Cásate Conmigo
img img Cásate Conmigo img Capítulo 1 Inicio
1
Capítulo 10 ¿Quién img
Capítulo 11 Hermana mayor img
Capítulo 12 Nos mudaremos img
Capítulo 13 Media luna img
Capítulo 14 Dormir con ella img
Capítulo 15 Una cita y celos img
Capítulo 16 Condiciones img
Capítulo 17 ¿La mujer de Marcus img
Capítulo 18 Mi hermana nunca me perdonara img
Capítulo 19 La madre de Dylan img
Capítulo 20 Mudarse con ellos img
Capítulo 21 Podemos negociar img
Capítulo 22 La señora Thomson img
Capítulo 23 Visita indeseada img
Capítulo 24 Quiero a Rubí img
Capítulo 25 Padres adoctivos img
Capítulo 26 Salida Nocturna img
Capítulo 27 Humillación img
Capítulo 28 Una invitación con doble intención img
Capítulo 29 Su hermano biológico img
Capítulo 30 Ella lo resuelve img
Capítulo 31 Te arrebatare todo img
Capítulo 32 Debo salvar a mi hermano img
Capítulo 33 Ella es mía img
Capítulo 34 Salva a Rubí img
Capítulo 35 Marcus ayudame img
Capítulo 36 Resistirse a Rubí img
Capítulo 37 Compensación img
Capítulo 38 ¿De que sirve mantenerla viva img
Capítulo 39 Fue una mentira img
Capítulo 40 Perdona a Marcia img
Capítulo 41 Quiero casarme con Rubí img
Capítulo 42 ¿Qué hice mal img
Capítulo 43 Estoy embarazada img
Capítulo 44 Él es el hombre img
Capítulo 45 Cumple img
Capítulo 46 Ella es mi esposa img
Capítulo 47 Ladrona img
Capítulo 48 Revisa su bolso img
Capítulo 49 Todo un caballero img
Capítulo 50 NO soy su img
Capítulo 51 Se acabó para nosotros img
Capítulo 52 El hombre de esa noche img
Capítulo 53 Una sorpresa img
Capítulo 54 No es una chica buena img
Capítulo 55 Era él img
Capítulo 56 La voz de una mujer img
Capítulo 57 Nuestra cuñada img
Capítulo 58 Toque sucio img
Capítulo 59 Desaparecidos img
Capítulo 60 Si fuera más feliz img
Capítulo 61 No los veras img
Capítulo 62 Por fin nos conocemos img
Capítulo 63 Prometida img
Capítulo 64 Se mudara img
Capítulo 65 Su juguete img
Capítulo 66 Fuerte nevada img
Capítulo 67 ¿Qué había cambiado img
Capítulo 68 Estamos casados img
Capítulo 69 Misteriosa mujer img
Capítulo 70 Mente maestra img
Capítulo 71 Un titulo muy mordaz img
Capítulo 72 La familia sera enterrada con ella img
Capítulo 73 Eres mi mami img
Capítulo 74 ¿Celosa img
Capítulo 75 Una empresa para ella sola img
Capítulo 76 Secretos de familia img
Capítulo 77 ¿Quieres que averigüe la verdad img
Capítulo 78 No podre acudir a clases img
Capítulo 79 Reunión secreta img
Capítulo 80 Las prometidas reunidas img
Capítulo 81 Salida de compras img
Capítulo 82 Fuera de la casa img
Capítulo 83 Una trampa img
Capítulo 84 Cuidar de ella img
Capítulo 85 Unir sus fuerzas img
Capítulo 86 Dylan llorando img
Capítulo 87 Dormir con mi esposa img
Capítulo 88 Vernos a solas img
Capítulo 89 Una cena juntos img
Capítulo 90 Romper con Marcus img
Capítulo 91 ¿Quién dice la verdad img
Capítulo 92 Cena de año nuevo img
Capítulo 93 De la realeza img
Capítulo 94 Dejar a Marcus img
Capítulo 95 Árbol genealógico img
Capítulo 96 El plan de Víctor img
Capítulo 97 Quitame este anillo img
Capítulo 98 Quiero irme img
Capítulo 99 La foto de esa pintura img
Capítulo 100 No es ella img
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Cásate Conmigo

Axel2931
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Capítulo 1 Inicio

Alexander Stone, el CEO de una de las empresas más poderosas de Nueva York, había vivido la última noche en una extraña mezcla de euforia y confusión. La noche comenzó en una cena de gala organizada para celebrar la expansión internacional de su compañía. Allí, entre copas de champán y rostros conocidos de la alta sociedad, Alexander había notado la presencia de una mujer deslumbrante de ojos profundos y sonrisa enigmática. No sabía su nombre, pero había algo en ella que lo atrapaba; esa mezcla de misterio y serenidad lo hacía querer descubrir cada uno de sus secretos.

