Capítulo 2 La fiesta

Me despierto temprano en la mañana y de un salto salgo de la cama para correr al cuarto de baño. Todos los días me levanto de primera para preparar el desayuno a mi padre y asegurarme de que todo esté en orden. Por supuesto no quiero que se enoje y me castigue... elimino esos pensamientos y me apresuro a salir del baño para arreglarme correctamente para mis labores. Me pongo lo más cómodo que encuentro en mi closet y recojo mi habitación rápidamente para evitar un escándalo.

Bajo corriendo las escaleras y al llegar a la cocina paro en seco al notar la presencia de mi padre, me tenso en mi lugar al verlo recostado a la encimera con una taza de café en su mano, vacía...

- Buenos días, padre – digo agachando la cabeza en señal de respeto.

Mi padre responde a mi saludo con movimiento de cabeza. Camino directamente hacia la alacena y saco lo necesario para preparar un desayuno aceptable lo más rápido posible.

Durante el transcurso del desayuno no cruzamos palabra alguna, como es costumbre, no debo interrumpir la hora de comer. Antes de ponerme de pie para recoger los platos mi padre me observa deteniendo mi acción y me dice

- Regina

- ¿Si, padre? – digo sin mirarlo a los ojos.

- ¿Sabes que no pasas desapercibida verdad? – me dice muy calmado y yo solo me mantengo en silencio absoluto – Anoche te escuché llegar y no fue a la hora que acordamos.

Me tenso en el instante porque ya soy consciente de lo que viene

- ¿Sabes lo que eso significa? – continúa diciendo en un tono calmado.

- Si, padre – respondo en un susurro casi inaudible

Él se pone de pie y golpea la mesa, doy un salto de la impresión asustándome mucho.

- Hoy – me espeta – hoy vas a quedarte en casa todo el día – hace una pausa – cuando regrese del trabajo vas a tener toda la casa limpia y organizada porque ya sabes que la cosa se puede poner peor – me da la espalda por un momento y siento como mis ojos escocen – ah y espero que todo esté perfecto a mi regreso.

No lo contradigo, no soy capaz porque se de lo que él sería capaz si llegara a desobedecerle o si tan siquiera osara responderle algo más de lo que tengo permitido. Lo veo salir de la cocina dando grandes zancadas y recoge sus cosas del salón principal para irse a trabajar dando un portazo tras si. Evito derramar una lágrima, no me vale de nada y creo que ya no tengo de tantas que he desperdiciado.

No pasa un día que no extrañe a mamá... desde que ella se fue todo ha sido muy distinto. Su muerte trajo una nube negra sobre esta casa y principalmente sobre papá. Cuando mi madre falleció él comenzó a beber como nunca y se puso muy agresivo, al principio rompía cosas por toda la casa a causa de la rabia y el dolor, pero con el tiempo el objetivo del desquite de sus demonios fui yo. Pensé que sería pasajero, que con el pasar del tiempo todo se iría calmando porque él es mi padre, él me quería en el fondo, pero todo lo que pasó fue que su comportamiento empeoró y hasta llegó a hacerme lesiones considerables, entonces entendí que por más que lo intentara nunca me iba a poder acercar a él de la misma manera. Desde entonces soy la esclava en esta casa. Si las cosas no se hacen bien, castigo. Si algo se sale de lugar, castigo. Si algo, por mínimo que sea, está fuera de su lugar es un castigo que debo lamentar. Por eso hago todo lo mejor que puedo.

Lo peor es que no es un castigo cualquiera, como había dicho antes, los golpes cada vez eran peores.

Suspiro y termino con mis tareas en el área de la cocina cerciorándome de que todo esté en su lugar correctamente. Subo hasta la segunda planta para ponerme a arreglarlo todo y acomodar el desorden que es la casa en que vivimos.

