-¿Fue a algún lugar?-Le pregunta, y ella se mantuvo en silencio-Te he preguntado algo, por favor respóndeme. Es extraño que Damian salga los fines de semana, ya que, normalmente, suele encerrarse y hacer su trabajo.
-Verá... El señor salió en la noche y regresó en compañía de alguien...
-¿De alguien? ¿De quién se trata?
-¡Mi señora, he olvidado el desayuno, vuelvo enseguida!-Exclamó alejándose con rapidez de Bella, quien miró de vuelta a la puerta, sin comprender lo que ocurría.
Dispuesta a tocar nuevamente, golpeó la puerta con sus nudillos, pero repentinamente, una segunda voz la detuvo.
-No creo que debería entrar, señora.-El ama de llaves la miró-Si no quiere salir lastimada, es mejor que no entre allí.
-Discúlpeme... No lo entiendo.
-No entre allí. Espere que el señor Damián despierte por su cuenta, es más conveniente.
Bella tocó el dobladillo de su vestido, y miró a la anciana quien la veía fijamente, pero, su atención fue captada por los gemidos provenientes de la habitación de Damian, haciendo que, un intenso frío cubriera su espalda, acompañado por lo acelerado de su corazón.
-Señora, lo siento.
-No...-Sus manos temblaron-Dame las llaves, ahora.
Al no recibir respuesta, forcejeó con la manija de la puerta intentando abrir, pero está, no lo hizo.
-¡Dame las llaves Anne!-Gritó y sus lágrimas cayeron
-Mi señora, no debería...
-¡Dame las llaves ahora mismo, maldición!-Interrumpió y arrebato las llaves de su mano.
Anne la observó en silencio, y suspiró profundamente, buscando en el manojo, la llave indicada para la puerta. Puesto que, sus manos temblaban con nerviosismo, acompañado de los constantes y fuertes gemidos de la mujer.
Bella intentó mantener la calma, pero, su mundo se derrumbaba, al pasar los segundos.
Finalmente, logro abrir la puerta, y caminó con rapidez por ella, encontrando en el suelo, ropa interior femenina roja, un par de tacones negros, un vestido de su mismo color, y la ropa de su esposo.
Lo más doloroso, fue encontrar a su esposo, sobre una rubia moviéndose con pasión mientras ella apretaba su trasero y mantenía sus piernas en su ancha espalda.
-¡Damian!-Gritó y sus fuerzas abandonaban su cuerpo, mientras lloraba.
Damián se detuvo y salió de la mujer, luego miró a Isabella
-¿Qué haces aquí? ¿Quién te permitió entrar a mi habitación?
-No puedo creerlo... Yo... ¡Soy tu esposa maldición!-Gritó-¿Qué demonios supones que estás haciendo?
-Cogerme a una mujer.-Respondió con descaro y se puso de pie mostrando la desnudes de su cuerpo.
La rubia mujer huyó de la habitación tras tomar su vestido y zapatos.
Bella derramó sus lágrimas y avanzó hacia Damián y gritó:
-¡Maldito descarado! ¡¿, Cómo te atreves?!-Propinó una bofetada en su mejilla y él la empujó con fuerza a la cama
-¡No te metas en mis asuntos, maldita sea!-Gritó-¡No es tu maldito problema lo que haga con mi vida! ¡No me jodas Isabella!
Ella lo miró con horror, ante sus palabras, y una vez más dijo:
-La has tocado... Yo soy tu esposa, y nunca te has atrevido a tocarme...-Sollozó
-¿Qué es lo que quieres Isabella?-Sujetó sus muñecas con fuerza-¿Quieres que te folle? ¡Dime!-Gritó nuevamente-¿Quieres que te trate como una puta y te folle como a ella?
Isabella sollozó e intento liberarse, pero fue inútil.
-Eres... Despreciables Damián...
Él sonrió y se inclinó a sus labios
-Veo que solo te duele el hecho de que la he follado a ella, y no a ti. Podrías haberlo dicho antes, y te habría hecho que me la chuparas y te follaría como desearas. ¿Quieres ser mi puta?
-Yo no-
-Empecemos entonces, Isabella.
Damian llevo su mano al vestido blanco de Bella, y lo subió hasta su cintura, mientras ella luchaba.
-¡Déjame ir!-Gritó-¡No quiero hacerlo, por favor!-Lloró y él no se detuvo.
Damian, haló de su ropa interior y se colocó sobre ella con rapidez mientras guiaba su miembro hacia su entrepierna: Bella lloró desconsoladamente
-Por favor, te lo pido... Déjame ir...-Su llanto salió de una manera exagerada y su cuerpo temblaba. Damian se detuvo y la soltó con brusquedad dedicándole una mirada hostil.
-Eres tan patética Isabella. Realmente, te odio tanto que...-Apretó sus dientes y suspiró- No te metas en mis asuntos nuevamente ¿Entendido?
Él, salió de la habitación tras cubrir su cuerpo con una bata de baño. El llanto de Bella continuó sin detenerse mientras bajaba de vuelta su vestido: el ama de llaves entro a la habitación y se acercó en silencio, y tomó la mano de Bella para luego abrazarla.
-Le dije que podría salir lastimada.-Susurró y acarició su espalda.
-Soy una tonta... No quiero estar aquí.
Anne guardó silencio, e Isabella salió de sus brazos para luego correr a su habitación sintiendo las intensas miradas de los trabajadores de la mansión: tan pronto entro en su habitación, lloró desconsoladamente y tomó su celular en sus temblorosas manos, y marco el número de Massimo, quien es su mejor amigo y el único que posee, quien además es muy cercano a ella.
Para su sorpresa, la llamada nunca fue tomada.
Ella se acurrucó en su manta y dejo salir su llanto: su corazón estaba lastimado al igual que sus sentimientos, y por más que intentara, su llanto no se detenía: mientras repetía en su cabeza lo ocurrido entre ambos, y también aquella mujer. Ella sabía, que él estuvo a solo segundos de abusar de su cuerpo.
Isabella, continuo marcándole a Massimo, pero no tuvo éxito.