Capítulo 3 3

-Basta papá.

-No sabes como me avergüenzo que seas mi hijo. Siempre cometiendo estupideces, ¿Por qué no puedes ser útil una sola vez en tu vida? -Me suelta y me da la espalda.

-Porque nunca es suficiente para tí, todo lo que hago está mal. Haga lo que haga, así sea bueno, nunca será suficiente para tí. -Dejo salir las lágrimas. -¿Por qué no me quieres papá? Desde que era niño he hecho todo lo que tú quieres solo para agradarte, pero no lo consigo. Siempre seré un perdedor para tí.

-¡Ay por favor! No seas ridículo e inmaduro. Todo lo que quiero es que te comportes como un hombre responsable. ¿Quieres coger? Cógete a todas la mujeres que quieras, pero no te involucres con ninguna ni las preñes, después serán un problema.

-¿Qué hago para...

-Respecto a esa mujer. Soluciónalo, o yo mismo lo haré y te aseguro que no seré amigable con ella.

-Tú no vas a tocarla papá. Yo arreglaré esto, dame un par de días.

-¿Lo ves? Te importa, te involucraste sentimentalmente con ella. Te dejaste envolver por una puta barata y aún quieres que me enorgullezca de tí.

-No, yo...

-Dale algo, hijo. Hay píldoras para eso o... Accidentes que suceden y algunas veces provocan un aborto espontáneo. -propone mi madre.

-Dije que yo me encargaría y lo haré. Es mi problema y yo lo solucionare. -recriminé.

-¡Por Dios Marcos!, ¿No me digas que tú padre tiene razón y te enamoraste de la mujerzuela? ¡ Ay no! ¿Aceptarás al bastardo? -pensé un momento en que responder-. Jacinta, tráeme agua que me va a dar algo.

-¡Ya viste como pusiste a tu madre! -Recrimina papá haciéndome sentir culpable.

-No, claro que no madre. -respondí cabizbajo.

-Entonces, soluciona el asuntito lo más rápido posible, llévala con tu amigo él doctor, es de confianza para ti y no hablará. Esto no puede saberse.

-Es, buena idea, la llevaré con Andrés mañana, él lo solucionará, así nos aseguramos de que si se haga el abor... -No pude terminar la palabra.

-Espero que te haya quedado claro las verdaderas intenciones de esa mujer, y de todas las de su clase. Te lo dijimos muchas veces y no nos escuchaste. De una vez te digo que no aceptaré un bastardo en la familia y menos a esa -dice mi madre.

-Tu prometida no puede enterarse de esto y menos su familia, hicimos un acuerdo matrimonial entre ustedes, hay negocios importantes de por medio que no pueden ser cancelados por tu irresponsabilidad Marcos, así que calla a esa mujer, ofrécele suficiente dinero para que no hable, después de todo, es lo que quiere. -dice mi padre un poco más calmado.

-Eso es obvio, la mujercita quiere usar al bastardo para asegurar su futuro, te exigirá una mensualidad, luego más y cuando crezca estoy segura que querrá reclamar parte de la herencia ¿Lo ves ahora hijo? -Se acerca para acariciar mi mejilla-. Esa mujer solo buscaba un beneficio al acostarse contigo, y fuiste tan imbécil que caíste. Hoy en día hay muchas formas de evitar un embarazo. -Me quedo en silencio escuchando cada cosa que dice.

-Tienes hasta mañana, si mañana no lo has solucionado lo resolveré personalmente y a mi manera Marcos -Me advierte papá.

Lo miro fijamente sin decir nada y me marcho a mi habitación, ya no quiero seguir escuchando sus regaños.

Llamo a Andrés para contarle mi problema, para mí sorpresa no está muy de acuerdo en ayudarme en practicarle un aborto a Yulissa, pero como lo conozco bien, al decirle que papá le dará dinero, cambia de opinión. Me habla de unas píldoras y otros métodos, pero yo prefiero que sea él mismo quién lo haga y estar seguro.

Tomo las llaves de mi auto y le pido a dos de los guardaespaldas de papá que me acompañen a casa de Yulissa, quiero asegurarme de que no se vaya lejos y aparezca después con el bebé en brazos a reclamar derechos que no tiene.

Al llegar veo a Eva salir de la casa, supongo que ya sabe del asunto.

Ella no será problema.

Espero a que se vaya y entro a la casa, subo a la habitación de Yulissa para decir lo que tenía que decir.

-Marcos, volviste amor -Me abraza en cuánto me ve-. Sabía que recapacitarías amor -La separo de mí.

-¿Cuánto?

-¿Cuánto qué?

-¿Cuánto dinero quieres para interrumpir tu embara... -No termino porque su mano en mi mejilla.

-Fuera de mi casa Marcos, ¡Lárgate! Mi hijo y yo no te necesitamos. Estaremos bien sin tí.

