La amante de mi marido
img img La amante de mi marido img Capítulo 7 ¡En fin, la hipocresía!
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Capítulo 11 Lucia acepta el trato, es increíble lo que hace Cristopher img
Capítulo 12 ¡Que empiece el juego! img
Capítulo 13 Me gusta lo que estoy haciendo img
Capítulo 14 De regreso a la ciudad img
Capítulo 15 Lucia cambia de opinión ¡que inestable! img
Capítulo 16 Lucia desiste del trato img
Capítulo 17 Carlos, una excelente cura, no solo para el cuerpo. img
Capítulo 18 Entrando en depresión img
Capítulo 19 La otra amante de mi marido img
Capítulo 20 Lucia regresa por el trato img
Capítulo 21 Consumidos por el deseo img
Capítulo 22 De vuelta a la guerra con Cristopher img
Capítulo 23 Tratando de escapar de Cristopher img
Capítulo 24 Tendiéndole trampas a mi marido img
Capítulo 25 Mi salida de escape img
Capítulo 26 Mientras tanto en casa de Lucia img
Capítulo 27 El declive de Cristopher img
Capítulo 28 Viviendo con el enemigo img
Capítulo 29 Nunca acabamos de conocer a las personas img
Capítulo 30 ¡Mi alivio! Por fin img
Capítulo 31 Me estaba desviando del plan img
Capítulo 32 La guerra hasta ahora empieza img
Capítulo 33 Demasiados enredos img
Capítulo 34 Por culpa de Cristopher, se avecinaba cosas terribles img
Capítulo 35 Todo de mal en peor img
Capítulo 36 El accidente img
Capítulo 37 La venganza se estaba saliendo de control img
Capítulo 38 Círculos de manipulación img
Capítulo 39 El encuentro de Serena con Amanda y Lucia img
Capítulo 40 La maldad existe img
Capítulo 41 La salida del hospital img
Capítulo 42 Carlos decide irse de mi vida img
Capítulo 43 La paz interior, una necesidad fundamental img
Capítulo 44 ¡Christopher mentiroso! img
Capítulo 45 Un secuestro oficial img
Capítulo 46 Inicia una angustiante búsqueda img
Capítulo 47 La tortura, un chantaje psicológico img
Capítulo 48 Si no hay un culpable, ¡todos son sospechosos! img
Capítulo 49 La maldad no tiene límites img
Capítulo 50 Permíteme caer de nuevo a ese profundo pozo img
Capítulo 51 Una sentencia de muerte img
Capítulo 52 Mientras tanto en casa de Lucia img
Capítulo 53 Un último respiro img
Capítulo 54 Las mentiras empiezan a caer por su propio peso img
Capítulo 55 Cuantas cosas tienen que pasar para que Lucia entienda img
Capítulo 56 Víctima de su propio invento img
Capítulo 57 ¡Debo salvar mi vida! img
Capítulo 58 ¡Hasta que por fin! img
Capítulo 59 Tratando de tenderle una trampa a Cristopher img
Capítulo 60 Una locura sin medida img
Capítulo 61 En casa de Lucia img
Capítulo 62 Una pesadillas que tal parece no tiene fin img
Capítulo 63 Una luz en medio de la oscuridad img
Capítulo 64 ¡Libre de nuevo! img
Capítulo 65 Un hermoso reencuentro img
Capítulo 66 Otro hermoso reencuentro img
Capítulo 67 El karma absoluto img
Capítulo 68 Los dolores no cesan img
Capítulo 69 Serena también tenía un puesto en esta historia img
Capítulo 70 Cristopher haría hasta lo imposible por salirse con la suya img
Capítulo 71 ¡Pobre Lucia! parecía que nunca se iba a liberar de ese karma! img
Capítulo 72 ¡Por fin! img
Capítulo 73 Una buena noticia, al fin, ya era hora img
Capítulo 74 Poco a poco las cosas se están poniendo en su lugar img
Capítulo 75 Mientras tanto en las celdas img
Capítulo 76 Un año después img
Capítulo 77 El día de la boda img
Capítulo 78 EPILOGO Y FINAL img
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Capítulo 7 ¡En fin, la hipocresía!

¡En fin, la hipocresía!

Amanda...

No entiendo por qué mi nivel de masoquismo me está haciendo tan mala pasada, he visto con mis propios ojos lo que mi esposo me hace y sigo sin aprender, siento que es un espejismo, la frustración me invade y no paro de llorar, en mi interior mi subconsciente me pregunta ¿Qué hago todavía con Christopher?, mis lagrimas siguen cayendo de manera involuntaria...

