Las amantes del Señor Garret
img img Las amantes del Señor Garret img Capítulo 5 Nueva vida
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Capítulo 6 No puedo img
Capítulo 7 Lo intento img
Capítulo 8 Realidad img
Capítulo 9 Celos img
Capítulo 10 Malas decisiones img
Capítulo 11 Salvada img
Capítulo 12 Plantando cara img
Capítulo 13 Cambio de look img
Capítulo 14 Si las miradas matasen img
Capítulo 15 A veces, la gente te sorprende img
Capítulo 16 Perdidos en el campo img
Capítulo 17 Miedo en medio del bosque img
Capítulo 18 Asimilando sentimientos img
Capítulo 19 No entiendo nada img
Capítulo 20 Demasiada información img
Capítulo 21 Yo también puedo darte celos img
Capítulo 22 Preparando la mentira img
Capítulo 23 Tal vez, si es amor img
Capítulo 24 Sorpresa, sorpresa img
Capítulo 25 Leti vuelve a la carga img
Capítulo 26 Malos recuerdos img
Capítulo 27 Desconfianza img
Capítulo 28 No quiero más espías img
Capítulo 29 Cambio de trabajo img
Capítulo 30 El pasado siempre vuelve img
Capítulo 31 Visita al hospital img
Capítulo 32 Confesiones img
Capítulo 33 Vergüenza img
Capítulo 34 No ha sido tan buena idea img
Capítulo 35 Todo se termina img
Capítulo 36 Segunda oportunidad img
Capítulo 37 Me das mala espina img
Capítulo 38 No me gustan los fantasmas del pasado img
Capítulo 39 Mi brillante caballero img
Capítulo 40 Peter se vuelve loco img
Capítulo 41 Hermanos a la fuerza img
Capítulo 42 Difícil de asimilar img
Capítulo 43 Esto no cambia nada img
Capítulo 44 Tan débil y pequeña img
Capítulo 45 Comienza la investigación img
Capítulo 46 Interrogatorio img
Capítulo 47 La familia vuelve a reunirse img
Capítulo 48 Los hermanos son como niños img
Capítulo 49 Presionando un poco más img
Capítulo 50 Confesiones del pasado img
Capítulo 51 Esto no va a quedar así img
Capítulo 52 Visita desagradable img
Capítulo 53 Ese policía está loco img
Capítulo 54 ¿Por qué siempre piensa lo peor de img
Capítulo 55 Sorpresa de infarto img
Capítulo 56 Sorpresa de infarto 2 img
Capítulo 57 ¿ por qué se va el día de nuestra boda img
Capítulo 58 Así caza la araña a la mosca img
Capítulo 59 Esto no puede estar pasando img
Capítulo 60 Debería aprender a morderme la lengua img
Capítulo 61 Ese es el Señor Garret img
Capítulo 62 Nueva vida img
Capítulo 63 Primera parada de nuestro viaje img
Capítulo 64 Diferencia de opiniones img
Capítulo 65 Segundo destino de vacaciones img
Capítulo 66 Visita médica poco agradable img
Capítulo 67 Una noticia inesperada img
Capítulo 68 Sabía que sentía algo por mi img
Capítulo 69 Problemas en el paraíso img
Capítulo 70 Leti sigue molestando img
Capítulo 71 Malditas hormonas img
Capítulo 72 Soy la mujer drama img
Capítulo 73 Una buena cena soluciona todo img
Capítulo 74 Números equivocados img
Capítulo 75 Tu culpa img
Capítulo 76 Pisito para dos img
Capítulo 77 Carta anónima img
Capítulo 78 ¿Quién es esa mujer img
Capítulo 79 De vuelta a las mentiras img
Capítulo 80 Algo no anda bien en casa de Ian img
Capítulo 81 Los hermanos vuelven a la carga img
Capítulo 82 Pesadilla img
Capítulo 83 ¿Inseguro Señor Garret img
Capítulo 84 Puede que despidan a Will img
Capítulo 85 Las hormonas revolucionan a img
Capítulo 86 No puedo ni mirarte a la cara img
Capítulo 87 Sigo teniendo malas ideas img
Capítulo 88 Tocado y hundido img
Capítulo 89 Cómplices img
Capítulo 90 Tal vez he ido demasiado lejos img
Capítulo 91 Divorcio img
Capítulo 92 Es la hora img
Capítulo 93 No te vas a salir con la tuya img
Capítulo 94 Todo esto es por tu culpa img
Capítulo 95 Ya se quien nos ha vendido img
Capítulo 96 Por fin img
Capítulo 97 Epílogo img
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Capítulo 5 Nueva vida

Para llevarme todas mis cosas necesitaría cinco baúles y tres días. Estoy tan nerviosa que no se ni lo que hago. Ian está sentado en una silla mirando su teléfono, falta media hora para que vuelva Toni y comienzo a vaciar la maleta, porque he metido cosas innecesarias.

Venga, céntrate. Ropa interior, chaquetas, mis trajes para ir a trabajar, zapatos, maquillaje, el secador, la plancha... esto es imposible. Resoplo colocando las manos sobre mis caderas.

Al final doy por sentado que algunas cosas las voy a perder y tendré que comprarlas de nuevo. La maleta está llena hasta los topes, no podría meter ni un alfiler. Salgo de la habitación arrastrándola con los dos brazos, tirando de ella, como si en lugar de mover una maleta, estuviera moviendo un elefante.

Ian levanta la vista de su teléfono por primera vez en toda la hora y media. No se que habrá estado haciendo o con quien habrá estado hablado, pero siento celos de esa pequeña pantalla.

