Por sus ojos pasa una pizca de maldad-Eso es una confesión muy personal, ¿no lo cree así?
Suspira-¿Qué te dije con lo de señor?
-Oh, disculpa es que estoy tan acostumbrada a llamar a mi madre Elizabeth o madre que para mi son términos grandes o por así decirlo-me encojo de hombros.
-Disculpen -habla una voz a nuestro costado y puedo deducir por su tono que es la chica agradable-Aquí está su carta para ordenar, estaré en la puerta hasta que decidan.
Miro el libro en mis manos y bajo mis hombros decepcionada.
¡Rayos!
Debí prestarle más atención a mamá cuando me daba esas clases de cocina. Observo a Wade de reojo y este parece pensar en que escoger.
Sé que lo siguiente que haré no me concierne a mí. Carraspeo-Wade, ¿puedo pedir? -él alza su vista, asiente y cierra la carta rápidamente.
Hago una señal para que la chica venga y ésta se acerca.
-Yo quiero lo que el Chef me recomiende o decida y ¿para ti? -volteo a verlo.
-Lo mismo, dile al Chef que me sorprenda -habla con un tono de voz divertido y ronco.
La camarera asiente con una hermosa sonrisa y se va de nuestro lado-¿Sabes como se llama la chica? me agrada más que la anterior.
-Creo que se llama Arelis. He estado un poco aquí y ella no me atiende mucho -mira en dirección donde se ha ido.
Suspiro-o sea que pocas veces estás en esta zona.
-Sí, yo por lo general no vengo mucho y cuando vengo es a comer algo rápido y eso lo puedo hacer desde la primera planta.
Se ve como un tipo cálido.
Coloco un brazo sobre la mesa y apoyo mi cara en mis manos -A pesar de que eres millonario, eres amable-¿eso lo dije en voz alta?
Retrocedo y miro hacia otro lado tratando de evitar su mirada. Lo observo de reojo y su aspecto está algo desencajado-No lo creo así.
Junto mis cejas -¿Por qué?
-Porque tengo secretos y defectos, y no preguntes más sobre eso o me dejara la impresión de que eres -su tono frío retumba por mis oídos y llega hasta mi corazón.
Eso me dolió y como no lo conozco, no puedo decir ni una palabra. Alzo mis cejas y aplasto mi boca, miro todo el lugar y no vuelvo a hablar hasta que llega la cena.
Comemos en silencio y rápido, aunque, no sé si le pueda llamar comer rápido a llevarse grandes bocados de papa rellena con carne a la boca. Siento su mirada en mí como un maldito león cuando asecha a su presa y eso me molesta, y mucho.
Yo soy la presa.
Termino de comer y me levanto-La cena estuvo genial, gracias por la invitación-salgo lo mas rápido que puedo de ahí.
No dejaré que alguien me hable así.
Llego a la recepción del segundo piso y Arelis me observa extrañada.
Abro y cierro la boca agitada-Ábreme la puerta, rápido-mi mirada asustada hace que se alarme.
-pero... -vuelve a decir y la interrumpo.
-Ahora -observo hacia atrás y noto que Wade está a pocos pasos de mí, veo en dirección en donde estaba mi madre y no hay nadie.
Perfecto, eso quiere decir que ya están abajo.
O tal vez ya se han ido.
Ella abre la puerta y entro rápidamente, lo único que puedo ver es como trata de llegar a nosotras deliberadamente.
-Espera- lo último que escucho de él y ella cierra la puerta.
Suspiro-Gracias, muchísimas gracias.
-No te preocupes y disculpa si soy entrometida, pero ¿Qué paso? - voltea a mí ya habiendo cerrado la puerta con llave.
-No siquiera yo lo sé, le hablé normal y gentilmente, pero de repente se puso extraño.
-Oh, no te puedo decir nada porque yo no lo conozco, pero lo que si te puedo decir es que te salve de una-su cálida sonrisa me reconforta y su mirada dulce me hace sentir segura de ella.
Nuestros pasos se detienen al principio del corredor y ella saca sus llaves para abrir la gran puerta refinada.
-Adiós-saludo con la mano y salgo del lugar.
