Follando con el Jefe
img img Follando con el Jefe img Capítulo 6 Soy virgen
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Capítulo 7 Su erección pertenece a ella img
Capítulo 8 Juegos img
Capítulo 9 Adicto a su coño img
Capítulo 10 Follando a medias img
Capítulo 11 CEO atrapado img
Capítulo 12 Sexo oral img
Capítulo 13 Un beso por tus pantaletas img
Capítulo 14 Su cuerpo se estremece img
Capítulo 15 Orgasmos con su polla img
Capítulo 16 Una noche con ella img
Capítulo 17 Ella quiso follar con él img
Capítulo 18 Ella es una tentacion img
Capítulo 19 Secuestrada para follar img
Capítulo 20 Caliente y mojada img
Capítulo 21 Una mamada img
Capítulo 22 Me gustas img
Capítulo 23 Seducido por otra img
Capítulo 24 Cabreado img
Capítulo 25 Sexo en el sofá img
Capítulo 26 Enferma img
Capítulo 27 Su tía la desprecia img
Capítulo 28 La engaño img
Capítulo 29 Follemos antes de casarnos img
Capítulo 30 Casados pero fogosos img
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Capítulo 6 Soy virgen

-Así está mejor -susurra contra sus labios mientras sujeta su mentón con fuerza -. Quiero que seas una buena niña -ella ensancha un poco la mirada -. ¿Entiendes?

-¿Qué es lo que quiere señor Rinaldi? ¿Por qué me hace esto? -la joven observa como su jefe baja la mirada hacia sus labios poniéndola nerviosa.

-Quiero muchas cosas de ti, Amber.

-¿Qué clase de cosas? -pregunta con el miedo reflejado en el tono de su voz.

-¡Tutto! -en ese instante él le responde en italiano mientras le muestra esa mirada extremadamente peligrosa.

Traga saliva puesto que no sabe qué hacer en esos momentos.

-Así que ya lo sabes, yo quiero todo de ti -desliza la mano por su costado llevándola hasta la altura de su vientre, mientras que desciende con esa mano a ella se le va subiendo la temperatura.

-Señor Rinaldi, debe detenerse ahora mismo-suplica con un hilo de voz, pero era muy tarde, él ya había comenzado a deslizar su mano por el centro de su coño -. Señor... señor Rinaldi-termina gimiendo sus palabras.

-No es algo que te disgusta, Amber...

Él besa sus labios abiertos una vez más mientras que frota su coño por encima de aquel molesto pantalón.

-Por favor, tiene que...-el CEO comenzó a soltar el botón del pantalón puesto que moría de ganas por probar el coño de esa mujer-. Deténgase, por favor, esto es una...-no continuo hablando ya que él la alejo de la puerta para llevarla a otro lugar.

-¡Guarda silencio! -le ordena contra su boca mientras suelta su pantalón y empieza a bajarlo con un poco de prisa.

-No, por favor, no-dice tratando de sujetar la pretina de pantalón.

Pero él nota que lo que ella decía no era lo que quería, sus acciones hablaban más que sus palabras. Así que el CEO baja su pantalón hasta la altura de sus rodillas y separa un poco sus muslos.

-¡Ahh! Señor Rinaldi, no siga con esto.

-¿Por qué no?, dame una buena razón y me detendré.

-Porque yo... bueno yo...

Ella abre un poco los ojos tratando de encontrar una excusa para impedir que su jefe pervertido profanara su coño, pero no encontraba un pretexto para que él la dejara en paz. La verdad es que su mente estaba en blanco.

-¡No hay una razón! -se inclina hacia el coño de Amber y lo primero que hace es pasar su lengua de largo a largo por los labios vaginales de esa mujer.

-Nooo... ¡ahhhh! -se queja, pero rápidamente gime al sentir la tibieza de su lengua sobre su coño.

Arquea su cuerpo de una manera que ni ella misma creía entre tanto tenia a semejante hombre metido entre sus muslos el cual le comía el coño. Aquello era inaudito, quien iba pensar que en su segundo día de trabajo su jefe le haría semejante locura a su vagina.

Era joven, pero sabía bien lo que era el sexo y todo lo que implicaba hacerlo con alguien. Más sin embargo, aquella era la primera vez que experimentaba una cosa como esa, todo su cuerpo estaba a punto de quebrase en miles de pedazos.

En la parte baja de su vientre surgía un hormigueo que la atormentaba, el contacto de la lengua de su jefe contra su coño era una locura. No le permitía pensar con raciocinio ya que la misma se encontraba tan tibia que sentía que le quemaba los labios de su vagina.

