Oscuro, Hermanos Dracul 1
img img Oscuro, Hermanos Dracul 1 img Capítulo 5 La satisfacción....
5
Capítulo 6 La conversación más rara del mundo img
Capítulo 7 Fuera de control img
Capítulo 8 Debería matarlo img
Capítulo 9 Todos lo traicionan img
Capítulo 10 La boda-no boda img
Capítulo 11 ¿Cómo hacer que el abuelo se detenga img
Capítulo 12 Va a llegar un nuevo invitado img
Capítulo 13 Un trato y una marca img
Capítulo 14 ¿Matar o no, a la madre img
Capítulo 15 La familia va a protegerla siempre. img
Capítulo 16 El primer ejecutor img
Capítulo 17 ¡Vaya broma! img
Capítulo 18 No estoy segura de mis emociones img
Capítulo 19 Conociendo al rey img
Capítulo 20 La banca más hermosa del mundo img
Capítulo 21 Debemos investigar esto img
Capítulo 22 Un desastre en el castillo Dracul img
Capítulo 23 Un amante img
Capítulo 24 Radu img
Capítulo 25 Compañera img
Capítulo 26 La verdad img
Capítulo 27 Un nuevo abandono img
Capítulo 28 La está drenando img
Capítulo 29 Justo a tiempo img
Capítulo 30 Traición img
Capítulo 31 Una Dracul de forma completa img
Capítulo 32 Caja img
Capítulo 33 El recién nacido img
Capítulo 34 Moonwalker viene img
Capítulo 35 El juicio y las revelaciones img
Capítulo 36 El verdadero origen de Emi img
Capítulo 37 Un nuevo comienzo img
Capítulo 38 ¿Una especie de mascota img
Capítulo 39 Aragón img
Capítulo 40 Supermercado img
Capítulo 41 Doloroso img
Capítulo 42 Unos días después img
Capítulo 43 Ella es letal img
Capítulo 44 El gato...¿colmillitos img
Capítulo 45 ¡Tenemos agua! img
Capítulo 46 Solamente un adorno img
Capítulo 47 Poniendo sus emociones en paz img
Capítulo 48 Tenemos un trato img
Capítulo 49 Compañeros img
Capítulo 50 El verdadero padre de Emi img
Capítulo 51 Reunión img
Capítulo 52 Convocada por Moonwalker img
Capítulo 53 Adiós botones img
Capítulo 54 Alimentándose sola de otra criatura img
Capítulo 55 El abuelo será un demonio img
Capítulo 56 Casi el fin del miedo img
Capítulo 57 Ileana ha sido convocada img
Capítulo 58 Las hadas img
img
  /  1
img

Capítulo 5 La satisfacción....

Emi no sabía si festejar porque le interesaba, o si preocuparse porque no parecía que Alec fuese a dejar que su matrimonio se llevara a cabo. Honestamente hablando, sí, fantaseó con que la charla tomara ese rumbo, pero nunca creyó que fuese realmente posible.

Porque ese conocimiento ponía en peligro todo aquello por lo que había trabajado con Michael, por eso debía mantenerse calma, con la cabeza fría para lograr dominar sus emociones y que así, Alec no lograse su cometido. Pues él, -y necesitaba recordarlo-, era un experto en decir cosas que no eran verdad, en hacer que sonaran de una manera y que acabasen siendo de otra.

-No tenía novio, es un amigo de varios meses que me ha pedido que nos casemos, y la verdad es que mi vida en casa es tan dura, que prefiero irme con él.

-Te amo cariño, no puedes abandonarme.

Emily casi... casi se rio, de verdad que Alec no tenía comparación. Cualquiera que lo escuchase diría que parecía un amante desesperado.

-¿Me amas? Pero si siempre me has tratado como si tuviese la peste.

-Mi forma de actuar ha sido reprochable, eso lo sé. Pero... ¿te vas a casar con alguien a quien conoces tan solo desde hace unos meses? Emily Gold, ¿qué clase de tontería me estás diciendo?

-¿Tontería?

-Sí... sí ¡tontería!

-No, tontería es que te creas con el derecho de cuestionar mis decisiones.

-Lo que dices es totalmente ilógico y me decepcionas, porque no pensé que fueses a rendirte tan fácil.

-¿Rendirme dices...? Alec, pasaron muchísimos años desde lo sucedido aquella noche y recién ahora me dices que me amas. Para ti esto no es más que un juego, no me quieres, pero nadie puede tenerme.

-No hables cosas sin sentido y, por favor, seamos sinceros, cariño.

-Ni sabes lo que dices.

-Al contrario, esta boda tuya es una completa estupidez y tengo derecho a mostrarte cuan en desacuerdo estoy pues tú, mi pequeña hada revoltosa me has llamado no para compartir las buenas nuevas sino para comprobar lo que me haces sentir, de lo contrario podrías haberme invitado a la boda desde hace semanas.

-Deja de decir tonterías.

-No son tonterías pues de haberme dicho hace semanas, te arriesgabas a que tomase un avión y apareciera para evitarlo.

