Mi jefe, mi Alfa
img img Mi jefe, mi Alfa img Capítulo 7 Confirmación
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Capítulo 9 Pensamientos img
Capítulo 10 Fiesta en la oficina img
Capítulo 11 Problemas en el bar img
Capítulo 12 Confesión img
Capítulo 13 Avance img
Capítulo 14 Algo inesperado img
Capítulo 15 Responsabilidades img
Capítulo 16 Reunión inesperada img
Capítulo 17 Dudas img
Capítulo 18 Visitando al sabio img
Capítulo 19 Invitación img
Capítulo 20 Visión img
Capítulo 21 Desmayo img
Capítulo 22 Fuego en la oficina img
Capítulo 23 Ultimátum img
Capítulo 24 Almuerzo y respuestas img
Capítulo 25 Dibujos img
Capítulo 26 Noche juntos I img
Capítulo 27 Noche juntos II img
Capítulo 28 Desayuno y dudas img
Capítulo 29 Reunión con el sabio img
Capítulo 30 Problemas img
Capítulo 31 Día libre img
Capítulo 32 Terapia img
Capítulo 33 De mal a peor img
Capítulo 34 El despertar img
Capítulo 35 Respuestas img
Capítulo 36 Aceptación img
Capítulo 37 La transformación img
Capítulo 38 Desayuno familiar img
Capítulo 39 Familia img
Capítulo 40 Advertencia img
Capítulo 41 La fiesta img
Capítulo 42 Rastro img
Capítulo 43 Descubrimiento img
Capítulo 44 Ponerse al día img
Capítulo 45 Cita img
Capítulo 46 Marca img
Capítulo 47 Más poderoso img
Capítulo 48 Problemas en la reunión img
Capítulo 49 Despido y pastillas img
Capítulo 50 ¿Será verdad img
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Capítulo 7 Confirmación

POV HERNÁN

No entiendo qué me pasa y porqué me encuentro frente a una necesidad tan fuerte de ir a ver a Clara. Ella está a metros de mi oficina, puedo incluso oler su perfume y, si afino un poco más el oído, puedo escuchar hasta su respiración. Sé que está tecleando algo en la computadora, cada tanto escucho el sonido del bolígrafo contra el papel, pero no se me ocurre nada para ir a hablarle. Sé muy bien que Valeria le dijo que no se acerque a mí, pero no me importa. Esa mujer tiene que aprender a controlarse, yo no soy de su propiedad.

Intento concentrarme en los documentos frente a mí, pero mi mente sigue vagando hacia Clara. Su presencia es una constante distracción, una tentación que no puedo ignorar. La noche pasada apenas dormí, consumido por la falta de conexión con Lyke y la confusión que Clara trajo a mi vida. Necesito respuestas, y quizás ella es la clave para encontrarlas.

Levanto la vista del escritorio y miro hacia la puerta. Mi corazón se acelera con solo pensar en verla de nuevo, en hablar con ella, en sentir su presencia cerca de mí. Me levanto de la silla impulsivamente, decidido a ir a su oficina.

Camino por el pasillo con paso firme, cada vez más seguro de que necesito aclarar las cosas con Clara. Cuando llego a su escritorio, ella levanta la vista sorprendida, sus ojos se encuentran con los míos y siento un estremecimiento recorrerme el cuerpo.

-Clara -digo, tratando de mantener mi voz tranquila-. ¿Podemos hablar un momento en mi oficina?

Ella asiente, evidentemente sorprendida por mi petición, y se levanta de su silla. La acompaño de regreso a mi despacho, cerrando la puerta detrás de nosotros para asegurarnos de que no nos interrumpan.

-Por favor, siéntate -le indico, señalando la silla frente a mi escritorio.

Clara se sienta, mirándome con curiosidad y un atisbo de nerviosismo. Me siento en mi silla, tratando de ordenar mis pensamientos antes de hablar.

-Sé que Valeria te ha hablado sobre ciertos cambios en la empresa -comienzo-. Y también sé que ella puede ser... intensa, por decirlo de alguna manera. Quiero que sepas que tienes mi apoyo en todo esto. Si necesitas algo, no dudes en venir a mí.

Ella asiente lentamente, sin dejar de mirarme a los ojos.

-Gracias, señor Selton. Aprecio mucho su apoyo. Valeria me explicó los cambios y estoy lista para hacer mi parte. Pero... -titubea por un momento-. ¿Hay algo más que debería saber?

Miro a Clara, intentando encontrar las palabras adecuadas para expresar lo que siento sin asustarla.

La conexión entre nosotros es palpable, una corriente invisible que nos une de una manera que no puedo explicar. ¿Ella lo sentirá también? Finalmente, rompo el silencio, pero decido no hablarle de mis preocupaciones, ella no lo entendería y, para colmo, ni siquiera sé cómo empezar.

-No, no hay nada más, Clara. Solo quiero que sepas que puedes contar conmigo para cualquier cosa. Y si Valeria te causa algún problema, dímelo. No permitiré que te trate mal.

