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img img Romance img Siempre hay un roto para un descosido
Siempre hay un roto para un descosido

Siempre hay un roto para un descosido

img Romance
img 75 Capítulo
img 19 Vistas
img PH. MUÑOZ
5.0
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Acerca de

Daniela López, la incordio asistente de Thomas Scott tiene un secreto que solo la gran jefa Blue Scott Soré conoce... ¿Se preguntarán cuál es no? ¿Les traigo el chisme? ¿Quieren saberlo? Naaaa mejor no se los digo... ¿Seguras que si quieren saber? Bueno, bueno, se los cuento... Nuestra querida jovencita tiene una pequeñita de dos añitos y está a punto de perder su visa en este país. Puede haber algo peor para esta pobre alma en desgracia. Pues claro, su jefa y mentora ha hecho hasta lo imposible por ayudarla a conseguir sus papeles, pero por desgracia como Dani entró ilegal al país las cosas no han sido fáciles. Jex Lester, el guapísimo guardaespaldas, amigo y fiel compañero de Alma y Dana la está pasando mal, creyó que la mujer que había conocido sería el amor de su vida, con la cajita de Tiffany's & co. En sus manos entra en el departamento que comparte con su chica para pedirle matrimonio, pero las copas y la botella de vino descorchada, las ropas lanzadas por todas partes y sonidos que venían de la habitación de ella lo sacan de su ensoñación. La maldita estaba con su mejor amigo riéndose de él, la muy perra lo había utilizado para acercarse a los Scott. Con la ira hasta las masas abrió la puerta de la habitación y los encontró en el acto. No hubo golpes ni gritos, solo un disparo al aire que los sacó de su momento... Dos corazones rotos, una pequeña de sonrisa vivaz y salir del problema en que ambos se encontraban metidos. ¿Matrimonio por contrato? Sí, eso era o una incipiente relación en que o ambos se matan o se enamoran. Seducción, traiciones, secretos, intrigas, mentiras y sospechas, entre giros y más giros, es lo que puedes esperar de una original y divertida historia de amor en la que nada es lo que parece. Acompáñenme a descubrir qué pasará, porque por ahí dicen que siempre hay un roto para un descocido. portada Angie V. Castillo

Capítulo 1 Necesitamos huir de aquí...

-Mamá ¿Estás segura de lo que vamos a hacer?

-Por supuesto cariño, es mejor que lo hagamos de noche, así él no se dará cuenta y podremos huir sin problemas.

-Pero ¿y tu embarazo?

-Tranquila mi niña, este bebé ha pasado por peores momentos por culpa de ese hombre y no quiero que ahora se aproveche de tu inocencia.

Así era mi mamá, una mujer que por segunda vez en la vida se enamoraba de una bestia.

Salvo mi papá, los novios que tuvo eran unos verdaderos idiotas, pero el hombre que le había quitado los sueños era un verdadero mal nacido.

Habíamos dejado todo en Chile por amor. Si, por amor a ese hombre que una vez que la tuvo en su país no ha hecho más que maltratarla, golpearla y ahora, a sus siete meses de embarazo se había fijado en mí.

Ya había cumplido la mayoría de edad, pero mi cuerpo aún era el de una cría y sus constantes toqueteos y palabras sucias incrementaron con el tiempo. Hasta aquel día, en que por primera vez desde que estaba aquí no puse el seguro de mi habitación y me quedé dormida.

Desperté porque me sentía asfixiada, su cuerpo estaba sobre mí mientras me tocaba.

"Calladita y cooperando ", fue lo que me dijo. Sus sucias manos estaban en mis senos y su aliento podrido me rozaba la nariz, traté de gritar, pero no salía nada de mi boca, estaba petrificada esperando lo peor.

Por suerte mi madre se interpuso entre él y lo que me quería hacer, pues yo no fui capaz de defenderme ni de decir nada, estaba en shock y quería que el mundo me tragara...