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Pasadas las 6 de la tarde ya tengo todas mis tareas del hogar realizadas y también los deberes de la universidad. Estudio psicología en la universidad pública de la ciudad, que no queda tan alejada del pueblo, ha sido bastante difícil para mí porque a pesar de que es la carrera que siempre he querido estudiar, y además, mi padre es un importantísimo abogado, no me ayuda mucho con el tema de los estudios. La beca me la gané con excelentes calificaciones que he tenido que mantener para poder seguir estudiando, en fin, sus influencias no me han servido de mucho, más aún con el poco tiempo que me deja para estudiar, dice que él siempre fue excelente y no necesitaba de nadie, aunque estoy segura de que no tenía que atender toda una casa. Yo sé que en verdad no le importan para nada mis estudios.

Subo hasta mi habitación y me recuesto en el banquillo junto a la ventana a leer, aquí tengo mejor iluminación y una excelente vista para pensar y analizar cada frase que me deje sin aliento. La lectura es la única vía de escape que tengo dentro de tanta locura y esta miserable vida que llevo.

Y bueno, están ellos...

Aiden y Peter

No sé ni que puedo decir de ambos, son tan distintos, son mis únicos amigos, con ambos la paso increíble, por supuesto, de formas diferentes, porque no tienen absolutamente nada que ver el uno con el otro. También son como mi lugar seguro.

Con Peter tengo un crush desde muy pequeña, es mi vecino de toda la vida, o al menos desde que tengo memoria, y también con el paso de los años se ha puesto como quiere ¿cómo no me va a traer loquita? A sus 20 tiene una altura impresionante y un cuerpo de infarto. Tenemos mucha confianza y él sabe todo sobre mí y mi pasado, mi presente y posiblemente hasta mi futuro que ni yo mismo lo sé. Todo eso excepto que me gusta, claro. Es un controlador impulsivo, más serio que un turco, pero yo sé que es porque me quiere. Tal vez es su carácter lo que me llama tanto la atención, que es reservado y misterioso, su seriedad transmite esos aires.

Aiden por otro lado es un gran amigo, es súper divertido y loco, para nada le importa el qué dirán. Con él he vivido muchas cosas emocionantes y también está como quiere, nunca lo he mirado con otros ojos pero no se puede negar que está muy bien. A veces me llama la atención su aspecto rudo pero infantil a la vez.

Pero mi corazón le pertenece a Peter.

Sonrío internamente porque estos dos hombres me traen loca, no de la misma forma pero los quiero mucho a ambos son mis únicos amigos la verdad, luego de la muerte de mamá solo he obtenido lástima de las personas y mis amigas, no es que sean amigas, solo nos conocemos del grupo y hemos hecho tareas juntas en un que otro almuerzo, no puedo decir que la paso mal pero no siento una verdadera conexión con nadie.

Me quedo mirando por el ventanal de mi cuarto y veo escurrirse a Aiden dentro del jardín trasero de mi casa. Entrecierro los ojos ante tales ocurrencias del pelinegro y recuerdo que papá debe estar por llegar, en otro caso sería divertido que mi padre lo pillara infraganti, pero en mi caso no sería así, la verdad es que terminaría en tragedia.

Papá lo conoce, pero si se llega a enterar de que está husmeando en casa sin su presencia lo mata, y de paso a mí también. Bajo las escaleras a toda velocidad y salgo al patio encontrando a mi amigo arrastrando una escalera.

- ¿No crees que la puerta principal sería una buena opción? - pregunto divertida y él pega un salto poniendo su mano dramáticamente sobre se pecho – la mejor opción diría yo.

- Regi me asustas – me dice aún con la mano sobre el pecho.

- Tan grandote y tan miedoso – sonrío y camino en su dirección

- Otras cosas grandes de mí no se asustan – me dice juguetón – por el contrario.

Ruedo los ojos y le doy un beso en la mejilla. Él se hace el muertito y yo comienzo a reír a carcajadas por sus ocurrencias.

