-Tranquila, baja, yo me quedaré aquí -respondió con serenidad, torcí los ojos soltando un resoplido al tiempo que me sostenía el puente de la nariz
-En definitiva, no sabes cómo es mi abuela-murmuré y lo miré al rostro-Sí, ella te ve aquí, lo más probable es que te vuele la cabeza con su escopeta-expliqué y negó.
-No sucederá, solo baja y recíbela como siempre, yo me esconderé para que no me vea si por alguna casualidad sube a inspeccionar su habitación-puntualizó y por más que quisiera refutarlo, tenía que bajar para evitar que ella subiera a buscarme, por lo tanto, salí de ahí y justo antes de cerrar la puerta le eché un último vistazo.
-Solo no dejes que te vea, por favor-le recordé y cerré para bajar a toda prisa y recibir a More. Ella estaba casi subiendo el primer escalón tomándome por sorpresa y haciendo que diera un respingo. ¡More!-solté de pronto y ella arrugó el ceño.
-¿Cómo que More? ¿Desde cuándo me llamas por mi nombre?-preguntó ceñuda y con tono de disgusto.
-Ah, no, no, es que me asustaste, es solo eso-intente disculparme
-Hmmm, pero si llevo media hora aquí llamándote, iba a subir para ver si no estabas muerta-aclaró y al pensar en el sujeto extraño que estaba en mi habitación, reaccioné de inmediato.
-¡Noooo!-intervine con exageración, pero al darme cuenta de que estaba actuando de forma sospechosa, me calmé. Que digo, no, no es necesario abue, solo estaba leyendo un poco y pues me distraje es todo-culminé con una sonrisa nerviosa, ella arqueó una ceja y cerró los ojos a medias astas por varios segundos, mientras estaba escrutando mi rostro, trague saliva rogando al cielo que diera el tema como olvidado, y así fue.
-Bien, te creo cariño, ahora iré a la cocina para preparar el almuerzo, si quieres puedes seguir leyendo y te llamo para que bajes, ¿Te parece?-propuso y miré en arriba en dirección a mi cuarto para luego verla a ella.
-Sí, está bien-contesté para regresar.
Puse la mano en el pomo de la puerta y la giré entrando con rapidez para cerrarla de inmediato detrás de mí, apoyé mi espalda y recorrí el lugar con los ojos, sin embargo, no lo hallé por ningún lado, así que empecé a llamarlo en voz baja esperando que respondiera.
-Oye, Eyolf, ¿dónde estás?-susurré, pero no contestó. Fui a la ventana que estaba abierta y lo único que se me ocurrió fue que saltó de ahí y se dio a la fuga, así que asomé mi cabeza y su rostro apareció dándome un susto de muerte.
Di un paso atrás cayendo con el trasero en la madera, mientras tapaba mi boca para no gritar, ya que eso podía atraer a la abuela hacia mi habitación.
-¡Carajo, casi me matas del susto!-me quejé observándolo entrar por la ventana, la cual se veía muy pequeña comparada con su gran tamaño.
-Lo siento, es lo único que se me ocurrió para que tu abuela no me descubriera-indicó y al ponerse de pie frente a mí, estiró su mano para ayudarme a ponerme de pie. Dudé por un segundo, pero acepté y me levantó con suavidad. Algo que noté de inmediato desde el instante que lo toqué afuera era la temperatura de su cuerpo, la cual se mantenía bastante caliente a pesar de haber estado afuera en el frío, y seguía de esa manera sin importar qué.
-Bueno, creo que te ves mejor, ¿No?-interpele con la intención de que su respuesta fuera afirmativa y que se pudiera marchar, ya que no estaba en mis planes tener problemas con More por culpa de un extraño, y mis delirios de buena samaritana.
-Sí, ya he sanado por completo-informó y eso me pareció extraño, hablaba como si fuera una clase de superhéroe. Pero yo no me encontraba ahí, para discutir si tenía superpoderes o no, solo deseaba que se fuera y dar ese asunto por finalizado.
-Perfecto, fue un placer ayudarte, espero no te metas en más problemas, pero necesito que te vayas, no quiero que mi abuela te vea y piense lo que no es-afirmé y su rostro tomó una mueca curiosa.
