Capítulo 2 Encuentros

- Amigaaaa! Hace mucho no te veía - exclamo Sarah a gran voz - me encanta que vienes a visitarme.

- Ohhhh! Sarah, que gusto me da verte otra vez, parece que hubiera sido ayer la última vez que nos despedimos en este mismo aeropuerto.

- Tenemos mucho de que hablar, pero vamos, mi esposo nos espera en el auto.

- Ya no - Añadió Eric a la conversación mientras aparecía de forma repentina - me canse de esperar en el auto.

- Eric, que gusto verte.

- El gusto es mío Helen, iba a esperar en el auto pero decidí desayunar juntos acá en el café del aeropuerto - dijo Eric mirándolas a las dos - Seria perfecto para hablar y entrar en calor.

- Suena genial - replico Helen - vamos allá.

Camino a la cafetería Sarah y Asley están conversando temas muy ambiguos, historias del pasado, entre sus historias no se percataron de lo concentrado que estaba Eric, divagando entre sus propios pensamientos y en sí mismo, semejante a una persona que medita, dejándose llevar, no prestaba si quiera la más mínima atención de lo que había a su alrededor, aunque se podía notar que algo dentro de él estaba sucediendo...

- ¿Eric? - Sarah le habló - ¿Estas bien querido?

- Claro que si cielo - respondió Eric como volviendo en sí - Solo estaba pensando en Pablo.

- El va a estar bien, ya sabes como es, se parece mucho a ti, a demás fue criado por el mejor padre del mundo.

- Ayer llamó y sonó preocupado.

- Es normal que te afecte, es nuestro hijo, pero sabes que si necesitará algún tipo de ayuda te la pediría de inmediato.

Eric le corrió la silla de la mesa a su esposa mientras Asley los mira con cara de curiosidad si saber si quiera que podría estar pasando, ella toma asiento, se siente un poco de tensión en el ambiente.

- Y... ¿Pablo como esta? - les pregunto Asley - hace mucho tiempo que no lo veo, creo que la última vez fue hace unos 10 años.

- Han sucedido muchas cosas Asley, él es todo un adulto y ya no es como antes, no es un niño ni vive con nosotros, se hace cargo de sí mismo y toma sus propias decisiones.

- Claramente debe haber cambiado, nunca vi alguien tan terco y tan ambicioso a la vez, ¿Cómo le va en los negocios?

- Es un genio! Aunque parece haber tenido unas complicaciones estos días.

- ¿De que hablas Eric, cómo que unas complicaciones? - pregunto Sarah entrando en la conversación - ¿Qué sucedió con Pablo?

- Querida, la llamada de Eric fue para decir que nos visitaría pronto, no me dio mucha información pero me dijo que estaba perdiendo mucho dinero.

- ¿Y porque no me lo conto?

- Dijo que te alteras muy fácil y prefería decírtelo en el momento indicado.

Sarah hace una especie de rugido dentro de sí, estaba molesta, quería saber que había sucedido, lo que más le preocupaba era su hijo, después de todo era su madre y no tenía un buen presentimiento.

- Lo voy a llamar! - dijo con enojo - va a conocer a su madre.

- Querida, dale su espacio, recuerda que ya hemos tenido demasiados problemas con él como para estar cometiendo los mismos errores de antes solo por no saber entenderlo, no te compliques la vida un poco más, si puedes evitar el conflicto hazlo, él te lo agradecerá y yo también.

Fue un tono suave, un padre hablando a una madre, un esposo conversando con su esposa, tomando las decisiones del hogar, demostrándole cuanto la ama sin necesidad si quiera de decirlo, una alma tocando otra alma y haciéndola dueña del universo, ella cerró sus ojos color miel, respiro profundo y antes de abrir sus ojos esbozo en sus labios una sonrisa casi perfecta, mirándola a los ojos Eric se acercó hacia ella lentamente, acerco su boca a la cabeza de Sarah y le beso la frente, mientras le preguntaba ¿Ya te recordé hoy cuanto te amo? y ella le contesto: Acabas de hacerlo.

Mientras salían de la cafetería había una multitud de personas en el aeropuerto, hacia un buen día, estaba soleado y unas pocas nubes en forma de cirrocúmulos anunciado la venida de próximas lluvias, subieron las auto, un Toyota Yaris Cross, bastante cómodo y bueno para viajes ya que ofrece bastante confort, perfecto para una familia de 4 personas, perfecto para Eric.

