En las sabanas de un Telesco
img img En las sabanas de un Telesco img Capítulo 4 Tres
4
Capítulo 6 Cinco img
Capítulo 7 Seis img
Capítulo 8 Siete img
Capítulo 9 Ocho img
Capítulo 10 Nueve img
Capítulo 11 Diez img
Capítulo 12 Once img
Capítulo 13 Doce img
Capítulo 14 Trece img
Capítulo 15 Catorce img
Capítulo 16 Quince img
Capítulo 17 Dieciseis img
Capítulo 18 Diecisiete img
Capítulo 19 Dieciocho img
Capítulo 20 Diecinueve img
Capítulo 21 Veinte img
Capítulo 22 Veintiuno img
Capítulo 23 Veintidos img
Capítulo 24 Veintitres img
Capítulo 25 Veinticuatro img
Capítulo 26 Veinticinco img
Capítulo 27 Veintiseis img
Capítulo 28 Veintisiete img
Capítulo 29 Veintiocho img
Capítulo 30 Veintinueve img
Capítulo 31 Treinta img
Capítulo 32 Treinta y uno. img
Capítulo 33 Treinta y dos. img
Capítulo 34 Treinta y tres img
Capítulo 35 Treinta y cuatro. img
Capítulo 36 Treinta y cinco. img
Capítulo 37 Treinta y seis img
Capítulo 38 Treinta y siete img
Capítulo 39 Treinta y ocho img
Capítulo 40 Treinta y nueve img
Capítulo 41 Cuarenta img
Capítulo 42 Cuarenta y uno. img
Capítulo 43 Cuarenta y dos img
Capítulo 44 Cuarenta y tres img
Capítulo 45 Cuarenta y cuatro img
Capítulo 46 Cuarenta y cuatro (segunda parte) img
Capítulo 47 Cuarenta y cinco img
Capítulo 48 Cuarenta y seis img
Capítulo 49 Cuarenta y siete img
Capítulo 50 Cuarenta y ocho img
Capítulo 51 Cuarenta y nueve img
Capítulo 52 Cincuenta img
Capítulo 53 Cincuenta y uno img
Capítulo 54 Cincuenta y dos img
Capítulo 55 Cincuenta y tres img
Capítulo 56 SEGUNDA PARTE. CAPITULO 1 img
Capítulo 57 CAPITULO 2 img
Capítulo 58 CAPITULO 3 img
Capítulo 59 CAPITULO 4 img
Capítulo 60 CAPITULO 5 img
Capítulo 61 CAPITULO 6 img
Capítulo 62 CAPITULO 7 img
Capítulo 63 CAPITULO 8 img
Capítulo 64 CAPITULO 9 img
Capítulo 65 CAPITULO 10 img
Capítulo 66 CAPITULO 11 img
Capítulo 67 CAPITULO 12 img
Capítulo 68 CAPITULO 13 img
Capítulo 69 CAPITULO 14 img
Capítulo 70 CAPITULO 15 img
Capítulo 71 CAPITULO 16 img
Capítulo 72 CAPITULO 17 img
Capítulo 73 CAPITULO 18 img
Capítulo 74 CAPITULO 19 img
Capítulo 75 CAPITULO 20 img
Capítulo 76 CAPITULO 21 img
Capítulo 77 CAPITULO 22. img
Capítulo 78 CAPITULO 23 img
Capítulo 79 CAPITULO 24 img
Capítulo 80 CAPITULO 25 img
Capítulo 81 CAPITULO 26 img
Capítulo 82 FINAL DE EN LAS SABANAS DE UN TELESCO. img
img
  /  1
img

Capítulo 4 Tres

CAPÍTULO 3

No sabia lo duro que podían ser los doctores con los recién llegados al pueblo.

Se ocuparon de hacerme sentir incomoda con mi peso, con el tamaño de mis piernas, mi atuendo, mi cabello y fueron severos a la hora de preguntarme si era virgen, lo cual no sabia que tenia "valor" hasta que tuvimos que mudarnos aquí.

Que si mis dedos eran largos y finos, que si mi cabello necesitaba tratamiento, que si mis labios estaban resecos, que necesitaba una depilación urgente de piernas porque se notaban los puntos negros de mis vellos crecientes.

Y ni hablar cuando vieron mi vello púbico tras hacerme ese chequeo de mierda para confirmar si decía la verdad.