Ella asiente de nuevo, sus ojos brillando con una mezcla de duda y curiosidad.

-Lo haré, señor Selton. Gracias.

Nos miramos por un instante más antes de que Clara se levante para salir de mi despacho. Suelto un bufido y gruño, tratando de controlar esta cosa creciente en mi interior.

De repente, siento un profundo dolor en mi cabeza. Me llevo una mano a la frente, intentando aplacar el dolor que parece empeorar con cada segundo.

-Hernán... -una voz profunda y conocida resuena en mi mente.

-¿Lyke? -murmuro, sorprendido.

-Sí, soy yo. He estado en silencio por mucho tiempo, pero ya no puedo ignorarlo. Clara es tu compañera destinada.

El dolor en mi cabeza disminuye levemente, lo suficiente como para que pueda procesar lo que está diciendo. Siento una mezcla de alivio y confusión.

-¿Estás seguro? -pregunto en voz baja, aunque no hay nadie más en la oficina.

-Más que seguro. Cada fibra de mi ser lo sabe. La conexión que sientes con ella, el olor embriagador, la atracción incontrolable... todo apunta a que ella es tu alma gemela.

Me recuesto en mi silla, cerrando los ojos mientras trato de asimilar la noticia. Clara es mi compañera destinada. Todo empieza a tener sentido, pero a la vez, la situación se vuelve mucho más complicada.

-Pero ella es humana, Lyke -contradigo, la incertidumbre y el escepticismo se nota en mi voz-. ¿Cómo puede ser mi compañera destinada si no es de nuestra especie?

-Lo sé, Hernán. No es común, pero tampoco es imposible. Las historias y leyendas hablan de casos como este, donde el destino une a un lobo con un humano. Es raro, pero la conexión es real.

La posibilidad de que Clara sea mi compañera destinada me llena de una esperanza inexplicable, pero también me plantea muchos problemas. ¿Cómo podría una humana comprender el mundo en el que vivo, los peligros que enfrentamos, la dualidad de mi existencia?

-Esto no tiene sentido -respondo, sacudiendo la cabeza-. No puedo ponerla en peligro. Este mundo es peligroso.

-Por eso debemos protegerla -insiste Lyke-. Debes ganarte su confianza y mantenerla a salvo. No solo porque es tu compañera destinada, sino porque es tu responsabilidad como alfa y como hombre.

Abro los ojos y miro hacia la puerta por donde Clara acaba de salir. Mi lobo tiene razón, tengo que comportarme como el alfa que soy.

-Gracias, Lyke. No te vuelvas a ir, te necesito -digo con un suspiro.

-No me iré, Hernán. Estaré contigo en cada paso del camino.

Una oleada de emociones me invade. La revelación de Lyke y su regreso me traen tanto alivio como enfado.

-¿Y por qué te fuiste en primer lugar? -lo reto, mi voz resuena con frustración acumulada-. Me dejaste solo, sin tu guía, en un momento crítico. Te necesitaba, Lyke, y me abandonaste.

Siento a Lyke titubear por un momento antes de responder, su tono sale más suave y reflexivo, como jamás lo escuché en mi vida.

-Necesitaba tiempo para asimilar tu decisión de alejarte de la manada, Hernán. Me dolió que eligieras el mundo humano sobre nuestra propia especie, y tuve que entender por qué lo hiciste. Pero al aparecer Clara, nuestra compañera, supe que no podía seguir escondido. Mi deber es estar a tu lado y protegerla también.

Me recuesto en mi silla, cerrando los ojos mientras trato de asimilar sus palabras. Su explicación me hace sentir una punzada de culpa, la cual se mezcla con confusión y fuerza.

-Entiendo tus razones, Lyke, pero no puedo decir que las acepte del todo -respondo con un suspiro-. Ahora que estás aquí, tenemos que centrarnos en lo que realmente importa: proteger a Clara y asegurarnos de que nadie sospeche nada.

-Exactamente, Hernán -afirma Lyke con firmeza-. Juntos, somos más fuertes. No olvides eso.

Abro los ojos y miro nuevamente hacia la puerta por donde Clara salió. La preocupación por ella y la necesidad de protegerla se vuelven más intensas.

-No permitiré que nada le pase a Clara -digo, más para mí mismo que para Lyke-. Haré lo que sea necesario para mantenerla a salvo, incluso si eso significa enfrentar a mi padre.

-Esa es la actitud correcta -responde Lyke-. Ahora, enfoquémonos en el presente y en lo que debemos hacer para proteger a nuestra compañera destinada.

Me levanto de mi silla, decidido a tomar el control de la situación. Con Lyke de vuelta a mi lado, siento una nueva fuerza y claridad. Salgo de mi despacho y me dirijo hacia donde Clara está trabajando, listo para enfrentar los desafíos que vienen y para protegerla a toda costa.

            
            

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