La Amante
img img La Amante img Capítulo 4 Mi vida Cotidiana
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Capítulo 6 Mi primer amor img
Capítulo 7 Encuentro img
Capítulo 8 Traicionero Corazón img
Capítulo 9 Aun te amo img
Capítulo 10 Estas casado img
Capítulo 11 Amenazas img
Capítulo 12 Desesperado img
Capítulo 13 Imbécil img
Capítulo 14 Discusión img
Capítulo 15 Alejandonos img
Capítulo 16 Un dia agotador img
Capítulo 17 Mentiroso img
Capítulo 18 Insoportables img
Capítulo 19 Nuevo empleo img
Capítulo 20 Cansado img
Capítulo 21 No quiero perderla. img
Capítulo 22 Amandonos sin importar nada. img
Capítulo 23 Separación img
Capítulo 24 Quiero el Divorcio img
Capítulo 25 No puedo alejarlo img
Capítulo 26 Montelimar img
Capítulo 27 Me gusta img
Capítulo 28 Enojada img
Capítulo 29 Regresar a los Angeles img
Capítulo 30 Mi padre en coma. img
Capítulo 31 Conociéndo a la loca. img
Capítulo 32 Ese hijo no es de Alexei. img
Capítulo 33 Averiguaciones img
Capítulo 34 Contrato sin leer img
Capítulo 35 Mi padre falleció img
Capítulo 36 Extrañandolo img
Capítulo 37 Regresando img
Capítulo 38 Mama esta enferma. img
Capítulo 39 Secreto descubierto img
Capítulo 40 Provocando su propia caida. img
Capítulo 41 Mi mama tiene Cancer img
Capítulo 42 Nuevamente separandonos img
Capítulo 43 Doctor Valencia. img
Capítulo 44 Remplazandome por otro. img
Capítulo 45 Dejando ir al amor de mi vida. img
Capítulo 46 Por fin me he divorciado. img
Capítulo 47 Empezando un nuevo amor. img
Capítulo 48 Perdiendo la custodia de Luna. img
Capítulo 49 El pequeño Ángel. img
Capítulo 50 Nuevamente acosada por él. img
Capítulo 51 Tratándo de olvidarla. img
Capítulo 52 De paseo con mi hija. img
Capítulo 53 Comprometida con Sebastián. img
Capítulo 54 ¿Luna no es mi hija img
Capítulo 55 Secretos ocultos img
Capítulo 56 Obsesión img
Capítulo 57 Asesinato ocultado. img
Capítulo 58 Tumor img
Capítulo 59 Encuentro img
Capítulo 60 Alexei, me voy a casar. img
Capítulo 61 Apasionada entrega img
Capítulo 62 Conociendo a Sebastián img
Capítulo 63 Casualidades img
Capítulo 64 Padre e hijo. img
Capítulo 65 Anashia mi primer amor. img
Capítulo 66 Caida img
Capítulo 67 Cansado de seguir. img
Capítulo 68 Alexei te arrepentiras. img
Capítulo 69 ¿Donde esta mi hija img
Capítulo 70 Amenazas img
Capítulo 71 Secuestro img
Capítulo 72 Desesperado por encontrarla. img
Capítulo 73 Dos enfermos mentales. img
Capítulo 74 Natalia tras las rejas. img
Capítulo 75 Dejandola para que sea Feliz img
Capítulo 76 Ya no era, La amante img
Capítulo 77 Por fin una vida juntos img
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Capítulo 4 Mi vida Cotidiana

Anashia.

Estaba exhausta por el agotador ritmo de trabajo que he llevado en mi humilde vida. Esta semana estuvo llena de clases de baile y tutorías con los niños, sumado al trabajo extra en el Hotel Hollyday que ha estado drenando mi energía. A punto de rendirme, me retracto al recordar las enormes deudas con las casas comerciales y otras responsabilidades. Me digo a mí misma que debo seguir adelante; por ahora, no es momento de rendirse. Mi madre necesita mucho de mi ayuda, y la lucha por la vida apenas comienza.

Desde el fallecimiento de mi padre, las cosas han empeorado. Las enormes deudas me han obligado a pagarlas a plazos, y llevo 5 años sin tener tiempo ni siquiera para conocer a un hombre. Bueno, quizás estoy exagerando un poco, ya que Víctor ha sido un buen amigo... perdón, un amigo con derechos, según mi percepción. Pero eso no es lo que deseo; soy consciente de ello. Me siento estúpida. Él ha intentado varias veces que seamos novios, seguramente cansado de hacerlo ya. Wow, qué pecado más grande es amar a un hombre que te olvidó de la noche a la mañana.

Suspirando, pienso en aquellas veces en las que seguía dolida por no poder dejar de pensar en el idiota de Alexei. Siempre le decía que no a Víctor; no me di la oportunidad de tener algo serio. Quizás él hubiera sido un buen hombre en mi vida. Pero, ¡Nel pastel! Tampoco confío en él. A mi juicio, después de aquella mentira, ya no confío en los hombres.