Me sentí violentada porque no había sido atendida por profesionales, sino, por gente criticona sin filtro que se ocupó de hacerme sentir mal conmigo misma y lo que soy físicamente. Y no les importó.

Antes, había varias chicas que estaban haciendo fila conmigo para ser atendidas. Las que salíamos teníamos una cara completamente deprimida a las que estaban a punto de entrar.

Tras salir del consultorio, mi madre se puso de pie y tomó mi mano. Ambas caminamos en silencio por el pasillo del hospital, el cual, parecía un hotel de lujo. Tras salir a la calle, un auto negro de ultimo modelo (creo que era un Audi, soy mala para saber la marca de los autos) nos estaba esperando.

-Mamá, me hicieron preguntas horribles-le conté en un susurro.

-Hablaremos en casa. Yo tampoco la pasé bien-me corta, preocupada.

Tras llegar de nuevo a la mansión, respiré. Me descalcé y me senté en el suelo de la sala viendo con atención cada detalle con el fin de distraerme.

Mamá colgó su bolso y se sentó en el sofá, encendió el televisor y puso el canal de música. Supongo que estaba igual de dolida que yo.

-No sabia que tener tantos lunares en lugares "indebidos" fuera un pecado-le comento a mamá.

Mi madre me observa, horrorizada.

-¿En serio te dijeron eso, Evangeline?

Asiento con la cabeza tras apretar los labios.

-Me dijeron que estaba gorda como si eso fuese algo malo. Fue de manera despectiva. Dije que estaba pesando cincuenta y siete kilos y aún así me recomendaron bajar a los cincuenta si quería conseguir esposo rápido en el palacio de la elite.

-Este pueblo está enfermo.

-Moria de ganas por protestarles pero lo dejé pasar porque creo que ya tenemos demasiado lio en nuestras vidas-finalizo, pegando mis piernas flexionadas contra mi pecho-. No creo que pueda soportar vivir aquí, mamá. Y sólo vamos un día.

Mi madre tiene los ojos en un video musical, no dice nada pero su rostro lo dice todo; sabe que no nos queda otra que sobrevivir.

-¿Qué pasará con la universidad? ¿Y mi beca en Yale? -levanto la cabeza tras darme cuenta todo lo que estaba dejando atrás-. Mamá dime que iré a Yale.

Sigue con los ojos en el televisor, toma el control y cambia de canal. No me dice nada.

-¡¡Mamá!! -le grito para que me escuche.

-¡No lo sé, ya te dije que no lo sé, Evangeline! -me grita aún más fuerte, revoleando el control a algún punto de la sala.

Me quedo paralizada. Veo el terror en sus ojos y seguro ella los ve en los míos.

Lo primero que quebranta el pueblo es la familia y seguro no fui la primera en saberlo.

Los primeros días mis padres no me hablaban, luego se acercaban a mí cómo si fuese lo mejor que les pasó en su vida para después pasar a ignorarme de nuevo.

Era confusa mi relación con ellos, extraña y triste porque cuando creía que por fin los estaba entendiendo, volvían a cerrarme la puerta en la cara.

Me distraje paseando por la casa, recorriendo los interminables pasillos e intentando saber por qué mis redes sociales no abrían en mi móvil. Es como si me las hubieran bloqueado. Entonces entendí que era en serio que estábamos borrados del mapa.

-Puedes usar redes sociales, pero debes agregar únicamente a gente del pueblo y a otros habitantes de otros parecidos a este-me dijo Allen, la ama de llaves al ver lo frustrada que estaba con eso.

-¿Debo abrirme otra cuenta?

-Sí, una de cero. Tienes prohibido seguir a personas corrientes, como le llaman aquí. Si deseas, puedes seguir a gente como las Kardashian.

-Es un chiste.

-Me gustaría decir lo mismo-resopla.

-¿Cuántos pueblos hay como este?

-Miles.

-¿Es en serio?

-Sí, el más cercano es The Sun. Se dice que las reglas allí son mucho más flexibles y se vive mejor, pero es prácticamente lo mismo.

-¿Y podré ir allí algún día si quiero?

-Por supuesto que sí-esta vez sonríe a gusto-, tienes acceso a los pueblos que quieras y si no consigues esposo aquí, puedes pedir que te deriven a otro palacio.

-¿Por qué nadie habla de este sitio? Es decir...es lindo pero horrible a la vez.

-Porque todos querrían vivir aquí. Tú, Eva, estás en el paraíso, sólo no muerdas la manzana.

