Capítulo 6 Una chica de campo

Connor hallaba a Marissa lo suficientemente encantadora; era tan misteriosa como las profundidades del océano.

Pese a ver muy de cerca su comportamiento y escuchar sus palabras, seguía desconcertado por ella, por lo que no pudo evitar mirarla una vez más.

Por su parte, ella también observaba de cerca sus reacciones. Con una actitud tranquila, dijo: "Aunque nuestro matrimonio no fue por amor mutuo, está inscrito en el Registro Civil y está protegido por la ley. ¿Es correcto, señor Daniels?".

Ante esto, él asintió con la cabeza, diciendo: "Así es".

"Dado que nuestro matrimonio pasó por los trámites legales, nuestro divorcio también debe ser tratado legalmente, ¿cierto?".

"Eso también es correcto".

"Y desde el momento en que nos casamos hasta que firmemos los papeles de divorcio, los ingresos obtenidos por cualquiera de las partes se consideran bien común, ¿no es así?".

"Es correcto".

Al ver el intercambio entre ambos, Domenic, Marc y Terry se sintieron incómodos. Les perturbaba la facilidad con la que su jefe parecía estar siendo llevado paso a paso hacia la trampa de la sencilla chica del campo.

No podían creer que algo así le estuviera sucediendo a su jefe, quien normalmente era tan inteligente.

Y, aunque la negociación parecía extraña, se llevó a cabo sin ningún problema.

Ante todo esto, Marissa sonrió y dijo: "Señor Daniels, desde que me llevó de mi floristería, no he tenido ingresos. En el tiempo de nuestro matrimonio, mis ingresos han sido nulos. Respecto a sus ingresos durante nuestro matrimonio, ¿preferiría revelar los detalles financieros usted mismo o debo contratar a un abogado para que los revise?".

Oyendo sus palabras, Domenic, Marc y Terry apretaron los dientes con frustración. ¡En realidad, estaban furiosos! Pues encontraban su audacia como algo insoportable. ¿Quién creía que era?

El señor Daniels acababa de ganar mil millones de dólares en ese día. ¿Y de verdad esperaba llevarse la mitad si se consideraba bien común? ¡Esto era increíble!

Ya habían considerado su solicitud de diez millones en gastos médicos como un ultraje. ¡Ahora, eso parecía ser solo el comienzo! ¡Era evidente que ella estaba abusando de su suerte!

Aun si Connor se sentía en deuda con ella por salvar a Arabella, seguramente había un límite de su paciencia. Pero habían subestimado la generosidad de su jefe.

Esperando que él rechazara las demandas de la chica, se sorprendieron al verlo sonreír, tomar su celular, abrir los estados financieros y entregárselos a ella...

Estos tres hombres estaban atónitos al ver a su jefe.

Por su parte, Marissa tomó el aparato sin dudar por un segundo. De hecho, cuando se enfrentó a las cifras astronómicas en los estados financieros, su expresión no cambió.

Después de ello, dijo con calma: "Durante nuestro matrimonio, sus ingresos financieros fueron mil millones. Según la ley, tengo derecho a la mitad, que son quinientos millones. Señor Daniels, ¿tiene alguna objeción al respecto?".

"No, tu solicitud es razonable y está dentro de los límites legales", respondió Connor sin ninguna preocupación.

Mientras hablaba, las expresiones de los tres espectadores se retorcieron, como si se tratara de su dinero.

¡La chica tenía la audacia de preguntar, y su jefe parecía estar demasiado dispuesto a cumplir! ¿Quién era exactamente esta chica del campo?

Incluso ella misma quedó sorprendida, ya que no había anticipado que Connor fuera tan cooperativo.

De hecho, se había preparado con muchos argumentos persuasivos, lista para un largo debate. Sin embargo, resultó innecesario.

Tras una breve pausa, ella le entregó cortésmente el celular y dijo con una sonrisa: "Por favor, señor Daniels, adelante y firme el acuerdo de divorcio".

No obstante, el hombre no firmó al instante. En lugar de ello, la miró fijamente durante unos momentos antes de preguntar en voz baja: "Señorita Nash, ¿estás interesada en obtener más dinero de esto?".