NARRACIÓN POR ALAN--------------------------
NARRACIÓN POR ALAN--------------------------
Bajo la luz de la luna brillante me encontraba observando a aquella loba que lucía radiante. Quedé embelezado desde la primera noche que la vi. Era mi loba, mi mate, mi amor predestinado. Pero me surgía un miedo tremendo en mí por ella y por mí. Yo solía ser mujeriego, pero muy mujeriego. Lo más probable es que me podría rechazar, mi nombre era muy conocido entre la manada, aunque Aisha no me había visto nunca en persona, pero yo sí. Entonces decidí aquella noche acercame a ella y que ella viera que soy su mate aunque me rechazara. Avancé mis pasos y llegué hacia ella. Mis ojos quedaron fijamente mirando los de ella, tenía los ojos verdes, y ella me miraba muy lindo. Pero sabía que aquellos ojos me iban a mirar luego con desprecio cuando ella supiera mi nombre finalmente.
-¿Cómo te llamas hermosa?
Ella se sonrojó inmediatamente al escuchar mi pregunta.
-Me llamó Aisha. ¿Y tú cómo te llama?
Mis ojos se quedaron fijos mirándola a ella, pero no supe si responder o no a su pregunta, pero debería hacerlo.
-Antes de responderme me gustaría decirte algunas cosas. Quisiera que me escucharas primero -le respondí a ella y me miraba confusa, no entendía por qué yo me había expresado así de ese modo.
Era inevitable no poder decirle mi nombre y evadir una realidad que en ese momento era una cruel realidad.
-Mi nombre es... -me detuve por un momento-. Soy... -volví a detenerme y no supe cómo decírselo-. Soy Alan Spoon y lamento decilucionarte.
Cambió la expresión de su rostro y me miraba completamente desconcertada.
-Aisha, por favor. ¿Me permites hablar?
Ella aún me miraba atónica y de un momento a otro se giró para marcharse, intenté detenerla, pero ella forcejeaba.
-¡Déjame! ¡Eres un mujeriego! -gritó ella con el fin de detenerme.
Decidí soltarla y dejarla retirarse de mí dejándome un ligero dolor por ser rechazado. Respiré profundo y me movilicé del lugar regresando a mi hogar donde encontré a Bryan, mi mejor amigo estaba preparando una rica pasta. La pude ver desde que entré allí, mientras que mi amigo estaba partiendo unos panes. Observé mantequilla sobre la mesa.
-Bryan -pronuncié.
-Ya llegaste Alan. ¿Cómo te fue?
Respiré profundo tratando de asimilar las decepciones que tuve durante todo el día. Bajé mi cabeza y comencé a hablar.
-Me fue muy mal -fue lo que pude decir.
Levanté la cabeza, coloqué mi visión sobre mi amigo y este sonreía. Detuve mis pasos.
-Descuida, Alan. Por lo visto no tuviste un buen día pero mañana tendrás otra oportunidad -determinó él.
-Sabes Bryan... Yo no te lo había dicho antes. Hace un tiempo ya, pude ver a mi mate, pero ella no me vio, siempre evité que ella pudiera verme, pero esta noche me animé a hacerlo y ella obviamente me rechazó -le confesé a mi amigo con el corazón destrozado.
-Alan, lo siento mucho. Pero no te desanimes. No importa lo que suceda entre ustedes, finalmente quedarán juntos -comentó Bryan.
-Pero mientras tanto voy a continuar dolido -concluí yo.
Me giré de donde yo estaba y abandoné el lugar inmediatamente. Bryan no dijo nada. Caminaba por la casa hasta llegar a mi habitación. Mis padres y los padres de mi amigo Bryan habían muerto, desde entonces Bryan y su hermano habían venido a vivir aquí conmigo y con mi hermana.
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-¿Que lugar sugieres Alan? -me preguntó mi amigo.
-Ninguno mal amigo -le respondí yo.
-¡Eres un aburrido Alan!
Rodé los ojos.
-Bryan -mascullé yo.
-¡¿Prefieres quedarte aquí chupándote los dedos?! ¿O inspirándote en chicas?
-Bryan, no quiero y no tengo deseos de ir a ningún lado, así que déjame en paz -le dejé bien en claro a mi amigo.
-Dame una razón por la que no quieres venir con nosotros -intentó Bryan pedirme una explicación.
-No quiero ir y punto -era lo único que yo pude decirle.