Antes de encaminarme a cruzar las puertas del restaurante giro para cerciorarme de que ella y él no estén dentro. La decoración de abajo ahora me parece más estupenda que la de arriba y sin duda es un buen lugar para venir a comer.
Claro porque aquí no pasaste pena y ya concéntrate tarada, encuentra rápido a tu mamá.-
Mi vista recorre cada espacio del lugar y no veo a mis buscados, salgo a pasos agigantados del lugar y siento todas las miradas en mí, los susurros son estresantes y para más acabar me encuentro a la primera rara que encontré aquí en esta ciudad.
¿Cómo es que se llamaba?
Natalia.
Ríe por lo bajo cuando paso cerca de ella -Sabía yo que solo era otra más-me detengo.
Volteo y la miro directamente a los ojos-Mira, no sé que problema tienes conmigo, pero no te gustará lo que tengo para decirte, así que...-ríe incontrolablemente, mientras agarra un mechón de cabello rubio-Pongamos esto así. Tú eres de aquí y yo de otro lado, pero ¿sabes cuál es la diferencia ahora que estoy aquí? -alzo mis cejas- que a mí no me conocen como tú -volteo, tiro mi cabello hacia atrás y sigo caminando, abro la puerta y la escucho decir algo por lo bajo.
Al bagazo poco caso.
Mi vista busca el carro de los tortolos y rápidamente doy con el, pero hay algo extraño, el carro se mueve mucho.
Por favor, que no sea lo que estoy pensando.
Camino hacia ellos y observo tras la ventana de copiloto donde me encuentro a una muy sonrojada Elizabeth junto a un Matías algo normal, pero con los labios hinchados. Toco la ventana y automáticamente sus ojos viajan a mí, Matías abre la ventana escucho el que paso de mi mamá.
-¿Puedo venir con ustedes? -pongo mi mejor sonrisa.
En este caso es lo mejor, además de que quiero, no, no quiero, necesito que me lleven con ellos.
-Matías, entonces ¿Qué dirás? -mi madre me mira con mala cara, pero ahora es lo que menos importa, la cuestión es no irme con Wade. Giro hacia las puertas del restaurante y lo veo saliendo y mirando para todos lados.
-¡Matías dime sí o no! -lo miro fijamente sin parpadear hasta que al fin decide.
-Súbete -quita el seguro de la puerta trasera y entro rápidamente. Balbucea algo que no entiendo y lo tomo sin importancia.
Veo a Ricky Ricón caminar hacia el auto-Arranca-grito.
Pero que hombre tan sexy, lastima que no me gusta que me griten.
Matías arranca y salimos del estacionamiento para incorporarnos en la vía. Puedo ver hacia atrás a un Wade jalando su cabello, el cabello que me gustaría tocar, me pregunto si tendrá cuadritos ovalados.
Obvio, no vez que es grande, apuesto, musculoso, millonario, puede que mujeriego y tú tienes la intención de preguntar si tiene cuadritos ovalados. Eres una bruta, debes pensar más.-
NO TE HARÉ CASO, ERES MI MENTE, NO MI MAMÁ Y YA CÁLLATE FEA.*
Te estás dando cuenta de que te estás diciendo fea a ti, ¿no? -
...*
Genial, la ley del hielo, sabes mejor me voy.-
Maravilloso.*
Sacudo mi cabeza y observo el panorama a mi alrededor, detengo mi vista en la casa al frente. Específicamente una inmensa casa.
-Llegamos-todo queda en silencio.
Matías me observa a través del retrovisor-Como no respondiste en todo el viaje a lo que te decíamos...
*Torpe mente.
Cállate y escucha.-
Bien, pero tu no me dices que hacer, tarada.-
Soy tu conciencia y ya presta atención*.
-Sara, SARA-tapo mis oídos ante tal grito de mi queridísima madre.
Que por favor no se note el sarcasmo.
Observo a Matías y este sigue con su charla-Te decía, decidí tomar la decisión con tu madre. Está no es mi casa, pero es donde vivo y como ustedes no tienen camas ni donde dormir, las traje aquí para que duerman bien mientras consiguen algunos muebles -asiento.
Tengo sueño y lo que menos quiero ahorita es pelear con la susodicha de Elizabeth.
Bostezo -Si solo me quería decir que dormiríamos aquí hubiese empezado desde ahí y estaría bien, ya tengo sueño y antes de que me preguntes, Elizabeth.