-Por favor, debe detener esto... mi tía... ella...-trata de combatir la locura con un poco de razón.

-Shhhh....

Mauricio volvió a introducir su lengua en aquel pequeño orificio rosado y palpitante, chupa ese agujero con ímpetu consiguiendo que Amber gimiera y arqueara un poco más su cuerpo. El desespero lo llevo a bajar un poco más el pantalón de ella.

Cuando sus piernas se liberan del mismo él las separa por completo, subiéndose una a su hombro mientras que la otra la deja extendida a un lado. Se inclina un poco más hacia el coño de ella observándolo en todo su esplendor.

-Señor Rinaldi -la voz de Amber sonaba quejosa, pero deseosa.

Para ese momento ella se aferraba de la almohada manteniendo los ojos cerrados, él no se detuvo y continuo lamiendo y sorbiendo su pequeña vagina. Con su lengua hace círculos entre sus labios vaginales, unos que ya estaban bastante hinchados y enrojecidos.

-No puedo más, por favor, ya noooo -el CEO siente que Amber se tensa, más no lo aleja de ella, eso significaba que ella deseaba acabar en su boca.

El rubio siguió devorándose su vagina, la sujeta de la curva de sus nalgas a la vez que las aprieta con fuerza.

-¡Ahhh! -Amber eleva un poco su pelvis al sentir que algo se rompe en su interior, aquella sensación tan fantástica la envolvió por completo.

Sus orejas las sintió caliente y sentir una extrema liberación en el interior de su coño que la hizo sentirse tan relajada. Era como si toda su pesadez desapareciera en cuestión de nada, ella abre los ojos y mira el techo cuando algo tibio baja por su vagina.

Era como si estuviera orinándose encima, pero la experiencia era diferente, aquella era de placer. Y fue tanto que su boca se hizo agua y todos los vellos de su cuerpo se erizaron.

-Mierda -musita en voz baja.

Mauricio absorbe la esencia de Amber deleitándose de aquella dulzura tan exquisita que de ella salía. Era demasiado dulce para ser cierto, ¿aquella chica estaba hecha de qué demonios? tanto su aroma como su sabor era primoroso.

¡Toda ella era perfecta!

Al saciarse de su interior el CEO relame sus labios sintiendo aun la dulzura de su cuerpo en su paladar. Muerde sus labios al mirar a esa mujer tendida en su cama con el cabello suelto, las mejillas rojas y las piernas abiertas.

Se había obsesionado con Amber...

Su corazón no dejaba de latir con fuerza y su polla era se encontraba en un estado bastante grave. Poseía una enorme erección que no estaba seguro que se bajara por si sola.

-Amber...-lama su atención con la voz muy baja mientras que el CEO hace amago de meterse entre el medio de sus muslos.

-Joder, ¿Qué demonios hemos hecho? -automáticamente ella cierra las piernas cortando con las intenciones depravadas de su jefe -. ¿Se ha vuelto loco? -la castaña se baja de la cama a toda prisa.

-Espera...-él la sigue, pero ella ya se había puesto el pantalón.

-Usted está loco, ¿Por qué hizo todo eso? ¿Qué clase de jefe es?

-No me salgas con que no te ha gustado, porque te digo que no te creeré absolutamente nada.

Se cruza de brazos haciéndolo ver más intimidante que antes, en eso ella observa aquella erección aún viva entre sus piernas y siente pánico. Eso era demasiado grande. Amber ensancha la mirada al mismo tiempo que gira su cuerpo.

-Esto no puede volver a suceder, mi tía...

-Si le dices algo a tu tía sobre esto, las echare a las tres.

Amber se queda con la boca abierta ante la amenaza de su jefe, ¿y ahora qué demonios iba a hacer?

-Si intentas renunciar, también echare a tu tía y a tu prima.

-¡¿Qué?! -la castaña se da la vuelta para enfrentarlo -. ¿Me está amenazando?

-Sí, lo estoy haciendo.

Pestañea ante la sinceridad de ese hombre, no se andaba por las ramas de eso estaba completamente segura. Y ella que estaba pensando en contarle todo a su tía, y también pensó en renunciar después de lo que había hecho con su jefe.

Él era tan culpable como ella, nunca le debió consentir avanzar tanto.

-No puede hacer eso, ellas no tiene nada que ver.

-Si renuncias, ¡Lo haré! Te lo prometo. Puedo conseguir otro personal muy rápido -ella muerde sus labios al sentirse culpable por todo.

