Amores amargos
img img Amores amargos img Capítulo 5 Boris entra en la cárcel.
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Capítulo 6 La cena img
Capítulo 7 Desconectando. img
Capítulo 8 El buen ambiente de trabajo. img
Capítulo 9 Fiesta en la casa de los Edevane. img
Capítulo 10 Salida con los amigos img
Capítulo 11 ¿Mejorando en el trabajo img
Capítulo 12 La reunión con el grupo Edevane img
Capítulo 13 El primer beso img
Capítulo 14 Sira está celosa (Parte 1) img
Capítulo 15 Sira está celosa. (Parte 2) img
Capítulo 16 Ciro escucha cantar a Hazel img
Capítulo 17 Una hermosa pulsera img
Capítulo 18 Disfrutando de la playa (Parte 1) img
Capítulo 19 Disfrutando de la playa (Parte 2) img
Capítulo 20 Recibiendo la carta de Boris. (Parte 1) img
Capítulo 21 La carta de Boris (parte 2). img
Capítulo 22 El miedo. img
Capítulo 23 Sintiéndose espiada. img
Capítulo 24 Él no está. img
Capítulo 25 El regreso img
Capítulo 26 ¿Quién sigue a Hazel img
Capítulo 27 La madre de Boris. img
Capítulo 28 Ciro se descontrola. img
Capítulo 29 La caída de la familia Miracle (Parte 1). img
Capítulo 30 La caída de la familia Miracle (parte 2) img
Capítulo 31 Hazel es hermosa img
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Capítulo 5 Boris entra en la cárcel.

Capítulo 5. Boris entra en la cárcel.

Hazel apenas pudo dormir esa noche. No solo tenía que pensar en cómo explicarle todo a su padre, sino también recordaba que estaba durmiendo en la casa del jefe de su padre. Nunca imaginó estar en una situación parecida. Para ella todo esto era como estar en una telenovela.

La verdad es que no podía evitar sentirse atraída por él. No es que no hubiese estado enamorada de Boris y que no tuviera respeto por él, pero debido a su comportamiento en los últimos dos años, había hecho que ella poco a poco se hubiera sentido menos enamorada de él. No es que aún no lo estuviera, que lo estaba, pero sabía que su comportamiento la había desencantado mucho y aquel golpe recibido en el callejón era un gran aviso de lo que le podría llegar a pasar si seguía con una persona así. Además, Ciro se había comportado con respeto y cercano con ella. Y su aspecto era inmejorable; su altura, su musculatura, su mandíbula cuadrada, nariz recta y rasgos faciales perfectos y su su buen gusto para la vestimenta con esos trajes caros hechos a medida, le daban un aspecto demasiado atractivo.

Por otra parte, aunque se sentía liberada después de haber dejado a Boris, dos meses atrás y de saber que iba a tener consecuencias legales por su maltrato, también debía reconocer, que se sentía mal por haberle puesto una denuncia y que tendría momentos en los que querría volver con él. Esperaba ser una mujer fuerte y no caer en ese tipo de sentimientos. Y también esperaba que su padre no se sintiera avergonzado por ella, que era lo que más temía. Para ella, su padre era demasiado importante.

La noche de Ciro tampoco estaba siendo buena. Aunque la cena con Hazel había sido entretenida y le había encantado, había recibido varias llamadas de un teléfono que él mismo tenía en su lista negra. No quería hablar con esa persona. No era grata, ni tampoco era bienvenida. Aún así seguía llamándole. Seguía insistiendo. Su paciencia se estaba agotando. Llevaba así desde que comenzó el juicio con Thetrecx. Era como si ahora que era un famoso abogado o más famoso que antes, se hubiera acordado de él.

Finalmente, decidió ducharse y seguir evadiendo dichas llamadas. No pensaba coger el teléfono, aunque siguieran insistiendo. Pensaba que así , habría un momento en que dejaría de llamar, pero aún así, su humor cambió. Apretó su mandíbula con rabia y sus ojos se volvieron oscuros.

De esta manera, la noche de ambos fue complicada.

