¡No seré tu sumisa!
img img ¡No seré tu sumisa! img Capítulo 6 Rebelde y malhumorada
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Capítulo 7 Carpeta roja img
Capítulo 8 Una mujer agitada img
Capítulo 9 Aparato vibrante img
Capítulo 10 Autoplacer img
Capítulo 11 Morir o suicidarme img
Capítulo 12 Una noche en danico img
Capítulo 13 Ola de calor img
Capítulo 14 Secuestrada por mi jefe img
Capítulo 15 Deseo, pasión y lujuria. img
Capítulo 16 Gata salvaje img
Capítulo 17 ¿Eras virgen o no img
Capítulo 18 Eloise img
Capítulo 19 Un hombre controlador img
Capítulo 20 Sexo virtual img
Capítulo 21 Ojo por ojo diente por diente img
Capítulo 22 Mas viva que nunca img
Capítulo 23 Amo-sumisa-Ama-sumiso img
Capítulo 24 Cuarto rojo y negro img
Capítulo 25 Momentos íntimos img
Capítulo 26 Celosa img
Capítulo 27 ¿Sugar Daddy o sugar baby img
Capítulo 28 Un rico masaje en la oficina img
Capítulo 29 Número desconocido img
Capítulo 30 Domando al italiano img
Capítulo 31 Sumisa rebelde img
Capítulo 32 Una decisión img
Capítulo 33 Un tatuaje img
Capítulo 34 Un golpe fuerte img
Capítulo 35 Una fiesta fascinante img
Capítulo 36 ¡Di que eres mía! img
Capítulo 37 Será solo mío img
Capítulo 38 Cómo un águila img
Capítulo 39 Una demanda img
Capítulo 40 Torre Eiffel img
Capítulo 41 ¿Juan el mecánico img
Capítulo 42 ¡No soy tu propiedad! img
Capítulo 43 Una relación tóxica img
Capítulo 44 Una decisión img
Capítulo 45 No me dejes img
Capítulo 46 Un viaje img
Capítulo 47 Moscú img
Capítulo 48 Un día de chicas img
Capítulo 49 Una obra de Arte img
Capítulo 50 Un deseo incontrolable img
Capítulo 51 Una noticia img
Capítulo 52 Un corazón roto img
Capítulo 53 Dejarlo ir img
Capítulo 54 Desgracias img
Capítulo 55 Un viaje a Florida img
Capítulo 56 Un enfrentamiento img
Capítulo 57 Una decepción img
Capítulo 58 Hombre no es gente img
Capítulo 59 Una mirada oculta img
Capítulo 60 Deseo incontrolable img
Capítulo 61 Fiesta de inauguración 1 img
Capítulo 62 Fiesta de inauguración 2 img
Capítulo 63 Fiesta de inauguración 3 img
Capítulo 64 Una esperanza img
Capítulo 65 Extra, una mujer caprichosa img
Capítulo 66 Otro sueño cumplido img
Capítulo 67 Éxtasis img
Capítulo 68 Una visita no esperada img
Capítulo 69 Una bonita declaración img
Capítulo 70 Una noche inolvidable img
Capítulo 71 Siempre te amé img
Capítulo 72 Un pequeño latir img
Capítulo 73 Una hermosa noticia img
Capítulo 74 Un buen partido img
Capítulo 75 Una mujer afortunada img
Capítulo 76 Despedida de soltera de Sam img
Capítulo 77 Despedida de soltera de Fernando img
Capítulo 78 Boda roja pasión img
Capítulo 79 Caliente luna de miel img
Capítulo 80 De vuelta a Italia img
Capítulo 81 Sexo de los bebés img
Capítulo 82 Nacimiento de los gemelos img
Capítulo 83 Una mano para tocar las estrellas img
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Capítulo 6 Rebelde y malhumorada

Pov Samantha.

Llegar temprano a la oficina nunca había sido tan placentero para mí cómo hasta el día de hoy. La realidad es que no pude dormir en toda la noche, me rehúse a lavar el pañito de Fernando porque quería seguir oliendo el aroma del mismo, y también tenía sus ojos azules en mi mente, desnudándome y haciéndome suya sin contemplación.