-¡Es un cerdo! -su respuesta no le agrado al CEO, pero en cierto modo lo era.

-Espero que no renuncies, Amber. Porque lo que ha pasado entre nosotros solo es el comienzo de lo que yo quiero hacerle a ese cuerpo.

-Eso no se volverá a repetir, no sé qué se cree, pero ni crea que me va a poner de nuevo otra mano encima.

-Eso ya lo veremos.

La sonrisa que su jefe le mostró le puso los pelos de punta a Amber, lo que le indico que él pretendía seguir con aquel juego perverso. Amber frunce el ceño al mirar aquella mirada penetrante, pero tan cautivadora que la hace poner en dudas muchas cosas.

-Es un pervertido...

-Digamos que si lo soy -Mauricio empieza a caminar hacia ella como una fiera, iba dispuesto a todo con Amber.

Pero de manera inmediata ella se percata de sus intenciones y comienza a retroceder rápidamente sintiendo que sus mejillas comienzan a arder en segundos. Dio tantos pasos hacia atrás que no se fijó y termino chocando contra la puerta.

Mauricio la acorralo con sus brazos plantando ambas manos contra la puerta, baja la vista hacia ella notándola acorralada como un cervatillo.

Amber fija sus ojos en los de él y siente un profundo temor en su interior.

-Señor Rinaldi, por favor, detenga esta locura.

-¿Por qué? -gruñe casi cerca de sus labios.

-Soy virgen...

El CEO detiene sus intenciones, ni logra besar a Amber luego de escuchar semejante noticia. Se aleja un poco de ella para ver sus ojos. Estaba completamente asombrado por enterarse de aquella información.

Las chicas de su edad por lo general cogían muy seguido, las modelos con las que solía salir eran activas sexualmente desde que comenzaban con su carrera, pero ¿ella era virgen?

Amber traga saliva en seco, al parecer su confesión había paralizado a su jefe. Imagino que él creía que ella ya había follado antes, pero estaba muy equivocado. Era el primer hombre que la tocaba.

La castaña vio su oportunidad de salir huyendo ya que su jefe se encontraba descuidado ella logra abrir la puerta y termina por salir de la recámara para adentrarse a otra.

El CEO reacciona dándose cuenta de que Amber se le había escapado, frunce el ceño puesto que le hubiera gustado que se quedara para que le confirmara lo que había dicho. El rubio baja la mirada tratando de asimilar aquella noticia inesperada.

[...]

Amber trata de respirar con calma, pero no lo consigue. Estaba realmente asustada y toda temblorosa, en ese estado no podía bajar las escaleras. Pone una mano en su pecho y traga saliva, cierra los ojos y termina por recostar su cuerpo de la puerta.

-Mierda, ¿Qué ha sido todo eso?

Relame sus labios secos, su cabeza daba vueltas, era como si quisiera desmayarse. Sus piernas eran de gelatina y el interior de su coño era un caos. Ese maldito hormigueo no desaparecía.

Frunce el ceño al recordar la situación que había pasado hace un momento.

-Joder, ¡he tenido sexo oral con mi jefe!

No se lo creía, quizás aquello era un sueño o una maldita pesadilla. Apenas lo había visto por primera vez ayer y ya al siguiente le había devorado el coño. La joven frota su rostro con impaciencia, estaba hecha mierda.

Luego cae en cuenta sobre algo importante.

-Maldita sea, mi tía, el desayuno...

Sale con apremio de la habitación justo cuando su prima Gracia camina hacia ella por el corredor. En ese instante siente verdadero miedo.

-¿Qué demonios estás haciendo allí metida? Mi madre te está esperando en la cocina para que sirvas el desayuno del señor Rinaldi. ¡Ya debe estar por bajar! -musita muy bajo.

-Sí, sí, ya iba de camino para allá -responde con torpeza caminando hacia las escaleras.

-No puedes acomodar las habitaciones antes de servir el desayuno, eso se hace después que él señor se vaya. Creo que mi madre te lo explico, Amber.

-Lo he olvidado, Gracia.

La morena mira a su prima extrañada, estaba actuando muy raro. ¿Qué demonios le pasaba? En eso se preguntó si había pasado algo con Mauricio, ¿acaso vio algo que la dejo estupefacta?

-¿Qué te pasa? -le pregunta mientras bajan las escaleras.

-Nada...

-Estas extraña. ¿Acaso paso algo con el señor Rinaldi? ¿Han tenido alguna discusión? ¿Viste algo? -pregunta lo último con cautela.

                         

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