-Mami, tengo miedo.-dije a penas en un susurro.

-Lo sé, yo también mi niña, pero debemos ser fuertes. Al otro lado, él no nos podrá hacer absolutamente nada.

Era una noche oscura a mediados de agosto, las temperaturas habían sido altísimas y acá en México el calor se sentía mucho más que en mi bella Viña del mar. Otra noche más, pero ésta sería la última. Mi mamá había urdido un plan y con una vecina que vio sus golpes consiguió unas pastillas para dormir al desgraciado de mi padrastro. El hombre era como un tanque, grande y pesado, lleno de tatuajes y según algunos metido en negocios turbios, pero cuando llegamos a México nadie nos dijo nada, fue una tarde de primavera cuando empezaron los golpes y los malos tratos. Desde ahí, mi mamá me obligaba a esconderme cada vez que llegaba drogado y, a pesar de las denuncias y quejas que había interpuesto todo quedaba en nada, pues para ellos este ser despiadado era un buen hombre y perfecto ciudadano.

Nadie creía en una extranjera que se las daba de sabelotodo y menos en una chiquilla incompetente como me hacía ver él ante los demás. Había dejado la escuela en mi país para seguir a mi única familia y, por desgracia, vivía encerrada en estas cuatro paredes porque al señor ese no le interesaba más que para ser su sirvienta y ahora, transformarme en su futura muñeca sexual.

El problema fue cuando mi mamá quedó embarazada, pues al principio aguantó sus vejámenes, pero cuando su embarazo ya fue más notorio el hombre la desechó, trajo a sus amiguitas a esta casa y delante de ellas maltrataba a mi madre y bueno a mí, tratándome como su empleada doméstica y obligándome a servirles.

Nunca me he quejado de trabajar, pero esto era imposible de tratar, el hombre era una bestia y quería que todo reluciera en su hogar, "que para eso las traje" le dijo una vez a mi mamá y ella bajó su cabeza por el miedo.

Si bien en Chile no era mucho lo que teníamos, nos daba para vivir, en nuestra Caleta Abarca lo teníamos todo, una pequeña cocinería que nos daba el sustento y una casita tranquila. Allí estuve hasta mis dieciséis, en ese maldito verano donde el mexicano vino de turista y mi madre cayó a sus pies como una vil enamorada. La convenció de venderlo todo y que nos fuéramos con él y como yo era menor de edad solo asumí y tomé mis cosas para acompañarlos. De eso ya han pasado dos años, en los que he visto y sufrido de lo indecible junto a mi mamá, pues no la dejaría sola.

Estaba encerrada en mi habitación, cuando escuché el golpe suave en mi puerta...

-Ya se durmió ¿Estás lista? - me dijo en un susurro mi mamá, para que abriera.

-Lo estoy.

-Pues vamos.

Tomamos nuestras pocas pertenencias y salimos a hurtadillas de la casa de ese animal, afuera nos esperaba Meche, la vecina y única amiga que habíamos podido hacer en este pueblo.

-Aquí tienes Sarita, con esto más lo que has juntado podrán reunirse con Miguel y pagarle, es el mejor coyote que conozco y podrá pasarlas sin ningún problema.

-Gracias Meche, no sé qué haríamos sin ti. Me faltará vida para pagar todo lo que has hecho por nosotras.

-Pues váyanse y libérense de este desgraciado, con eso me doy por pagada. Cuida mucho de tu mamá mi niña- me dice tomando mis manos y luego acariciando mi cabello-, ustedes dos junto a ese angelito deben ser libres.

-Gracias señora Meche.-me aferré a sus manos y las apreté con afecto, ella era nuestro angelito de la guarda en este pueblo infernal. Ella me miró y besó mi frente para luego hablarnos a ambas.

-Ya váyanse, les deseo lo mejor a las tres y recuerda, cuida bien de tu mamá y de tu hermanita mi niña, ellas son lo más preciado que tienes.

-Con mi vida, se lo prometo...

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