Entro al edificio con dos tazas de capuchino que compré en el camino, uno para mí y uno para Cloe. Es la única amiga que tengo, además de las monjas del orfanato.

Tomo el ascensor tratando de contener los nervios que se generan en mi cuerpo al pensar en volver a verlo.

«Tienes que acostumbrarte»

Fernando es ahora mi jefe y estará por aquí por mucho tiempo, si no es para siempre. He escuchado que su padre acostumbra a que sus hijos hereden sus empresas, y seguramente si lo envío aquí es porque está es la de él.

De solo pensarlo mi corazón se detiene, y un frío recorre mi vientre hasta llegar a mis piernas.

Inhalo y exhalo antes de que se abra el ascensor. Lo primero que ven mis ojos cuando camino unos cuantos pasos, es el rostro de desagradable de Gerad Dubois; y no es que sea un hombre feo, es atractivo, tiene cejas pobladas, y labios gruesos, pero su presencia es desagradable, es como si él fuera el típico villano de una historia de terror.

-Tenemos trabajo que hacer, pastelito -subo la ceja con molestia.

No le tomo importancia y a pesar que se que camina detrás de mí, sigo hasta el puesto de trabajo de Cloe. Pongo el capuchino en su mesa y sigo a la oficina luego de darle los buenos días.

-Buenos días jefa, y gracias por el café -dice emocionada y yo sonrío.

Me siento en mi escritorio al mismo momento que cruzo mis piernas. Gerard me detalla de manera asquerosa, y no lo culpo. Llevo mi cabellos recogido en una coleta alta que llega hasta a la punta de mi trasero; un falda negra con abertura hasta mis muslos una camisa de botones blanca, que cabe destacar que los primeros botones están un poco abierto, y no es porque quiera mostrar mis senos, es por la sencilla razón de que ya no me queda (tengo que comprar ropa nueva lo sé).

-¿Qué trabajo? Yo creo que la que tendría que saber del trabajo relacionado soy yo antes que tú, ¿no es así? -En los labios del hombre se dibuja una sonrisa que estoy segura que es burlesca.

Aprieto mis puños con fuerza, porque si Fernando le informó de algún proyecto, algún trabajo o algo similar a él antes que a mi que soy la gerente de la empresa, lo voy a matar.

«No puedo matarlo, no antes de que me folle»

«No todo es sexo Samatha», me regaño enseguida mentalmente.

-Fernando me acaba de dar lo próximo que ha creado su familia, se trata de la inteligencia virtual, es un proyecto que lleva años desarrollándose, pero que se pondrá en mecanismo aquí en nuestras instalaciones por órdenes de Demetrio -explica.

La rabia se apodera de mi porqué soy yo la que debería saber está información primero que él. Sin responder a nada de lo que dice, tomo mi bolso y camino hasta la oficina de Fernando.

-Señorita, el señor Fernando está en una reunión -habla Lucas el secretario de Fernando.

Sin importar las palabras de él, entro dando un portazo. Me quedo inmovil al ver en la pantalla a Demetrio Laureti y Evangelina Anderson hablando con su hijo. Me quedo helada porque la pantalla es tan enorme que ellos pudieron ver la rabia con la que entré a la oficina.

-Buenos días señor Demetrio, señora Eva, disculpe, no sabía que estaban en una reunión. -Miento.

El rostro de Fernando se torna burlesco al verme tan nerviosa, y si que lo estoy; aparte de que respeto mucho al hombre que confío en mí, debo reconocer que el rostro y la autoridad de Evangelina Anderson me genera ansiedad.

