Capítulo 4 Provocación

En poco tiempo, el camarero entregó las comidas. Sonriendo, Klein ofreció: "Nuestras comidas están casi listas, profesor Zizka, Loraine.

¿Qué tal si charlamos durante la cena?"

Leopold no se opuso. Su estómago gruñía. Su mirada aterrizó en la fiesta que se le presentó, y no podía esperar a sumergirse.

Loraine había preparado cuidadosamente cubiertos y palillos para Leopold, lo que le hizo sentir como en casa.

Cada vez que llegaba un nuevo plato, Loraine presentaba a Leopold sus características especiales.

Leopold respondió con exclamaciones apreciativas de vez en cuando.

Klein, de vez en cuando, hacía chistes alegres, poniendo a todos a gusto. Toda la habitación está llena de convivencia, todo excepto Keely.

Desde que Keely pudo recordar, se le había enseñado a presentarse de una manera que mejoraría su encanto y atraería la atención masculina.

Además, sus credenciales educativas fueron en su mayoría fabricadas, dejándola privada de conocimientos sustanciales en su campo, y mucho menos de cualquier cosa que contribuya al discurso general.

Le resultó imposible unirse a su conversación.

Sin embargo, sobresalió en la lectura de las reacciones de la gente.

Después de cada plato que Loraine presentó, si Keely se dio cuenta de que Leopold mostraba interés en él, usaría cuidadosamente los palillos de servir para servir algunos en el tazón de Leopold y pronunciaría de manera favorecedora: "Profesor Zizka, este plato es realmente delicioso. Por favor, pruébalo".

Leopold no pudo evitar ser más aficionado a Keely.

Keely se comportó como si hubiera preparado los platos ella misma.

Recibiendo los cumplidos de Leopold, Keely le disparó a Loraine una sonrisa desafiante. Al final,

¡Todo solo sirvió para darle una ventaja!

Loraine simplemente se reinterpretó. Aparte de estas descaradas manipulaciones, Keely no tenía otras habilidades.

Ella decidió ignorar a Keely. Dado que no estalló ningún altercado, los otros permanecieron ajenos a la rivalidad subyacente entre los dos.

Todos en la cena parecían pasarlo muy bien.

Mientras Leopold y Klein conversaban, Loraine se disculpó en silencio para liquidar la factura.

Sin ser despecibida por Loraine, Keely se escapó bajo el pretexto de un descanso para ir al baño y la siguió.

Después de pagar la factura, Loraine estaba lista para regresar, solo para ver a Keely.

Sin decir una palabra, Loraine intentó pasar junto a ella, manteniendo una expresión estoica, pero fue detenida por Keely.

Keely levantó la mirada, saludándola con una sonrisa.

"Loraine, se siente como desde la última vez que hablamos. ¿Qué tal si nos ponemos al día?"

Sin verse afectada por su entusiasmo, Loraine respondió en un tono frío: "No hay nada que debamos discutir".

"¿Realmente? ¿Qué pasa con Marco?"

Al escuchar su nombre, el comportamiento de Loraine cambió sutilmente, su respiración más pronunciada.

Keely reprimió una risa, cubriéndose la boca mientras lo hacía. "Estando en el extranjero durante tanto tiempo, no puedo evitar preguntarme cómo ha estado Marco. Loraine, ¿has estado cuidando de él en mi lugar?"

El hielo en la mirada de Loraine se profundizó. "¿Cuídalo por ti?"

"De hecho. ¿Quién entiende mejor que tú el vínculo entre Marco y yo? ¿Podrías creer que me ha borrado por completo de su memoria?"

Las palabras de Keely eran una hoja afilada, golpeando el corazón de Loraine.

El miedo a Keely había impedido que Loraine aceptara a Marco.

Loraine sabía de primera mano lo mucho que Marco se había engañado con Keely en los últimos tres años durante su matrimonio con Marco. Era como si Marco estuviera ciego al estatus de Loraine como su esposa, con sus ojos solo puestos en Keely.

Aunque Marco finalmente había visto a través del engaño de Keely y la había enviado a la cárcel él mismo, las dudas persistentes afectaron a Loraine.

¿Marco realmente tenía espacio para ella en su corazón? ¿Incluso el fragmento más pequeño?

Estas dudas solo ampliaron la sonrisa en la cara de Keely.

Inclinado, Keely murmuró en el oído de Loraine. "Solo lograste acercarte a él cuando yo no estaba. Ahora que he vuelto, si no estás a la altura de la tarea de cuidar de él, devuélvelo. Prometo cuidarlo bien".

Los puños de Loraine se apretaron a sus lados.

Ella era plenamente consciente de que Keely estaba tratando de enolitarla.

Ella estaba decidida a confiar en Marco, a pesar de sus desacuerdos pasados, y se negó a creer que él juguetearía con ella mientras sostenía a otra mujer en su corazón.

Pero, a pesar de saberlo, se sintió involuntariamente conmovida por la flagrante burla de Keely.

Keely tenía un don para incitar a sus inseguridades.

Pero no fue tan fácil de influir o provocar como antes.

Dibujando con una respiración profunda, Loraine le disparó a Keely una mirada desdeñada.

"Lo que sea que esté pasando entre Marco y yo no te preocupa".