?
- Sí
- ¿Acaso no te hizo efecto el té de Sara?
- ¿Cómo sabes del té de Sara?
Dilan había metido la pata. Él había arreglado con Sara que le diera esos tés, para que Aurora durmiera profundamente durante las noches así el poder venir sin que lo supiera. Su intención nunca fue dejarla sola en la casa, pero no quería convivir con ella, no quería que las cosas entre ambos se siguieran complicando
- Escucha Aurora y no te enfades conmigo
- ¿Por qué me enfadaría? – pregunto poniéndose de pie y acomodándose la bata que llevaba puesta
- Te he mentido
- ¿En qué? – dijo mientras se dirigía a la cama para sentarse en ella
- No has estado sola, yo he estado ahí fuera, con el resto de los lobos que te cuidan y durante las noches vengo a dormir aquí, pero no quería que lo supieras, por eso le pedí a Sara que reforzara el té, para que tu sueño fuera muy profundo y no te enteraras
- La verdad no entiendo porque hiciste una cosa semejante, reconozco que los tés de Sara son maravillosos, pero... ¿Por qué ocultarme que seguías aquí?
- Creí que era lo mejor
- Lo mejor, ¿para qué o para quién?, Dilan, he pasado días fatales, muy angustiantes y lo he pasado en soledad, pensando que he hecho mal para que me dejaras así
- Yo no te he dejado, ya lo ves – se sentó a su lado
- Pues me lo hiciste creer
- Lo siento, Aurora, no era mi intención. Solo no quería que siguiéramos conviviendo
- ¿Por qué no?
- Es difícil para mí y no deseaba que lo fuera para ti también
- Para mi difícil fue estar sin ti, Dilan
- Aurora... - susurró
- Ahora eres tú el del susurro
No dejó que le respondiera, de un solo movimiento se sentó encima de él y mirándolo fijamente lo besó. Él la separó
- ¿Qué crees que estás haciendo?
- Besarte, me dijiste que tu no lo harías, que debía ser yo quien lo hiciera
- Sí, pero eso fue antes de que viniera Caín y estuvieras con él
- ¿Te molesta que me haya acostado con mi novio oficial?
- ¡No, no tengo ese derecho, pero sí, si me molesta!, lo que más me fastidia de ésta situación es que estás utilizándome para sacártelo de la cabeza y eso no es justo conmigo
- Tienes razón no es justo – y trató de salir de encima de él, pero Dilan no se lo permitió
- ¡A la mier*da la justicia!
Dicho eso la besó, o mejor dicho la devoró con un beso. Ella le correspondió jugando de forma desesperada con su lengua en la boca del lobo, mientras se mecía sobre su miem***bro sintiendo como se le endurecía con cada movimiento. Él le tomó del pelo de la nuca y jaló, dejando al descubierto el cuello de Aurora, allí comenzó con lamidas suaves pero luego comenzó a succionar y a morderlo
- Creí que eras lobo y no vampiro para estarme mordiendo
- ¿A caso no te gusta?
- Lo adoro
La tomó de los glúteos y girando cayeron sobre la cama. La despojó de la poca ropa que llevaba y le separó las rodillas. Sonrió y se lamió los labios
- Ahora voy a succionar otra parte de tu delicioso cuerpo y voy a penetrarte con mi lengua hasta sentir que te corres en mi boca
- Eso se escuchó muy tentador...
Y ya no hablaron más, él se dedicó a darle placer y ella a gemir con cada embestida