- ¿Dónde vas? - pregunta una voz detrás de mí, me hace sobresaltar del lugar donde estoy y llevo mi mano en el pecho, me doy cuenta de que el café negro se vuelca en mi uniforme y maldigo.
- Gracias, tengo que cambiarme de nuevo - agradezco con enojo al hombre, me voy a la habitación de nuevo.
- ¿Dónde vas? - repite la pregunta el hombre.
- Me voy al trabajo, es lo que hacen las personas, necesito cambiarme de ropa. Ahora sal de mi habitación porque si no me cambio rápido, llegaré tarde al trabajo - respondo, me obedece y cierro la puerta en su cara, me acerco al ropero y saco un nuevo uniforme, al terminar de hacerlo, abro de nuevo la puerta, observo al hombre parado frente mío.
- ¿Qué pasa? - cuestiono.
- Necesito irme de aquí - repite de nuevo esas palabras. Ruedo los ojos irritada.
- Mira, estas herido y ayer despertaste. Deberías reposar por unos días luego puedes ser libre - expreso mientras agarro mi bolsón y sigo mi camino hasta la puerta, pero el me detiene sujetando mi brazo.
- Lo sé, pero conmigo aquí estas en peligro - dice.
- Sigues herido. No salgas a ningún lado o se te abrirá la herida - repito mis palabras y lo escucho bufar.
- No puedo esperar mucho tiempo. Tengo que irme mañana - habla y suspiro, me doy vuelta para encararlo.
- ¿Sabes qué? Entonces vete, no estaré atajándote. Se me hace tarde para ir al trabajo - comento con una voz dura, me zafo de su agarre y abro la puerta para salir de la casa.
Minutos más tarde...
Llegue justo a tiempo al hospital tengo mucha suerte de que mi casa esté un poco cerca de ahí. Me voy a mi casillero para dejar mis cosas y ir a la recepción de enfermeras con rapidez.
- Ana, que suerte que llegas - dice mi mejor amiga.
- ¿Qué pasa? - pregunto.
Tienes mucho trabajo hoy debes atender tres habitaciones las 103, 104 y 110 - habla mostrándome las carpetas de cuidados.
- Muchas gracias, iré a revisarlos - informo.
- Espera, me tienes que contar algunas cosas - me recuerda.
- Pensaré, si te cuento - murmuro en un tono bajo y me alejo con mucha rapidez antes de que ella se queje y me persiga.
Unas horas más tarde...
Me dieron más habitaciones para atender e inspeccionar a los pacientes su presión, temperatura y ayudarles en lo que se puede, también me hicieron inspeccionar algunos pacientes en urgencias. Asistí en algunas cirugías para ayudar a los cirujanos lo normal de siempre. Observo mi reloj y está siendo la hora de salida lo cual me alivia porque estoy muy cansada.
- ¿Qué pasa? - pregunta mi jefa.
- No es nada - contesto y asiente.
- Puedes ir a casa, Ana. Estas libre por hoy - menciona y me asombro por su relajada acción.
- Pero...- no termino la frase por la mirada de advertencia que hace.
- Estas libre por hoy, ándate antes de que cambie de opinión - proclama asiento varias veces, voy hasta mi casillero para sacar mis cosas cuando lo hago, me encamino hasta la salida del hospital para irme a mi destino.
Minutos más tarde...
Llego a la casa después de caminar unos minutos, abro la puerta y escucho dos risas masculinas. Observo que mi hermano está riendo con el hombre desconocido. Ellos dos me miran, pero los ignoro completamente ya que estoy cansada.
- ¿Quieres cenar? - interroga el hombre, pero le observo sería y mi hermano se pone pálido.
- Ella está cansada, déjala - habla nervioso y el desconocido asiente. Cierro la puerta de mi habitación y entro enseguida a mi baño para tomar una relajante ducha también pensar en todo lo que está sucediendo en mi casa cuando termino de ducharme, me pongo mi pijama y entro a la cama para descansar un poco comienzo a cerrar mis ojos y caigo en los brazos de Morfeo.