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Desdichada (Pentalogía Los Mejores Amigos De Sara y Antonio I)

Alejandra Mondragon
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Capítulo 1 Una Noticia Devastadora

La maestra explica el tema mientras todos la miramos con atención, hasta que la directora toca la puerta interrumpiéndola, ella se acerca y la abre, la directora empieza a murmurar mientras posa su mirada en mí, desvío la mirada a mi cuaderno y suelto la pluma sobre ella.

-Señorita Dulce, acompañe a la directora a su oficina-dice la maestra posando su mirada en mí, todos voltean a verme y yo me levanto con nerviosismo, camino hacia la directora y salgo del salón.

-¿Puedo saber qué sucede?-inquiero con curiosidad.

-Lo único que te puedo decir es que se trata sobre tus padres-dice, ¿Volvieron?, ¿Por qué tan pronto?, se supone que se iban a quedar una semana en Italia, ¿Hubo un contratiempo?. No me importa mucho saber porque volvieron, lo único que quiero es abrazarlos y a mi hermano también.

Nos dirigimos a su oficina donde mi tía se encontraba no tan feliz, frunzo el ceño y la directora entra antes que yo, se sienta en su silla y hace un movimiento con la mano invitándome a sentarme junto con mi tía, hago caso y me siento.

-Te traje a mi oficina para comentarte algo muy delicado, intentaré ser lo más breve posible-la directora deja escapar un suspiro pesado-Tus padres sufrieron un accidente y lamentablemente ninguno sobrevivió, tampoco tu hermano-dice con tono desanimado.

¿Es una broma verdad?, eso no puede ser verdad... Ellos no pueden estar muertos... Esto solo es una pesadilla... Diganme que sigo dormida, por favor... No... ¿Por qué?, ¿Por qué me tiene que pasar esto a mí?, ¿Qué hice para merecer perder a la única familia que me quería?, además me prometieron que volverían... No... no puedo creer que ellos ya no están aquí, ¿Ahora a quién voy a abrazar por las noches y decirle lo mucho que los quiero?... Siento un dolor fuerte en mi pecho al escuchar la noticia y las lágrimas no se hicieron esperar, mi mundo se desmoronó y se paralizó tan repente.

-¿Es una broma verdad?, díganme que lo es...-dije con lágrimas rodando por mis mejillas.

-Lo siento mucho, señorita dulce-dice la directora, quería salir corriendo, pero mi tía me agarra del brazo y siento como me aprieta con fuerza.

-¿Puedo llevármela?, quiero que este presente en el funeral de sus padres y su hermano, le aviso que mañana no va a poder presentarse, ya que será el entierro de ellos-dice mi tía con frialdad.

-Claro y entiendo.

-Gracias-Fernanda entra con mi mochila entre sus manos, me lo entrega y me sonríe, al verme llorar su sonrisa se borra y se preocupa por mí. Mi tía me levanta de la silla de mala gana y me jala fuera de la oficina, al igual que de la escuela y mi muñeca me empieza a doler con sus apretones.

-Deja de llorar Dulce, me avergüenzas-dice mi tía con frialdad, yo agacho la cabeza e ignoro todo lo que me dice, las lágrimas siguieron cayendo y me empiezo a sentir mucho peor de solo pensar que mis padres ya no están y mi hermano tampoco, que ya no podré volver a escucharlos y pasar tiempo con ellos...

Ahora estoy sola porque nadie de nuestra familia le importó y tampoco a mi tía... solo voy a ser una carga para ellos y lo sé bien porque siempre me lo decían cuando era una niña. Rompo en llanto y me dejó caer en la calle, mi tía se voltea y me mira con desprecio. Me toco el pecho y los sollozos escapan de mi boca sin yo poder evitarlo, siento la mirada de las personas a nuestro alrededor y mi tía se inclina y agarra mi brazo de nuevo.