Al día siguiente, cuando Hazel se levantó, el hematoma de su rostro era aún mayor. Se acongojó. No podía ir así a trabajar. Si la veían así, preguntarían qué era lo que le había sucedido y no se veía con fuerzas para dar explicaciones. Debía llamar a su trabajo en cuanto saliera de esa casa. Quería marchar cuanto antes, pues no quería abusar de la hospitalidad de Ciro. Ya se había comportado demasiado bien con ella.

Hazel se dió cuenta de que Ciro, le había dejado colgada en el armario, varias piezas de ropa. Cogió la que más se asemejaba a su estilo y se arregló lo más rápido posible.

Cuando salió de la habitación, se dirigió a la cocina, donde se encontraba Ciro en ese momento preparando el desayuno. Llevaba un traje azul hecho a medida, que resaltaba su cuerpo.

Hazel se dió cuenta, de que el humor de Ciro había cambiado. Estaba más serio, más distante y más inalcanzable, tal y como solía mostrarse habitualmente frente a gente que no conocía. Supuso que sería por ella. Tal vez debería disculparse con él e intentar devolverle el favor que le estaba haciendo. Seguramente, él estaba cansado y no quería a nadie en su casa. Sabía que había tenido varias semanas de mucho trabajo debido a su juicio contra Thetrecx y tenía momentos en los que no quería tener contacto con nadie.

En cuanto la vió, se giró hacia ella y la saludó.

- Buenos días. Pensé que te levantarías más tarde.

- No quería molestarle más. Bastante hizo ayer y el otro día. En cuanto pueda le devolveré la ropa. Y el favor, por supuesto. - comentó Hazel sonrojándose y mirando hacia abajo.

- No tienes porqué hacerlo. Es un favor que te hice porque así lo deseo. - comentó seriamente Ciro. Hazel bajó los ojos.

- No quiero parecer alguien que se aprovecha de otro. - musitó Hazel. Esto ablandó el corazón de Ciro, que hasta ese momento se mantenía molesto por las insistentes llamadas recibidas la noche anterior. Sonrió. Esa muchacha parecía tener un corazón noble.

- Soy una persona que no suelo ayudar y si lo hago es por algo, no te preocupes. Solo acepta mi ayuda. Lo único que pediré a cambio es que cenes alguna vez conmigo. - comentó Ciro con suavidad. No quería que ella pensase que estaba molesto con ella. Ella asintió, mientras su rostro enrojecía aún más.

Su estómago rugió. Tenía hambre. Ciro con una gran sonrisa en la boca, le sirvió algo del desayuno en un plato y se lo dió.

- Desayuna antes de irte a casa. Te acompañaré hasta allí y hablaremos con tu padre. - dijo amablemente Ciro.

Hazel asintió y ambos fueron al comedor para tomar el desayuno. Aún así, Hazel se sentía algo mal. El haber visto antes así a Ciro, le había dejado un mal sabor de boca. No sabía si el cambio de humor de Ciro era por ella o por otro motivo. No quería realmente molestarlo. Aún así, desayunó con tranquilidad y respondió a todo lo que él le preguntaba.

Finalmente, salieron de aquel apartamento y se dirigieron a casa de Hazel. Allí les esperaba Einar, que al ver entrar a su hija, su rostro se volvió blanco.

- No te preocupes Einar. Está ya todo solucionado. - comentó Ciro en un intento de tranquilizar al preocupado padre, que observaba con angustia a su hija menor.

- ¿Qué es lo que ha sucedido? - preguntó con preocupación Einar, mientras abrazaba a su adorada hija.

- Ya está todo en proceso de solucionarse, así que no deberías preocuparte por eso. - comentó Ciro, que ante la mirada inquisidora de Einar, prosiguió. - Digamos que Boris no se comportó como debía. Pero no te preocupes por ello. Él ya está donde debería estar. Y el proceso contra él, ya ha comenzado. Yo mismo me he asegurado de eso.

Einar se separó de Hazel para mirarla. Su rostro mostraba su preocupación por ella y a la misma vez, la rabia que iba surgiendo en su rostro. Le estaban entrando ganas de golpear a aquel muchacho. Le había tratado como a un hijo. Le había abierto las puertas de su casa, le había invitado a comer, a pasar tiempo con su familia, le había ayudado y había pasado tiempo con él y este se lo devolvía, maltratando a su hija.