-No Yulissa, ya he decido que no lo tendrás, solo vine a darte esto y a decirte que mañana vendré por ti para llevarte a una clínica, y no es negociable. -Extiendo el cheque que mamá me dio y ella lo toma-, creo que eso es suficiente para calmar tu... "dolor de madre".

Lo observa con cuidado y me mira, sus ojos se llenan de lágrimas.

-Noes suficiente para comprar la vida de tu hijo. No me interesa, no quiero tu dinero -Rompe el cheque y me lo lanza en la cara-, solo quiero que te vayas y que nos dejes en paz.

-Sabes que no lo haré, ese pequeño no va a nacer, ya lo decidí.

-Es mío, no puedes decidir algo así, soy su madre y no haré nada que lo dañe, ni siquiera por ti.

-Pues entonces, lo haré por las malas y no pienso ser compasivo. -Llamo a los guardias para que suban-. No la dejen salir de esta habitación, vigílenla bien, es muy astuta y podría escapar. Mañana iremos a la clínica y más les vale que cuando venga por ella, este aquí.

-Por favor Marcos, no hagas esto. Déjanos ir, te lo suplico. -dice colocándose de rodillas-. Te doy mi palabra de que no seremos ningún problema para ti ni tu familia, pero no me lleves ahí por favor.

Confieso que eso me confundió y por un instante creí que era sincera.

🌷YULISSA🌷

Desde que tengo uso de razón, quise tener una familia numerosa, tal vez por ser hija única esa ilusión creció más en mí desde con el pasar de los años, y cuando mis padres murieron me sentí sola. Entonces lo desee muchísimo más.

Mi propia familia.

Y ahora; estoy aquí, de rodillas suplicando por esa oportunidad. Mis lágrimas no cesan, mi corazón está roto en millones de pedazos por el dolor y la desilusión que siento. Aun no puedo creerlo ¿Dónde está el hombre del cuál me enamoré? Este, que está aquí, no es él. ¿Cómo se atreve a pedirme tal cosa? O peor aún, ¿Cómo se atreve a ofrecerme dinero a cambio de la vida de nuestro hijo?.

-No me obligues a hacerlo. No quiero hacerlo Marcos. Por favor, déjame salir de aquí. Si tú no quieres a nuestro hijo, yo puedo amarlo por los dos. No te pediré nada, no te exigiré nada. Lo juro, por la memoria de mis padres, sabes que son sagrados para mí.

-No te creo. Sabes mentir, lo reconozco. -Se agacha y toma mi rostro con ambas manos. -Pero lo harás, quieras o no Yulissa, así que ahórrate tu showsito barato que no me vas a conmover con tus engaños. Ya no más.

-Marcos por favor, me iré lejos y te prometo que nunca más sabrás de nosotros, no tienes que responder por nada, ni siquiera tienes que darle tú apellido o conocerlo, solo déjanos tranquilos. -Suplico una vez más, llevo mis manos a mi vientre plano y lo miro a sus ojos-. Por favor, déjalo vivir, te lo suplico.

-¡No!, no quiero un hijo bastardo, menos si es con una mujer como tú, mentirosa, ambiciosa, experta en manipulación y... Una simple y ordinaria mesera de la cafetería. -se podía sentir la vergüenza en eso último.

-Antes no te importaba eso.

-Antes no sabía la clase de mujer que eras -Suelta mi rostro con desprecio.

-Es tu hijo Marcos ¿Cómo puedes querer dañarlo? Es sangre de tu sangre, producto de nuestro amor. -Carcajea con sarcasmo.

-¿Nuestro amor? ¿Alguna vez me amaste? ¿Alguna vez te amé? Claro que no, no seas ridícula. Tú solo querías sacar provecho de nuestros encuentros y yo fui un imbécil por caer.

-Jamás te he mentido, yo te amo, siempre he sido honesta respecto a mis sentimientos, te lo he demostrado, no puedes dudar...

-¡Ya cállate!, no pienso seguir escuchando tus mentiras. No tendrás a ese hijo y graba bien esto en tu cabeza; un día, voy a tener hijos con la mujer que sea mi esposa, una mujer con clase y proveniente de una buena familia, alguien igual a mí -Se señala -. No alguien como tú -Sus palabras duelen tanto que no puedo soportarlo y lloro-. ¿Quieres más dinero? ¿Es eso verdad? ¿No es suficiente con el que te ofrecí? Bien, tu ganas, te doy el doble y te deshaces del problemita.

Me dolió mucho más eso último.

Problemita, ¿Así le llama a nuestro hijo?

Me quedo en silencio un momento, y no por la tentación de su dinero, solo pienso en todos esos momentos que él y yo vivimos juntos en los cuales fui muy feliz a su lado. Trato y trato de encontrar una explicación lógica y así entender su comportamiento.

¿Nervios?

¿Temor?

