Sacudo mi cabeza para dejar de pensar en pendejadas como esas, observo la puerta principal del aeropuerto y bufo con frustración porque Musim no viene todavía. Marco su número y me sale apagado como siempre.
¿Para qué quiere un teléfono si no va a contestar nunca?
Me rasco la nuca luego alzo la vista y frente a mi veo a una mujer, a mi Ángel, mi vieja dama. Bajo del auto y me dirijo a ella.
- ¿Te ayudo en algo? - pregunta con una voz irritada que no me gusta para nada.
Se nota que tiene carácter ¿Quién se cree para hablarme así? ¿Acaso no me conoce o sabe quién soy?
- Vienes conmigo preciosa - digo con tranquilidad, ella me mira como si estuviera loco.
- ¿Disculpa? ¿Te conozco? ¿Dónde tendría que irme contigo? - interroga asustada y se aleja de mí, pero me aproximo a ella.
- Que te vienes conmigo, preciosa - repito mis palabras, tratando de no perder la paciencia.
- No lo haré, no te conozco - contesta con un tono enojado, se aleja de nuevo.
Esto me está cansado ¿Por qué conmigo y ya? Qué difícil es esta mujer, carajo.
- No hagas esto difícil ¿sí? Vienes conmigo y punto, eres mi mujer - expreso con seriedad mientras me acerco más a ella, la agarro del brazo y ella empieza a llorar.
- No llores los ángeles, no lloran amor - digo tratando de consolarla, pero es imposible porque sigo escuchando sus sollozos, la alzo en mis hombros y agarro su maleta.
Odio que ella llore por mis impulsos y mis acciones.
Se que hice mal en traerle así por así, pero era necesario ya que no la conozco completamente. Y quiero que ella este conmigo desde ahora, no puedo esperar tanto para tener una familia.
Minutos más tarde...
Sigo esperando a Musim en el auto con la mujer quien sigue llorando, se que está asustada, pero se le pasará cuando me conozca lo suficiente.
- Déjame ir por favor - suplica sollozando, pero me mantengo callado e ignorándolo.
- Eso no va a pasar, Ángel - repito mis palabras por decima vez.
¿No se cansa de decir siempre lo mismo?
- ¿Por qué haces esto? - pregunta llorando.
- Ya te dije ángel, eres mía solo mía, eres mi vieja dama, yo te protegeré de todos y todas - digo, observo que mi vice entra rápido en el auto y mira con asombro a mi Ángel.
- ¿Y ella prez? - pregunta con un tono de curiosidad.
- No la mires, es mía - expreso con seriedad y sin explicaciones, arranco para ir al club.
- ¿Tuya? - cuestiona confundido.
- Si mía, deja de hacer preguntas. No te contestaré más - es lo único que digo miro por el retrovisor del auto a chica quien está recostada en el asiento del auto.
Te protegeré siempre ángel eres mía ahora
Horas más tarde...
Llegamos a la casa club, bajé a mi mujer del auto y la llevé a la pieza donde dormirá conmigo, siento la mirada de todos los hermanos, les fulmino con la mirada y enseguida se ponen a hacer lo que tienen que hacer.
- Dormirás aquí, Ángel. Si necesitas algo avísame enseguida estaré aquí. Me iré un rato a resolver cosas del club ¿De acuerdo? - hablo y solo se limita a asentir con la cabeza, suspiro frustrado.
Esto será más difícil de lo que ya es.
"CAPITULO 1"
Hanbal
Días más tarde...
Hace tres días de que tengo a la mujer aquí conmigo, ella no me habla para nada, se queda encerrada en la pieza y nada más. Me hace sentir mal porque esta con esa actitud desde que le traje del aeropuerto.
Entro a la habitación con una bandeja de desayuno, observo que ella está sentada en la cama, me mira con pánico y no sé cómo reaccionar ante eso porque me está sacando de las casillas su silencio.
- Yo...- quise decirle algo, pero salgo rápido de la habitación y suspiro miro a Mary una chica de la barra quien viene hacia mí luego nos vamos caminando hasta el bar, me siento y bajo mi cabeza.
