Hoy es domingo, la mujer no salió de la habitación en todo el día de ayer. Le prepare su desayuno como muestra de agradecimiento.
¿Que estará haciendo?
- Ella no desayunará déjala descansar - habla su hermano haciéndome saltar del susto. Me doy la vuelta confundido.
- ¿Por qué? - pregunto con interés.
- Nunca lo hace los fines de semana, duerme tarde por su trabajo, prácticamente sale de aquí a la madrugada y viene de tarde. Es mejor que descanse, no quiero que se desmaye de agotamiento - dice, asiento con la cabeza sin decir ninguna palabra.
- ¿En que trabajaba ella? - pregunto con mucha curiosidad.
- Viejo te lo dije ayer, es enfermera - responde.
Es cierto me lo dijo ayer.
Luego suspira mientras baja su cabeza.
- Antes no era así ella extendió su horario de trabajo en el hospital desde que mis padres no está - expresa con tristeza. Se queda callado por unos segundos.
- A veces quiero ayudarla, pero mis malos pasos hicieron que sufra las consecuencias de mis acciones. Nadie quiere darme trabajo por ese motivo - habla.
- ¿Cuál motivo? - cuestiono.
- Trabajo para alguien muy peligroso y eso me hace mala persona. Todo el mundo aquí me conoce por eso - admite y trago saliva.
- ¿Por qué trabajas para él? Eres muy joven para estar en este mundo, Hernán- interrogo.
- Es dinero fácil - contesta encogiendo los hombros.
- ¿Y no pensaste en el bienestar de tu hermana? - pregunto y niega varias veces con la cabeza.
- Mis padres habían muerto y no pensaba las cosas con claridad, pero ahora ya no quiero saber nada de esa vida, solo quiero salir de eso - admite y asiento.
Quiero decirle a ese muchacho que todo estará bien, pero le mentiría.
- Yo sé que usted es el hijo de mi jefe - comenta mientras come su desayuno y le observo asombrado cuando trato de hablar, me interrumpe.
- No le delataré porque mi hermana le trajo a mi casa, no le haré daño a ella. Solo le pido un favor - se adelanta a decir.
El confía en su hermana, yo ni siquiera puedo confiar en los míos.
- ¿Cual? - pregunto mientras miro mi taza de café.
- Aléjate de mi hermana o protéjala, ella es inocente, no tiene nada que ver con nuestro mundo - dice con un tono frío.
- La protegeré porque es demasiado tarde para abandonarla a su suerte. Seguro que los hombres de mi padre ya me encontraron - comento, el niño asiente con la cabeza y se levanta de la silla para caminar hasta la salida.
- Dile a mi hermana que me perdone por todo lo que ha sufrido - dice.
- ¿Que? - cuestiono.
- Es obvio que vendrán por mí también al ocultar a un hombre como tú en mi casa - habla.
- Nosotros podemos superar esto juntos, no te vayas. Hazlo por tu hermana, no por mí, ni siquiera me conoces y ya me tienes confianza - hablo rodando los ojos por su confianza, se queda pensando por unos segundos.
- Tienes razón, me quedo - admite y sonrío de lado.
Él se da cuenta de lo que iba a hacer y me mira pálido.
- ¿Qué te pasa? - pregunto.
- Soy un terrible hermano menor - comenta con un tono triste y asiento varias veces.
Yo también soy un terrible hermano mayor.
- Tienes mucha razón y tu conciencia sabrá todo el tiempo eso. Lo único que tenemos que hacer es proteger a tu hermana de todos nuestros enemigos - comento.
- ¿Y cómo haremos eso? - pregunta.
Esa es una buena pregunta ¿cómo protegeremos a Ana? Ya tendremos una idea de eso.