***

No inicié ningún curso de cocina, costura, natación o equitación debido a que mi cumpleaños numero diecinueve estaba a solo horas de llegar a mi vida y según tenia entendido, un coche me recogería por la mañana para llevarme a ese tal Palacio de Elite.

Estaba en una casa que no sentía mía, tuve que abrir una cuenta de Instagram y tener un nombre de usuario como "EvaMoonBrown". Y fue instantáneo como los seguidores empezaron a subir pero ningún mensaje llegó, por lo que entendí que no estaban interesados en hablarme, sino, en ver quién demonios era.

Estaban ansiosos por que subiera una foto mía y darme a conocer, pero no le daría el gusto a nadie. Tenia ganas de enviarle un mensaje a mi mejor amiga para decirle que estaba bien, pero monitoreaban los celulares y podría meter en lio a mis padres.

Y si eso ocurría, no creo que pudieran perdonarme.

La casa me seguía resultando incomoda, la que se supone que era mi habitación era tan elegante que si movía algo, tenia la sensación de que la desordenaría.

Lo único bueno fue el guardarropa que Allen escogió por mí y le dio en el clavo. Supongo porque tiene una hija que ronda mi edad.

¿Qué pasaba con las chicas y los chicos que eran hijos de empleados?¿Se iban a ir a vivir también al palacio de la elite?

Me sentía una reclutada y temia con lo que podía llegar a esperarme en aquel edificio que no paraban de promocionar como el descanso y la diversión de los jóvenes del futuro.

Quise vomitar cuando vi el panfleto.

Todo estaba ocurriendo demasiado rápido.

Me senté en la cama y me vi frente al espejo que estaba cuidadosamente colocado frente a esta. Suspire.

No quería hacerles caso a los supuestos doctores que me habían dicho que todo en mí estaba mal. Me gustaba mi pequeña nariz, mis mejillas regordetas y como se ruborizaba cada tanto. Mis cejas que depilaba como podía con una pinza y mi cabello negro que solía planchar todos los días para evitar que se esponjara.

Lo que más me gustaba eran mis ojos.

En un mundo en donde la belleza solía serlo todo, tenia que recordarme a mi misma constantemente que no estaba mal y que nunca lo estaría.

-Pase lo que pase, siempre serás suficiente Evangeline-repetí lo que siempre me decía mi abuela.

Lo único que esperaba es que siguiera con vida.

***

-Tienes nuestro numero y vas a poder llamarnos cuando quieras a la hora que quieras. Eso lo sabes, Evangeline-más que una despedida lo sentía como un regaño-. Intenta hacer amigos.

-No la esfuerces. Ya la está pasando pésimo-mi madre pone los ojos en blanco y vuelve su atención en mí.

Está por llover, el coche que me llevara al palacio de la elite está esperándome y yo no me siento cómoda con todo esto.

-Evangeline, no debes decidir pronto por un marido. Tómalo como unas vacaciones y saca provecho de toda la riqueza que nos rodea ahora-me aconseja ella, como si realmente se lo dijera a ella misma-. Disfruta, folla y pásalo en grande.

-Pero ¡¿qué dices mujer?! -estalla mi padre, avergonzado.

Aguanto una risa.

-¡Déjala que al menos disfrute de toda esta pesadilla, Elijah!

-No quiero presenciar otra pelea suya, al menos díganme feliz cumpleaños.

Ambos se calman, sintiendo piedad por mí y besan mi mejilla luego de ayudarme a subir las maletas al auto.

Me despido, subiéndome y saludando por la ventanilla con la mano. El auto arranca y sinceramente no sé dónde estoy viajando. Sólo sé que tengo miedo, estoy nerviosa y temo que cuando ponga un pie fuera del coche, mi autoestima se estanque en el suelo y no vuelva a subir.

Ahora que lo veo mejor, creo que los médicos en vez de aconsejarme lo que debía hacer con mi cuerpo, lo empezaba a ver como una advertencia porque mientras más avanzaba el auto veía chicas más delgadas preocupadas por su cabello y luciendo atuendos sacados de Pinterest.

-Si está nerviosa puedo ofrecerle un cigarrillo-me menciona el chofer tras mirar significativamente la guantera del auto.

-No, gracias. No fumo.

-Los choferes del palacio suelen ofrecer este tipo de cosas debido al nerviosismo de los postulantes.

-¿Postulantes?

-Sí, así se les hace llamar a ustedes.

Postulantes...

Mejor mátenme.

            
            

COPYRIGHT(©) 2022