- ¿Que te pasa Prez? - cuestiona con interés.
- No me quiere, la chica que traje- confieso empiezo a contarle todo y ella me mira sorprendida.
- Prez creo que le tendrías que dejar ir, la puedes conquistar poco a poco - sugiere con un tono suave mientras está limpiando mesas, pienso en lo que estoy haciendo, me dirijo de nuevo a la habitación y escucho llorar a Ángel. Entro, ella me mira con temor.
Odio esa cara. Odio cuando llora.
- Tranquila no te haré daño - digo bufando.
- ¿Por qué me secuestraste, que quieres de mí? - susurra.
- Porque cuando te vi que eras para mí, sos mía, te quiero para mi - confieso mientras me agacho para ver su cara.
- Solo me quiero ir a mi nueva casa - dice sollozando mientras pone su mano en el rostro empiezo a asentir.
- Está bien, te llevaré a tu casa, ven vamos Ángel - accedo mientras me levanto, agarro su maleta y nos dirigimos hasta la salida del club, ella es tímida por lo que veo porque siempre esta con la cabeza agachada y sus uñas rascan las manos.
- Tranquila Ángel no te hare nada que tu no quieras, ahora dime la dirección de la casa - digo ella me dice la dirección de la casa y miro sorprendido.
Está loca esta mujer. Esta en uno de los barrios mas peligroso de la ciudad.
- Ángel ¿con quién vives ahí? - pregunto con curiosidad.
- Con nadie - murmura, mira la ventana
- Déjame protegerte por lo menos Ángel - suplico y ella me ignora completamente.
- Yo no tengo la protección de nadie, no me puede ayudar- dice llorando y tapando su rostro.
- Yo si te puedo ayudar, te puedo salvar de todos - respondo sin despegar mi vista de la ruta. Ella se mantiene callada.
Miro a Ángel quien tiene la cabeza baja, observo sus hermosos ojos y sus labios que quiero comerlos.
Minutos más tarde...
Llegamos al lugar donde no me gusta para nada ella dice que le acompañe y entre. Carajo, que horrible lugar ¿Cómo puede vivir ahí?
- No me gusta para nada donde vivís Ángel - es lo único que digo mientras tomo la cerveza que me ofreció.
- A mí tampoco pero cuando encuentre trabajo capaz que consiga algo mejor - dice emocionada.
- Ángel me quedaré por lo menos hoy para tener mi mente tranquila porque en este barrio andan sucediendo cosas malas - digo mientras me acomodo en el sofá.
- Está bien, pero ¿Por qué me dices Ángel? - pregunta con curiosidad.
- Porque sos uno, uno muy hermoso que vino para estar conmigo - respondo empieza a sonrojarse.
- Ni siquiera se tu nombre ni tú el mío - habla con un tono suave.
- Yo soy Hanbal ¿y el tuyo? - pregunto.
- Darla - habla mientras que se dirige a la cocina para llevar los platos y vasos sucios.
- Creo que voy a descansar estoy agotada por el viaje y por todo lo que paso en estos días - dice.
- Anda dormí. Yo haré guardia - digo con dudas, Ángel se va hacia los pasillos y en la tercera puerta se escucha que se cierra.
Horas después...
Escucho gritos en la habitación de Darla, me voy corriendo, miro que no haya nadie y Ángel está teniendo una pesadilla, eso no me gusta nada.
- Ángel - digo despacito y no se despierta solo empieza a llorar empiezo a sacudirla despacio y se despierta.
- ¿Qué paso? - pregunta mi ángel.
- Creo que tendrás que venir conmigo de nuevo no te puedo dejar sola aquí - digo.
- No es nece... - interrumpo.
- Es necesario Ángel - digo mientras me siento a lado de ella.
- Tengo pesadillas, sueños solo eso nada más - dice con tranquilidad.
- Yo te protegeré de esas pesadillas - digo mientras beso su frente, pero me da una sonrisa forzada.
Darla
Este hombre es tierno, pero a la vez da miedo. Tengo que seguir actuando y seguir con mi trabajo hasta conseguir lo que quiero, espero que no me descubra o seré mujer muerta.