- Que lindo auto Eric, aunque parece muy familiar para tu gusto.

- Gracias, hace mucho que no corro, no creo contar con los mismos reflejos y habilidades a comparación de cuando era solo un joven y apuesto recién casado.

- Vivimos muchas historias un buenos momentos en carretera, hizo intromisión Sarah en la conversación - ¿Recuerdes querido?

- Por supuesto! de las mejores aventuras jamás fotografiadas.

Eric tomo la decisión de cambiar de auto hace un tiempo por algo más familiar, paso de tener 2 coches a tener tan solo 1, le gustaba correr, tenía en su garaje un Camaro 6.2 Ss con el cual salía a correr por las calles de Inglaterra, desde Londres a Manchester, una hermosa ciudad con muy buenas vías para hacer uso de la velocidad y disfrutar de un buen viaje, Sarah disfrutaba mucho de verlo correr, tener aventuras juntos, compartir el tiempo, el hecho de solo verlo soltar esa adrenalina que llevaba consigo, esa energía y llevarse a sí mismo a un nivel extremo, vivir experiencias juntos siempre ha sido parte de ellos, no solo construyeron momentos lindos y dignos de una vida cotidiana, si no que nunca les falta aventura.

Llegando a su casa, se avistaba frente a esta un auto estacionado en un tonó negro brillante, era un BMW 320i foi híbrido, todo original y muy bien cuidado, la puerta del coche estaba abierta y habían huellas en la poca nieve que quedaba de la temporada de invierno, las huellas iban en dirección al interior de la casa, fuera de esta unos zapatos casuales negros, la cortina de la ventana estaba pesada y la luz encendida, Eric y Sarah se vieron a los ojos sin decir absolutamente nada.

- Que lindo auto el que compraste Eric - Exclamo Asley haciendo referencia al auto que estaba en la parte del frente de la casa - ¿Desde cuando lo tienes?

- Ese auto no es mío...

- Oh! ¿Entonces de quién es?

- Pablo esta en casa - respondió Sarah - vino sin avisar.

Eric estaciono el auto detrás del auto de su hijo, paso por la parte del piloto y cerro la puesta, aunque noto que dentro habían unos documentos con lo que parecía ser unos asientos contables, , los tres caminaban al unísono, ya todos sabían quien estaba ahí, sin embargo la llegada de Pablo los había tomado por sorpresa, ninguno se preparó para tal acontecimiento, a pesar de esto estaban felices, llegaron a la puerta de la casa y un saco negro estaba colgado en el perchero de la entrada, dentro de la sala frente a un cuadro familiar de mas de 18 años estaba Pablo, mirando el cuadro, de espalda hacia ellos.

Pablo contaba con un aspecto imponente a simple vista, aún estando de espalda, más alto que su madre y solo un poco más alto que su padre, 1.85 de estatura, su color de cabello café castaño oscuro, digno de su claro pero oscuro carisma, siempre bien vestido, inigualable con una seguridad implacable, sus ojos café oscuro y cejas muy bien pobladas notaron la presencia de alguien detrás de él, una mirada que daba a cualquiera que la viera esa sensación de firmeza, era lo que este reflejaba ante los demás, se quitaba la corbata mientras volteaba, esta hecha de un muy buen nudo, luego de desatar su corbata quito el reloj de su muñeca, los observa a todos haciendo una pausa, las lágrimas de Sarah caen por sus mejillas, amaba ver a su hijo convertido en un hombre.

- Te amo - le dijo Pablo a su madre mientras ella se acercaba a abrazarlo - yo también te extrañe muchísimo.

- ¿Porqué no me dijiste que vendrías? - respondió ella entre lagrimas - te hubiera preparado ese postre que tanto te gusta.

- Ya tendrás tiempo para eso madre, me alegra mucho verte.

Luego de abrazarla ella secaba sus lagrimas y sonreía feliz, Pablo dio un vistazo más a la derecha donde Asley estaba, la amiga mas intima de su madre, él ya la conocía, pero ella lo conoció primero, era solo un recién nacido, no pudo acompañar a su amiga en el parto debido a un viaje de trabajo que tenía en ese momento, no fue hasta que Pablo cumplió los dos meses que logró verlo, y celebrar esa nueva vida.

- Asley eres toda una anciana ¿Dónde dejaste el bastón? - Pablo se sonreía mientras le bromeaba - ¿o te buscaron en el asilo?

