Capítulo 9 9

Fue algo muy raro.

Poco contacto tuvo con aquel embarazo y no era un gran entusiasta de tener un hijo con Alice, pero nunca pensó en la muerte de esa criatura y más ahora que sabía que era necesario un heredero de la unión de ambas familias para mantener dicha unión.

Siempre los despreció a ambos y los dejó en aquella casa encerrados, siendo inconsciente de que podría necesitarlo, que su padre había llegado a un acuerdo con los Taylor.

¡¿Cómo es que no le dijo algo así?! Le habría prestado al menos una poca más de atención a Alice o su embarazo.

¿Habría sido por su culpa?

¿Tuvo que ver con la manera en la que él tomó la noche anterior a su esposa? ¿Sería posible?

«No, no puede ser que sea mi culpa, algo debió haber hecho ella mal como para perder a nuestro hijo. Si hay un culpable, debió de ser ella que era la que estaba embarazada, culpa mía no puede ser.» Decía a sí mismo para no cargar con ese peso, camino hacia el hospital donde ella se encontraba, viéndose ya con la responsabilidad de tener que visitar a su esposa ante la pérdida de su hijo, estaba quedando muy mal al tardar tanto en ir. O no responder alguna de las llamadas.

Las fuertes lluvias no habían cesado desde la noche anterior.

Cuando llegó allí, se encontró con la familia Taylor.

Sofía se paró a recibirlo, recibirlo con tremenda cachetada en su cara.

¡Plaf!

-¡Maldito bastardo!-gritó con enojo contra su cuñado.-¡¿Cómo te atreves a dejar a mi hermana sola en un momento así?! ¡Tú hijo murió! Y no estuviste aquí.-le reclamó con fuerza, llamando la atención de los demás.

-Estuve fuera por viajes de negocios.-planteó aquella excusa, no teniendo otra que fuera muy válida, porque mientras se revolcaba con su amante, su mujer daba a luz y su hijo moría.

-¡Y una mierda, Robert! Tienes una amante y eso a todos nos queda claro, ¿crees que no te he visto con ella? Mantenías a mi hermana encerrada, mientras a ella la exhibías de tu mano por todo el maldito país, sin tener un mínimo de vergüenza. ¡Pero te juro por lo que más quiero que vas a pagar lo que has hecho!-le amenazó.

-Quiero ver a mi esposa, ¿dónde está?

-¿Ahora tienes esposa?-enarcó una de sus cejas y torció su boca al hablar, escuchando aquella ridícula oración de parte de Robert.-Ahora sí es tu esposa, ¿no?

-Alice nunca ha dejado de ser mi esposa, Sofía. Y mira ver si cuidas tu tono al hablarme, deja de ser tan grosera con tu cuñado.

-No puedes verla ahora, está descansando.-ella sabía que Jared aún estaba con ella y quería darle privacidad a ambos, sabiendo que en esos momentos la presencia de Robert no era necesaria y más si interrumpía aquel momento entre Jared y Alice.

Quería que estuvieran más tiempo juntos, porque había pasado mucho rato y Alice no lo había sacado de la habitación, indicando que estaba muy bien con la presencia de Jared a su lado.

-Ahora es cuando puedo verla, tengo que volver a viajar.

-Claro.-Se dio la vuelta, cruzada de brazos.-Dirás, siendo más claro y más directo, que solo estás aquí por compromiso, ¿no? ¿Ya te diste cuenta de que metiste la pata y viniste a ver si puedes arreglar algo? Vete por donde viniste, no era ahora cuando hacías falta. Tu hijo tuvo algunas horas de vida, y ni así lo pudiste conocer. Y por si te interesa, su nombre era Ethan. Un hermoso bebé, que desde luego no merecías.-se acercó a Robert y dejó una mano sobre su pecho.-Dale el maldito divorcio a mi hermana, ¿sé que no sé lo que ha pasado? ¡La encerraste en aquella maldita casa! Pero te lo juro...¡haré que mi hermana te deje!

-¿En qué sala está mi esposa, Sofía? Tengo que verla.-pidió con impaciencia, cansado de las palabras de su malhumorada cuñada que hasta se había atrevido a pegarle. No creía sus amenazas porque un divorcio no dependía de ella y ya los señores Taylor le habían dejado claro a Alice que tenía que seguir con aquel matrimonio.

-Ya basta, Sofía.-se quejó el señor Taylor, viendo el trato que le brindaba Sofía a su cuñado.-Muestra un poco más de respeto y deja que sea su esposa quien le de el reproche por perderse un momento como este.-dijo.-Es aquella habitación.-Le indicó su suegro.

Robert caminó hacia allá, tocando su mejilla en la que Sofía le había golpeado.

-Aún siguen creyendo que son superiores.-dijo en voz baja. Llegando a la puerta de Alice, abrió con cuidado y de manera silenciosa, viendo aquella imagen que le dio realmente mucho qué pensar. Su esposa estaba recostada al pecho de su mejor amigo, Jared, mientras ambos lucían de manera muy relajada, con sus ojos cerrados, él acariciando su cabello y ella con sus manos sobre su pecho.-¡¿Pero qué diablos pasa aquí?!-Preguntó de manera escandalosa, espantándolos a los dos ante el grito que él pegó.

De inmediato, Alice enfocó sus ojos en él, mostrándose enfadada al ver su presencia allí.

-¿Qué haces tú aquí, Robert?-le preguntó su esposa.

