Conociendo el paraíso
img img Conociendo el paraíso img Capítulo 4 AL FIN NOS CONOCEMOS
4
Capítulo 6 ELECCIÓN img
Capítulo 7 ¿DESPUÉS DE LA TORMENTA EL CIELO SIEMPRE ES AZUL img
Capítulo 8 LA PROPUESTA img
Capítulo 9 SOSPECHAS CERTERAS img
Capítulo 10 ¿VIDA img
Capítulo 11 PENSAR EN EL FUTURO img
Capítulo 12 TAL VEZ NO ES TAN MALO img
Capítulo 13 SUPER MODELO (de delincuentes) img
Capítulo 14 BELLEZA NATURAL img
Capítulo 15 CAFÉ CON CHARLA INCÓMODA, POR FAVOR img
Capítulo 16 PARTE DE MI VIDA img
Capítulo 17 DISPUTA ENTRE HOMBRES img
Capítulo 18 QUIERO img
Capítulo 19 LLENO DE MENTIRAS img
Capítulo 20 ¿PARAÍSO O INFIERNO img
Capítulo 21 EL COMIENZO DEL PLAN img
Capítulo 22 FESTIN CON COSAS INCONCLUSAS img
Capítulo 23 LA VERDAD TOCA MI PUERTA img
Capítulo 24 24. CAMINO FÁCIL img
Capítulo 25 EL LADO BUENO DE LAS COSAS img
Capítulo 26 SUEÑO E IMAGINACIÓN img
Capítulo 27 CULPABLE img
Capítulo 28 DE ÉL img
Capítulo 29 UNO DE ELLOS img
Capítulo 30 AL OTRO LADO img
Capítulo 31 NUEVO OFICIO img
Capítulo 32 COMO UNA REINA img
Capítulo 33 JOSUÉ img
Capítulo 34 ENCANTO img
Capítulo 35 TRABAJO DURO img
Capítulo 36 PROPUESTA img
Capítulo 37 ENCUENTRO img
Capítulo 38 AMENAZAS img
Capítulo 39 PRIVADO img
Capítulo 40 SORPRESA img
Capítulo 41 TODO ESTO ES UNA LOCURA img
Capítulo 42 VOLVERNOS A VER img
Capítulo 43 SUBJEFE img
Capítulo 44 LÍDER img
Capítulo 45 REUNIÓN DE FIERAS img
Capítulo 46 ¿VAS A ACEPTAR img
Capítulo 47 PÉRDIDAS img
Capítulo 48 LADOS img
Capítulo 49 FUGAZ img
img
  /  1
img

Capítulo 4 AL FIN NOS CONOCEMOS

-Y él es mi tío, Abel Ledesma.

Giro al ver a ese sujeto grande que bajaba por las escaleras, con camisa celeste y un pantalón azul de vestir. Era él, el único Abel que conozco, deteniéndose en el último escalón que le quedaba para tocar el suelo que todos estábamos pisando, me miraba con una sonrisa fingida, un poco nervioso por este encuentro. Y yo creyendo que lo conocía, pasando por mi cabeza todas esas veces que le pregunté por su apellido y él nunca quiso decírmelo, estuve todo este tiempo al lado de un millonario.

-Por favor, hijo, saludala -dijo Horacio-, esas no son las costumbres de esta familia, y de ninguna persona educada.

-Perdón papá.

Se acerca a mí y coloca su mano derecha en mi hombro izquierdo, acerca su rostro y me da un beso en la mejilla, al alejarse de mí nos miramos un buen rato, trataba de buscar alguna respuesta ante su mirada, no sabía si decirle a todos que conozco a Abel desde muy pequeña, que trató de ocultarme su verdadera identidad.

-Ah y él es el esposo de mi mamá, Lautaro, y mi otro tío Samuel.

-Un gusto Abel -sigo viéndolo, estoy algo decepcionada.

-Mi nombre es Samuel -escucho decir a alguien más y me dirijo a él de inmediato.

- Lo siento, un gusto Samuel y Lautaro... ¿El baño?

Me dicen donde se encuentra aquel encuentro y voy rápidamente a él, al llegar recuesto mi espalda en la puerta, sentía que mis pies ya no daban más al igual que mi cabeza. Mojo mi rostro un poco, por suerte mi maquillaje era aprueba de agua. De pronto escucho que alguien toca la puerta, y detrás de ella proviene una voz femenina, creo que me demoré mucho y los preocupé a todos.

-Señorita Rosario, ¿se encuentra bien? -vuelve a dar unos pequeños golpes-. Señorita Rosario.

-Sí -digo de repente-, ya salgo.

Seco mi rostro con una toalla blanca que se encontraba, ahí me doy cuenta lo lujoso que es este baño, creo que es el principal, de seguro cada habitación tiene su propio cuarto de baño, tenía mosaicos azules y algunos cristales, y una flor de fantasía al lado del lavamos, el aroma a menta era perfecto...