- ¿Cómo permitiste que llegará a esto? ¿No te enseñé nada? ¿No te había enseñado yo a reconocer estás situaciones y salir de ahí? - regaño Einar con preocupación. Hazel iba a responder, pero Ciro respondió antes de que lla pudiera decir nada..

- Einar, sabes perfectamente que muchas veces, ante estás situaciones uno acaba cayendo. Saben perfectamente lo que hacen y cómo lo hacen. - comentó Ciro.

- Aún así, mi hija es inteligente, le enseñé a protegerse, a hacer lo correcto... - comenzó a decir atropelladamente Einar.

- Einar, relájate. Por mucho que intentemos proteger a nuestros seres queridos, no siempre podemos. Pero no te preocupes. Me estoy encargando de todo. - comentó Ciro. Einar aceptó y poco a poco se fue calmando.

- Bien. Estaré contigo siempre, querida. - dijo Einar besando a su hija en la frente y después dirigiéndose a Ciro, preguntó: ¿Cuánto le debemos?

- Nada. Es un favor. - dijo Ciro mientras Einar negaba con la cabeza.

- No puedo permitir que nos haga un favor tan grande sin nada a cambio. - refirió Einar. Ciro sabía que Einar era un hombre tremendamente testarudo y orgulloso. Sería difícil hacerle cambiar de opinión.

- Sabes que no suelo hacer demasiados favores. Si lo hago es porque así lo considero y no tengo problema con ello. Tómalo como un favor por tantos años de lealtad hacia mí. - comentó Ciro.

- Me niego. De verdad, al menos devolverle parte del favor. - contestó seriamente Einar.

- Bien. Déjame pensarlo bien. - refirió Ciro antes de marchar. Sabía que no debía discutir con él.

Tras quedarse solos, Einar abrazó a su hija mientras las lágrimas surgían en sus ojos. Agradecía que en esos momentos su otra hija no estuviera allí. Sira había salido para ir al instituto para ver sus notas finales y aún tardaría algo en regresar. No quería que la viese en ese estado. Eso les daba algo de tiempo, para pensar qué hacer.

- Ve a descansar. No vayas a trabajar hoy. - dijo Einar mientras Hazel asentía.

Tras entrar en su habitación, llamó a su trabajo para referir que se encontraba mal y que hoy no podría trabajar.

Se acostó en cama, mientras oía a su padre marcharse de allí. Sabía la preocupación de este y era algo que le angustiaba. No quería causarle problemas a su padre, pero parecía que se los estaba causando. Se echó a llorar. No quería ser alguien del que no sentirse orgulloso, de no haber sido inteligente y haber cortado la situación antes.

Aunque realmente su padre no pensaba así. Sabía que su hija era una mujer inteligente y hermosa; que tenía grandes capacidades y un futuro brillante, pero que se había encontrado con ese maldito hombre, que le había dañado. Pero ahora todo estaba en manos de la justicia y solo esperaba que su hija se recuperará pronto de aquella situación.

Einar llamó a su hija pequeña al móvil. Le dijo que durante unos días fuera a dormir a casa de su abuela Honey, para pasar allí unos días. Sira gimoteó a través del teléfono y se quejó por ello pero Einar fue rígido en su decisión, le dijo que nunca la visitaba y que era una desagradecida. Finalmente, no le quedó otra que aceptar. Era la mejor manera de que Sira no se diera cuenta de los daños que había sufrido Hazel. En cuanto se recuperará, volvería a casa.

Por otra parte, Ciro se había dirigido primero a la comisaría. Allí, comprobó que Boris seguía en el calabozo y movió algunos hilos para agilizar la denuncia y el juicio. Quería acabar con ese tema cuanto antes. Sabía que conseguiría dejarlo el máximo de tiempo en la cárcel. Conocía muy bien sus capacidades como abogado y por muy buen abogado que pudiera pagar Boris, él acabaría ganando.

Mientras seguía con el papeleo, lo oía gritar e intentar insultarlo. Pero no le hizo ningún caso. Sabía que quería alterarlo, molestarlo, pero no lo conseguiría. Siguió manejando todo sin hacerle caso.

