-No lo sé, no creo que mucho -responde-. Esta no será una búsqueda masiva, puesto que así se podría saber en la prensa, así que muchas opciones no tendrá.
-¿Cómo te enteraste tú? No lo entiendo.
-No te puedo contar.
-¿Y estás segura de que es algo real y no una broma? Tal vez...
-Me contó una persona cercana a Marcello, así que sí -me interrumpe. Alzo mis cejas impresionada-. Es completamente real.
-¿Por qué no enviaste el formulario también?
-¿Yo? Claro que no, no quiero hacerme cargo de dos niños aunque me paguen todo ese dinero mensual.
-Yo tampoco me veo capaz de eso, sólo estoy pensando en el dinero -admito y ella ríe-. ¿Cómo crees que lo harán para que nadie hable? ¿Y si alguien conoce a la mujer elegida y le dice a la prensa que todo es una mentira...?
-Estoy segura de que Marcello Greco tiene todo perfectamente calculado. Lo que menos es, es ser tonto. Supo salir adelante con dos hijos a los 16 años y logró pasar de una familia pobre, a ser un billonario -me recuerda. Asiento levemente-. Así que jamás dudes de sus capacidades, menos de su poder.
-Vale, dejemos de hablar de Greco y su loca búsqueda de una madre falsa para sus hijos.
-Hoy me voy a pasar a un bar después del trabajo -me cuenta-. Van a estar los chicos, ¿quieres ir conmigo? -me pregunta emocionada-. Ya los conoces a todos, te llevaste bien con ellos.
¿Volver a ver a Nick? No lo sé
-¿Ir a un bar el primer día de la semana? No, gracias -río.
-Vamos, no seas así -hace un puchero con los labios.
-Quedo muertísima los lunes. No me imagino yendo a un bar después de mi horario de trabajo, además estoy con pantalones cargo y una polera.
-¿Y? ¿Desde cuándo te ha importado verte bien?
Desde que follé con tu amigo
-No digo que me importe verme bien, sólo digo que no estoy en condiciones para ir.
-Por favor, hazlo por mí... -pestañea con rapidez y junta sus manos, casi suplicándome.
(...)
-¡Arabella! ¡Qué bueno tenerte por acá! -Penélope grita al verme entrar con Chloe al bar. Sonrío y camino al lado de mi compañera hasta llegar a la mesa donde se encontraban los chicos.
Trago con dureza al sentir sobre mí la mirada de Nick y me concentro en saludar a los demás chicos para dejarlo a él de los últimos.
-¿Cómo estás? -le pregunto al saludarlo con un beso en la mejilla.
-Bien, bien -responde con una sonrisa y me hace un gesto para que me siente al lado de él. Con las piernas casi temblorosas lo hago-. ¿Tú?
-Cansada, pero bien -admito-. Presiento que mi jefe me odia, aunque el odio es mutuo.
-¿No has pensado en cambiarte de trabajo? -Oliver me pregunta y yo obviamente no hablo sobre lo de Marcello.
-No. Creo que no sería buena en otra cosa.
-Te tienes muy poca fe, eso no es bueno -Elena dice y yo asiento de acuerdo.
-Lo sé, pero de verdad no me siento capaz de hacer algo distinto a lo que ya sé -me da vergüenza decirlo, pero así es-. ¿Y ustedes? ¿En qué trabajan?
-Elena y yo trabajamos en Zara -Penélope contesta.
-Yo soy barbero y Nick es entrenador personal -Oliver habla.
Ya sabía yo que el cuerpazo de Nick no era por nada
-Si quieres podemos recomendarte a nuestra jefa, somos muy buenas amigas -Elena me sonríe amable y yo niego con una sonrisa también.
-No se preocupen. Creo poder aguantar un poco más en la heladería.
-¿Vas a tomar o comer algo? Yo iré a pedir una hamburguesa -Chloe me mira con las cejas alzadas.
-Una hamburguesa con queso y una Coca Cola, por favor.
Asiente y se va después de desordenar el cabello de Oliver.
-¿Qué pediste tú? -le pregunto a Nick cuando los demás chicos se ponen a conversar entre ellos.
-Un sándwich de jamón, lechuga, aguacate y tomate -responde-. Estaba muy bueno, me lo comí en unos minutos.
-Que sano, igual que mi hamburguesa con Coca Cola -digo irónica y el ríe-. Soy demasiado buena para la comida chatarra. A veces intento dejar eso de lado, pero simplemente no puedo.
-Pero al parecer, comes y no engordas -se encoge de hombros-. Porque estás muy bien.
Noto un destello de coquetería en su voz, pero no puedo decir nada puesto que Chloe llega nuevamente a la mesa, acaparando la mirada de todos.
-Se demorarán poco, diez minutos o algo así.
-Vale, estoy muerta de hambre -admito. Peino con las yemas de mis dedos mi cabello y suspiro con pesadez al ver que me saco unos cuantos pelos-. Se me cae demasiado el cabello.
-No eres feliz en tu trabajo. Eso te genera estrés.
-No piensen que soy la mujer más infeliz del mundo tampoco -le aclaro a Elena y a los chicos-. Sólo me gustaría hacer algo más importante, tengo 24 años y trabajo en una heladería, ya saben a lo que me refiero... -y como si los mismos dioses del destino me estuvieran escuchando, mi celular vibra al terminar de hablar. Lo saco del bolsillo de mi pantalón y frunzo el ceño al ver que me llegó un correo-. Chloe, ¿me puedes acompañar al baño un momento, por favor? -le doy una mirada de "es importante" y una sonrisa falsa. Mi ahora amiga, asiente con vehemencia antes de ir a paso rápido al baño mientras yo la sigo.
-Dime que es lo que creo que es, por favor -susurra emocionada cuando llegamos y nos ponemos frente al espejo.
-No lo sé, me llegó algo del correo al que le mandé el formulario. Ahora lo voy a leer.
-Léelo en voz alta, por favor -me pide cuando nos quedamos solas en el baño.
Carraspeo antes de abrir el mensaje.
-Querida Arabella Williams, hemos recibido su formulario y nos complace informarle que Marcello Greco la ha elegido como su primera opción para tener una junta con él. Es por esto que la esperamos mañana, a las 9am en el Hotel Supremo -Chloe chilla de felicidad cuando hago una pausa y yo abro los ojos impresionada-. Le recordamos que esto es confidencial. Estamos dispuestos a tomar medidas legales si es que nos enteramos de que le está vendiendo esta información a la prensa, o a cualquier persona. Muchas gracias por su interés, la esperamos.
-¡Dios! ¡Estoy tan feliz por ti! -mi compañera me abraza mientras da pequeños saltitos, pero yo estoy en shock.
¿Estoy soñando?