¿Solo Placer?
img img ¿Solo Placer? img Capítulo 5 No comparto lo que es mío
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Capítulo 6 Vendrás a la fiesta img
Capítulo 7 Encuentro inesperado img
Capítulo 8 ¿Quieres acompañarme img
Capítulo 9 Plan fallido img
Capítulo 10 Tenemos problemas img
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Capítulo 5 No comparto lo que es mío

Punto de vista de Dante

La mañana rápidamente hace sentir su presencia y en el momento en que quiero despertarme, un dolor repentino en la cabeza me hace hacer una pequeña mueca de dolor.

Giro la mirada para ver a Lana todavía dormida.

Los momentos de anoche comienzan a desarrollarse en mi mente e involuntariamente una sonrisa florece en mi rostro. Esta chica tiene un cuerpo de diosa que no deja que se noten aquellos toques de los extraños pasados frente a mí.

Me levanto lentamente de la cama para no despertarla, agarro mis pantalones del suelo y luego salgo de la habitación.

Tan pronto como quité la mano del pomo de la puerta, Tami me atacó.

-¡Buenos días amor!-Me saluda con voz ronca y comienza a pasar sus largas uñas por mi estómago todavía desnudo.

-Hola Tami- La saludo a mi vez y quito su mano de mí.

-¿Por qué me rechazas?-Me pregunta esta vez en tono serio, cruzando también los brazos sobre el pecho.

-Es que tengo mucha hambre.

-¿Esa es la verdadera razón?- Se acercó a mí, colocando nuevamente sus dedos sobre mi abdomen, pero esta vez no se detuvo en ellos, llevó su mano a mis pantalones- No me digas que ya no soy lo que quieres- Habla en voz baja, presionando sus labios contra mi línea de pulso mientras toma mi polla en su mano, apretándola suavemente.

No le doy ninguna respuesta. Simplemente quito su mano que está atrapada en mis pantalones y luego giro sobre mis talones y me dirijo hacia la cocina.

XXX

Punto de vista de Lana

Me despierto atontada y buscando algo o mejor dicho a alguien.

Pero ese lado de la cama estaba vacío. El calor que emanaba de su cuerpo había desaparecido.

Sacudo ligeramente la cabeza debido a estos pensamientos, no debo olvidar la razón por la que fui comprada. No tengo que cambiar de opinión acerca de las personas que eligen comprar chicas como si estuvieran en una mundana subasta de antigüedades. No debo permitir que mi orgullo se alimente del hecho de que anoche me eligió a mí y no a Tami. Esta noche puede que me haga lo mismo porque no lo conozco y debo esperar cualquier cosa de él.

Termino mis pensamientos porque ya había demasiadas preguntas sin respuesta.

Llevo un vestido de tirantes finos y con la espalda holgada que llega hasta la mitad del muslo.Me puse un par de sandalias sin tacón y me recogí el pelo en una cola de caballo.

Bajé las escaleras y fui a la cocina para decirle a Rebeca que hoy voy a hacer la jardinería. En la cocina me cruzo con Dante que estaba sentado a la mesa sirviendo el desayuno.

-¡Hey Lana!

-Buenos días señor- Le respondo cortésmente e ignoro los latidos incontrolables de mi corazón.

-¿No quieres desayunar?

-No, no tengo hambre.

Luego miré alrededor de la cocina y noté que Rebeca no estaba por ningún lado. Cuando estaba a punto de salir de la habitación, Dante se levantó de la mesa, la silla crujió levemente cuando lo empujaron. Me agarró la muñeca y me presionó contra la fría pared.

-Come

-No gracias, no quiero- Intento mantener un tono plano pero la agilidad de sus movimientos me sorprendió.

-Fue una orden.

-No tengo hambre, ¿puedo volver a trabajar ahora papi?-digo irónicamente, resistiendo apenas el impulso de poner los ojos en blanco.

Y entonces la realidad me golpea en lo más profundo de la cabeza y me doy cuenta del hecho de que le di una razón para castigarme. Pero en lugar de enfadarse, sonrió diabólicamente.

-Estás impaciente, ¿no, cariño? Quieres sentirme dentro de ti lo antes posible, ¿no?

No le respondí.

-De todos modos voy a querer otro oral, ya sabes, pero un poco diferente esta vez.

-Pero ahora tengo que irme-Tartamudeé las palabras, sintiendo mis mejillas calentarse.

Quería soltarme de su agarre pero él me inmovilizó en el mismo lugar.

-No esperaste a que te dijera cuando lo quiero- Acerca su rostro al mío y me besa, luego sus labios tocan mi oreja cuando habla- Lo quiero ahora.

