Entonces escucho el cierre del vestido subir a su lugar otra vez.
- No te ofendas, pero se conseguir mis propias chicas.
No sé por qué razón, pero siento una opresión en el pecho. ¿Acaso me ha dolido su comentario?
- Entonces ¿Qué haces aquí?
Estoy molesta. ¿Por qué estoy molesta? ¿Desde cuándo me importa?
- Mi hermano decidió que serías un buen regalo de cumpleaños, y yo no quiero decepcionarlo. ¿Así que me ayudas? Solo no digas nada.
Yo asiento, pero igual me molesta mucho su actitud. Él se sienta en el sofá y yo camino hacia el baño en busca de pijama.
Mientras estoy cambiándome y removiendo el maquillaje pienso en; ¿Qué pasa conmigo? Debería de estar feliz ya que podré descansar toda la noche y no tener que acostarme con un extraño por este día, pero por alguna razón que no comprendo, su rechazo me ha hecho sentir mal.
Salgo del cuarto de baño, él se ha puesto cómodo en el sofá y está jugando con su celular, al escuchar la puerta del baño se me queda viendo de pies a cabeza, yo le muestro una media sonrisa, tomo un libro que está en una de las mesitas de noche y me acuesto en la cama a leer. Él me observa con curiosidad, estira su brazo y toma la pila de libros que está en la mesita de noche.
Jason los trae para mí, saben que me gustan.
El hombre sentado en mi sofá comienza a examinarlos uno por uno.
- Bueno... al menos no hay nada de Jane Austen o Nicholas Sparks.
Exclama levantando sus cejas.
- ¿Qué hay con ellos?
Pregunto curiosa.
- Demasiado romance para mí gusto, por ellos las chicas piensas que el primer hombre que les dicen que tienen ojos hermosos será el hombre de su vida.
- Bueno... Tú tienes ojos hermosos.
No sé porque dije eso, solo salió de mi boca, creo que estoy sonrojándome y se está dando cuenta. Sonríe y lo hace de una manera que se ve realmente sexi y encantador al mismo tiempo.
- Tú también.
Dice con un tono despreocupado.
- Pero como tú no lees romances no creerás que soy el amor de tu vida por eso...
No puedo evitar reírme.
- Claro que no.
- ¿Cuál es tu libro favorito?
- El Principito
Contesto automáticamente, mi madre lo leía para mí. es especial, suelo releerlo cuando me siento perdida.
Cuando recién llegue aquí, Jason, el chico de la barra notó que siempre lo leía, así que decidió traerme libros.
"Así leerás algo diferente". Mencionó.
- Interesante.
Al fin escoge un libro y comienza a hojearlo, en su portada se ve una chica con lentes de corazones y el nombre de "Lolita"
- Así que este es el famoso libro que tanto escándalo armó. ¿Ya lo leíste?
- Si... es un poco pervertido, o tal vez no lo sea para ti, si te gustan las de doce años.
- Mmm no, las prefiero más grandes.
Me mira de una manera extraña un poco intimidante de hecho, parece menos incómodo, más suelto, yo mejor no digo nada, y finjo leer mi libro mientras lo veo de reojo hacer lo mismo.
Enciendo el televisor, tal vez logro encontrar algo de música, pero lo primero que aparece en pantalla son las noticias. Una reportera de hermoso vestido azul está hablando algo sobre el hallazgo del cuerpo de una mujer flotando en el río Haves. Estoy a punto de cambiar el canal cuando algo llama mi atención. La chica que está en la imagen a pesar de su cuerpo hinchado y azul, logro reconocerla y estoy a punto de entrar en pánico, lleva mi camisa, la que tomó de esta habitación esta mañana.
Él hombre sentado en mi sofá también está observando las noticias, y a mí.
- ¿La conocías?
- No, solo me parece cruel lo que le hicieron a esa pobre mujer.
La reportera habla acerca de que su cuerpo presentaba marcas de tortura, y fue finalmente asesinada con un balazo en la cabeza, su cuerpo aún sigue como desconocido y no se reportó desaparición ni ningún tipo de denuncia.
Y nadie reclamará su cuerpo tampoco.
Decido cambiar el canal, pero mi mente está en otro lado, no estoy prestando atención en lo que pasa en los siguientes canales. Un movimiento me saca de mi trance. Él se ha acostado en el sofá y está jugando con el celular, de repente me incomoda su presencia. ¿Qué hace aquí si no le interesa tener sexo conmigo? ¿Por qué no se va? ¡Qué extraño es! Su brusco movimiento hace que mi mente se detenga, se levanta del sofá se desabotona la camisa, camina hacia la cama y se sienta justo detrás de mí.
Siento sus dedos deslizarse arriba y abajo en mi espalda, un escalofrío recorre mi cuerpo. El sigue haciendo lo mismo en toda mi espalda y mi cuello, no sé qué me pasa, pero no me deja pensar con claridad. Él me quita la camisa y continúa haciendo lo mismo, pero con la espalda descubierta. Yo me muevo y quedo justo enfrente de él.
Algo en mí. me impide obedecer sin cuestionar. Esa es mi naturaleza.
- Creí que podías conseguir tus propias chicas.
- Lo pensé mejor, y no debería despreciar tan hermoso regalo.
Definitivamente no me lo esperaba. Uno de mis clientes habituales hubiera dicho algo como; "sí, pero estoy pagando por ti así que ahora sí quiero." Pero él es amable, incluso en el tacto. Y por este breve momento me siento menos incomoda que con otros cliente, que uno de ellos sea amable contigo es más de lo que se puede pedir en este trabajo.
Me coloca encima de él y no para de verme, sus ojos se pasan por todo mi cuerpo, lo acaricia y lo acaricia y con sus labios empieza a recorrerlo todo y con sus manos acaricia mis muslos y me acerca más a él. Me siento completamente extraña, nunca había sentido esto. No me molesta, no me incomoda y me hace querer más. Quiero más. Y sin darme cuenta estaba teniendo sexo con un completo extraño, pero no sé sentía extraño, se sentía como si lo conociera, como si nuestros cuerpos se reconocieran a la perfección. Una sensación extraña invade mi cuerpo, mis piernas comienzan a temblar y mi corazón va tan rápido que parece salirse de mi pecho. Empiezo a estrujar las sábanas de la cama, tiro mi cabeza hacia atrás mientras me dejo llevar por la sensación hasta que todo mi cuerpo comienza a convulsionar. Él parece sentir lo mismo ya que tiene mis caderas fuertemente agarradas, sus ojos cerrados y boca entreabierta, me quedo ahí inmóvil mientras la sensación pasaba poco a poco, no sé cómo levantarme, me siento sin fuerzas, pero necesito hacerlo. Él me observa de una manera extraña que me hace sentir incomoda, así que pongo una mano en su pecho para impulsarme y trato de hacer reaccionar mis piernas hasta levantarme y tirarme justo a su lado. Me quedo mirando al techo tratando de procesar lo que sentí, y así nos quedamos por varios minutos. En silencio.