La velada había transcurrido con normalidad hasta que, después de un brindis especial, Alexander comenzó a sentir que el mundo a su alrededor se volvía borroso. Sus sentidos estaban entorpecidos y apenas recordaba cómo había llegado al lujoso hotel donde se despertó a la mañana siguiente. Su reloj marcaba las nueve de la mañana, el sol ya entraba a raudales por las ventanas, y lo que más lo desconcertaba era el suave aroma a perfume que flotaba en la habitación: una mezcla embriagadora de jazmín y vainilla. Estaba solo, pero en la almohada contigua a la suya descansaba un mechón de cabello oscuro y brillante.

Esa mujer, quienquiera que fuese, había sido la última persona que lo vio antes de perder el conocimiento. Alexander se incorporó en la cama, recordando vagamente algunos destellos de la noche: risas, susurros al oído, una copa... y luego, oscuridad. Estaba casi seguro de que alguien había puesto algo en su bebida, y lo único claro en su mente era esa mirada que lo había hechizado. Sin embargo, ahora ella no estaba, y él no sabía ni su nombre, ni el motivo por el que se había ido sin dejar rastro.

Frustrado y confundido, Alexander llamó a su asistente personal, Lucas, ordenándole que encontrara a la mujer de cabello oscuro que había estado en la gala. Quería respuestas, pero también había algo más. Esa mujer no solo era la clave para entender lo que había sucedido, sino que, en una extraña forma, él sentía que debía encontrarla a toda costa.

Pasaron los días, y el equipo de Alexander investigó exhaustivamente cada detalle de la noche, pero la misteriosa mujer parecía haber desaparecido sin dejar rastro. Alexander, conocido por su carácter implacable, dedicó todas las mañanas a revisar cualquier pista que sus investigadores encontraran, desde grabaciones de cámaras de seguridad hasta entrevistas con los presentes en la gala. Solo encontraron un detalle intrigante: había llegado a la gala en un Maserati negro, pero las placas del auto no estaban registradas en ninguna base de datos pública.

Una noche, después de otra larga jornada de trabajo, Alexander recibió un sobre sellado en su despacho. Sin remitente, ni ninguna pista de quién lo había enviado. Dentro, encontró una nota escrita a mano con una sola frase: "Lo que buscas está más cerca de lo que piensas". No había firma, pero el sobre llevaba el mismo perfume de la habitación de hotel. El aroma llenó la oficina de Alexander, y algo en su interior despertó. Estaba convencido de que ella le había dejado esa pista.

Así comenzó una búsqueda incesante. Alexander puso en marcha una investigación que lo llevó a descubrir que la mujer pertenecía a una organización secreta, algo así como una red de élite que solía infiltrarse en eventos de alto perfil. Aparentemente, ella tenía una misión esa noche, y Alexander era el objetivo, aunque las razones aún eran desconocidas.

Al final, Alexander recibió un mensaje cifrado en su teléfono con una dirección: un café en el barrio más exclusivo de Nueva York. Esa tarde, él llegó al lugar y allí estaba ella, sentada en una mesa al fondo, esperándolo. El misterio estaba lejos de resolverse, pero al ver esos ojos, Alexander supo que estaba dispuesto a descubrir cada secreto de aquella mujer, sin importar el precio que tuviera que pagar.

Alexander sintió una mezcla de adrenalina y anticipación al acercarse a la mesa. La mujer levantó la mirada cuando se acercó, y al verlo, una leve sonrisa asomó en sus labios. Tenía los mismos ojos profundos que recordaba, llenos de secretos que lo invitaban a desentrañarlos.

-Alexander Stone -dijo ella, sin rastro de sorpresa, como si hubiera sabido que él vendría.