-Mamá -me interrumpe.
-Sí, Mamá. Sí puedes dormir con él- bajo del coche antes de que proteste en mi contra con sus argumentos de que no lo haría.
Me estiro y jorobo con pereza, ellos bajan y caminan a la entrada, los sigo y me abrazo a mi misma por el frío intenso que recorre cada centímetro de mi piel.
-Sara, como me contaste que tienes sueño te llevaré a donde dormirás y te daré algo de ropa, solo espera aquí que llevo a tu madre al cuarto y regreso por ti-asiento. Él sube con mi madre detrás de él y desde ya puedo verla contorneando sus caderas.
Algo hará.
-No se demoren, quiero dormir-suspiro.
Echo un vistazo a la mayoría de cosas refinadas y con estilo, esto solo es para ricos, dudo mucho que alguien de mi categoría podría comprar algo así. Camino hacia las gigantes ventanas a mi izquierda y observo todas las mansiones, autos y luces, la entrada se abre y curiosamente veo un carro igual al de Wade.
No, pero, no puede ser él.
Sacudo mi cabeza y giro en dirección a las escaleras. Yo solo quiero dormir -Matías apúrate, deja de hacer cosas con mi madre -bajo mi cabeza con sueño y siento sus pasos bajar rápidamente por las escaleras.
-Vamos -levanto mi cabeza y achico mis ojos. Lo sigo escaleras arriba hasta llegar al final de estas.
-Solo una sugerencia -respiro agitada-pongan un elevador para gente como yo-apoyo mis manos en las rodillas y lo veo cruzado de brazos-¿Qué? Como y no engordo, tampoco hago ejercicio y es por eso mi condición física -doy un último suspiro hasta reincorporarme.
-Oh, sígueme-camina hacia el pasillo izquierdo, al final de este veo una puerta negra con dorado y una figura de un lobo aullando en oro en la parte de arriba, él abre y puedo ver a una enorme habitación color azul rey y la gigantesca cama blanca.
Hoy se duerme como reina.
-Sarita, aquí está la ropa que usarás -me da unos pantalones de lana gigantes junto a una franela.
-Todo lo de aquí es grande-me quejo y lo empujo fuera-necesito privacidad y ya voy a dormir aunque no sea tu casa -le cierro la puerta en la cara. Volteo y corro hacia la cama, me tiro y reboto en ella, el techo es de color blanco, tengo puertas a mi derecha y a mi izquierda, los conductos del aire en una esquina superior, las lámparas a cada esquina del cuarto y unas enormes cortinas color verde oscuro donde averiguaré que hay detrás de ellas cuando haya descansado.
Me levanto y voy a la primera puerta con la ropa tratando de dar con el baño, pero con lo que me encuentro es con un armario enorme lleno de ropa y zapatos de hombre, todo tipo de relojes y pulseras, collares, lentes, accesorios, marcas, zapatillas, sin duda este debe ser el armario de Matías.
¿Por qué compra ropa tan grande de brazos si él no es de tener mucho músculo?
Salgo de ahí y voy a la segunda puerta donde hay un enorme espejo y productos de hombres en la encimera de cuarzo, el lavamanos doble y gavetas abajo de este, las abro y me encuentro con afeitadoras, depiladoras, una máquina de cortar cabello, en otro encuentro toallas, me voy a el armario de madera doy con toallas blancas grandes, súper grandes, doblo hacia la esquina y veo un jacuzzi y a la otra esquina una bañera en forma de lluvia.
Camino a la bañera y me despojo de toda mi ropa, entro a bañarme y termino rápidamente, salgo de ahí, me pongo un bóxer que encuentro envuelto dentro de la ropa, luego los pantalones y de último la franela, agarro mi ropa para doblarla y la dejo en la encimera, camino a la cama, me acuesto y me tapo de pies a cabeza.
Siempre duermo así.
A mi mente llegan vagos recuerdos de él. Seguro debe estar en su casa durmiendo plácidamente sin siquiera acordarse de lo que paso en la cena.
Y tú pensando en él, Sara.
La lluvia empieza a caer y ese sonido relaja mis sentidos, el frío y ese olor encantador me hacen caer rendida y quedarme completamente dormida.
...