-¿Lista?

-Creo que si.- miro alrededor mía por si me olvido de algo importante.

Nos dirigimos hasta la puerta. Tengo una batalla increíble, en la que claramente la maleta me lleva ventaja. Antes de salir al portal, mi frente está perlada de pequeñas gotas de sudor.

Tengo la sensación de que a Ian toda esta escena le hace gracia. Por fin se apiada de mi, me la arrebata de las manos y la lleva con una facilidad insultante. Este es el momento en el que debería apuntarme a un gimnasio para que mis músculos dejaran de estar de adorno en mi cuerpo.

En la calle, un coche negro nos espera. De la puerta del conductor sale un hombre, que rápidamente, abre la puerta de los acompañantes para que entremos. Lo saludo con una sonrisa, pero él simplemente baja la cabeza ¿Impone mi jefe a todo el mundo tanto como a mi?

No se donde vamos y tampoco me atrevo a preguntarlo. Todo el trayecto lo estamos haciendo en silencio. No entiendo porque él no se siente incómodo, es más, parece disfrutar.

Miro por la ventanilla, inspecciono con la mirada el coche. Los asientos de cuero provoca que el coche huela de una manera que me encanta. Miro de reojo a Ian, y cuando me pilla, bajo la mirada rápidamente con la vergüenza invadiéndome por todos los poros. Me siento como una niña recién regañada por su padre.

Por fin entramos en un sótano. Aparca el coche y nos bajamos. El hombre que conducía, baja mi maleta del maletero y se la tiende a Ian.

-Muchas gracias. Me llamo Emma.

-No tiene porque darlas señorita, es mi trabajo. Mi nombre es Max.

-Encantada Max.

Me parecía una falta de respeto no presentarme al hombre que nos ha traído hasta aquí y que ha cargado y descargado mi maleta del coche. Me giro en busca de Ian, que ya me espera montado en el ascensor con el dedo sobre el botón para que no se cierre la puerta.

-¿Dónde vamos?- me animo a preguntar.

- A mi casa.

No puedo creerlo. Voy a vivir en su casa, con él. Disfrutaré de su compañía todo el día, y con suerte, también las noches.

Nunca he estado aquí ni para traerle un recado ¿Habrá traído a muchas mujeres? No me importa, ahora soy yo la que está en su casa, y pienso disfrutar todos y cada uno de los momentos a su lado. Puede que yo lo cambie, puede que se enamore de mi...

-¿Vienes?.- pregunta entrando por la puerta.

Estaba tan ensimismada en mis pensamientos que no me había dado cuenta de que habíamos llegado.

-Si, si. Disculpe.- contesto corriendo a su lado.

Nada más entrar, nos encontramos en un enorme salón minimalista. Todo decorado en tonos blancos, que le da un aspecto bastante frío a la casa. No hay ni una fotografía o cualquier cosa que le de calidez a este lugar.

Una mujer mayor viene a nuestro encuentro. Tiene un aspecto tierno, como lo tenía mi abuela, y sin conocerla de nada, siento cariño hacia ella.

- Buenos días señor.

-Buenos días Dorotea. Esta es Emma, va ha pasar una temporada con nosotros. Enséñele su habitación, la casa y las normas.

-Encantada señorita.- saluda Dorotea con una pequeña sonrisa.

-Igualmente.

-Tengo que irme.- dice mirando su reloj.- mañana no vayas a trabajar.

Abro la boca para decir algo, no se el que, pero este hombre es como un fantasma. Da sus órdenes y se va sin educación ninguna ¿Y si tengo algo que decir? Da igual... se ve a la legua que es el que manda.

- Venga señorita, le voy a enseñar su habitación.

-Llámame Emma, por favor.

Dejamos la maleta donde la había soltado Ian, dudo que alguna de las dos tenga fuerzas para cargar con ella. Subimos unas amplias escaleras de caracol que da a un pasillo. Dorotea me guía hasta la última puerta.

Una enorme cama preside el cuarto, dos mesitas de noche, un escritorio y otra puerta que da a un baño. Esta habitación es tan fría como el resto de la casa y su dueño.

-¿Qué significa eso de las normas?.- nada más preguntarlo se que no me va a gustar.

-El señor es meticuloso y tiene algunas normas de obligatorio cumplimientos. Primero, nada por medio. Segundo, nada de fiestas o reuniones de más de cuatro personas. Tercero, nada de ruidos. Cuarto...

-¿Cuántas hay?.- pregunto incrédula.

-Mejor te las doy por escrito y así puedes aprendértelas.

Por la puerta aparece Max con mi maleta, resoplando y sudando como un pollo.

- No tendrías que haberte molestado.- corro hacia él para ayudarlo.

-No se preocupe, no me importa.

Estoy empezando a cansarme de tanto protocolo y tanto señorita. No soy nadie, no tengo dinero, ni propiedades, a mi no tienen que tratarme como si fuera la reina de Inglaterra.

-Llamadme Emma, por favor.

-El señor es muy cuidado con el protocolo, Emma.- explica Dorotea.

-Entonces vamos a usar el protocolo que tanto le gusta al señor. Yo soy su secretaria, una trabajadora pobre a la que su ex novio acaba de echar a la calle, así que podéis tutearme.

El señor Garret impone a todo el mundo, igual que a mi. Que tendrá que intimida tanto. No tengo ni idea, pero pienso descubrirlo.

De momento, solo con haber entrado en su círculo íntimo creo que es un paso de gigante. Ahora si que está más cerca mi casita con perros y niños, o tal vez me estoy ilusionando demasiado y lo que está cerca es el batacazo de mi vida.

                         

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