-Te dejaré sola para que puedas usarlo. Yo... -hizo una pausa mirándola de arriba abajo-. Nada. Pediré que nos traigan algo de comida.
-Espera, Drak. -él se detuvo, mirándola-. ¿No tendrás algo para poderme lavar mis dientes? Realmente me gustaría hacerlo.
Él sonrió.
-Claro. -Abrió el espejo que se encontraba sobre el lavado y por muy sorprendente que pareciera, él sacó algo raro y largo cómo un cepillo para los dientes un poco más grande que uno normal-. Este es mío, pero puedes usarlo. Cuando lleguemos a Dargox te conseguiré las cosas que necesites.
Dicho esto, salió dejándola sola y cerrando la puerta de tras de él.
Después de utilizar el inodoro, se quitó las bragas y el sostén deseosa de un baño. Dejó que el agua tibia cayera sobre su cuerpo librándola de toda la suciedad que tenía.
«¿Cómo fue que he terminado metida en todo esto? ¿Con un increíble y caliente alienígena queriendo desnudarme?? Aparte de eso, necesito encontrar la manera de que volvamos a casa».
Suspirando derrotada Karen se dio cuenta que no tenía ninguna casa en la tierra a la cual volver. Sus padres habían muerto junto con su pequeña hermana hacía tres años. No le quedaba nadie que realmente la fuera a echar de menos, ni preocuparse por su extraña desaparición. Esperaba que Jess si tuviera.
Tal vez esté era el comienzo que ella había estado buscando.
Seco su cuerpo y lavo sus dientes con una crema parecida a la que usaba en casa solo que algo más pastosa y Verde con un agradable sabor a frutas.
Miro su ropa interior lanzada en el piso y, tan consiente cómo que había un alíen al otro lado de la habitación queriendo que ella se desnudara para él, no pensaba volver a ponerse eso.
Tenía miedo de que Drak pudiera mal interpretar sus acciones si ella salía desnuda, así que busco por el cuarto algo con que cubrirse y, sin nada agradable a la vista agarro la única cosa que parecía una toalla y por primera vez agradeció que él fuera enorme ya que pudo cubrir su voluminoso cuerpo.
Al salir del baño encontró a Drak sentado en la cama con unos pantalones de cuero, su maravilloso torso bien formado desnudo. Ruborizándose aparto la mirada para fijarla en la bandeja llena de extraños alimentos que olían delicioso o simplemente era ella muerta de hambre. Su estómago escogió ese momento para protestar. Él sonrió discretamente dando golpecitos a su lado en la cama para que se sentara.
Obviamente había oído a su estómago gruñir.
-Allí te he dejado algo de mi ropa, puedes usarla. -ella miró la silla donde se encontró con una camisa negra lo suficientemente grande junto a unos pantalones cortos-. Puedes usar cualquier cosa mía que gustes.
-No creo que eso me vaya a quedar.
-Póntelos y veremos qué puedo hacer. -Su tono era autoritario.
-Primero me gustaría comer algo.
-Si eso quieres. -sus ojos se encontraron y su cuerpo se estremeció por dentro al sentir su abrazadora mirada recorrerla.
Subiéndose a la enorme cama, él le pasó la bandeja.
-Come. No sabía que podría gustarte así que traje lo que pensé que podrías tolerar.
-Gracias. Es muy gentil de tu parte. -Agarro una tira de algo morado y seco que parecía ser carne, llevándoselo a la boca le dio una mordida gimiendo al sentir la suave textura en su paladar y rico sabor.
-¿Te ha gustado?.
-Si. -Agarro una porción de lo que parecía arroz verde y puré de papa azul. Todo estaba delicioso. Bebió un líquido ámbar dulce, para ella era jugo y honestamente no quiso preguntar-. Aunque no creo que pueda comerlo todo. Necesitaré ayuda con eso.
Encogiéndose de hombros supuso que era una invitación abierta a comer con ella. Pero lo que realmente quería Drak es poder quitarle su toalla y ver su suave piel incolora desnuda.
-¿Dónde está el doctor?.
La repentina pregunta de Karen hizo que él casi se ahogará con su propia saliva.
-¿Que? -Gruñó.
¿Qué Demonio? ¿Porque ella preguntaba por él? Apretando los puños en su regazo se le quedó mirando, mostrando sus colmillos.
Karen no pudo pasar por alto su reacción y la aterradora vista de sus afilados colmillos.
-Entiendo que tú termino para él es Doctor, pero para nosotros es sanador. ¿Por qué quieres saber de él? ¿Te encuentras bien? -nerviosa, Karen miró sus manos.
