Capítulo 5 5

Estoy acostado debajo del camión, preparando el segundo paquete de explosivos cuando Mikhail maldice en algún lugar del otro lado.

"¡Sergei! ¿Terminaste? -Solo uno más -digo.

"Pones suficiente de esta mierda para volar toda la maldita calle. Vete y ven aquí. La puerta está atascada.

Salgo de debajo del camión y camino hacia la parte de atrás, donde Mikhail mantiene abierta la puerta de carga con la palanca.

-Solo déjalo ahí, voy a buscar a la chica -digo, encendiendo la linterna de mi teléfono y saltando al camión.

Camino alrededor de las cajas, moviéndolas al pasar, pero no puedo ver a la chica.

"¿Ella está ahí?" pregunta Mijaíl.

No puedo encontrarla. ¿Estás seguro de que ella es...?

Hay algo en la esquina, pero no puedo ver qué es. Camino alrededor de una pila de cajas y enfoco mi luz hacia abajo. "¡Oh, mierda!"

Muevo las cajas para poder acercarme y agacharme frente a un cuerpo acurrucado. La cara de la niña está oculta bajo su brazo. Su brazo extremadamente delgado. Una noche hace ocho años pasa por mi mente, y cierro los ojos tratando de suprimir las imágenes de otra chica, su delgado cuerpo cubierto de suciedad. El flashback pasa.

Extiendo la mano para comprobar el pulso de la chica, absolutamente seguro de que no lo encontraré cuando se mueva y se quite el brazo. Dos ojos increíblemente oscuros, tan oscuros que parecen negros a la luz de mi teléfono, me miran.

"Está bien" susurro "Estás a salvo".

La niña parpadea, luego tose, y esos magníficos ojos se abren y se cierran. Ella se desmayó. Coloco el teléfono en la caja a mi lado, la luz brilla debajo de él, y deslizo mis brazos debajo de su frágil cuerpo. Mi garganta se aprieta mientras la levanto.

Santo Dios, no puede pesar más de veinte kilos.

"¿Sergei?" Mikhail llama desde la puerta.

"¡La tengo! Mierda, está en mal estado. Tomo mi teléfono y, usándolo para iluminar mi camino a través del laberinto de cajas, lo saco. -Te tengo -le digo al oído, luego miro a Mikhail- Sostén esa puerta.

Salgo de la camioneta y me dirijo hacia el auto de Mikhail.

Llamaré a Varya y le diré que traiga al médico. Mikhail deja que la puerta del camión se vuelva a cerrar de golpe. "Podemos reunirnos con ellos en la casa de seguridad".

-No -digo bruscamente y acerco el pequeño cuerpo a mi pecho-, te llevaré a mi asiento.

"¿Qué estas loco?"

Me detengo y me giro hacia él. "Dije que te llevaría conmigo".

Mikhail me mira, luego niega con la cabeza. "Lo que sea. Ponla en el auto, explota el camión y vámonos de aquí".

Abro la puerta y me subo al asiento trasero, sosteniendo a la niña con fuerza en mis brazos, luego me inclino y escucho su respiración. Es superficial, pero ella está viva. Por ahora.

"¿Listo?" Mikhail pregunta desde el asiento del conductor, pero lo ignoro. "¡Dios mío, Serguéi! Coge ese maldito control remoto y haz estallar el maldito camión de una vez.

Lo miro, debatiéndome si debería golpearlo en la cabeza por interrumpirme, y decido no hacerlo. Esta esposa suya debe estar locamente enamorada de él y de su personalidad luchadora. Ella no estaría feliz si él llegaba a casa con un bulto en un lado de la cabeza y la oreja con el aspecto de una hamburguesa.

Probablemente no terminaría en un estado mucho mejor. Mikhail es un hijo de puta fuerte. Una vez lo vi en una pelea con tres tipos de su tamaño. Fue divertido de ver. No lo recuerdo con certeza, pero creo que fue el único que salió vivo de esa pelea. Me pregunto cómo perdió su ojo derecho mientras su ojo izquierdo me enfoca en el espejo retrovisor. Sonrío, saco el control remoto de mi bolsillo y presiono el botón.

El boom épico perfora la noche.

Oscuro. Solo oscuro. De repente, una fuerte luz me ciega. palabras amortiguadas. Así que una gran nada por un tiempo.

Luz. sin peso Más palabras silenciosas, pero no puedo descifrar su significado. Luz brillante de nuevo. perra ladrando. voces Tres macho. Una mujer.

Sin peso de nuevo. Agua. Calor. En mi cuerpo y luego en mi cabello. Suspiro y siento que me alejo. El agua desaparece, y de repente estoy tan, tan fría. temblando Intento abrir los ojos pero no lo consigo. Algo suave y cálido envuelve mi cuerpo, luego la ligereza otra vez. Brazos, grandes y fuertes, acunándome. ¿Donde estoy?

¿Quién me lleva? A la deriva en las olas. ¿Para donde?

El columpio se detiene, pero los brazos siguen ahí. Tengo frío otra vez, temblando una vez más. Los brazos se aprietan a mi alrededor y me empujan hacia algo caliente y duro.

Susurro ahogado. Femenino. Luego, elimine las palabras profundas. Enfadado. Masculino. Los brazos se aprietan, acercándome aún más. Un pellizco en el dorso de mi mano. Un ligero dolor. Mas palabras. Discutiendo. El lenguaje parece vagamente familiar. no es español No inglés. Se suponía que el camión iría a los italianos, pero no es italiano lo que escucho, ni siquiera cerca.

"¡Idi na khuy, Albert!"