- ¡Listo, de nuevo en su lugar de origen! - Carlos se voltea y me dice mientras me extiende un clínex para limpiar mis lágrimas y de paso sacándome de mis pensamientos.

-Gracias Carlos, entonces nos veremos en dos días nuevamente

- ¿Seguiremos persiguiendo a su marido? - Él imprudente pregunta

- ¡Pues si ¡¿Luego qué? Usted preocúpese por recibir el dinero en su cuenta Carlos, no se impertinente

-Señora Amanda, lo decía porque iba a comprar una nueva caja de pañuelos, pero esta bien, no diré una sola palabra más. Lo que dijo y como le dijo me causo gracia, muchacho irreverente, ¿así era con todas sus clientes?

Salgo del taxi sin ni siquiera despedirme de ese muchacho, para mí era un simple taxista, además de eso tenía un gran defecto ¡era un entrometido!, llego a la casa y allí está mi hija de visita con nada más y nada menos que Samantha, hipócritamente la saludo, no me hacia nada en gracia la idea de que fuera la hija de la amante de mi marido.

- ¡Hola, chicas!, pero que gusto me da que estén en casa tan temprano- me acerco le doy un beso fraternal a mi hija, y me acero a Samantha y simplemente le doy un pico a rose.

-Hola ma, simplemente vinimos por unos materiales ¿Qué tal estuvo tú día? - Me pregunta Camille

-Una maravilla mi amor, ¡no te imaginas! - Camille sabía que estaba mintiendo, ella me conocía a la perfección, me mira y hace un gesto de solidaridad, pero que fuera la mejor amiga de Samantha, me demostraba que hasta mi hija estaba en mi contra ¿Cómo era posible?, se que lo habia hecho para sacar información, pero no tenía la necesidad de seguir siendo su amiga.

-Hola señora Amanda, ¿está bien?, es que su apariencia demuestra lo contrario- Me dice Samantha simulando preocupación, yo ya no sabía si creerle.

-No, solo estaba haciendo algo de ejercicio, voy a ir a tomar una ducha, con permiso.

Salgo corriendo de la sala de estar, confirmo que efectivamente mi hijo Santiago este en su cuarto jugando sus videojuegos y sigo.

-Hola hijito ¿Cómo te va?

-Bien mamá ¿y a ti? - Mi hijo ni siquiera me mira, sigue concentrado frente a su pantalla

- Bien amor, ¿quieres que vayamos a comer algo delicioso?

-Si ma, super- Ok hijo espérame quince minutos, mientras tanto organízate y pasó por ti, quiero que compartamos tiempo en familia.

-Está bien mamá

Salgo del cuarto de mi hijo, directo a tomar una ducha, no tardo mucho, e coloco un pantalón jean y una blusa no tan ceñida al cuerpo, me miro al espejo y veo que no estoy tan vieja, no comprendo la razón por la cual mi esposo consiguió una amante mayor que yo, jure que era una veinteañera como Samantha porque era lo que siempre le gusto, pero una mujer mayor que él, nunca se pasó por mi cabeza.

Estoy poniendo algo de maquillaje en mi rostro, aun no tengo tantas arrugas y me veo genial, no luzco tan "anciana", no sé porque cuando pensé en eso, se me vino a la cabeza el taxista, ¿será soltero?, me muerdo el labio inferior y me siento una total pecadora, no tendría lógica actuar como mi marido, igual de traidor, ¿pero que estaba pensando? no lo iba a engañar con un taxista menor que yo ¡de por Dios!... sonrío frente al espejo por las cosas que me imagino, cuando la puerta de la habitación suena de un golpe, los ojos de Christopher me amenazan... muy posiblemente ya sabe lo que le dije a su esposa, no es la hora normal de salida de su trabajo, así que...

-Amanda ¿me puedes explicar por qué Camille está trayendo una mujer a la casa y se está besando con ella? - Al oír a Christopher decir eso, siento como un escalofrió cubrió todo mi ser, no tenía ningún prejuicio homofóbico, pero no quería que ese tema llegara a las puertas de mi casa, siempre soñé con ser una abuela feliz, y tener un yerno, ¡no puede ser!

- ¿Qué Christopher? ¿Qué me estas tratando de decir?

- ¡Lo que escuchaste mujer!, tu hija se esta besando con otra muchachita en su cuarto, las pude ver cuando pase por allí para llegar hasta aquí, tienen la puerta de par y en par, no logre ver quien era la otra, porque ya me parecía algo imprudente, pero tu hija es una ...

-Mucho cuidado como te vayas a referir a Camille y el hecho de que no lleve tu sangre, no quiere decir que no la hayas aceptado como hija, así que también ES TU HIJA - ¡maldito miserable! Pensaba para mis adentros, se atrevía a juzgar a mi pobre hija, cuando él no tenía ningún tipo de autoridad moral para reclamar, si es que era un infiel empedernido.