Alexander se sentó frente a ella, manteniendo su mirada firme, tratando de descifrar lo que se ocultaba detrás de esa fachada tranquila. Finalmente, habló:

-Parece que sabes quién soy. Pero yo no tengo ni la menor idea de quién eres tú.

La mujer inclinó la cabeza, sus labios curvándose en una sonrisa enigmática.

-Puedes llamarme Alexa. Y antes de que preguntes, no, no es mi verdadero nombre. Tampoco tienes que saberlo... aún.

Alexander frunció el ceño. Sabía que esto sería complicado, pero no estaba preparado para tanta ambigüedad. Sin embargo, algo en su instinto le decía que debía seguirle el juego.

-Entonces, Alexa -dijo, su tono cauteloso pero decidido-, ¿vas a decirme qué ocurrió esa noche? ¿Por qué me drogaron y desapareciste sin dejar rastro?

Alexa suspiró y, sin perder su calma, lo miró directamente a los ojos.

-Lo que sucedió esa noche no fue casualidad, Alexander. Tampoco fue un ataque. Fue... una prueba.

Alexander arqueó una ceja, confundido y a la vez intrigado.

-¿Una prueba? ¿De qué hablas?

-Verás -continuó ella-, tu empresa ha crecido, y en el proceso has pisado algunos talones. Digamos que tienes admiradores... y también enemigos. Esa noche, mis asociados querían saber si eras realmente quien decías ser. Queríamos ver hasta dónde llegarías cuando te encontrabas en una posición vulnerable.

-¿Tus asociados? -Alexander se inclinó hacia adelante, tratando de leer sus intenciones-. ¿Estás hablando de alguna especie de organización secreta?

Alexa asintió, sin parpadear.

-Algo así. Nos dedicamos a asegurar que personas en posiciones de poder, como tú, puedan manejarse bajo circunstancias imprevistas. Digamos que ese "accidente" fue un experimento para ver cómo reaccionarías ante lo inesperado. Fue una prueba... y también una advertencia.

Alexander sintió una mezcla de indignación y curiosidad. No estaba acostumbrado a ser manipulado, y mucho menos de esta manera. Sin embargo, algo en Alexa lo intrigaba profundamente, a pesar de todo.

-¿Y qué querían advertirme? -preguntó, con el tono helado de alguien que está al límite de su paciencia.

Alexa se recostó en la silla y lo miró fijamente.

-Queríamos recordarte que, en el mundo en el que te mueves, no todo es como parece. Las alianzas son volátiles, y un solo paso en falso podría costarte todo. Te estábamos observando desde hace tiempo, pero esa noche queríamos ver cómo te desenvolverías cuando no tuvieras el control.

Alexander la miró, furioso y fascinado a partes iguales.

-Así que todo esto fue una prueba, una advertencia... ¿y ahora qué? ¿Me abandonas otra vez, sin darme nada más que migajas de información?

Alexa sonrió con suavidad y se inclinó hacia él, hasta que sus rostros estuvieron a solo unos centímetros.

-Esta vez, Alexander, no voy a desaparecer. Necesitarás respuestas, y yo soy la única que puede dártelas. Pero si quieres saber la verdad completa, tendrás que confiar en mí... y aceptar que hay un precio que pagar.

Alexander sostuvo su mirada, notando el brillo de desafío en sus ojos.

-¿Cuál es ese precio?

-Tu lealtad -susurró Alexa-. Porque lo que estoy a punto de mostrarte cambiará la forma en la que ves el mundo y pondrá en riesgo todo lo que tienes. Pero no te preocupes... -Sus labios esbozaron una sonrisa astuta-, estaré contigo en cada paso.

Alexander se quedó en silencio, la intensidad de la situación aumentaba con cada segundo. Sabía que aceptarla sería una jugada peligrosa, una que podría llevarlo a lo desconocido. Pero no podía negar la atracción y la curiosidad que Alexa despertaba en él. Ella era un enigma que estaba dispuesto a resolver, aunque para ello tuviera que adentrarse en un mundo más oscuro del que había imaginado.

Finalmente, Alexander tomó aire y asintió.

-Estoy dentro.

Alexa sonrió, y por primera vez, él sintió que su decisión era la correcta. Aquel acuerdo sellado en silencio marcaría el comienzo de una nueva era en su vida, una en la que no podría retroceder.

            
            

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