-¿Señorita?

Dejo la tolla y abro la puerta, los dos hermanos, Abel y Susana se encontraba en frente de mí.

-Perdonen si los preocupé, es que tuve una urgencia -miro a la pelirroja-, usted me entiende.

-Oh -se tapa su boca para callar su risita-, comprendo. Bueno tuvimos un percance con la cena, al parecer va a demorar más de lo previsto, pero mi hermano, Abel, le va a mostrar la casa. Imagino que despertó su curiosidad al ver una tan grande, la mayoría de nuestras visitas se sorprenden o simplemente quieren saber si es igual a la suya... Bueno, basta de habladuría y la dejo con mi hermano.

Ella baja por las escaleras, y yo camino junto a él, me hace descender por otra que se encuentra a unos metros, no la había visto cuando llegué, al parecer lleva a otra habitación. Esta mansión debe ser más enorme de lo que se ve afuera.

-Tranquila, te contaré todo.

Y eso espero, grandísimo ocultador de vidas.

Al tocar el suelo de la planta baja, llegamos a una habitación del mismo color de la otra, solo había una mesa en la ventana junto con un cómodo sillón donde uno podía mecerse, luego él me toma de la mano para llevarme a otro cuarto, cierra la puerta y puedo notar que se trata de la biblioteca.

-Esta habitación es muy silenciosa, los ruidos de afuera pueden ser percibidos pero los de acá para allá no.

-Porque no querés que te escuchen que me ocultaste tu vida todo este tiempo.

-Pensé que si sabías de dónde vengo, solo te ibas a fijar en el dinero que tengo... que en ese momento no lo tenía, pero ahora sí porque estoy tratando de ser un empresario independiente.

-Te fuiste sin decirme nada, por qué, y esa estúpida salida que me dijiste la otra semana, ni siquiera te apareciste.

-No sabía si era bueno decírtelo.

-¿Y esperaste este momento para que me entere, Abel? Vaya sorpresa, realmente es una jodísima sorpresa. Por suerte puedo decir barbaridades ahora que no me puede escuchar nadie.

-Pero yo te quiero escuchar decir más cosas...

Lo miro confundida.

-¿Qué?

Me besa con lujuria, sin que diga ninguna palabra, y yo me prendo en su juego, también quería besarlo, por eso esperaba nuestro encuentro la otra semana, para tener contacto con él, para ver si me perdí de algo el no corresponder su sentimientos cuando él se declaró aquella vez. Subió mi falda dejando en descubierto mis nalgas para poder apretarlas, me levanta para llevarme a una mesa, en esa corta caminata besa mi cuello, siento que toda mi piel se pone como la de una gallina, mis vellos se erizan, este momento era uno de los que siempre esperaba, todo este tiempo que él se ausentó no dejé de pensar en él. Lanzo un gemido al sentir su lengua en todo mi cuello y en el lóbulo de mi oreja, Dios se sentía tan rico que lo quería sentir dentro de mí. Busco la cintura de sus pantalones, toco su cinturón y desesperadamente logro desprenderlo...

-¡Abel! -se escucha como lo llamaban, creo que era su hermano Samuel.

Dejamos de besarnos y yo rápidamente me bajo de la mesa para poder acomodar mi falda, y él se abrochaba su cinturón, estábamos tan agitados, lo escuchaba como respiraba, él toma un libro de uno de los estantes y me lo da.

-Tomá.

-¿Para qué?

-Nos servirá para ocultar lo que podría pasar en otro momento.

No puedo evitar sonreír ante su picardía, sentía que mis mejillas se enrojecían, él se acerca nuevamente a mí y deposita un pequeño beso en mi frente de la manera más tierna.

Enrojecia

-Vamos.

Salimos del cuarto y nos encontramos a su hermano entrando al mismo donde estábamos nosotros.

-Los busqué por todas partes, el gran banquete nos espera.

Los dos hermanos caminaron juntos y yo detrás de ellos, observé la tapa del libro, era rojo y aterciopelado, al parecer tenía muchos años porque ya no fabrican libros así, a no ser si se trata de una edición especial. Llegamos al comedor, era una gran mesa y las sillas se encontraban separadas, de seguro hay más y la sacan cuando hay una gran fiesta.

-¿Dónde me siento?

-Oh, querida, junto a mí -escucho decir a Horacio-, así tengo el placer de escuchar como mi nieta es una gran persona.

Me miró de pies a cabeza, cuando todos no nos miraban, el aprovechó la situación para poner su mano en mi espalda y llevarme a mi silla. Él no dejaba de mirarme, ¿acaso ninguno se daba cuenta de que el sujeto tenía un gran interés por mí?

-Por fin puedo conocer a la gran profesora que admira mi Julieta. Muy hermosa por cierto.

Todos carcajean a la vez, yo en un intento de no sentirme tan intimidada hago lo mismo.

            
            

COPYRIGHT(©) 2022