Entonces al ver tanta insistencia de su parte, procedí a abandonar la sala e inmediatamente salí de mi casa. Caminé por el pavimento lentamente hasta llegar a la playa, yo vivía cerca de la playa. Me ubiqué en una roca donde me quedé sentado mirando la playa y las personas que estaban allí. Al rato alcancé a ver a mi mate y me emocionó poder verla. Pensé varias cosas y una de ellas era poder verla. Por lo tanto, llegué hacia ella caminando aunque no quisiera. Y me detuve justamente detrás de ella.
-Aisha, que gusto poder verte de nuevo -sonreí al instante y veía como ella se giraba hacia mí.
Mi mate me miraba sorprendida y un poco intensa.
-¿Qué haces tú aquí Alan? -me preguntó ella.
-Vine caminando desde mi casa hasta aquí y por casualidad de la vida te vi a ti aquí y decidí acercarme -le contesté yo a ella.
-Entiendo.
Hubo un silencio incómodo entre nosotros, así que decidí volver a revivir un viejo tema. Ella aún me miraba fijamente y eso me emocionaba y me inspiraba valor.
-Aisha... Sabes muy bien que eres mi mate, que estás marcado por el destino junto conmigo... No pienso obligarte a estar conmigo. Pero puedo cambiar, te lo prometo -intenté explicarle.
-¡Eres amante de la Luna, Alan! -exclamó ella en modo de protesta.
Respiré pesadamente. Me recordó algo que yo había vivido.
-No soy amante de la Luna -le corregí a ella cuando pude-. Eso se terminó, forma parte del pasado, Aisha. La gente siempre va a decir lo que es y lo que no es. Además eso me trajo problemas. ¿Crees que quiero ser desaparecido por el Alfa? No, Aisha. Yo ya recapacité.
Ella miraba dudosa sin decir nada por un rato corto.
-Pero te gusta andar de chica en chica. Todos en esta manada sabemos quién eres tú.
-Lo sé, Aisha. Pero permíteme ser tu amigo aunque sea.
-¿Amigo? ¿Para que todos pienses que soy una de esas que tomas y dejas?
-Aisha, por favor. ¿Acaso crees que hago lo mismo con todas? Te equivocas.
-No lo sé, lo voy a pensar.
-Prometo llevarte a conocer a tu actor favorito y a tus amigos.
Ella me miraba ilusionada y emocionada.
-¿En serio Alan?
Asentí.
-De acuerdo. Seremos amigos -sonrió Aisha.
Y yo obviamente era él más emocionado en ese momento. No me importaba ser su amigo, yo quería estar cerca de ella.
Cómo se lo había prometido a Aisha, estaba preparado para llevarla a conocer su actor favorito junto con sus amigos, e incluso su misma hermana estuvo presente. Después que el actor se había retirado quedamos en ir a comprar algo para comer. Casualmente logré ver a Abel, hijo del Alfa y de la Luna. Era un bien chico en comparación con sus padres. De un momento a otro intercedió con Ansley, y se quedaron mirándose fijamente. Vacilé si se conocían o no porque no mencionaban ni una sola palabra. Abel babeaba ante su presencia y Ansley no le quitaba su mirada de encima. Entonces me di cuenta del cruce que hubo en ese momento. Era la posiblidad de que ambos hayan sido destinado. Maldije entre dientes. Salí del trance y pensé que esto me iba causar problemas en el futuro. Abel y Ansley enamorado. Aisha y yo enamorados. Todo iba a ser explosivo por mi pasado. Mi futura cuñada iba a ser la novia del hijo del Alfa, futuro Alfa de la manada.
«Que problema».
Traté de mantener la calma y tratar de sobrellevar esa situación. Porque el destino lo había decidido. Lo que yo menos quería que ocurriera iba a ocurrir. No quería toparme con la Luna y ni con el Alfa. Pero eso posiblemente iba a ocurrir, si mi futura cuñada llegara a tener algo con Abel.
-¿En qué piensas Alan? -me preguntó Aisha.
Ella se colocó en frente de mí y pude apreciar sus hermanos ojos verdes.
-Es que... -tomé un respiro y pensé contarle la verdad-. Aisha. He visto algo que puede causar problemas en un futuro si llegamos a tener una relación en el futuro. No podemos ponernos al destino. Tu hermana Ansley ha sido marcada por el hijo Abel, hijo del Alfa. Conoces muy bien, o mejor dicho algo de los problemas que tuve con el Alfa y su Luna.
Ella me miraba sorprendida.
