**Maximiliano**
Recuerdo aquel día como si fuera ayer. Los gritos de mi abuela resonaban en mi mente como una pesadilla interminable. Su llamada a la madrugada, informándome que mi hermano estaba muerto, aún me helaba la sangre. Lo encontró colgado en su habitación.
Tan solo tenía veinte años y no logré hacer nada para salvarlo. Aquella maldita mujer me quitó lo que más amaba en la vida. Me arrebató a mi hermano pequeño.
Gael era mi adoración, lo único que tenía en el mundo. La única persona que me amaba y me entendía. No era justo que lo arrancaran de mi lado y apagaran su vida de esa manera. Nuestros padres murieron en un accidente automovilístico cuando éramos unos niños, y desde entonces yo lo protegí con todo mi ser. Sin embargo, él era débil emocionalmente, y esa maldita mujer se aprovechó de su inocencia.
Ella era una mujer fría y caprichosa, que lo embaucó y enamoró para luego despreciarlo por no ser de su posición. Encontré en el diario de Gael finalmente su inicial, V, y el apellido Montero, encerrados en un corazón. Gael trabajaba para la familia Montero, la cual es la más poderosa y acaudalada, dueña de una famosa textilera.
-¿Estás listo? -me pregunta mi abuela mientras se acerca lentamente hacia mí.
Estoy observando la fotografía de esa familia feliz. Me repugna ver a esa maldita familia.
-Sí, estoy listo, abuela. Los acabaré uno por uno. -No me contuve y arrugué la fotografía con furia.
-Nunca olvides que por culpa de esa mujer te quedaste sin hermano. Esa mujer manipuló y llevó a la muerte a tu hermano.
-Me encargaré de que desee estar muerta. Haré de su vida un infierno hasta que me suplique que acabe con su miserable existencia.
Dentro de pocas horas regresaré al país en el cual nací. Tengo grandes planes, tanto profesionalmente como en mi venganza. Durante los últimos meses, me he encargado de pagar a personas para que no inviertan con los Montero y generen deudas. Yo seré su socio capitalista y su salvador, y a cambio Gonzalo Montero me entregará a su hija. Usaré toda la fortuna que he acumulado en los últimos años para destruirlos, pero primero debo fingir ser su salvador.
Estoy observando mi computadora en mi avión privado. Las ansias me carcomen, pero soy consciente de que debo ser paciente. Todo llegará a su debido momento, tal como lo he planeado.
-¿Me llamaba, señor? -me pregunta uno de mis hombres mientras se acerca tímidamente a mí.
-Sí, quiero que te asegures de que todo esté listo para nuestra llegada. No podemos permitirnos errores.
-Por supuesto, señor. Todo está preparado según sus instrucciones.
-Perfecto. Esta es solo la primera fase. Necesitamos que los Montero se sientan acorralados, que vean en mí su única salvación. Solo así lograré mi objetivo.
Mientras mi avión desciende, siento la adrenalina recorrer mi cuerpo. Estoy a punto de enfrentarme a la familia que destruyó mi vida. A la mujer que llevó a mi hermano a la muerte. No habrá misericordia. Les haré pagar por cada lágrima que derramé, por cada noche sin dormir, por cada momento de dolor.
La venganza está en marcha, y no me detendré hasta verlos caer.