-Para la próxima debe tocar la puerta señorita Samantha -dice Fernando mientras recuesta su cuerpo hacia atrás

Está sentado en el sofá de terciopelo negro, uno que no había visto jamás en esta oficina, así que supongo que la ha mandado a remodelar, aún huele a nuevo, y además, el decorado es exquisito, entre negro y carmesí, dandole ese toque sexual y elegante al lugar (justo como es él). Lo miro con una ceja alzada porque él tampoco toca cuando entra a mi oficina, y más porque luce tan espectacular en un traje azul claro adherido a su cuerpo, lleva otro reloj en su mano izquierda, que combina con su atuendo ¿cuántos relox tienen?

-Lo siento, me disculpo señor Demetrio, solo venía a preguntar sobre el proyecto, y porque no se me informó de eso -digo apretando mi bolso, pero no miro a Fernando, la mirada está directo a los señores en la pantalla.

Demetrio arruga el entrecejo para luego hablar.

-¿Cómo estás Samantha? -sonrió.

-Mercier -Eva me dedica una sonrisa cerrada, mientras me llama por mi apellido.

Me pongo totalmente nerviosa cuando lo hace (siempre lo hace). Ya que siento que la mujer en cuestión es la bruja de los cuentos de hadas, una bruja extremadamente hermosa.

-Fernando, todos los proyectos deben pasar después de ti, por Samantha. -Sonrió en dirección a Fernando que tiene un dedo índice en sus labios.

Trago grueso al verlo, se ve un poco molesto pero no me importa. El deber de él es decir antes que a Gerard, no puedo hacer el ridículo delante de un hombre que solo quiere mi cabeza.

-Está bien padre, pero tengo mis razones para eso, luego las comento, los amo y que tengan una linda tarde. -Apaga la pantalla dejando a sus padres en el aire.

Con el botón que tiene en la mano esconde la pantalla. Estoy temblando no voy a negarlo, el rostro de Fernando por primera vez está cerrado en una fuerte expresión, y tengo que tragar doble para contenerme.

-No te comenté lo del proyecto porque no habías llegado -bufo. He llegado a la hora indicada, además no es excusa-. Necesitaba comenzar a trabajar con eso cuánto antes, y solo le pedí el favor a Gerard, ya que había llegado antes que tú, que pasará el informe a todos.

-Debiste convocar una reunión, y explicar en ella lo relacionado, sin embargo, antes de convocarla yo debo de estar al tanto, escuchaste a tu padre, ¿cómo puedo hacer mi trabajo si no me dejas? -digo soltando el aire que tengo atorado en mis pulmones.

Fernando se voltea a mirarme. Sus ojos están más oscuros, y lo que era un mar en ellos, se ha convertido en una tormenta; sexi e intimidante.

-Como me encantaría castigarte por ser tan malhumorada y rebelde -se acerca a mi acoplando la distancia, pero no retrocedo, aunque me estoy muriendo sigo con mi mentón levantando mirándolo cómo si mis bragas no han comenzado a empaparse.

«Ella me traiciona»

-Las mujeres como tú Samanta, merecen dolor, lleno de mucho placer. -Mis piernas tiemblan por sus palabras.

-Placer que no me dará usted señor Fernando, -meto la mano en mi bolso y saco el pañuelo que me dio el día anterior. -. Muchas gracias por el pañuelo.

Salgo de ahí agitada, con el corazón a mil por horas, y con la respiración entrecortada.

-¿Dónde está Gerad? -le pregunto a Cloe.

-Se ha sido señora, pero le dejo el informe en la mesa. -Asiento con la cabeza.

Entro a la oficina y me meto de lleno a leer el informe. Realmente es algo bien estructurado, un proyecto digno de un Laureti, y que seguramente no se le hubiera ocurrido a cualquiera.

Me levanto para refrescar mi cara, dándome cuenta de que ya es medio día y debo ir a almorzar (no pienso repetir lo mismo del día anterior). Así que pienso en salir por algo de comida, porque realmente muero de hambre.

-Señora, él señor Fernando dice que la espera en la cafetería de la empresa, pidió almuerzo para ambos, necesita discutir con usted algo del proyecto. -Se asoma Cloe a la puerta con una sonrisa pícara.

«¡Voy a almorzar con Fernando por primera vez en mi vida!»

                         

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