-¿Cómo? ¿Pero si Ansley no me ha dicho nada? -cuestionó ella.
-Aisha, mira justamente hacia atrás y cuando veas la escena, podrás entender perfectamente lo que te he dicho -respondí.
Entonces Aisha, apartó su mirada de mí y se movilizó rápido colgando su visión hacia la dirección en donde se encontraba su hermana.
-¿Qué es lo que mis ojos están viendo? -realizó Aisha una pregunta en el aire.
Aún no asimilaba lo que estaba viendo, ha sido algo que nos ha tomado por sorpresa.
-Aisha, espero que pase lo que pase confíes en mí, y que si logras tener dudas en un futuro, puedas venir a mí -terminé diciendo.
-Tomaré en cuenta tus palabras -dijo Aisha mirando aún la escena sorprendente.
Al cabo de unos segundos Aisha se giró hacia mí, y dejó su mirada fijamente hacia la mía.
-No me había percatado, de que tus ojos son iguales a los míos -se refitió ella en cuando a nuestros ojos, la veía sonreír-. Muchas gracias por el pequeño detalle de hoy, Alan. Te lo agradeceré de por vida.
Sus palabras me llenaron de emoción. Estaba en tan emocionado que quería quedarme el resto del día con ella.
-¿Tienes planes? ¿Qué harán ustedes? -decidí preguntar por curiosidad.
-Por supuesto que tengo planes, Alan. Mis amigos y yo nos vamos a un club, más tarde -me contestó ella.
-Perfecto, que la pasen bien -mencioné algunas palabras.
El silencio se formó entre ambos. No era un momento para ser romántico, era un momento para pasarla bien, y poder conocernos a fondo.
-Bueno, me parece que tendré una conversación con Ansley. Vaya, Alan. Eres muy observador -pronunció ella volviendo al asunto anterior.
-Ah, fue sólo casualidad. Me topé con esto de repente, y créeme que será difícil -quise ondar de nuevo.
-Vamos a hacer Algo, Alan. Voy a olvidar lo que tuviste con la Luna, y tu pasado. Sólo si prometes cambiar, o por menor hacer un intento, lo tomaré en cuenta -fue lo que ella dijo al respecto y sentí alivio enorme dentro de mí escucharla hablar.
-Muy bien, Aisha supongo que tengo que agradecértelo -sonreí.
Aisha y yo tuvimos algunas conversaciones agradables esa tarde. Nos quedamos en la plaza por un buen rato, y llegando la noche, lo que hicimos fue movilizarnos cada quien en su rumbo. Iba transitándome en mi auto llegando hacia mi casa, y casualmente el auto que vi me dio una muy mala sensación. Respiré profundo, tratando de analizar esa situación.
-¿Qué demonios hace Thalia en mi casa? -pregunté entre dientes furioso.
Aquello era indicio de problemas. Ya yo le había puesto las cartas sobre la mesa. Al parecer ella no iba dejarme en paz. Pensé que le había quedado claro todo. Pensé si encender el auto de nuevo o si apearme del auto y enfrentarla a ella. Obviamente lo que ha hecho ha sido un descaro de su parte. Finalmente decidí apearme del auto. Me movilicé llegando hacia mi casa, abrí la puerta y entré mirando por todos lados. Entrando a la sala de estar pude ver a Thalia que estaba mirando através dele ventanal, seguramente me vio cuando yo había llegado. Respiré profundo, y traté de mantener la calma. Seguí caminando, y nadie dijo nada, procedí a sentarme en unos de los muebles. Mi hermana Anastasia estaba allí. También mis amigos Bryan y Roy se encontraban sentados.
-Aquí estoy Thalia. ¿Qué es lo que quieres? Te he dejado muy en claro sobre lo nuestro que es pasado -al sentarme me expresé de inmediato.
Evité mirarla por completo.
-¿Podemos conversar en privado? -me preguntó ella.
-No, Thalia. No tengo nada que conversar contigo en privado, y además no quiero. Lo que quiero es que te largues de mi vista -respondí sinceramente.
Thalia intentó de persuadirme, pero no me dejé llevar por ella. Cuando se cansó, lo que hizo fue retirarse de mi casa. Pues no tuvo otra opción.
-Esa mujer aún sigue enganchada contigo Alan -pronunció Anastasia.
-Por desgracia -comenté pesadamente.
El pasado era pasado y era algo que yo no quería repetir. Pero Thalia no quería enteder eso.
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