-¡Ya deja de llorar!-grita de mala gana, me levanta a la fuerza a jalones y me lleva hasta la casa donde todos nuestros familiares están presentes con esa falsa tristeza en sus rostros.

Nuestros familiares siempre fueron malos con nosotros y cada que les pedíamos ayuda, ellos ponían excusas absurdas, se olvidaban de invitarnos cada que hacían una reunión familiar y nos dejaban de hablar, solo lo hacían cada que les convenía y eso es lo que más me duele.

Ahora están aquí en el funeral de mi familia con un objetivo y es robarse todo lo que nos pertenece, como la casa y los bienes de mis padres, su hipocresía es tan grande que ya no pueden ocultarlo con una triste mirada. Mi tía me empuja hasta los ataúdes de mis padres y mi hermano, de solo verlos mi dolor incrementa y me rompe por dentro, vuelvo a caer y por el nudo en mi garganta no puedo ni decir ni una sola palabra.

-Debiste morirte con tu familia y así no tendríamos que hacernos cargo de ti, solo eres una basura como tus padres y tu hermano-suelta la hermana de mi padre.

-Tienes razón, además le haría un favor al mundo y a nosotros-dice mi tío.

Todos empiezan a murmurar y yo solo me hundo cada vez más en la tristeza y dolor que me carcomen de solo escucharlos... tienen razón, yo debería haber muerto con mi familia y no estar aquí escuchando sus comentarios tan hirientes.

-¡Ya déjenla en paz malditos hipócritas!-grita Sara con odio y toda mi familia se queda en silencio, siento como alguien me abraza a mis espaldas y alzo la cabeza, volteó y veo a mis amigas cerca de mí.

-Supimos lo que sucedió y vinimos a acompañarte, no mereces estar rodeada de una familia tan estúpida como todos los que están aquí-grita Fernanda con molestia.

-Gracias-mi voz se rompe y las abrazo fuerte, todo mi dolor lo dejé salir con todas las lágrimas que cayeron y con el cariño de mis amigas me pude sentir un poco mejor.

Todos se empezaron a ir con el pasar de las horas hasta que solo quedamos mis amigas y yo, esperaba que alguien de mi familia se quedará conmigo, aunque ya sabia que nadie lo haría....

-Nosotras nos quedaremos contigo esta noche para que no te sientas sola, solo déjanos avisarle a nuestros padres-dice Kenia.

-Yo no voy a poder quedarme, ya saben como son mis padres-dice Fernanda apenada.

-No te preocupes Fernanda, lo entiendo-dije

Las demás llaman a sus padres para avisarles que no podrán llegar a casa, diciendo una pequeña mentira para que no sospechen nada y Fernanda se va a su casa, no sin antes despedirse de nosotras. Todas nos acomodamos en mi habitación y les presté mi ropa. Una lluvia se desata afuera acompañada de estruendos y relámpagos.

-Leonel nos preguntó por ti Dulce, se preocupó-menciona Kenia, desde que empezaron las clases a Leonel nunca le importo como estaba y mucho menos se percataba de mi existencia, es extraño que se preocupe por mí, no somos amigos ni nada.

-¿Qué pregunto?-inquiero con curiosidad.

-¿Qué si todo estaba bien?, ¿Qué si algo malo paso?, y todo eso-responde Nicole.

-Que extraño-dije con el ceño fruncido.

-¿Verdad?, antes ni siquiera le importaba nada de lo que sucedía contigo-dice Sara.

Todas nos pusimos a platicar sobre muchos temas interesantes de la escuela. Sé que lo hacen para distraerme y no me sienta mal, más Sara porque ella ya paso por ese dolor, aunque se quedó con el trauma de ese día y su vida ha sido difícil.

Les agradezco a todas por quedarse conmigo, la verdad no quería estar sola y menos en estos momentos que estoy muy sensible. Tengo a las mejores amigas y eso no se pone en duda.

                         

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