Maldición... era como si pudiese leer sus pensamientos, lo que la asustaba ya que de todas las personas en su vida, él era quien parecía conocerla mejor de lo que incluso se conocía ella misma. Pero no podía flaquear, porque la falsa boda debía llevarse a cabo y si Alec seguía hablándole así, dejaría todo tirado y se iría con él.

-Te equivocas, Alec. Decidimos casarnos solo hace pocos días, no estamos siquiera en una iglesia, sino en mi casa, en una boda civil.

-¿Quién?

-¿Quién qué?

-¿Quién es el maldito miserable que no fue capaz de darte una boda de ensueño?

-Pues tú.

-Emi...

-Después de lo que me hiciste, ¿crees que la idea de casarme me ilusiona? Unirme a mi prometido es una forma de escapar, me resigné a no ser amada, a que no merezco nada bueno.

-Puedes mentirte a ti misma pero no a mí. No te arriesgaste a informarme sino hasta que es tarde para que interfiera así que sí, me creo con el derecho de decirte lo que quiera porque estás enamorada de mí.

-No me hables así, te llamé para contarte no para que me des tú opinión.

-Me amas, no puedes casarte con otro.

-Ególatra.

-Solo constato un hecho. Eres mi compañera Emily, y aquel que se atreva a llevarte con él, sufrirá la ira de los Dracul.

-¿Tú compañera? ¿La ira de los Dracul? Estás mal.

-No lo estoy, no tienes idea de las cosas que he hecho para que seas mía.

La declaración de Alec era realmente preocupante porque sonaba como un hombre decidido y capaz de cosas inimaginables con tal de tener a quien quería. No es que aquello le disgustara, sentir que tenía semejante poder sobre una persona era impresionante, pero a la vez la asustaba.

-Es absurdo que creas que puedes influir en mis decisiones.

-Hay algo que debes tener claro, mi amor. No porque me informes tarde de esto, significa que no iré contra quien se ha atrevido a tomarte como esposa.

¿Podría estar hablando seriamente o era una forma de manipularla para que creyera lo que decía? Pues le resultaba difícil imaginar que pudiera ser tan mezquino, aunque realmente no lo conocía.

-¿Hablas en serio?

-Así mismo.

-¿Por qué eres tan extremista?

-He cargado con demasiadas responsabilidades Emily, mismas que se me impusieron debido a mis deberes reales. Perdí... te perdí debido a lo que tenía que hacer, pero lo que tengo ahora, el poder y la posición que ahora están en mí vida, los he conseguido para que nadie pueda decirme que hacer, y ahora que estoy listo iré por ti.

-¡Qué buen bromista eres, Alec Dracul!

-Malditos mis deberes reales, maldito este trono.

-¿Deberes reales, trono?, con todas esas cosas que me dices, suenas como un idiota. Alec, si me pediste honestidad espero que me la des también. Lo que hiciste aquella noche fue mostrarme lo que realmente sentías por mí y ahora, lo que sucede es que te pesa la consciencia.

-Hay tanto que no comprendes aún, pero nuestro amor superará todo. Ya lo veras.

-¿Has pensado que el sentimiento debería ser recíproco?

-No me vas a decir que no me amas.

-No sé lo que siento, me hiciste daño Alec y no puedo olvidar. No importa si han pasado muchos años, mis miedos e inseguridades son más grandes, porque siempre sabes que decir y cómo decirlo, no quiero creerte y que así puedas lastimarme nuevamente.

-No te lastimaré.

-Alec, a los dieciséis tuve un enamoramiento muy intenso, sí. Pero eras solamente un conocido de mí padre, me dejaste bien en claro que debía cambiar.

-Lo que te dije...

-Me hiciste creer que era especial, y ese engaño nunca te lo voy a perdonar.

-Hablemos ya como adultos, Emily. Tú no has dejado de amarme y cuando cierras los ojos, es en mí en quien piensas.

-Yo...

-Te conozco, me has amado desde la primera vez que nos vimos. Puedo sentirte desde aquí, escuchar tú corazón.

-Sí claro -añadió Emi con sarcasmo -, porque eres Clark Kent y tienes súper audición. Déjate de idioteces, sí, te amé ¿pero eso de que me sirvió?

-Dices eso en pasado, cuando sé que aun sientes cosas por mí.

-Te amé... te amo... sí, ¡qué más da que te lo confirme! Pero nunca fue igual para ambos.

-¿Estás loca? No te imaginas cuán difícil era ignorarte.

-Necesitabas deshacerte de mí, era simplemente una adolescente con un enamoramiento ridículo. Para ti era una tonta que te seguía a todas partes.

-Cariño... eso no era así.

-Cometí el error de asegurarme de asistir a las reuniones a las que asistirías, maldición... -añadió sollozando - me creaste falsas esperanzas para luego decirme que debía cambiar y ser menos hombruna.

-No llores por favor, que me rompes el corazón.

-Para que fuese cierto lo que dices, deberías tener corazón y no esa piedra dura y rígida que tienes en el pecho. Nunca pensé que me dirías esas cosas.