-Yo... solo quería poder darle las gracias por lo del dispositivo. Él fue muy amable conmigo.
-¿Estás interesada en él?.
-¿Qué? Oh no. No estoy interesada en él ni en nadie.
Drak se tensó. Vio como Karen dejaba parte de su comida intacta.
-Termina de comer.
-Ya no tengo hambre. Iré a cambiarme -se levantó-. Drak, ¿Crees que podría ver a Jess?
Sin darle tiempo Drak se acercó a ella acorralándola contra la mesita, no pudo evitar pasar sus manos por los brazos de ella sintiéndola toda suave a su tacto. La pequeña hembra despertaba en él, el instinto más primitivo del animal salvaje de sus ancestros. Su falo se endurecía en sus pantalones con cada inhalación que daba al respirar su dulce esencia.
Karen no podía apartar sus ojos de los de él sintiéndose muy vulnerable ante la profundidad de su mirada, podía sentir su anhelo hacía ella.
-Quiero ver tu cuerpo desnudo. Muéstrame. -su voz baja y ronca.
Un ligero temblor la recorrió.
-Yo...
-Nunca te lastimaría, Karen. Quiero ver qué tan diferente somos. -ella bajó la mirada a la dureza que se presionaba contra su estómago. Si lo que sentía era su polla dura y firme entonces estaba muy segura de que eran compatibles.
-Bien. Solo... dame algo de espacio. -él asintió y retrocedió un paso. Con manos temblorosas Karen dejó caer la toalla que sostenía.
Drak gruño al verla desnuda.
-¿No te gusta? Sé que tal vez no soy como tus mujeres.
-Tienes senos. -está declaración la sorprendió.
-Si. Por supuesto que los tengo.
-¿Tienes cachorros en la tierra? -Gruñendo Drak se apartó más de ella, no podía soportar la idea de que hayan separado a una hembra de sus cachorros.
-Drak. Si por cachorros te refieres a bebés, no. La respuesta es no, no tengo cachorros en la tierra. Los senos de la mujer es una anatomía más del cuerpo. ¿Acaso tus hembras no las tienen?.
Drak parecía confundido y curioso.
-Las de ellas sólo salen cuando están esperando a un cachorro luego hasta su primer mes de vida del Dargoxiis, y son más pequeñas, luego desaparecen.
-Oh, bueno... no sé qué decirte, soy así desde que llegué a una edad dónde mi cuerpo comenzó a desarrollarse. Aunque en el último año mi exmarido fue un cerdo asqueroso que se metía conmigo por ser gorda. -se señaló a sí misma.
-¿Exmarido? -pregunta desconcertado.
-¿A ver... que palabras usarías para dos personas que quieren estar juntos?.
-Compañeros.
-Entonces eso es lo que él y yo éramos hasta que comencé a engordar debido a mi trabajo que requería que comiera fuera de casa y que nunca pude darle un niño.
-No eres gorda. -se acercó de nuevo a ella, recorriendo su cuerpo con una mirada hambrienta en ella.
-Sin duda lo soy. Sé que tengo algo de peso no soy ciega.
-Karen. -su voz se profundizó al llamarla-. Eres indiscutiblemente perfecta. Perfecta para mí. -La boca de Karen se abrió en sorpresa. Cuando quiso preguntarle que quería decir con perfecta para él, Drak continúo hablando-. No me gustó que preguntarás por otro Dargox. Tienes que entender algo; la mayoría de estos guerreros abordos no han tenido una hembra en muchos soles, el que tú preguntes por alguno de ellos es una invitación abierta a qué sea tu compañero de vida si aún no tienes uno. Nuestro planeta fue destruido hace mucho tiempo de ahí venimos los Dargoxiis, solo unas cuantas hembras lograron salir a tiempo, la mayoría ya están ancianas o en unidades.
«¿Unidades? ¿Qué rayos quiere decir con eso? ¿Dargoxiis? Debía suponer que esa es su raza».
-Lo siento, Drak. Entiendo lo que quieres decir. Pero de verdad que sólo quería darles las gracias por cuidar de mí.
-Para cada uno de nosotros es un honor atender y cuidar a una hembra, ya que son altamente valoradas en mi cultura.
-Eso es muy lindo de su parte.
-¿No es así de dónde vienes?
-No. Algunos hombres pueden ser unos imbéciles e idiotas.
-No son dignos de sus hembras.
Recordando su pasado encuentro con su exmarido no podía estar más que de acuerdo con él.