-Entiendo, pero hay algo que debes saber-empezó-Sí, me voy, no estarás segura, vendrán los que me atacaron porque me ayudaste-confesó y sentí como si me hubieran echado una cubeta llena de agua helada.
-Espera, ¿Qué? No, no, yo solo te ayudé y ni siquiera te conozco, eso es una idiotez, ¿atacarme solo por ofrecerte ayuda?-pregunté con desesperación y encogió los hombros.
-Ellos no van a calificar tu acción de buena samaritana, solo verán que me ayudaste y te harán daño como a mí, solo que tú eres...-hizo una pausa y me vio de pies a cabeza para quedarse callado.
-¿Soy qué? ¡Habla!-insistí preocupada.
-Débil, no podrás siquiera defenderte y menos la anciana de allá abajo-completó
-¿Qué, como sabes de mi abuela?
-Las vi hablando cuando bajaste, ella se ve muy dulce, quizás sea un excelente bocadillo para los que me persiguen-admitió sil tapujos y amplíe los ojos como dos platos sintiendo que me hiperventilaba.
-Oh, no, rayos, rayos, rayos, esto no puede ser...-dije retrocediendo hasta caer en la cama sentada sin saber que hacer, lo miré y de pronto sentí mucha ira. Todo esto es culpa tuya, de no haberte ayudado, yo no estaría en este embrollo-protesté llena de coraje.
-Lo siento, no fue mi intención ser un problema, pero tampoco te obligué a ayudarme-sinceró y realmente tenía la razón, yo fui la idiota que fue al patio y se las dio de heroína en vez de llamar a un vecino por lejos que estuvieran, y metió al extraño en la casa sin pensar en las repercusiones. Así que únicamente solté un suspiro de melancolía y me dejé caer en la cama mirando el tejado.
-¿Ahora qué haré? Sí, algo le llegara a ocurrir a la abuela, no sé qué haría sin ella-sopese. Sentí como un lado de la cama se hundía y al notarlo observé que era él a mi lado, aunque reservando cierta distancia para no incomodarme.
-Puedo quedarme y cuidarlas-se ofreció, no obstante eso me parecía muy extremo, además no tenía donde ocultarlo y definitivamente no iba a quedarse en mi habitación.
-Es muy amable de tu parte, pero no hay posibilidad de eso, no tengo un lugar donde puedas ocultarte sin que la abuela no te vea-expliqué y se quedó pensando, para luego contestar.
-¿Y aquí?-inquirió, yo me levanté de golpe y lo miré con extrañeza.
-¿Hablas de mi habitación? Es un no absoluto, ¿Sabes que un hombre y una mujer no pueden estar en un espacio cerrado sin conocerse cierto?-pregunté lo obvio y encogió sus hombros, al parecer le daba igual.
-De donde vengo las mujeres son diferentes, además no estoy interesado en ti, si eso es lo que te preocupa-admitió y no tengo idea por qué me ofendió eso, pero lo hizo.
-No me interesa que no estés interesado en mí, y aunque lo estuvieras no eres mi tipo, así que ese no es el tema a discutir-solté irónicamente-Hablo de mi privacidad como mujer-apunté el verdadero inconveniente.
-Puedo salir cuando necesites privacidad-dijo para murmurar algo seguido de eso que no le entendí bien.
-¿Qué?-exigí saber, pero solo se mantuvo en silencio. Así que me di por vencida, existían más problemas importantes que eso.
-Ok, ¿te parece si me quedo a cuidarlas?-planteó y aunque no estaba de acuerdo, qué más podía hacer...
-Bien, pero dormirás en el piso-denoté-Ahora, ¿puedo saber quienes son esas personas peligrosas que te hicieron daño?-quise curiosear y se irguió tomando una postura de seriedad.
-Son grupos peligrosos, no pertenecen a este pueblo, pero quieren algo de mí que no estoy dispuesto a darles, por lo tanto, mientras yo siga con vida, ellos no podrán hacer nada de lo que planifican-expuso y a pesar de que sonaba tan explicativo no le entendí absolutamente nada.
«¿Qué es eso que ellos no obtendrán?»
Reflexioné