Capítulo 6 Un CEO prejuicioso

Mientras tanto, en el Grupo Patterson, Evan de repente entró corriendo a la oficina del director ejecutivo y le entregó su iPad. Luego, señaló la pantalla y agregó: "Eche un vistazo, señor. ¿No es ese el señor Xavier Patterson?".

Conrad miró la pantalla del aparato y vio un titular sobre un video.

"¡Una joven hermosa se aprovechó de un joven que se desmayó al costado del camino!".

"¿Qué es esto? ¡Ese es Xavier sin duda!".

Cuando vislumbró el rostro de una mujer muy bien vestida, los ojos de Conrad se abrieron.

¿No era ella esa linda carterista que robó un teléfono en el aeropuerto el día anterior?

Al parecer, no solo era una ladrona, sino también una pervertida. ¿Cuántas más etiquetas terribles podría tener?

¿Y por qué eligió a Xavier como su nuevo objetivo? ¿Cuál era su verdadero propósito? Conrad se tocó la barbilla, a la vez que varias preguntas se arremolinaban en su mente.

Después de un rato, este intervino: "Averigua dónde está Xavier y cómo se encuentra. Además, haz que alguien se encargue de investigar a esa mujer. Necesito saber todo lo que sea posible sobre ella".

"¡Claro que sí, señor!".

Con la intención de llevar a cabo las órdenes de su jefe de inmediato, Evan hizo una reverencia y salió del lugar. Pronto, tomó un ascensor hasta el sexto piso. Justo cuando salía de este, se chocó con una mujer.

"Lo siento mucho. Tengo prisa por llegar a una entrevista", Yvonne se disculpó con una elegante reverencia. Cuando levantó la cabeza, Evan se quedó atónito al contemplar tan hermoso rostro.

¿No era ella la mujer que se había aprovechado de Xavier en el video en línea? ¿Estaba allí para una entrevista?

Sin perder un segundo, Evan le envió un mensaje de texto a Conrad y reflexionó: "Señor, me acabo de encontrar con la mujer de la que hablamos hace un momento. Dijo que venía a una entrevista. ¿Cómo debería proceder?".

"¡Dile que venga a mi oficina ahora mismo!".

Para desgracia de Yvonne, había llegado tarde y perdido su entrevista, así que se dispuso a partir del lugar. De repente, un joven se le acercó y le dijo que el director general de la empresa quería verla con urgencia.

Ella lo tomó como otra oportunidad, así que estuvo de acuerdo. Una vez que entró en la oficina, se quedó boquiabierta al avistar lo enorme que era. El lugar estaba ubicado en el último piso del rascacielos. Contaba con enormes ventanales, por lo que podía ver el cielo y un mar de edificios altos afuera.

Por otro lado, el interior de la oficina era simple pero impresionante, y estaba decorado de unos tonos grises, blancos y negros. Se podría decir que al CEO le encantaban los diseños minimalistas.

Yvonne sintió que alguien la estaba mirando, lo que la sacó de su letargo.

Enseguida, giró la cabeza, y se topó con una mirada que la dejó un poco sorprendida.

El hombre en cuestión se encontraba sentado en una elegante silla. Este estaba golpeando sus dedos contra el escritorio mientras le lanzaba una mirada a la joven. Él lucía como una obra de arte en sí mismo. Su hermoso rostro tenía un par de ojos agudos, una nariz recta y unos encantadores labios finos.

Por otro lado, sus hombros eran anchos, y el aura majestuosa que exudaba hacía temblar a Yvonne. Ella no pudo evitar sentir que había algo familiar en él.

De repente, una leve fragancia a madera de sándalo bañó sus fosas nasales.

"Tome asiento, señorita Tate", Conrad ordenó, haciendo que Yvonne saliera de sus pensamientos. Con cautela y la espalda recta, la joven se sentó frente a él.

Supuso que el hombre frente a ella no era otro que Conrad Patterson, el director ejecutivo de la empresa.

Se trataba de un tipo muy importante en Egoford y también uno de los solteros más cotizados de la ciudad. Se decía que casi todas las chicas de la élite social anhelaban estar con él. Después de todo, era un hombre impresionante e imponente.

Todavía golpeando el escritorio con sus largos dedos, Conrad comenzó en un tono tranquilo: "Aplicó para el puesto de diseñadora de perfumes, ¿no es así? ¿Por qué nos elegió? ¿Cuánto sabe sobre nuestra empresa?".

Yvonne ya había estudiado bastante sobre el Grupo Patterson de antemano, por lo que sabía mucho sobre la estructura de la misma y los conceptos que se utilizaban. Como resultado, era pan comido para ella responder a esta pregunta. La respuesta que dio fue tan buena que habría recibido un aplauso si hubiera otras personas presentes.

Aún con eso, Conrad resopló y preguntó: "¿Sabe lo que se espera de los empleados?".

"Las verdad no, ¿podría decírmelo?", Yvonne pronunció cortésmente.

"Las habilidades personales y la formación académica no significan nada aquí. Sin lugar a dudas, lo más importante para nosotros es la moral, y no reclutamos a quienes no respetan los principios". Conrad se echó hacia atrás antes de agregar: "Con lo anterior dicho, tú no estás calificada para trabajar aquí".

La sonrisa en el rostro de Yvonne se congeló en un instante.

Luego, una chispa de furia saltó a sus ojos mientras su expresión se ensombrecía. "Señor Patterson, si mi memoria no me falla, esta es la primera vez que nos vemos. ¿Cómo estás tan seguro de que no soy una persona con principios? ¡No me conoces!".

"¡Claro que sé quién eres!". Antes de continuar, Conrad se incorporó y espetó con sarcasmo: "Sin embargo, no te debo una explicación, ni tengo que recordarte qué fue lo que hiciste".

¿De qué estaba hablando ese hombre? ¿Cómo la conocía? Además, ¿qué había hecho ella para ofenderlo?

La sangre de Yvonne hirvió mientras se preguntaba cuál era el problema que tenía con ella. No recordaba haberlo visto nunca antes.

De hecho, ella ni siquiera quería ir a esa entrevista, sino que fue Aiden quien la convenció. Había venido a este lugar solo para que él dejara de molestarla.

Para su desgracia, conoció a este arrogante director ejecutivo después de perder la entrevista. A lo que ella respectaba, él podría irse al diablo y ese trabajo también. Al fin y al cabo, cientos de personas matarían por tenerla trabajando para ellos. ¡Ella no tenía que dejarse humillar así!