Pero hay una palabra que me catapulta a una verdadera lucha interior.

-Pero tengo que ayudar con el trabajo y...-todavía estoy tratando de salir de esta situación.

-Dije que te encargarás de ello cuando no tengas que trabajar conmigo, pero ahora, tienes un trabajo por hacer.

-¿Dónde lo quieres?-pregunto derrotada.

-En mi dormitorio, está más cerca.

Me dio un tirón tras él e inmediatamente llegamos a su habitación cerrando la puerta detrás de nosotros de manera ruidosa. No tengo tiempo de escanear la habitación ya que su voz ligeramente ronca me hace redirigir mi atención hacia él.

-Bien, ahora ponte de rodillas.

Asentí y obedecí.

Esta vez no se sentó en la cama sino que permaneció de pie.

-Será brutal, tal como a mí me gusta.

Trago lentamente. Se desabrochó los pantalones y se quitó los boxers dejándolos a sus pies. Luego tomó brutalmente mi cola de caballo en su mano y me instó a llevármelo a la boca.

Lo tomo entre mis labios y utilizo una mano para coordinar mis movimientos.

Sus dedos se aprietan alrededor de mi cabello y coloco mis manos en sus caderas para mayor estabilidad. Unas cuantas lágrimas se acumulan en el rabillo de mis ojos al intentar tomarlo en toda su extensión.

-Mírame a los ojos.

Lo miré a la cara y el deseo en sus ojos me dio una pizca de coraje. No me miró con desprecio o disgusto. Al poco tiempo siento el sabor de un líquido ligeramente salado. Me trago su excitación y después de que se retira de mis labios, enderezo mi postura. Lo miro mientras se viste y cuando nuestras miradas se encuentran siento la necesidad de esconderme, avergonzándome de lo que he hecho.

Él mira la puerta y yo interpreto este gesto como una invitación silenciosa a salir y poder empezar a afrontar lo que me propuse. Tomo el pomo de la puerta y salgo sigilosamente del dormitorio sin siquiera molestarme en mirarlo.

XXX

Estoy exhausta.

Trabajé toda la tarde en el jardín detrás de la villa.

Ya ni siquiera sé qué hora es, así que me dirijo hacia la puerta trasera que conduce a la cocina con la intención de comer algo rápido y luego darme un capricho con una ducha.

El extraño silencio que envuelve la cocina me inquieta, así que vuelvo la mirada hacia el reloj, sin querer creer que he olvidado la noción del tiempo.

Mi reloj marca las seis y el personal debería seguir trabajando.

Pero en el momento en que entro a la sala de estar, descubro la verdadera razón por la cual el personal ya no está en la villa en este momento.

Varios hombres estaban sentados en el sofá y en los sillones, charlando y tomando un vaso con licor fuerte al lado. Dante estaba sentado en un sillón y en uno de sus brazos había un vaso que hacía girar entre sus dedos.

-¿Qué estás haciendo aquí?-Me pregunta en el momento en que toma conciencia de mi mirada.

-Perdón si interrumpí algo, es que...-trato de justificarme pero soy interrumpida por uno de los hombres.

-Espera Dante, no seas aguafiestas. ¿Quién es esta señorita?

-No te importa Mike, ella solo es una criada.

-Esa es la chica que compraste.

-¿Y qué?-Preguntó Dante, visiblemente perturbado por su insistencia.

-¿Es buena en la cama? Me la prestas- Pregunta sin un poco de vergüenza. Luego deja que su mirada se deslice por mi cuerpo y trato de ocultar el asco que exuda por todos mis poros.

-Mike, sabes que no comparto nada que sea mío, y ella me pertenece.

-Pero...- intenta hablar pero es interrumpido por el tono brusco de Dante.

-¿Pero que?

-Mike quiere decir que Pedro también ha puesto su mirada en ella y sabes que él nunca se rinde-Otro hombre interviene en la discusión de los dos.

-No me importa, cambio de plan- Vuelve su mirada hacia mí- Lana, puedes retirarte a tu habitación para cambiarte y luego volver a la sala de estar.

-Inmediatamente, señor.

Mientras subo las escaleras se escucha la voz un poco ronca de uno de los hombres presentes.

-¡Algo moldeado al cuerpo iría perfecto!-Gritó esperando que lo escuchara.

-¡Jacob!-Dante llama su atención.

-Tranquilo hermano, solo le estaba tomando el pelo.

Y sigo mi camino original.

Adiós idea de una ducha larga...

                         

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