Desde que te vi...
img img Desde que te vi... img Capítulo 4 Malversación
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Capítulo 6 Mamá entro en casa img
Capítulo 7 Despedido img
Capítulo 8 Detención de Jean Pierre img
Capítulo 9 Conociendo a Josh img
Capítulo 10 Dame tu número img
Capítulo 11 Decisión entre 2 mujeres img
Capítulo 12 Mañana serás nombrada directora img
Capítulo 13 Bar Country img
Capítulo 14 Restaurante Country img
Capítulo 15 Ahora eres directora img
Capítulo 16 Flores por ser directora img
Capítulo 17 Una cena con la suegra img
Capítulo 18 Un desayuno juntos img
Capítulo 19 Sebastián vuelve a la ciudad img
Capítulo 20 Oh no, oficial img
Capítulo 21 Sebastián esta en la cárcel img
Capítulo 22 Tomemos algo de café img
Capítulo 23 Una charla saliendo de prisión img
Capítulo 24 Eres muy dulce Josh img
Capítulo 25 De vuelta en la oficina img
Capítulo 26 Catalina volvió a llamar img
Capítulo 27 Me mude a donde Sebastián img
Capítulo 28 Planeo vengarme de ti img
Capítulo 29 Venganza I img
Capítulo 30 Venganza II img
Capítulo 31 Venganza III img
Capítulo 32 Confrontación de la venganza img
Capítulo 33 Karen y su amigo img
Capítulo 34 Karen habla con Sara img
Capítulo 35 Sara le reclama a Josh img
Capítulo 36 Karen, Sara y Josh img
Capítulo 37 Vamos a pescar I img
Capítulo 38 Vamos a pescar II img
Capítulo 39 Vamos a pescar III img
Capítulo 40 Vamos a pescar IV img
Capítulo 41 Vamos a pescar V img
Capítulo 42 Hemos vuelto de pescar img
Capítulo 43 Reserva natural img
Capítulo 44 Dudas en las finanzas img
Capítulo 45 El desfalco img
Capítulo 46 Algo enferma img
Capítulo 47 Quiero casarme contigo img
Capítulo 48 Hablar con Beverly img
Capítulo 49 Ahora lo sabe Sara y Sebastian img
Capítulo 50 Ahora puedo amarte img
Capítulo 51 Quiero anunciárselo a todos img
Capítulo 52 Vamos a decirles img
Capítulo 53 Planificar una boda img
Capítulo 54 Día de la boda img
Capítulo 55 Noche de bodas img
Capítulo 56 Días despues img
Capítulo 57 Un desayuno sorpresa img
Capítulo 58 Día de playa img
Capítulo 59 Vamos a bailar img
Capítulo 60 Se acaba la luna de miel img
Capítulo 61 La operación cardioversión img
Capítulo 62 Desperté en la sala de recuperación img
Capítulo 63 Lily img
Capítulo 64 Lily II img
Capítulo 65 Un nuevo comienzo img
Capítulo 66 Espacio del Jardín img
Capítulo 67 Una enfermedad img
Capítulo 68 Orgullosos de ti img
Capítulo 69 Pasar de semanas img
Capítulo 70 Después del viaje a la playa img
Capítulo 71 Ana img
Capítulo 72 Un día a la vez img
Capítulo 73 Construyendo sueños img
Capítulo 74 Vendimos nuestro primer producto img
Capítulo 75 Seguimos creciendo img
Capítulo 76 Lily hija img
Capítulo 77 Ideas img
Capítulo 78 Extraño img
Capítulo 79 María img
Capítulo 80 Sentimientos img
Capítulo 81 Situación difícil img
Capítulo 82 Finca Kellington img
Capítulo 83 Elara img
Capítulo 84 Sentimientos img
Capítulo 85 Una pelea img
Capítulo 86 Plan de las chicas img
Capítulo 87 Thomas img
Capítulo 88 Guardianes de la tierra img
Capítulo 89 Un giro en la vida de Karen img
Capítulo 90 Recordatorio img
Capítulo 91 Inspiración img
Capítulo 92 De vuelta del viaje img
Capítulo 93 Tarek img
Capítulo 94 Misión en Montaña img
Capítulo 95 Genial img
Capítulo 96 Cena especial img
Capítulo 97 Paisaje img
Capítulo 98 Isabella img
Capítulo 99 Juntas img
Capítulo 100 Final img
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Capítulo 4 Malversación

