Capítulo 5 Consecuencias

Vincent no vio a Sophia durante dos días. Ella le había dicho que empezaría a trabajar al día siguiente y que no quería meterse en líos al principio, así que tenía que quedarse y aprender. Él la respetaba, así que esperó una señal de la humana para volver a verse.

Pero su paciencia sólo se limitaba a Sophia y cuando se enfrentó a Samuel, para explicarle las razones por las que había golpeado a Víctor, casi matándolo en el proceso, no se tranquilizó en absoluto. Ya sospechaba que esa conversación se produciría y que el tono sería de acusación, con la preocupación de mantener en secreto lo que trataban, así que las defensas estaban levantadas. No tenía ningún interés en dar explicaciones, en tratar de entender por qué era así y no sería Samuel quien desentrañara esas cuestiones.

En cuanto llegó a casa de Samuel y Viviane, sentado entre los cambiaformas mientras el humano observaba demasiado cerca, se sintió aún más incómodo con la situación.

- ¿Por qué le hiciste eso al humano? Sabes lo importante que es que nos mantengamos controlados, sin llamar demasiado la atención, más de lo que ya lo hacemos naturalmente. - dijo Samuel, cuando los tres estuvieron en sus asientos.

- ¡Me ha provocado! - dijo Vincent, más nervioso de lo que pensaba, sentado en aquella mesa con los otros dos cambiaformas mirándole fijamente, además de la humana Viviane, el alma gemela de Samuel, que parecía afligida viendo aquella conversación.

- ¿Y eso te dio derecho a casi matarlo a puñetazos? ¡Lo golpeaste, Vicente! ¡Lo dejaste inconsciente! ¿Sabes que está en el hospital, todavía inconsciente?

- ¿Has ido a verle? - preguntó el más joven, sorprendido.

- Claro que fui. Tenía que saber en qué situación nos encontrábamos. Como aún no se ha despertado, no puedes acusarle de nada.

- No me acusará de nada.

- ¿Por qué estás tan seguro?

- No es la primera vez, Samuel. Pensé que James ya te lo habría dicho. Siempre hemos estado peleados, Víctor y yo. Así que relájate. Está vivo, tú mismo lo viste.

- ¿Realmente crees que eso lo justifica?

Samuel sabía que no debía sorprenderse. Ninguno de ellos tenía un temperamento tranquilo y Vincent era el peor de los tres. Se sintió aliviado porque sabía por todo lo que había pasado el otro, que sólo tenía dieciocho años, pero aun así le sorprendió verle tan tranquilo, sin remordimientos, hablando de golpear a alguien que obviamente no tenía ninguna posibilidad contra alguien como él.

- ¡Sí, eso creo! Escucha Samuel, Víctor ha sido un desencuentro desde el instituto. El imbécil se burla de mí cada vez que puede y yo siempre me defiendo. Ayer me pasé un poco de la raya, pero los dos sabemos que nunca lo dejo pasar.

- Eso es verdad. - Dijo James, ganándose una mirada molesta de Samuel al intervenir en favor de su mejor amigo.

- ¿Estás de su parte? - Preguntó Samuel, ganándose una mirada exasperada.

- No es cuestión de bandos. Yo estaba con Vicente en la escuela Samuel, dijo la verdad. ¿Debería haber intentado matarlo por eso? Obviamente no, pero lo entiendo. A veces es difícil aferrarse a alguien que siempre te ha hecho daño.

Vincent sonrió, admirando su práctica y miró a Viviane.

- ¿Qué tienes para desayunar? - preguntó, aún sonriendo y ganándose una de vuelta. Ella se sintió tan aliviada como él de dejar ese tema a un lado.

- Café, huevos, beicon y tostadas. - respondió rápidamente, en cuanto vio que Samuel abría la boca para protestar, dispuesto a iniciar de nuevo la discusión.

Dándose por vencido al ver que estaba solo en ésta, el mayor del grupo suspiró y se levantó para ayudar a su novia a poner la comida que habían preparado en la mesa.

Sin embargo, cuando le contó a Sofía lo que había hecho, las cosas fueron un poco diferentes para Vincent. No le hizo ninguna gracia.

Sólo pudieron verse el sábado. Sophia se sentía cansada, sobre todo de fingir ser la niña feliz que había sido en el pasado, añorando su cama, pero al mismo tiempo echaba de menos la paz que sólo aquel pueblecito y Vincent parecían ser capaces de transmitirle, así que no dudó en llamar al cambiaformas cuando le avisaron del tiempo libre. Quedaron directamente en su casa, para cenar juntos.

No esperaba que la bombardearan con tan malas noticias.

- ¿Qué has hecho? - dijo Sophia, levantándose de la silla. Era la primera vez que Vincent la veía tan enfadada.

- No pasa nada, Sophia. Está vivo. - dijo Vincent, pero se sobresaltó al verla darle la espalda y entrar en el salón.

- Oh, eso me tranquiliza tanto.

El sarcasmo desbordó su discurso, pero Vincent estaba más preocupado por el hecho de que ella caminaba hacia el bolso y las llaves que había dejado en su sofá.

- ¡Sophia, no te vayas! Hablemos...

- ¿Sobre qué? ¿De cómo casi matas a ese tipo?

- No iba a matarlo.

- ¿Cómo sabes eso? Porque por lo que me contaste, si no fuera porque aparecieron Samuel y James, seguirías pegando.

Vincent suspiró, sin dudar de que ella tenía razón, pero aún queriendo evitar que se alejara.

- Lo siento. Haré un esfuerzo por cambiar.

Fue el turno de Sophia de suspirar, pero dejó caer sus cosas y se acercó al cambiaformas, poniéndole la mano en el pecho.

- No quiero que cambies por mí. - susurró.

Vincent se quedó confuso, sin saber qué hacer con aquella información.

- Entonces, ¿qué quieres? Haré lo que tú quieras.

Vicente nunca se imaginó diciendo eso por alguien, pero cuando dijo esas palabras con tanta sinceridad supo que estaba haciendo lo correcto, por la persona que realmente lo merecía. Las palabras que salieron de ella lo demostraron todo.

- Cambia por ti mismo. Si crees que te sentirás mejor cambiando, intenta hacerlo. Sé lo que es cambiar por alguien y es horrible. No le deseo lo mismo a nadie.

Sophia sonrió al ver la expresión de fastidio que apareció en el rostro del apuesto varón.

- ¡No te compares con esa cosa! Tú eres mucho mejor y quiero estar contigo. - Dijo Vincent, volviendo a sonreír al ver la sonrisa juguetona en el rostro de ella.

- ¿Quieres estar conmigo porque soy mejor que un vampiro?

- Exacto.

Ambos rieron y Vincent la atrajo contra él, besándole la mejilla.

- ¿Me perdonas? - preguntó el metamorfo, aún abrazándola, separándose lo justo para mirarla a la cara.

- Ya no vas a pegar a nadie, ¿verdad?

- Sólo a tu ex, si vuelve a aparecer por la ciudad. ¿Te parece bien?

Sophia aceptó con una sonrisa y le dio el beso que sabía que llevaba esperando desde que había entrado por la puerta.