Capítulo 4 4

Él mira hacia arriba y sonríe, caminando hacia mí antes de arrodillarse a mi lado en la cama. "Ya he estado en tu..." Duda y pasa sus dedos por mi sexo abierto y luego los mete en su boca. "Cosas", responde secamente, arqueando la ceja.

Mis ojos se cierran. Oh Dios. no recuerdo

La vergüenza me llena.

-Déjame ir -susurro mientras las lágrimas se escapan y ruedan por mis mejillas.

Su mano sube lentamente por mi torso. Él ahueca mi pecho lleno y luego se inclina y lo toma en su boca. "Me gustan estos", susurra en mi pecho.

Arrugo la cara y niego con la cabeza. "Por favor para. Por favor, te lo ruego. ¿Qué deseas? Déjame ir. Te has divertido.

Muerde mi pezón con fuerza y jadeo de dolor.

"Todavía no he empezado a divertirme", susurra con frialdad.

Desátame. Por favor, desátame -suplico.

Sacude la cabeza mientras pasa sus dedos hacia mi sexo y los desliza a través de mi carne lubricada. Estoy mojado. ¿He tenido sexo ? "Acaso tú...?" No me atrevo.

Sus ojos oscuros bailan con deleite. "Mi lengua lo hizo".

Mis ojos se abren con horror.

Se inclina y besa mi sexo y yo me levanto de la cama para tratar de quitármelo de encima.

"No pude evitarlo", susurra. "Un coño de olor dulce atado abierto para mi mirada es algo que no puedo resistir. Lo disfrutaste, por cierto. Se acuesta a mi lado en la cama y descansa sobre su codo. Él me mira mientras su mano se desliza hacia arriba de mi cuerpo para ahuecar mi pecho. "Aclaremos una cosa". Él se burla.

Aparto la cabeza para no tener que mirarlo y me agarra la cara y arrastra mis ojos para encontrar los suyos.

"Soy el jefe aquí".

Lo miro.

"Haces lo que quiero, cuando quiero".

"Como la mierda que hago", susurro con enojo.

Él sonríe con una sonrisa malvada. "Si lo que quiero es que mi polla parta tu culo virginal en dos... entonces esa es mi decisión. No jodidamente tuyo.

Trago el miedo en mi garganta mientras sus fríos ojos sostienen los míos.

Vete al infierno susurro.

"Soy el guardián de la puerta del Infierno, bebé. Bienvenido a casa."

son los ojos sostenidos mía antes de que se ponga de pie y se saque una camiseta por la cabeza y se suba la cremallera de los vaqueros. Camina hacia la puerta.

"Dónde.... ¿adónde vas?" tartamudeo.

"Fuera", gruñe.

Miro alrededor de la habitación fría. No puedes dejarme aquí así. Por favor. Por favor déjame ir. Desátame. Sacudo la cabeza con pánico. "No le diré nada a nadie. Lo juro, no lo haré.

Sus ojos sostienen los míos por un momento antes de volverse hacia la puerta de nuevo.

"Tengo frío. Por favor. Déjame ponerme algo de ropa -suplico.

Sin preocuparse ni una pizca de remordimiento, desaparece por la puerta. Hace clic cuando gira la cerradura desde el exterior.

Silencio.

El sonido de mi respiración se estremece en el aire. Jadeo mientras trato de controlar los latidos erráticos de mi corazón. Lágrimas petrificadas de desesperación ruedan por mis mejillas.

¿Qué hago ahora?

El resplandor de una pequeña lámpara es la única luz en la gran sala y han pasado horas desde que mi captor se fue. A la derecha de la puerta hay una entrada corrediza que asumo conduce a un baño. Puedo ver el reflejo de una toalla colgada en un espejo. Un pequeño escritorio, una lámpara y una silla están en la esquina y un pequeño salón de dos plazas está a los pies de la cama. La habitación es fría y poco acogedora. Las paredes están pintadas de un gris carbón oscuro y tengo la extraña sensación de que la habitación se mueve. Yo se que no puede ser, debe ser la droga que me dieron para noquearme. Se siente como si fuera casi la mañana, aunque he perdido completamente la noción del tiempo. Escucho una conmoción afuera y luego la llave girando en la puerta.

Oh, no. Él está de vuelta. Mi ritmo cardíaco se acelera y dejo de respirar mientras veo que la puerta se abre lentamente. Aparece a la vista y enciende la luz, sonriendo sombríamente mientras sus ojos escanean mi cuerpo.

"Cariño estoy en casa." Él sonríe.

Maldito pendejo .

Aparto la cabeza de él y miro la pared. Ni siquiera puedo mirar a este monstruo. De repente, un grupo de hombres borrachos entra a trompicones en la habitación detrás de él y yo arrugo la cara por el miedo. El olor a alcohol es acre y sé que están aquí para turnarse.

"Vinimos por nuestro postre." Uno de los hombres sonríe mientras baja la cremallera de sus jeans.

Todos empiezan a silbar como lobos cuando uno toca mi pecho y otro mete la mano entre las piernas.

-No -susurro. "Por favor no."

"Manos fuera". El hombre alto gruñe. "Salir."

"Vete a la mierda, hombre. Te has divertido. Es nuestro turno. Se desabrocha los pantalones y sostiene su polla sobre mi cara.

El hombre alto lo empuja lejos de mí. "Dije... vete a la mierda. No estoy compartiendo. Ya te dije."

Otro hombre toma mi seno en su boca y el tipo alto lo empuja violentamente al suelo y lo patea mientras está caído. Otro se lanza sobre mi cuerpo y el tipo alto le da un fuerte puñetazo en la cara. Todos empiezan a discutir.

"La trajimos aquí para todos nosotros", grita un hombre.

"Las reglas han cambiado. ¡Salir!" Gruñe enojado mientras empuja a un hombre hacia la puerta.

Otro hombre hace un último intento de tocarme y el tipo alto se vuelve loco y lo golpea con fuerza tres veces en la cara. Después de muchos empujones, empujones y discusiones, los hombres finalmente se van. Cierra la puerta detrás de él y luego se vuelve hacia mí.

Me permito respirar y luego veo un destello de excitación en su rostro y mi alivio es de corta duración.

Ahora se va a divertir.

Me siento enferma.

no puedo hacer esto

Se acerca a un lado de la cama y me mira fijamente. Lo miro con visión borrosa.

-Drógame -susurro mientras giro mi cabeza lejos de él. "Noqueame".

"¿No quieres disfrutar de mí?" pregunta rotundamente.

Trago el nudo en mi garganta mientras miro la pared, las lágrimas corren por mi rostro. No puedo creer que me haya preguntado eso.

Me giro para mirarlo y mis ojos fríos sostienen los suyos. "Si crees que ser violada mientras estás atado a una cama es la fantasía de toda mujer, eres tan tonto como pareces". Me burlo.

Su rostro permanece sin emociones. Se inclina y comienza a desatar uno de mis pies. Lo afloja y solo quiero patearlo en la cabeza.