Un amor que trasciende el tiempo y la distancia. Agustín y Nicole, dos almas conectadas desde la infancia, siendo su amor a primera vista a través de una pantalla. Pero la vida pone a prueba su amor. Él es un futbolista exitoso, ella una ginecóloga brillante. Sin embargo, ¿qué pesará más su amor o sus sueños? ¿Podrán superar los obstáculos y encontrar su camino hacia la felicidad? ¿O dejarán que sus sueños profesionales se interpongan en su amor? Sumérgete en esta apasionada historia de amor, celos y destino.
Acompaña a Agustín a jugar el partido más importante en su vida, recuperar el amor de Nicole en: Gol, ¡directo al corazón! (Se escribirá el nombre del personaje desde donde se detalle la historia según su punto de vista)
AGUSTÍN :
La miro, me mira, frente a frente y siento que el mundo se paraliza nueve eternos meses sin saber de ella, no sé si es nostalgia o es mi tonto orgullo que me hace sentir una ligera melancolía al saber que está bien quizá mejor que nunca, y todo esto sin mi. Está sola, lo cual me alivia. Cuando intento acercarme junto con Isabella, veo cómo un hombre se acerca con elegancia y alegría hacia Nicole. Él le sonríe, ella lo corresponde, y mi mundo se transforma. Mi ira hace acto de presencia, mis celos se arremolinan, pienso. Al acercarnos, el hombre saluda con alegría a mi acompañante y se presenta, sacándome de mis absurdos pensamientos: -Soy Iker Burbón, un placer conocerte Agustín, mi prima me ha hablado mucho de ti- dice, besando la mano de Isabella. Pero mi atención se centra en Nicole, que me saluda con una sonrisa educada. - Mucho gusto, Agustín.– Su voz es suave y familiar, y su toque en mi mano es como una descarga eléctrica que me recuerda momentos pasados. Me pierdo en su mirada y no puedo evitar fijarme en su exquisito escote, sutil y profundo, lo suficientemente discreto para que su tatuaje con mi inicial no se observe. Me siento abrumado por emociones encontradas: ira, celos, y un deseo intenso de estar cerca de ella. Al pasar unas horas en esta absurda fiesta, me alejo a un lugar privado, una hermosa terraza, y el momento de estar a solas con Nicole llega, en mitad de nuestro silencio le digo: -¿Te acuerdas de cuando éramos jóvenes solíamos ir al parque cerca de mi casa y solíamos contar estrellas? -pregunte mi tono nostálgico trayendo de vuelta recuerdos olvidados.
NICOLE:
Al escucharlo hablar solo asentí, recordando esos tiempos sencillos y felices. Había pasado mucho tiempo desde nuestro último paseo en ese parque, pero la conexión seguía intacta, a pesar de estar en un país completamente diferente, como si el tiempo no hubiera transcurrido. -creo que debo irme -dije, parándome era mejor no martirizar a mi triste corazón con días que ya no volverán. Agustín sonrió, y por un momento, todo pareció volver a ser como antes. La noche nos envolvía en su manto de estrellas, y por un instante, me olvidé de mis preocupaciones. Pero cuando me giré para irme, sentí su mano atrapándome. El ambiente cambió; se podía palpar la tensión. Regresé y continué firme. –¿Qué sucede, Agustín? Ya debo irme–, le pregunté. Pude ver la transformación de su rostro, y con amargura, me preguntó: –Estás apurada por regresar con el tipo con el que estás? ¿Tanto te gusta ya? ¿Son pareja?"–Comenzó a atacarme con preguntas. Le di una sola respuesta, con un aire de rencor: –Creo que este asunto no es de tu incumbencia.–Lo dije con una mirada desafiante, recordándole que él se había presentado con su novia. La hostilidad volvió a su rostro, y argumentó: –Dime algo, Nicole. Ese tipo ya vio el tatuaje que te hiciste en mi honor, ya sabe la marca que dejé en tu cuerpo, ya te tocó como yo lo he hecho.– No podía creer lo que estaba escuchando. Sentí hervir de ira mi sangre, y automáticamente, mi mano derecha se alzó para darle una reverenda bofetada. Lo vi sobar su mejilla, y mientras lo hacía, le dije: –¿Qué te pasa, Agustín? ¿Quién eres? No puedo reconocerte.– Él me contestó con una mezcla de emociones que, por mi enojo, no pude identificar. Me respondió tomándome de mis hombros, mirándome a los ojos. Juraría que vi un rastro de dolor cuando dijo:–Preguntas que me pasa... Pues me pasas tú. Me pasa que no puedo siquiera imaginarte en los brazos de otro. Me pasa que siento que te estoy perdiendo, y eso me está matando, Nicole. ¡Tú, me perteneces!– dijo aún más posesivo. < ¿Cómo hemos llegado a esta situación?> Me pregunté recordando nuestra linda historia de amor, que el destino selló desde el día en que nacimos a pesar de estar muy lejos el uno del otro.
Agustín Daniel bienvenido a este mundo.