-Mira ve y solucionas ese problema, o Camille tendrá que irse de esta casa, si quiere hacer sus cosas que se vayan a un motel ¿entendiste? - Cristopher sube el tono de voz

-Un momento Christopher, si mi hija se tiene que ir de aquí, yo me voy con ella, y hare un documento para el divorcio, demostrando tus infidelidades, y ¿sabes qué? Acabare contigo, no te estes metiendo con mis hijos o conmigo- Estaba a punto de estallarle en su cara lo de su hijo pequeño y lo del embarazo de su amante, pero aun no era hora de hacerlo, sería ponerlo en sobre aviso.

Veo en sus ojos el inmenso deseo de soltarme una bofetada o alguno de sus improperios, pero se contiene, salgo de la habitación y efectivamente, ellas no se han dado cuenta de mi presencia, ahora mi vida se estaba volviendo un total caos, si antes tenía problemas ahora tenía el doble, mi hija estaba en un romance con la hija de la amante de mi marido, todo lo relacionado a esa mujer estaba invadiendo mi hogar, lo peor de todo es que yo se lo estaba permitiendo.

Doy toques en la puerto y carraspeo mi garganta, ambas quedan petrificadas ante mi presencia. Mi hija está totalmente nerviosa y su rostro parece un papel, empieza a titubear su explicación.

-Ma má , yo...yo... no sé qué decirte, fue algo que simplemente paso, yo gusto de Samantha y ella de mí , yo.

Samantha le pone un dedo sobre su boca para que guardara silencio, se acomoda su ropa y se pone en pie y se dirige a mí.

-Señora Amanda discúlpenos de verdad, mire yo termine con mi novio y me di cuenta de que a mí me gustan las mujeres y desde que conocí a Camille mi gusto se confirmó, y me enamore de ella, ahora que usted nos ha encontrado, espero tener su aceptación.

¡Pero qué día de mierda!, no creía en absoluto lo que estaba pasando, sentía como todo se derrumbaba ante mis pies, y yo estaba totalmente impotente, era una pendeja, ante todo, mi hija por temor no confiaba en mí, mi esposo me engañaba las veces que quería y yo seguía enamorada, definitivamente la vida me estaba dando una lección para que despertara.

-No sé qué decirles chicas, por ahora necesito que se vayan de aquí, Cristopher ha llegado y las vio, está bastante molesto- Ambas al escucha el nombre se quedan sorprendidas mi hija porque es lógico que es su papá, y Samantha porque es su "padrastro" que ironía, ni siquiera habia conseguido una mujer que todos sus hijos fueran solo de él.

Las dos aciertan y se organizan para irse, yo voy al cuarto de nuevo y tomo mi bolso me iba ir con Santiago, necesitaba aire, cuando entre a la habitación, allí estaba sentado y su furia ya no se sentía, me mira con unos aterradoramente dulces, lo decía de esta manera, porque creer en él, en su sinceridad, era netamente imposible.

-Se que me pasé amor, perdóname, no debí gritarte de esa manera, ni hablar así de Camille- Cristopher me sorprende con lo que acabo de escuchar, simplemente lo miro con ira, él sabe que cada vez que hacía eso, perdía cualquier posibilidad conmigo.

-Pues está bien, no pasa nada, tengo que irme

- ¿A dónde vas? - Como si el me dijera todo el tiempo a donde sale

-Voy con Santiago a comer algo –

-Los acompaño, Cristopher salió conmigo de la habitación y ambos pasamos a recoger a Santiago a su habitación, para él era muy raro compartir con su padre, lo de que era su hijo favorito solo lo demostraba económicamente, pues sentimentalmente, nunca estuvo presente.

No me negué a su petición, no sé porque sentía que estaba en una competencia con la amante de mi marido para poder quedarme con el trono, el amor por este insensible me estaba matando.

Minutos más tarde estábamos en un hermoso sitio familiar, mi marido nos llevó, supongo que aquí viene con la trepadora de su amante, pedimos una cena deliciosa, el lugar estaba dotado de muchos videojuegos antiguos, y mi hijo Santiago, se sentía en otro mundo, estaba disfrutando con su padre, y mi corazón solo se aplastaba aún más, al verlos como se entendían tan bien, pero ahora estaban presentes unos niños más pequeños, que demandaban aún más el amor de un padre, ¡que miserable se puede ser!, para sostener dos familias, no solo económicamente, sino psicológicamente, hay que tener muchas agallas.

¡En fin la hipocresía!

            
            

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