Los ojos de Sebastián habían comenzado a ponerse rojos, estaba conmovido y deseaba poder golpearlo, al menos dejarle un ojo morado.

-Te quiero tanto, Catalina -comentó, sosteniendo sus manos-. Tenemos que criarlo juntos. No podemos dejar que el futuro heredero de Industrias Nash crezca sin un padre.

Me hacían sentir aún más enferma. Pero verlos ahí eliminó cualquier duda que quedara en mí sobre divorciarme. Definitivamente, no podía seguir al lado de un idiota como ese, que creía cada palabra estúpida que salía de la boca de una mujer claramente manipuladora.

-Bien, los dejaré ser felices -comencé hablando-. Por eso dejaré mi trabajo.

-No puedes simplemente renunciar -me riño Sebastián-. Estás muy vieja para que alguien te contrate y si te preocupa que te despida, no lo haré. Reconozco tus esfuerzos a lo largo de los años, por eso te dejé este puesto.

Levante una ceja.

-Este puesto me lo dio tu madre.

Él pareció incómodo por mi comentario, sus mejillas se pusieron rojas pero esta vez por la furia.

-Tengo formación en gestión empresarial y finanzas, seguramente encontraré algo -respondí con una pequeña sonrisa en mi boca.

-Sebastián dice que puedes quedarte -intervino Catalina.

- Deberías hacerme caso, no me importa en absoluto. Después de todo, ya estás aceptando al bebé.

-Eso no es posible por culpa de esa mujer -la acusé señalándola-. Ha estado malversando los fondos de la empresa.

Los ojos de Sebastián se ampliaron hasta casi llegar a la comisura de su cabello. Parecía no poder nada de lo que estaba diciendo, entonces extendí una carpeta que estaba detrás del cojín en que me senté. La mujer se puso pálida en cuanto Sebastián abrió la carpeta para ver la doble contabilidad que se estaba manejando.

- ¿Qué acabas de decir? -comenzó a decir con una creciente agitación.

Cuanto más leía el documento, más parecía comprender la precaria situación en la que se encontraban ambos.

-Esta mujer ha estado malversando dinero destinado a gastos de representación y viajes de negocios. Rellenaba los recibos en blanco con sus propias cantidades -mi voz era natural, calmada y serena.

Sebastián, por su parte, parecía estar enfermo, se había puesto pálido y parecía hundirse en el sofá.

-Llevas dos años haciendo esto. Pudiste engañarlos a todos, excepto a mí -acusé a la mujer-. ¿Pensaste que acostándote con él simplemente lo dejaríamos pasar? Pues estás equivocado.

- ¿Cómo lo supiste? -preguntó Sebastián.

-Hola mi trabajo. Revisé los libros contables, cuando estos no parecieron concordar con los recibos, empecé a entrevistar a las partes implicadas, todos aquellos cuyos recibos parecían tener problemas. Debo decir que incluso para ser una empresa familiar, semejante laxitud es inimaginable. Por eso quiero renunciar.

Pude ver cómo los engranajes en la cabeza de Catalina giraban tratando de encontrarle una solución a la situación.

-No puedes hacerlo por algo como esto.

-La idea de verlos después del divorcio me genera arcadas. No me quedaré para ver cómo conforman una familia feliz y menos para ver cómo destruyen la empresa que a tu padre le costó tanto construir.

