Capítulo 6 Un buen mentiroso

"No lo dejes entrar. ¡No lo quiero ver!", ordenó Maeve. Frunció el ceño, preguntándose por qué Dylan había tenido la audacia de venir a buscarla, pues ella lo incluyó en la lista negra. ¿Eso no debería darle una pista de que ya no quería tener nada que ver con él?

"Pero él dijo que no se marchará hasta que la vea a usted. ¿Cómo puedo convencerlo para que se vaya?", dijo Ivy impotente.

Maeve suspiró profundamente. Aunque no quería tener nada que ver con ese desgraciado, lo último que deseaba era que Dominic se encontrara con Dylan ahí cuando regresara del trabajo. Sentía que era necesario verlo brevemente y enviarlo lejos.

Fuera de la villa, había un hombre muy apuesto que se paseaba de un lado a otro en el porche delantero.

Se detuvo y su rostro se iluminó en cuanto vio salir a Maeve. Entonces se apresuró hacia ella y preguntó: "Maeve, ¿te están tratando mal aquí?".

"Señor Collins, por favor, cuide sus palabras", dijo Maeve con firmeza mientras extendía la palma de su mano hacia su rostro. "Ahora que soy una mujer casada, debe dirigirse a mí de manera apropiada, como la señora Mason".

El rostro de Dylan se quedó sin expresión alguna por un momento. Luego, sonrió con incomodidad. "Maeve, ¿qué te sucede? ¿Esto es alguna especie de broma? ¿O es que aún estás enojada conmigo por dejarte casar con Dominic? En realidad...".

"¡Le advierto nuevamente!", interrumpió Maeve, recalcando cada palabra. "Para usted soy la señora Mason, no Maeve. No tenemos cercanía, ni somos amigos, ¡así que no me llame por mi nombre!".

Dylan quedó confundido y su rostro se giró como si ahora estuviera mirando a una extraña. ¿Qué demonios le había pasado?

La Maeve que él conocía era tan reacia a separarse de él que lloró como una niña antes de casarse con Dominic. ¿Cómo es que cambió tan rápido?

"Maeve...".

"Ivy, acompaña a nuestro invitado hasta la salida".

"¡De acuerdo! ¡Señora Mason, espera, por favor!". Dylan apretó los dientes con tanta fuerza, que fue como si le hubieran dado una píldora amarga para masticar.

"No tengo idea de qué pasó contigo; sin embargo, solo quiero que sepas que siempre te voy a amar. Llueva o haga sol, siempre te llevaré en mi corazón. Es lamentable que no sea lo suficientemente poderoso como para poder competir contra Dominic ahora. Pero juro que serás mía de nuevo. Rezo para que ese día llegue rápido".

Estas palabras eran tan conmovedoras, que si Maeve las hubiera escuchado antes de ahogarse en el mar, habría llorado de emoción. No obstante, estaba tan disgustada que le daba arcadas.

Dylan solía ser todo para ella en su vida pasada, así que hizo de la vida de Dominic un infierno, incluso disfrutaba de los actos malvados hacia él en un momento dado.

Pensaba que el amor y las promesas de Dylan eran genuinos. ¡No obstante, no eran más que mentiras!

Dylan no estaba con ella porque la amara, sino por cómo la familia Wright podía ayudar a su incipiente carrera. Era tan ambicioso que no se conformaba solo con salir con ella, sino que la presionó para que se casara con Dominic para asegurarse un contrato de patrocinio como embajador de la marca Luxora.

Esta era una marca lujosa y de renombre, muy solicitada por personas de todo el mundo. Por lo tanto, ser embajador de la marca era un asunto de suma importancia.

La empresa de Dominic era la encargada de seleccionar a los que obtendrían el contrato de patrocinio. Dylan tenía los ojos puestos en ese cargo desde hacía un tiempo, por lo que ideó un gran plan y el primer paso era casar a Maeve con Dominic.

Al recordar las dulces palabras que Dylan había utilizado para manipularla en el pasado, Maeve sentía ganas de vomitar de nuevo.

Ya era bastante malo que fuera un impostor. Lo peor que hizo fue haberla engañado con Grace y luego planear matar a Dominic.

En realidad, ella era quien había puesto a Dominic en peligro llevándolo a su muerte.

Empero, todo eso iba a cambiar ahora que había renacido, ya que su intención era asegurarse de que la historia no se repitiera.

"Para su información, señor Collins, estoy feliz por ser la esposa de Dominic. Si mis acciones en el pasado lo llevaron a pensar lo contrario, entonces me disculpo", dijo Maeve con tanta frialdad, como si se tratara de una extraña testaruda.

Ivy, quien se encontraba a su lado, tenía la boca abierta. Ahora tenía más motivos para creer que esta no era la señora de la casa que conocía.

Se había convertido en una mujer tan atrevida y tranquila.

"¿Qué te pasa? ¿Dominic te maltrató?", preguntó Dylan, apretando los puños y hablando con rabia. "¡Maldito! ¿Se atrevió a maltratarte? ¡Demonios! ¡Voy a ir ahora mismo a darle una paliza!".