-Es la pregunta que tengo que hacerle yo a Jared. ¿Qué haces aquí? ¿Por qué acunas a mi esposa de esa manera? ¿Por qué estas sobre su cama? ¿Qué diablos significa esto? ¡¿Qué haces aquí?!

-Nada, no significa absolutamente nada, Robert.-Respondió Jared, bajando de forma inmediata de la cama y dejando a Alice en ella.-Me di cuenta que Alice había dado a luz y quise pasar a visitarlos a los tres, pero luego...me di cuenta que el bebé había fallecido. Estábamos charlando y puede que ambos nos quedáramos dormidos.

-¿En esa posición? ¿Qué maldita charla era esa? ¿Por qué mi mujer estaba entre tus brazos? ¡Es que no lo entiendo!-señaló la cama, donde hace solo unos segundos los vio a ambos.

-¿Sabías que Jared y yo somos amigos?

-¡Ah, claro! ¡El amigo de mi esposa! También es amigo mío y creo que mucho antes que tuyo. Alice.-caminó hacia su esposa y arremetió contra sus labios en un beso que ella no esperaba, dejando su cara pegada contra él, obligándola a no terminar el beso y haciendo que Jared se diera la vuelta, dándoles privacidad. Y continuó con aquel beso forzoso por casi todo un eterno minuto.-¿No crees que debes de guardar un poco más de respeto para con mi esposa, Jared? Esa no son las maneras en las que debes consolar a una mujer casada y menos sin la presencia de su esposo. ¿Qué quieres que piense?-preguntó al terminar el beso.

-Nunca me faltó al respeto, Robert, ¿pero qué diablos dices?-limpió su boca, evitando mirar a alguno de los dos. Y sabiendo lo incómodo que estaba siendo esa escena para Jared.

¿Cómo es que justo en aquel momento llegaba Robert? Ella no lo quería allí, no necesitaba su presencia.

-Tú guarda silencio, es una charla entre mi amigo y yo.

-No le he faltado al respeto, Robert. Pero como te dije, Alice también es mi amiga, tenía que venir aquí, no solo por ti, por ambos.

-Ahora es mi esposa, te ruego que solo te centres en tu amistad conmigo y des por ser mínima tu relación con ella. Tiendo a ser un hombre celoso, aunque claro, da gracia pensar que Alice tendría alguna oportunidad contigo.-observó el vientre abultado de su esposa y miró que aquello aún estaba grande, como si hubiera todavía un bebé allí dentro, su cara seguía tan gruesa como la recordaba y esos brazos llenos de grasa. No, no era atractiva para él, de vez en cuando pensaba en cómo fue que pudo acostarse con ella y dejarla embarazada. Pero era su esposa, ¿no? Ella subió las sábanas sobre su cuerpo y lo ocultó, sintiendo la mirada crítica que le daba su esposo, con respecto a su aspecto. Por unos breves segundos se sintió pequeña e insignificante, muy fea y demacrada, pero luego recordó la confesión de Jared y sabía que él sentía lo mismo que ella, pero ella no llegó a confesar sus sentimientos, solo escuchar los de él.-¿Nos dejas a solas? Tenemos muchas cosas de que hablar.

Jared se dirigió hacia la puerta en silencio, sin mirar atrás.

Cuando estuvieron a solas, Robert tomó asiento en la cama, a los pies de ella.

-Tu presencia no era necesaria, Robert.-dijo malhumorada.

-Lo siento, por el bebé.-dijo.-¿Qué fue lo que hiciste mal?

-¿Qué fue lo que hice mal? ¿Crees que yo hice algo malo?-comenzó a llorar, pensando en esa posibilidad.-No hice nada malo, lo amé como a mí misma y puede que más, cuidé muy bien de él y luego de tenerlo en mis brazos...ya no estaba. Ethan se había marchado.

-Incluso le diste un nombre sin mi permiso.-observó.

-Era mi hijo, ¡mío!

-También mío.

-¡Yo estuve con él todo este tiempo! ¿Dónde estabas tú? Duró horas con vida, quizás también en espera de poder conocer a su padre, pero...aquí no estabas, Robert. Aquí no estabas.

-Tengo más responsabilidades de las que puedes imaginar. Pero repondremos esta pérdida en poco tiempo.

-¿Qué? ¿A qué te refieres, Robert?-¿cómo que reponer?

-Digo que quiero que intentemos tener más hijos, a ser posible que salgan vivos, que nazcan vivos y se queden vivos.

No se había enfriado bien el cuerpo de Ethan cuando ya Robert hablaba de otros hijos y aquello entristecía mucho a Alice.

-No podría, no quiero.

-Tienes una responsabilidad conmigo, con los Graham y con los Taylor. Nuestro matrimonio tiene que dar frutos y esos frutos solo pueden ser nuestros hijos, Alice. Una vez que sea posible, tienes que quedar embarazada, otra vez. Y quiero que te quede claro, tu amistad con mi amigo no me gusta. Y si no me gusta...tienes que alejarte de él, aquí no lo quiero, a menos que venga conmigo, no por su cuenta como si tuviera algo que ver en todo esto. ¿Cómo te atreves a acercarte a otro hombre?

-¡Es mi amigo!

-¡Ya no!

-No será así solo porque tú lo digas, Robert.

-¿Quieres apostar? Controlo cada parte de tu vida, y ya te digo que Jared es mi mejor amigo, no tu amigo. Que te quede claro. ¡Es mí amigo! No tuyo. Tu amistad con él y cualquier otro hombre acabó desde que te casaste conmigo, Alice Graham. Mi esposa no tiene amigos.