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MARISOL, un adorable dolor de cabeza

MARISOL, un adorable dolor de cabeza

img Romance
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5.0
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Acerca de

Marisol, quedo huérfana muy joven y bajo el cuidado del hombre que se case con su madre antes de que está muriera, creció estando sola, pero al este hombre morir, su hijo lo heredo todo, incluyendo la responsabilidad de cuidar de Marisol, hasta que termine su universidad. Andrés Stone, un CEO sumamente importante recibebla herencia de su padre tras su muerte, esa herencia incluye a Marisol, el dolor de cabeza más grande que a tenido en su vida y la cuel derretida ese corazón de hielo que el posee

Capítulo 1 MARISOL

MARISOL SÁNCHEZ

Tengo 20 años. Mi madre murió cuando yo tenía cinco, pero un par de meses antes de su fallecimiento, se casó con un hombre mucho mayor que ella, quien se quedó con mi custodia tras su muerte. La realidad es que solo vi a ese hombre tres veces en mi vida: el día de su boda con mi madre, el día del entierro de mamá y cuando cumplí quince años.

Antes de morir, le prometí a mi mamá que siempre sonreiría, sin importar nada, y que siempre sería feliz. Hasta ahora he cumplido esa promesa. No volví a ver al hombre que paga mi educación desde mis quince años, pero hace dos semanas me enteré de que falleció.

Creí que me echarían a la calle como a un perro sin hogar; sin embargo, no fue así. Resulta que el señor tenía un hijo de treinta años, quien debe estar al pendiente de mí hasta que termine mi carrera de medicina. Debo seguir viviendo en la misma mansión hasta que termine de estudiar; de lo contrario, dejarán de pagar mis estudios. Así que, ni modo, debo vivir sola como siempre en la gran mansión del viejo hasta que logre terminar mi carrera.

Bueno, eso creí yo, pero esta mañana los sirvientes me informaron que el hijo del viejo, el joven Andrés Stone, vendrá a vivir aquí para estar al pendiente de mí. La verdad, no conozco a ese hombre y no sé qué intenciones tenga conmigo, pero seguiré viviendo mi vida como siempre, con alegría, sin límites y siempre sonriendo. Se lo prometí a mi madre y siempre cumpliré esa promesa.

Hoy tengo una fiesta en la orilla de la playa; sin embargo, el idiota cara dura del tal Andrés ordenó que debía esperarlo en casa hasta que él llegara esta noche, algo que, por supuesto, no haré. Tengo una fiesta a la que debo asistir, y es justo lo que voy a hacer.

Algunos dirán que me comporto como una niña, pero ese idiota no va a venir de la noche a la mañana a cambiar mis planes. Además, a la fiesta asistirá Eduardo Cavil, el chico más guapo de toda la universidad, el amor platónico de todas, y yo no pienso faltar por nada del mundo a esa fiesta.

Todos los sirvientes de ese idiota me vieron entrar a mi habitación, donde se supone que dormiré toda la noche, pero ellos no saben que eso no será así. Me coloqué un traje de baño, un short y una chaqueta. Guardé algunas cosas en un bolso y una cuerda con la cual bajaré por la ventana. Apreté con cuidado la cuerda a la cama y luego me asomé por la ventana para asegurarme de que no hubiera nadie abajo.

En cuanto comprobé que no había nadie en los jardines, tomé mi bolso, me subí a la ventana sujetando la cuerda y comencé a descender poco a poco. Agradezco que mi habitación esté en el segundo piso y no en el tercero o el cuarto, porque me orino del susto.

Cuando por fin toco el firme suelo, respiro aliviada, me aseguro de que nadie me haya visto y corro hasta saltar la gran valla del jardín. Del otro lado me espera mi pequeña amiga Itzel en su auto.

-Te meterás en problemas por esto -comenta Itzel cuando subo al auto.

-Ya no te preocupes por un idiota al que ni siquiera conocemos y arranca. No hay que llegar tarde a la playa -mi pequeña amiga negó con la cabeza, pero aun así puso el auto en marcha para la mejor fiesta de nuestras vidas, o eso dicen que será.

Itzel, aunque se queja de mis locuras, me quiere mucho y siempre me apoya. Ambas estudiamos en la misma universidad; aunque ella quiere estudiar psicología y yo pediatría, nos adoramos y somos grandes amigas.

ANDRÉS STONE

Spy Ceo, tengo 30 años. Mi padre acaba de fallecer hace poco y recién me enteré de que una joven de 20 años está bajo su protección desde que su madre murió, cuando ella tenía cinco años. No sé mucho sobre esa chica; lo único que sé es que estudia medicina y se llama Marisol. No entiendo por qué mi padre nunca me dijo nada sobre ella, pero en su testamento dejó establecido que debo cuidarla hasta que termine su carrera.

Lo único que me falta en esta vida es ser niñera. Mi padre sabe que odio el contacto con las personas y que soy demasiado frío como para cuidar de alguien más. No entiendo por qué me haría esto o por qué estableció que yo debo cuidar de una extraña.

Esa joven tiene 20 años, puede cuidarse sola. Yo me he cuidado solo desde los quince años, cuando me fui a estudiar lejos. No entiendo por qué mi padre simplemente no le pagó todos sus estudios y ya, por qué tenía que involucrarme a mí en sus locuras.

El punto es que me mudaré a la mansión donde vive esa niña, porque quiero averiguar qué tramaba mi padre al hacerse cargo de alguien que no es suya. Por eso llamé a los sirvientes de esa mansión y les pedí que Marisol me esperara para la hora de la cena, que es cuando llegaré junto con mi amigo Patricio, quien, aunque es un poco fastidioso, es el único que se ha mantenido a mi lado a pesar de mi mal genio.

Cuando el avión aterriza, esperamos casi una hora al chófer. Por supuesto, cuando llego, le digo que está despedido; ¿cómo se le ocurre hacer esperar a su jefe? Con el chófer despedido, tomé el auto y, después de que subimos las maletas y Patricio se acomodó, arranqué el auto y conduje rápidamente a la mansión.

Estoy cansado, no he cenado, y el chófer me hizo esperar una hora. Mi humor es el peor que he tenido en toda mi vida.

-Cálmate o te dará un infarto -aconseja Patricio.

-Tú mejor cállate, no tengo el mejor ánimo -respondí, y terminamos el camino a la mansión en silencio. Al llegar, ordené que bajaran las maletas.

Entré a la mansión y una de las sirvientas me recibió con cortesía. Pedí que sirvieran la cena y que llamaran a la chica Marisol, para cenar y conocerla de una vez. Estoy cansado y ya quiero dormirme.

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