Género Ranking
Instalar APP HOT
img img Romance img Nuestra Vida
Nuestra Vida

Nuestra Vida

img Romance
img 25 Capítulo
img 1.7K Vistas
img Nicole D. H.
5.0
Leer ahora

Acerca de

**Tercer libro de "Nuestro Encuentro"** Las vidas de Brisa y Franco no han vuelto a ser las mismas después de que los secretos de la familia de Franco salieran a la luz. A pesar de sus intentos por permanecer juntos, el pasado gano separando sus caminos, pero ¿Qué sucederá cuando la verdad salga a la luz? ¿Podrán sus vidas volver a ser un solo camino en común?

Capítulo 1 TODO CAMBIA

[FRANCO]

2 de julio

Mi vida y la de Brisa se han cruzado mucho antes de aquel encuentro en ese crucero. De alguna manera nos íbamos a encontrar, pero no creo que nuestro desenlace hubiese sido como este. Tal vez nos hubiésemos encontrado cuando toda la verdad saliera a la luz y su familia decidiera demandar a la mía, o quizás solo nuestros nombres se hubiesen cruzado en un papel en algún momento.

Sin importar las hipótesis que pueda hacer en mi cabeza, la realidad es que nuestras vidas a partir de este instante están unidas para siempre y amo que sea así aun cuando un juez ha declarado nuestro divorcio hace apenas dos semanas. No era mi intención firmar aquellos documentos, pero su paz y la salud de nuestros hijos siempre han estado primero.

-Mis nietos son hermosos -escucho la voz de mi padre mientras que observo a Atenea y Dylan a través de este enorme cristal.

-Te dije que no quería que vinieras, ¿Qué fue lo que no has entendido? -respondo frio y muevo mis brazos para que no me toque.

-Hijo... Brisa le aviso a tu madre -explica.

Inmediatamente me giro para verlo a la cara y pongo distancia entre nosotros dos.

-Lo ha hecho porque cree que yo soy el malo de esta historia, porque piensa que no la amo y que ustedes han estado para apoyarla mientras yo estuve mal -digo firme-. ¿Por qué no le cuentas el motivo de mi accidente? ¿Le has dicho porque discutía contigo? ¿Te has atrevido a contarle porque decidí alejarme y hacer de cuenta que no recordaba nada? -presiono e inmediatamente agacha su mirada.

-Me has pedido que no lo hiciera -susurra.

-Porque mis hijos estaban en riesgo, pero eso no te da derecho a estar aquí. Tus errores han costado mi divorcio, por tu culpa no me dejo estar en la sala de parto -reclamo con rabia.

-Hijo, puedo hablar con ella, explicarle las cosas... ya nacieron los bebés -dice y niego.

-Ni se te ocurra irrumpir en la paz de Brisa, ni siquiera yo lo estoy haciendo -amenazo.

Su mirada cambia y decido callarme cuando German se acerca. No es que mi excuñado y yo hayamos tenido la oportunidad de conversar mucho, sobre todo porque ha venido de Roma solo para conocer a sus sobrinos, pero supongo que el motivo principal es que no quiere ni verme, y lo entiendo.

Él me mira con un poco de dudas y luego observa a mis hijos de la misma manera que yo lo hacía hace un momento y me alegra saber que ocultar la verdad haya servido para que, aunque sea su familia no este maldiciendo mi sangre.

-Mi hermana necesita hablar contigo -dice sin siquiera mirarme.

Entiendo completamente la situación, yo soy el cabrón que la lastimo y que ahora la deja sola con dos criaturas.

-Gracias -me limito a decir y vuelvo a mirar a mi padre-. Vete, de verdad no arruines lo poco bueno que tengo -insisto y sin verlo, me alejo para ir a la habitación donde esta ella.

Con un poco de nervios por todo lo que está sucediendo, llamo a la puerta y solo espero a que me deje pasar. Cuando su voz da la orden, entro y me acerco con algo de temor por lo que pueda llegar a escuchar.

-¿Puedes cerrar la cortina? Me molesta la luz -me pide indiferente.

-Claro -respondo y simplemente hago lo que me pide para luego mirarla. Tengo ganas de decirle tantas cosas, pero todas esas palabras se ahogan en mis labios-. Tu dirás -resumo.

-Quería decírtelo antes de que nacieran los bebés, pero me prohibieron el estrés, asique decidí hacerlo ahora -anticipa obteniendo mi atención.

-¿Qué cosa? -inquiero algo confundido y trato de adivinar sus gestos, pero su mirada no me dice nada.

-Me iré a Roma con German, me ofrecieron un proyecto importante y no quiero perder esa oportunidad -habla como si nada.

-¡¿Qué?! No... tú no iras a Roma, mis hijos acaban de nacer y no te los llevaras lejos de mi -contesto inmediatamente.

-No te estoy pidiendo permiso, el acuerdo de divorcio fue muy claro, yo decido sobre el futuro de mis hijos -me recuerda.

-Brisa, por favor, no me hagas esto -le pido desesperado.

-No pidas algo que tú no has hecho. Me dejaste sola, me engañaste, y siéndote sincera, no tengo más ganas de hablar de eso. Me iré a Roma en unas semanas y si quieres ver a tus hijos, viaja allá y velos, pero no me pidas que siga hipotecando mi vida por ti, ya me has arruinado lo poco bueno que tenía y no pienso seguir en esa situación -dice firme y tan solo puedo recordar las palabras del doctor para controlarme y no llevarle la contraria.

«Piensa en tus hijos, solo en ellos» me recuerdo.

-Está bien, has lo que quieras -me limito a responder y si, una vez más estoy renunciando a la felicidad.

Seguir leyendo

COPYRIGHT(©) 2022