- ¿Qué haces aquí? – le pregunto curiosa – si mi padre te ve nos mata.

- Vine a invitarte a una fiesta

- No lo sé, tengo que preguntarle a papá – le digo incómoda – Te aviso más tarde ¿sí?

Él asiente y me da un beso en la mejilla a modo de despedida, se aleja y cuando me doy cuenta tengo una sonrisa en mis labios, niego lentamente. Este chico me va a volver loca.

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Papá vino hoy muy tranquilo del trabajo, eso si que es nuevo. Le pregunté si podía salir con unos amigos y accedió de inmediato. Normalmente siempre me deja salir, aunque siempre tiene sus restricciones, como todo padre supongo, lo que sus restricciones tienen un poquito de trabajo de por medio, esta vez su única condición es que llegue temprano ya que tengo, como siempre, trabajo que hacer.

Subí hasta mi habitación y me di una ducha rápida para salir a arreglarme. Me coloqué un maquillaje suave y nada exagerado, con el objetivo de resaltar mis labios con un tono carmín que me encanta y siento que me luce espectacular. El labial me combinaba perfectamente con el vestido ajustado en las partes correctas, la verdad es que resaltaba mi figura y me hacía lucir más esbelta y con las piernas más largas. Normalmente este no es mi estilo, para nada, pero por una noche está bien, muy bien. Dejé mi pelo suelto en ondas. Tenía el pelo muy lindo, si algo amaba de mi era mi cabello, natural era castaño oscuro, casi se confundía con negro y me caía en cascada por la espalda hasta poco más abajo del inicio de mis caderas.

Me eché una ojeada en el espejo y conforme con la imagen que obtuve de mi me coloqué loción y acomodé bien mi cabello, tomé mi cartera con mi celular y salí a hurtadillas con los tacones en la mano dejando la casa a oscuras para que papá no me viera.

*Como si estuviera haciendo algo malo a escondidas* pensé.

Cuando salí me percaté de que ya Aiden me esperaba frente a mi casa, y ¡sorpresa! Estaba en su moto, claro. Me di un golpecito mentalmente ¿cómo es que se me ocurre ponerme un vestido? Y además tan corto y ajustado.

Qué más da, camino en su dirección y noto como me mira descaradamente, suelta un chiflido y yo comienzo a reír nerviosa.

- Te ves extremadamente sexy – me dice y le golpeo el hombro por tonto.

- Gracias, supongo.

Él me tiende el casco y lo coloco sobre mi cabeza con cuidado de no despeinarme

- Después de ti, princesa- me dice Aiden haciendo una reverencia exagerada y sonrío negando con la cabeza, este chico no tiene remedio.

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El camino a la fiesta no se me hizo tan largo, era a las afueras del pueblo, pero mi casa no quedaba precisamente en el centro, así que estábamos bastante cerca.

Ya dentro la música se escuchaba muy fuerte y se notaba un buen ambiente, como todas las fiestas con jóvenes en las zonas oscuras y cuerpos sudados en la pista de baile, ni hablar de la segunda planta, no quiero ni saber. Con dificultad nos escabullimos entre la gente, fuimos a por algunas bebidas y nos unimos a un grupo de chicos de la universidad, los cuales no conocía muy bien pero vamos, en una fiesta todos son amables.

Los vasos con alcohol iban y venían de todos lados y unos con mejor sabor que otros, pero cada vez se vaciaban con más rapidez que el anterior, la verdad ya yo me sentía bastante mareada. Para mí el alcohol nunca se convirtió en terapia y mucho menos en el escape de mis problemas, al contrario, fue el que causó todo el desastre que es hoy mi hogar, si es que se le puede llamar así a ese lugar, pero bueno, no niego que me gustaba beber y divertirme, la verdad soy bien fiestera, además se sentía bien despejar de la realidad por un rato.