-Deja de hacer acusaciones falsas -finalmente habló Catalina-. Nada de lo que dice es verdad.

-¿Ah no? La evidencia de los cheques firmados por ti está ahí. Pero si quieres, podemos ir justo ahora a la oficina para comprobar en persona los libros, estos son solo copias.

La mirada de la mujer era impenetrable, estaba definitivamente furiosa conmigo.

- ¿Eso es todo? Pudiste haberlo creado todo sola.

Esperaba que algo como eso saliera en la conversación.

-Bien, entiendo que no puedas confiar en mí, después de todo soy la esposa del hombre con que te acuestas y jefa del departamento de ventas, que mueve la empresa -dije cada palabra como si fuera un dardo-. El jefe de contabilidad le confesó todo al director ejecutivo, ni siquiera sabía que estabas engañándolo. ¿Quieres ver el vídeo?

Cuando tomé mi teléfono, la expresión de Catalina cambió y comenzó a llorar a lágrima viva por la situación.

-Lo siento, lo siento -comenzó a decir.

Sebastián salió pareció del estado de shock en que se encontraba para tomarla entre sus brazos con una expresión preocupada.

-La empresa de mi padre quebró, mi madre se derrumbó por el estado de shock y contrajo una enfermedad terminal. Mis hermanos no quisieron saber nada de ellos y no podía solo dejar a mis padres -sus palabras salían en un tono lastimero-. Lamento haberlo hecho, pero estaba desesperada.

Sebastián parecía impactado por la ahora confesión.

-¿Por qué no me lo dijiste? -le preguntó con una expresión de dolor en su rostro.

-No sabía cómo decírtelo. Mi sueldo no alcanzaba para nada. Estaba desesperada y no sabía qué más hacer.

-Pudiste decírmelo, te habría ayudado.

-Me daba mucha vergüenza hacerlo -confesó de nuevo.

Y pensé que era escalofriante ver lo buena actriz que era.

-¡Por dios! No somos extraños, no llores más, afectará al bebé -la consoló poniéndola en sus brazos y pasando su mano por su espalda, entonces se giró para verme-. ¿Cuánto es? ¿Cuánto es lo que ella sacó?

Una sonrisa torcida apareció en mi boca. Ni sabiendo la verdad, él estaba dispuesto a dejar de protegerla. Incluso cuando ella lo engañó.

-Son cien mil dólares.

Sus ojos se abrieron de par en par.

-Espero que devuelvas todo, si realmente quieres protegerla -lo insté, sabiendo que él odiaba todo lo que lo haría gastar de más-. Porque aún puedo presentar cargos por malversación y entonces visitarás a tu hijo en prisión.

Él me lanzó una mirada colérica.

-Lo va a cubrir la empresa. ¿Quién lo sabe? -preguntó impaciente.

No podía creer que estuviera dispuesto a asumir todos estos problemas por una mujer como esa.

-TODOS LOS EJECUTIVOS -le dejé claro.

Él maldijo por lo bajo.

-Hablaré con ellos y pondré el dinero de mi propio bolsillo -anunció.

¿Estás dispuesto a cubrir esto como si nada? -solté con un jadeo nervioso. No era capaz de creer lo que estaba diciéndome.

-Sí -me contestó molesto, se giró para ver a Catalina-. No vuelvas a hacerlo, ¿Puedes prometerme eso?

La mujer sacó la cabeza del pecho de él.

-No lo haré, lo prometo -acarició su mejilla-. Gracias por perdonarme.

Era como una mala comedia romántica, y estaba asqueada.

- ¿Trabajar en un club solo para hombres también era para ayudar a tu familia? -fue cuando vi a Sebastián paralizado, eso era algo que él no dejaría pasar. El silencio en el lugar se hizo completamente presente. No creía que ella encontrara la manera de salir de esto impune, aunque me costaba creer que, a pesar de todo, el parecía estarla justificando.

            
            

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