Un 28 de enero llegó a este mundo un hermoso niño destinado a un futuro muy prometedor, él siempre lo supo desde antes de nacer que sería futbolista, así lo demostró no una sino millón de veces, en el embarazo su pobre madre sufrió esas consecuencias con las múltiples pataditas que a diario le daba en su vientre, y lo declaró el día en que nació y de forma accidental con su piecito derecho le dio una gran patadita al doctor que atendió el parto. Así fue creciendo, este hermoso niño de cabellos claros como el sol y ojos azules profundos como el cielo, con una hermosa sonrisa tan idéntico a su madre pero con los ojos del padre, es el último hijo de cuatro, el único varón, el anhelo de su padre para continuar su apellido y el sueño de su madre para educar un príncipe, sin contar que era el consentido de sus tres hermanas Wendy , Melany, y Ashley. Todos admirando a tan dulce bebé dijeron: -bienvenido pequeño Agustín Daniel- A la edad de 4 años, recordó que él nació para ser futbolista, al estar en un partido de fútbol de un grupo de niños dirigido por su tío Luis, quien lo llevaba a observar, pero ese día el pequeño Agustín jugó con el barro de la cancha, imitando movimientos de los niños jugadores, y sintió la adrenalina y la pasión activarse en sus venas, este era su propósito, su misión de vida, causando ternura y gracia al público se retiró para buscar a su mamá y poder decirle a todo pulmón: -Mamá llévame a un club para poder jugar, quiero jugar fútbol- poniendo sus ojitos de cachorro;con ternura su madre lo tomo en sus brazos, sonriendo y asintiendo con su cabeza le dijo : - Esta bien mi amor, pero antes tenemos que bañarte- Alegres madre e hijo se retiraron de esa cancha guardando en sus corazones el recuerdo de que ahí inició su sueño. Con el pasar de los años, Agustín se iba preparando más y más en su deporte favorito, aunque aveces tenía frustraciones, enojo cuando no lo tomaban en cuenta, desde ahí se fue formando su carácter determinante, autocrítico lo que le permitía reconocer sus errores y así enmendarlos, no dejaba que a su alrededor ocurrieran injusticias no lo permitía, era él siempre un pequeño abogado que con su educación trataba de interferir, y así conseguir justicia para el que no tenía que ser castigado, esto ocurría con frecuencia en su colegio, cuando sus amigos eran castigados por culpa de niños mal portados, y es que era tanta su inteligencia, poder de palabra que hasta a los mismos profesores los callaba con argumentos sólidos, demasiados como para un niño de su edad. No podemos pasar por alto lo muy inteligente que este niño era, no solo para argumentar; sino también exaltar sus logros académicos y la alegría que esto causaba en el corazón de sus padres. La relación que tenía con su madre era única, muy estrecha, a quien siempre contaba sus penas y alegrías. La amaba, era la reina de su corazón, siempre lo apoyo y era quien buscaba la manera de llevarlo a la mejor escuela de futbol para que pudiera vivir su pasión, no solo su madre fue su apoyo sino que su padre fue una fuente de inspiración para hacer lo correcto, un gran ejemplo de hombre, luchador y trabajador; amoroso y muy estricto con sus hijos; uno de los temores de los pequeños era perderlo ya que alguna vez tuvo un ACV (accidente cerebro vascular) el cual dando gracias al cielo , solo dejó un susto y un recordatorio de lo importante que es cuidar su salud. Gran impacto que tuvo en la vida de Agustín y lo importante que es cuidar su cuerpo, el deporte y una dieta saludable, lo sabían todos en su casa y con la unión que tenían todos cuidaban de su padre. El camino no ha sido fácil, pues como todo cuando estás tratando de alcanzar una meta, desde pequeño cuando lo rechazaron en un club deportivo infantil muy conocido de donde salían los mejores jugadores de fútbol de la selección Uruguaya, su primer NO, fue triste es verdad, pero esto no lo iba a detenerlo, ahí su madre le dijo: - si el camino se te cierra, cambia de camino pero nunca de meta, se valiente buscaremos más escuelas, ellos se pierden de tenerte, mi pequeño Agus-lo dijo dándole un enorme abrazo. Y así lo hizo, no se rindió, esto lo ayudó a ser más constante y luchar por su sueño, lo demostró cuando en un encuentro deportivo en su ciudad natal Maldonado, se enfrentó a este club y logró hacer su primer gol de cabeza, sin miedo a nada lo hizo dándole la victoria al club que sí creyó en él. Así entre derrotas, fracasos y triunfos el pequeño Agustín se iba formando como uno de los mejores delanteros diestros del fútbol infanto-juvenil. Entre las canchas conoció a Alan quien pasaría a ser su mejor amigo para toda la vida, y quien lo acompañaría en los momentos más importantes de su vida, entrenaban juntos, era el hermano varón que le hubiese gustado tener, Alan visitaba muy seguido su casa, sus padres se conocían y eran tan amigos de que no tenían problema en que el uno o el otro duerma en su casa, una gran amistad, aunque Alan no tenía el mismo sueño de las grandes ligas del fútbol, lo apoyaba y animaba su sueño de la selección uruguaya, ambos entrenaban juntos, sin embargo el crecimiento de Agustín era mucho más grande que cualquiera de los miembros de su club actual. Así se tejen los hilos del destino, que aunque se quieran desviar siempre nos llevarán al mismo camino, porque todo está destinado a ser; pero no hay que olvidar que el destino suele también ser caprichoso y poner tantos obstáculos, como ángeles que te ayudarán en el camino tan largo por recorrer.