Mi vida era una lucha constante contra el hambre.
En el instituto, mi único sustento era un humillante "pacto" con Mateo, el chico rico: comida a cambio de mis tareas.
Me sentía una mendiga, una carga.
Una devastadora Nochebuena, mi propia madre me echó de casa, dejándome a la intemperie.
Vagué sin rumbo, el frío mordiéndome, hasta que Mateo me encontró, ofreciéndome cobijo temporal en su inmensa casa.
Por un momento, creí que había encontrado paz.
Pero la cruel realidad volvió: mi padre me secuestró para casarme forzosamente con un hombre mayor y saldar una deuda.
Escapé, construyendo mi vida desde cero en Londres, logrando la independencia que tanto ansiaba.
Al reencontrarme con Mateo, sus constantes y lujosos regalos, lejos de complacerme, me hacían sentir como un proyecto de caridad, un recordatorio constante de la brecha entre nuestros mundos.
¿Por qué esa persistente necesidad de "cuidarme" si yo ya no lo necesitaba?
¿Por qué, en su momento más desesperado, me presentó como su "prometida" para espantar a una exnovia, y años después, me escondió en un armario ante otra, como si fuera un vergonzoso secreto?
Harta de la confusión y la condescendencia velada, lo enfrenté: "¿Qué soy para ti, Mateo? ¿Tu arma secreta para ahuyentar a novias locas? ¿Tu secreto vergonzoso?".
Su respuesta, una confesión desgarradora y reveladora de un amor oculto por más de una década, desveló la verdadera historia detrás de cada bocadillo.