Por más que lo pienso no encuentro nada, más que aquí, la tonta fui yo. Entonces lo entiendo todo, "no cambió" siempre ha sido así, este es el verdadero Marcos Grimaldi y me engañó, solo quería divertirse conmigo y yo solo calenté su cama todo este tiempo.

No es su culpa, es mía y solo mía. Tal vez deseaba tanto creer que me amaba que terminé inventando una fantasía de amor con él.

No quiero y no puedo permitir que lo haga, este pedacito de cielo es mi hijo, y aunque aún no lo tengo en mis brazos lo amo y quiero tenerlo conmigo.

No hay nada que pueda hacer para convencerlo de darnos una oportunidad y hacerlo cambiar de opinión, que se de cuenta que nuestro pequeño es un alma inocente que no tiene la culpa de nada, él ya ha tomado su decisión.

La mejor decisión para él, claro.

Creo que en el fondo siempre supe que Marcos un día querría a una mujer igual a él, con su misma educación y posición social, también están sus padres, quienes tienen mucha influencia sobre él y ellos, jamás me aceptarán en la vida de su hijo, pero creí que lucharíamos juntos, que seríamos felices conformando nuestra propia familia. ¡Qué ilusa fui!, no me esperaba esto.

El amor te vuelve idiota sin duda y yo lo fui demasiado.

Si él cree lo peor de mí, qué más da demostrárselo.

Me levanto del suelo para mirar sus hermosos ojos azules, esos que me gustan tanto y hacen que me pierda en ellos, aún en esta situación. Cierro los ojos y me armo de valor.

-Tienes razón, ya no hay porque fingir, Acepto, dame el dinero y por favor, que sea en efectivo y mañana mismo. -Se ríe a carcajadas, se acerca despacio y toma mi barbilla con más fuerza que antes.

-¿No qué no querías mi dinero? Eh, ¿Qué pasó con tú supuesto amor por mí? -aprieta más fuerte y sujetó su mano para soltarme de su agarre-. Después de todo si eres igual a todas Yulissa -Se da la vuelta para darme la espalda-. Mañana tendrás tú dinero después de ir a la clínica con Andrés, él se asegurará de que se haga, yo mismo te llevaré, no quiero sorpresitas en el futuro y no intentes huir porque de nada te servirá.

Sin decir más, se marcha dejándome ahí destrozada, los tipos esos toman mi teléfono, lo rompen y me encierran en mi habitación. No tengo por donde huir ni manera de llamar a mi amiga Eva para que me ayude.

Me acuesto en mi cama pensando en cómo cambió mi vida en un minuto, pensaba entonces en que en un momento como este, es cuando más necesito a mis padres conmigo. Si ellos estuvieran aquí jamás permitirían que los Grimaldi me hicieran esto y me apoyarían sin pensarlo.

Papá, mamá los necesito, los extraño.

La puerta de mi habitación se abre mientras limpio mis lágrimas, al ver a la persona frente a mí, mi temor aumenta.

-¿Qué... Qué hace aquí señora? - camina hasta a mí y se sienta a mi lado.

-Vine a comprobar que todo marche bien, querida -Sonríe.

-Soy prisionera, ya lo ve.

-Quiero felicitarte -da una media sonrisa-. Eres muy lista querida, mira que usar el truco más viejo para sacar provecho y dejar tu miseria.

-Al grano señora -espeto.

-Ok. Diré lo que vine a decir. Quiero que mañana mismo después de resolver el asuntito ese del bastardito -Señala mi abdomen-, Te marches muy lejos de aquí. Te quiero fuera de la vida de mi hijo, y si no lo haces me encargaré de cerrarte todas las puertas a tí y a todo aquel que quiera ayudarte. Me aseguraré que te quedes en la calle pidiendo limosna como la mugrosa que eres. -Miro fijamente sus ojos azules sin decir nada-. Marcos se casará con Martina Evans, la mujer que su padre y yo escogimos para él. Puedes estar segura que nunca serás una Grimaldi, de eso me encargo yo querida -Se levanta de la cama-. Mañana tendrás tu dinero en efectivo como lo pediste -dicho eso, se marcha.

La noche pasa muy lenta, no puedo dormir pensando en las palabras de esa mujer y en lo que harían mañana con mi bebé. Lloré tanto que creí que mis lágrimas se acabarían. Cada palabra que salió de la boca de Marcos me dolió, en cambio las de esa mujer fueron el impulso que necesitaba para pelear y no dejarme vencer. Algo se me ocurriría, pero no dejaría que le hicieran daño a mi hijo.

Es mío, solo mío, y si tengo que marcharme y dejar todos mis recuerdos aquí, lo haré sin pensarlo.

Contigo bebé.

-¡No se saldrán con la suya, ni siquiera tu Marcos Grimaldi!. Te lo juro. -grito con todas mis fuerzas mientras lloro-. No lo lastimarás.

            
            

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