Comencé a caminar hacia la pista de baile y me dispuse a bailar para pasarla bien y sudar un rato. Sonaba por los altavoces una canción de discoteca y seguí a todos en los pasos que hacían y saltaba por todo el espacio eufórica. La canción se detuvo y comenzó a sonar Work de Rihanna y acompañé el ritmo con mis caderas con movimientos lentos y sensuales, la verdad me gustaba mucho los bailes sensuales, me sentí libre, flotando, me sentía demasiado bien. Un desconocido se me acerca e intenta bailar conmigo, pero lo intento alejar de mí, la acción se me dificulta porque estoy más borracha de lo que esperaba, forcejeo con el chico y comienzo a ver todo borroso y con dificultad, me empiezo a sentir ml y huyo por un poco de aire, pero el chico me sigue sujetando con fuerza e intenta besarme. Como puedo lo empujo y salgo entre las personas que me rodean. Siento como me toma por la cintura y no me da tiempo a protestar cuando siento que me empujan y enfoco mi vista hacia Aiden que le ha dado un empujón para nada amigable al chico que supongo me tenía agarrada. Gracias a Dios la cosa no pasa a mayores y los amigos del otro chico lo apartan. Veo como Aiden se acerca a mí y puedo notar la preocupación en su rostro cuando toma mi rostro entre sus manos y me mira los ojos, yo solo sonrío como una tonta y le toco la punta de la nariz. Me tomo por un brazo y me aparta de la gente, miro a mi alrededor y me doy cuenta de que estamos en el jardín.

- Regi reacciona ¿qué pasa contigo? – escucho a Aiden y vuelvo mi vista hacia sus ojos.

Está muy cerca de mi rostro, lo que hace que me fije en sus facciones muy detalladamente. Aiden es muy hermoso, de hecho, demasiado. Tiene la mandíbula definida, muy varonil, su pelo está desordenado, tal vez sea por el casco o porque se pasa la mano por el cabello contantemente para apartarlo de sus ojos, lo tiene un poco sudado en las puntas, lo que le da un aire muy desarreglado pero sexy. Me fijo en una escasa barba que comienza a hacerse notar e instintivamente paso mi mano por su mejilla y hago un recorrido con mis dedos rozando sus labios. Y sus tatuajes, esos tatuajes le dan un aire rudo que lo caracteriza haciendo un contraste perfecto con sus ojos y mirada de niño...

Sus ojos...

Vuelvo mi mirada hacia sus ojos y veo un brillo especial, bajo la poca iluminación natural de la noche se ven más oscuros y penetrantes de lo que son. Tiene unos ojos grises preciosos.

- Eres tan lindo - pienso en voz alta ¿y lo peor? No me arrepiento.

Aiden pone una expresión de asombro, pasa saliva y entreabre los labios para decir algo ante mi afirmación, cosa que aprovecho para estampar mis labios sobre los suyos.

Mmm... que labios tan suaves, se siente rico y embriagador. Aiden intenta separarme, lo logra por un momento diminuto

- Regina estás muy borracha... - me dice y yo lo dejo de escuchar mientras observo sus labios, tienen una forma muy bonita y se ven más hinchados por el pequeño beso que le acabo de robar.

Tomo impulso y retomo el beso nuevamente, al principio se resiste y yo introduzco mi lengua dentro de su boca, él accede y al principio es algo descoordinado, pero luego tomamos el ritmo, la verdad se siente maravillosa, él me toma de la cintura apretando ligeramente y yo jadeo en anticipación. Creo que es el mejor beso que he tenido en mi vida. Enrollo mis dedos en su cabello profundizando más el beso y de la nada una ola de arcadas me llega. Me separo bruscamente y sin poder aguantar devuelvo todo el alcohol que bebí, sintiéndome mal en el proceso. Aiden pone su mano en mi frente y con la otra recoge mi cabello. Me comienzo a marear y siento mucho sueño, comienzo a cerrar mis ojos lentamente y lo último que veo son los ojos del chico frente a mí.

            
            

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