- Señor Edevane, el señor Miracle se ha llevado toda la noche insultándolo y diciendo que quería denunciarlo. Refirió que le propinó un puñetazo, hace unas semanas y que el agredido es él. - dijo uno de los policías. Ciro no sé sorprendió.

- Parece que tiene algo de miedo. No querrá pagar las consecuencias de agredir a una mujer y la única forma de defenderse que conoce es atacando. - comentó Ciro con una medio sonrisa. Conocía muy bien a la gente.

- Eso parece. - respondió el policía.

Tras salir de la comisaría, Ciro se dirigió a su despacho. Quería adelantar algunos trabajos y comenzar a preparar el caso de Hazel.

En cuanto llegó, llamó a su secretaria. Quería que le buscase información sobre Boris. Quería saber todo sobre él, donde trabajaba, de donde provenía, cual era su círculo social. Quería saber cuales eran sus debilidades y fortalezas, para poder saber por dónde atacar, donde más le dolería, con qué saltaría. Boris no sabía con quién se iba a enfrentar.

Siguió trabajando y adelantando algo de trabajo.

De esta manera, las semanas pasaron y llegó el día del juicio, un mes después de la agresión. Habían sido bastante rápidos, gracias a las maniobras de Ciro. Este acompañó a Hazel hasta el juzgado, junto a su padre. Allí ya estaba Boris, que se les quedó mirando con odio. Parecía como si los celos le estuvieran carcomiendo.

Hazel apenas se atrevió a mirarlo. Bajó su morada. No entendía, como podía mirarle de esa manera tan intensa y celosa. Ellos ya habían cortado. Ya había pasado bastante tiempo y aún así, la seguía considerando suya.

Por otra parte, Einar miraba con odio y resentimiento a Boris. Él le había abierto su casa y le había tratado como su propia familia, pero él había tratado de esa manera. Le había dañado. Jamás se lo perdonaría. Si hubiera sido por él, lo hubiera solucionado a base de golpes. Pero Ciro se le había adelantado y había puesto la denuncia.

En cuanto el juicio comenzó, Ciro comenzó a realizar lo mejor que se le daba, montar una historia creíble con toda la información que tenía y llevarse al juez al bolsillo. El juez defensor poco pudo hacer con lo que tenía y aunque respondió con bastante contundencia. No pudo salvar a su cliente, que acabó saltando ante las preguntas de Ciro, demostrando así su carácter irascible y su poco autocontrol.

Finalmente, el juez lo consideró culpable y lo condenó a diez años. Hazel respiró tranquila. Abrazó a su padre, mientras se llevaban a Boris gritando e insultando no solo a Hazel, sino también a Ciro.

Hazel cogió a su padre con más fuerza, hasta que vió que Boris desaparecía y los policías se lo llevaban.

Los tres salieron de los juzgados, mientras Einar le agradecía una y otra vez, el trabajo de Ciro. Con suavidad, Ciro separó a Hazel del protector de Einar.

- Ya he cumplido mi parte. Ahora te toca a tí. - dijo Ciro. Hazel frunció sus cejas. No sabía a lo que se estaba refiriendo.

- ¿Qué debo hacer? - preguntó Hazel mientras intentaba recordar qué era lo que ella tenía que hacer.

- ¿No lo recuerdas? Quedamos en que quedarías conmigo si era tu abogado. Y no solo eso, sino que también he ganado. Aunque debido a sus actos, fue bastante fácil. - comentó Ciro con una sonrisa ante la confusión de Hazel.

- Es verdad. ¿Cuándo desea que quedemos? - preguntó Hazel tras recordar el acuerdo.

- Hoy tengo un día ocupado. Mañana vendré a buscarte a tú casa. - comentó Ciro sonriendo. Hazel se sonrojó. Realmente él era demasiado atractivo.

- Bien. Mañana nos vemos. - respondió Hazel.

Ella aún no estaba preparada para una nueva relación y sabía que Ciro jamás se fijaría en ella, pues no pertenecían al grupo social. Pero aún así, disfrutar de una cena con él, era como un sueño hecho realidad.

Se preguntaba qué pensaría su hermana, cuando supiese que iba a cenar con él. Hazel sonrió.

                         

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