Río como una loca al pensar en tanta estupidez. Necesito ponerme las pilas en mis trabajos y descartar eso del amor. Por ahora, mejor sola que mal acompañada. Aunque una noche no le hace mal a nadie. Hasta dolor de cabeza tengo de tanta abstinencia sexual; necesito un poco de salida. Este encierro me tiene loca.

En los transcurso de los días, todo ha sido casa, trabajo y más trabajo. El salario no está mal en la escuela, de eso no me quejo. Sin embargo, nunca termino de completar mis otras necesidades. Ni modo, la vida que me tocó no es color de rosa, es negra como mi realidad.

Al terminar la tutoría con el grupo de sexto grado, llego a casa para rendirme. Dejo mis materiales tirados en mi habitación, me quito los tenis y me pongo mis crocs. Luego, bajo a buscar una gaseosa Coca-Cola retornable. Chasqueo los dientes al seguir tomando esa bebida tóxica; con azúcar, saldré tan joven que pesaré menos de lo normal.

Cuando voy caminando a casa, me encuentro con mi amiga. Ella sonríe de medio lado; sé que algo me dirá.

-Anashia, salgamos un ratito... -niego dudosa, ya que quisiera pero no puedo salir y despejar la mente. Tengo deberes. -Amiga, tienes 26 años, pero pareces de 60. ¿Por qué nunca te diviertes? Sé que debes cuidar a tu mamá y pagar las deudas que dejó tu papá, pero necesitas hacer tu vida. ¿Piensas morir de esa manera?

Río por el comentario. De verdad que tiene toda la razón. Sin embargo, todo eso se acabó cuando falleció mi padre y cuando estuve a punto de morir aquel día.

-Brighet, gracias por ser una buena amiga. No quito tu razón, pero desafortunadamente, esto es lo que soy.

Mi amiga suspira, negando.

-Pasa un buen fin de semana en tu casa. Adiós.

Solo le sonrío, sin decir nada más. Si ella supiera que los viernes por la noche y los fines de semana los paso en el Hotel Holiday Inn, limpiando las habitaciones, lavando en lavadora, usando secadora, dejando todo en orden hasta llegar la noche, no pensaría de esa manera.

No, nadie me comprenderá hasta que estén en mis zapatos.

Vaya día que me tocó.

*****

Los días pasaban como el viento en popa, desde aquel entonces mi supuesta amiga dejó de hablarme. Nuevamente quedé sola; mis amigos son mis gatos, Misifu y Kara. Ellos son los únicos que me entienden, bueno, y mi madre. La pobre pasa cosiendo todo el santo día, y con suerte conversamos un poco.

Ya es sábado y otro día de trabajo comienza. Esta mañana me puse a limpiar las habitaciones, lavé las sábanas en la lavadora y luego las terminé de secar para después plancharlas. Entré a las habitaciones para dejar las camas con sus cubiertas ya listas. Al terminar, anoté mi hora de salida y me senté a esperar mi pago. Cuando llegó mi turno, quedé mirando el lugar recreativo por un rato. Solté un suspiro y decidí que era hora de irme. Por lo menos hoy salí temprano. Lo bueno del hotel es que la paga es más de 100 dólares por tres días, y en una semana es más. Pero el trabajo es difícil; creo que ya he bajado más de 2 libras en solo estos días.

Subo al autobús 102 para bajarme en Multicentro. Llevaré pizza y pastel de piña para cenar. Después de media hora, bajo en la parada y cruzo la calle. Son más de las cinco de la tarde. Camino viendo las novedades y las tendencias. Bueno, lo que está en tendencia son Barbie y ese Ken. Ya aburren.

Llego al piso de abajo y ordeno la pizza y los pasteles. De lejos veo a un conocido, es Víctor. Al verme, se pone nervioso, y es obvio porque está con una chica y piensa que le diré algo. Ignorándolo, sigo esperando mi orden, levantando las cejas disimulando.

-Anashia, ¿cómo estás? -tuerzo los dedos al escucharlo cerca de mí.

-Ah, hola Víctor, ¿qué tal? Yo muy bien, ¿y tú? -Se rasca el cabello, dirigiendo su mirada a la chica que está sentada.

-Vine con ella un rato, ya que tú sigues rechazándome -comenta apenado.

Ay, sí, sinvergüenza. Le palmo la espalda, asintiendo.

-Qué bueno, aprovecha, Macario, que las mujeres no son diario. Adiosito, vete; ella pensará mal.

-Anashia, tú no cambias, eh. Siempre tratas de sonreír en las buenas y en las malas. Por eso me encantas.

-Okey, cuídate -respondí tratando de correrlo.

La chica me llama por el mostrador, me acerco, pago y tomo la caja de pizza. Luego, pago los pasteles y nuevamente me dirijo a mi destino.

Mientras comíamos pizza hasta cansarnos, mamá y yo conversamos mucho. Reímos e incluso lloramos. Así es, mi madre aún no supera la muerte de mi papá, y yo, por desgracia, no olvido a mi primer amor. Creo que moriré sola con mis recuerdos buenos y dolorosos.

            
            

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