No es para menos. Con Drew nos conocemos desde niños y él estuvo presente cuando mi padre me prometió sus empresas al lograr ciertos pasos. Mi amigo sabía que esto era lo que tanto había deseado.
-¡Lo sé! -exclamo feliz y extasiado-. Al fin lo logré -ambos ríen.
-¿Y qué harás? -pregunta mi amigo-. ¿Le dirás a tu padre de una vez o esperarás?
-Se lo diré enseguida -confieso-. Voy a su oficina ahorita y te quiero en la noche en la casa para la celebración. Ya llamaré a mamá y le daré la noticia.
-Listo, amigo. Sabes que estaré ahí celebrando tu gran logro -me despido de él y salgo del restaurante.
-Mamá -hablo cuando ella contesta.
-Lo conseguiste, ¿verdad? -escucho su hermosa voz.
-Sí, mamá, acabo de firmar el contrato -su grito de felicidad me hace reír.
-Felicidades, mi príncipe. Sabía que lo lograrías.
-Gracias, mami.
-Estoy tan orgullosa de ti. Sabía que llegarías a lograrlo y sé que llegarás mucho más lejos -mis ojos se llenan de lágrimas al saber su gran aprecio hacia mí-. Esta noche celebramos en la cena. Te espero, y también a Cristal y a Drew -río porque ya le dije a él que vaya.
-Ahí estaremos sin falta, mamá -le digo-. Te amo, mamita. Voy a la oficina de papá a darle la noticia -se despide de mí y subo a mi auto.
Es increíble lo que el buen humor te hace sentir. Todo a mi paso lo veo alegre, feliz, y hasta sonrío en el semáforo en alto con una chica del auto que está a mi lado. Puedo sentir el peso de la responsabilidad y las expectativas sobre mis hombros. Mi corazón late con fuerza mientras las emociones se mezclan en un torbellino. Siento una combinación de emoción, logro y, al mismo tiempo, una profunda sensación de respeto hacia mi papá y su legado.
Lo logré.
Por mi mente pasan todos los desafíos que he enfrentado y el trabajo duro que he dedicado para llegar a este punto. Una sensación de gratitud y satisfacción inunda mi ser y hasta mis ojos se llenan de lágrimas por todo lo que siento en este momento.
Finalmente, he demostrado mi valía y he alcanzado mi objetivo.
También siento un temor saludable por el futuro, ya que ahora me enfrento a la responsabilidad de dirigir las empresas. El legado de mi padre descansa sobre mis hombros, y estoy decidido a honrarlo de la mejor manera posible. Además, estoy a poco tiempo de casarme y sé que con Cristal todo será maravilloso.
Bajo del auto emocionado y miro el edificio de la gran empresa que pronto estará a mi mando.
Al fin logré lo que tanto me costó lograr.
Entro al edificio y saludo a la recepcionista, que como siempre me responde tímida. Me parece tierna y sigo mi camino.
Saco mi teléfono y le escribo a mi novia, aunque ya desde hace unas horas es mi prometida. Eso también es algo que me alegra mucho.
Amo a Cristal con todo mi corazón.
Ya en el ascensor, la veo en línea y que mi mensaje, de hecho, lo leyó. Espero ansioso su respuesta, pero para mi sorpresa, se desconecta y mis cejas se fruncen en confusión.
¿Qué hace?
Al llegar al piso deseado, guardo mi teléfono para después hablar con ella. Salgo y saludo a los trabajadores, converso con ellos un par de minutos en los que me cuentan su vida y me felicitan por mi compromiso. Me disculpo con ellos y voy a la oficina de papá.
Muero por decirle que conseguí la gran firma con la empresa multinacional, la que nos dará millones de beneficios y también me hará al fin dueño de la empresa.
Llego a la puerta de su oficina y respiro hondo, imaginando cómo reaccionará y me felicitará. Abro la puerta y mi sonrisa se borra.
-¡¿Qué diablos están haciendo?! -es lo que sale de mi boca.
De inmediato, papá se separa y sube sus pantalones, mirándome asustado.
-Hijo... ¿Por qué no avisaste que venías? -se abrocha el cinturón.
Mi mirada va hacia su acompañante, ignorándolo. Ella se tapa los pechos mientras mira mis ojos con vergüenza.
Cristal.
-¿Por eso no respondiste el mensaje? -pregunto con voz apagada.
-Caleb, yo...
-Olvídenlo -le detengo sintiendo mi pecho doler.
Los miro por varios segundos en los cuales espero que digan algo, pero no lo hacen. Cristal se viste y se acerca a mí con lentitud, saca el anillo que hace horas le di y lo tiende hacia mí. Yo solo miro del anillo a ella esperando que hable, pero no lo hace. Eso me duele más, pero me ordeno no derramar ninguna lágrima.
-Lo siento, Caleb, pero tu papá es el dueño de todo esto.
-¿Qué quieres decir? -mi voz suena apagada.
-Caleb... Yo... No quería hacerte daño, pero lo más importante para mí es la seguridad financiera -mis cejas se fruncen y la miro.
-¿Qué? -susurro-. No entiendo -digo, tomando el anillo con las manos temblorosas.
-Fueron mis padres quienes me obligaron a estar contigo. Yo jamás... -se queda callada.
-Me amaste -mi pecho duele mucho.
Espero que niegue con la cabeza y me diga que esto no es lo que parece, que está mintiendo y fingiendo y que este anillo que está en mi mano que tiembla no significa que nuestro compromiso se canceló.
Pero no lo hace.
-Sí -la miro-. No te amé, siempre me gustó tu padre -ahora mi mirada va hacia él.
-¿Y mamá? -mi pregunta lo hace bajar la mirada.
-Entonces estás terminando conmigo -miro el anillo y a mi ex prometida.
-Lo siento -susurra-. Jamás debí haber aceptado ser tu novia si tu papá me interesaba -ahí me doy cuenta de que nunca me amó.
Lo único que le importaba era el dinero.
-Solo quiero saber desde cuándo ustedes dos me tenían como su maldito juguete -pido y ambos se miran-. Hablen -exijo.
-Fue desde nuestra segunda cita -entrecierro mis ojos dándome cuenta de que fue hace más de dos años.
Dos años siéndome infiel.
Miro una vez más el anillo de compromiso en su mano, que de repente se siente pesado y sin valor. La relación que creía tener con Cristal se desvanece ante mis ojos.
-Entiendo. Entonces, esto es el final, ¿verdad? -cuestiono, sabiendo la respuesta, pero una parte de mí tiene esperanza de que no lo sea.
Cristal asiente con lágrimas en los ojos y se aleja, dejándome con un corazón roto y con un anillo que ahora simboliza no solo una promesa rota, sino también una profunda traición.
Doy media vuelta y me voy.
La rabia empieza a crecer en mí y voy a donde están las cámaras. Saludo a Joan y le pido las cintas de las oficinas de papá. Él me dice que en dos horas me las envía al correo y, despidiéndome, salgo del edificio.
Llamo a Drew y pido un taxi porque dudo que pueda conducir con cómo me estoy sintiendo.
Dos años siendo utilizado
¿Qué hubieran hecho si fueran Caleb?
Ya sabremos más de Cristal.
Gracias por leer, los espero en redes sociales.