-Lo recuerdas.

-¿Crees que podría olvidarlo? Ese día fui a arreglarme, compré un vestido... me maquillé...

-Lo siento mucho.

-Me sentí tan humillada que cuando tuve novio, no pude tener una relación larga porque temía que, si me veía haciendo deportes, me diría lo mismo que tú. Y cuando me entregué a él y mientras sus manos recorrían mi piel, temí que se burlara ya que estaba en buena forma física. Y a pesar de que parecía disfrutar de mi cuerpo, le abandoné. Me hice adicta al sexo, y es debido a ti. Porque anhelaba esa sensación, pero no podía tener un hombre atado a mí. Por eso me inscribí en un club de sexo Alec.

¿Se le iría la mano? Pensaba Emi mientras esperaba algún tipo de respuesta de su parte. Porque nada de aquello era cierto, nunca hubo ni habría nadie más en su vida en el plano amoroso, no cuando era él quien poseía su corazón, pero se lo merecía.

-¿Cuál novio? Emily, tú eres solo mía, tú alma y corazón me pertenecen. ¿Adicta al sexo? Voy a matar a todo aquel que puso sus manos sobre tu piel.

Sus palabras estaban tan llenas de engreimiento que necesitó parpadear un par de ocasiones para salir de su estado de estupefacción. Alec de verdad era un caradura.

-Solo falta que necesites una lista de aquellos con los que he salido. Y ese novio me dio la felicidad que tú me negaste, ahora no vengas a regañarme.

-Emily pequeña niña de mí corazón, ¡dime de una puta vez, de cuál hombre estás hablando!

-¿Por qué debería hacerlo? De todas maneras, este asunto no te incumbe, no tiene nada que ver contigo.

-¿Qué no me incumbe? Emi, no sabía de ese tipo y mis informantes tampoco lo mencionaron.

-¿Informantes? ¿Tú me has mantenido bajo vigilancia?

Si lo que decía era cierto, lo suyo era en definitiva algún tipo de obsesión desproporcionada. Tampoco era como que tuviera algún sentido todo eso. De

verdad pensó que como mucho, le diría que la amaba y que lamentaba no haber tenido una oportunidad a su lado.

-Si, por supuesto. Mi lejanía fue un asunto casi forzoso, necesitaba saber que estabas a salvo.

-Psicópata, maníaco, eso eres.

-No soy nada de eso mi niña.

-¿Cómo justificas entonces semejante barbaridad?

-Te cuidaban, Emily.

-¡Claro que sí, es totalmente lógico! No sé cómo no se me ocurrió que esa era la razón.

-Pues claro. Ya recuerdas que te vi varias veces durante tú infancia, lo recordaste el día del atropello.

-¿Y qué?

-Te lo dije en aquellas ocasiones, siempre te iba a cuidar.

-Me heriste para luego cuidarme, no tiene lógica.

-Piensa sin enojarte, ¿cómo podría estar lejos de la mujer que es mi alma y corazón y no saber si está a salvo?

-Ya no importa, dejó de importar esa noche dónde me humillaste por diversión.

-¿Cuál es su nombre, pequeña? El nombre del bastardo al que le arrancaré la cabeza por ponerte una mano encima.

-Bueno, no solo me puso una mano, Alec y si cierro los ojos, aún siento su piel contra la mía.

-¡Emily Gold! No te atrevas a insinuar eso, no puedes haber dormido con otro hombre.

-No solo dormimos, Alec. Pero como te dije antes, mi vida dejó de ser tú asunto cuando me alejaste de tú lado.

-Lo mataré. Dime su nombre.

-¡Claro! Te daré el nombre de quien me hizo feliz para que lo mates.

-Dímelo, por favor, y no, no te humillé por diversión. ¿De verdad es lo que has sentido todo este tiempo?

-¡Estás loco! De verdad que tus descaros no tienen límites.

-Eres mía, gobernarás conmigo como la reina de mí mundo.

-¡Ah... ya veo! A la locura de tus mentiras vas a agregarle que eres un rey en un mundo muy, muy lejano y que tus labores reales te alejaron de mí. Ah, y que tienes de mascota a un unicornio.

-Soy un rey y no, los unicornios no existen.

-¡Discúlpeme alteza! Pero agarre su reino y métaselo por dónde quiera.

-Dime su nombre, no juego con esto.

-¿Vas a arrancarle la cabeza? ¿Has perdido la condenada razón?

-No te escandalices que no hay nada malo en lo que te digo.

-Claro, porque es muy normal eso de decir que vas a arrancarle la cabeza al exnovio de tú conocida de juventud.

-¿Conocida de juventud? ¿Denigrarás lo nuestro, la fuerza de nuestras emociones a semejante título?

-Alec, usas palabras raras hoy. ¿Además, vas a decirme que te has mantenido casto y puro y que no has tenido ninguna relación con otra mujer?

-Emily...

-Lo que es bueno para uno es bueno para el otro.

-No he tenido ninguna mujer porque solo existe una, dentro de la cual quiero estar.

                         

COPYRIGHT(©) 2022