- No hace falta, tengo el bastón parado frente a mí, además, ya te has caído de tu árbol genealógico y había que hacer algo contigo.

Luego de unas cuantas carcajadas la saluda con muy buena hospitalidad, Sarah le dice a Asley que vayan a la cocina a preparar algo para Pablo, dejando a Pablo solo con su padre, levanta sus grises cejas y se quita el abrigo para colgarlo en el perchero donde previamente Pablo había puesto el suyo, Eric se acerco a él, mirándole, Pablo imponía su presencia como ninguno en cualquier lugar donde llegaba, excepto cuando su padre estaba ahí, era totalmente diferente, después de todo Eric le había enseñado todo lo que sabía, el discípulo supera al maestro, pero el discípulo nunca le falta el respeto a su maestro.

- No has venido por nada ¿Qué te trae por acá?, claramente no es tu tiempo de vacaciones.

- Ahora si.

- Tu llamada me preocupo un poco, pero tu aparición repentina aún más, ¿Estás bien?

- Eso tendrá que esperar, seguro tu madre quiere que comas algo,

- Sería irrespetuoso no recibirle nada.

- ¿Entonces no sabes porque estas perdiendo dinero?

- Que buena forma de cambiar la conversación, tan directo como siempre.

- ¿Entonces porque viniste?

- Padre, vine a que me ayudes con algo, necesito que me hagas un trabajo, de lo demás me encargo yo, ¿Puedes llevarme la contabilidad de la empresa?.

- ¿Te ha robado el contador?

- No, confío plenamente en él, pero confió más en ti.

- Hace mucho que no hago esto, pero esta bien...

- Deja de hacerte el humilde - Le respondió Pablo sonriendo - Solo necesito los últimos 5 años de la empresa, te enviaré un correo con toda la información y cualquier cosa extraña que veas me lo cuentas.

- Porque nece....

- Vengan a comer! Ya la mesa esa lista - Les llamo Sarah desde la cocina - compartan un poco, apenas se ven, ya tendrán tiempo para hablar temas importantes.

- Tu también eres importante madre.

Mientras comen pablo los observa a todos, les sonríe, disfruta del momento, a pesar de disfrutar mucho de la compañía de sus padres hacía mucho tiempo no los veía, para él era más fácil separarse que volver a verlos, muchos sentimientos encontrados, aunque viaja todos los años a verlos no siempre es fácil, el año anterior no pudo viajar, aunque ese fue el resultado de sus ocupaciones, fue su decisión irse y volver también, aunque nunca volvía para quedarse, nunca se quedaba más de una semana, cuando duraba demasiado 10 días, amaba ir a verlos, aunque muchas cosas para el habían cambiado, otras, simplemente tomaron un significado diferente.

Pablo fue el primero en terminar, pidió permiso para levantarse de la mesa, lavo sus manos, tomo una ducha, se vistió algo menos formal de lo habitual, Jean negro, Camiseta negra y zapatos negros Adidas, listo para salir, un poco de loción, cuando iba llegando a la puerta su madre que estaba en la sala de la casa le pregunto:

- ¿A donde vas hijo?

- Iré a ver a Diana

- ¿Vuelves temprano?

- Regreso mañana madre, no te preocupes por mi, saldremos a comer algo, la llevare a su casa y me quedare en un hotel, ya tengo una reservación.

- Esta bien hijo, vuelve mañana, te haré tu postre favorito - le dijo ella mientras le acariciaba la mejilla.

- Gracias madre - respondió después de darle un beso en la frente de despedida - te amo.

- Te amo, Adiós.

Bueno, tomemos la vía, allá vamos, solo será una hora y media de viaje, la reservación en el restaurante esta hecha, me pregunto como estará, después de todo a paso algo de tiempo, me pregunto si ha superado la terquedad que la envuelve como demonio, haciéndola ir a diestra y a siniestra sin importa lo que cualquiera diga, si alguien dice que es verde ella dirá que es purpura a muerte, y te lo demostrará con hechos, hechos estúpidos, pero hechos al fin y al cabo, seguro se pondrá un vestido sobre su piel, labios rojos y tacones, sabe cuanto me gusta y lo hará solo para provocarme, aunque no me permita tocarla, descarada, me envía fotos en ropa interior con la opción de ver una vez, solo para que la visite cuando venga y al final no hacer nada conmigo, deseada por muchos, ¿Sera que algún día llegara alguien que pueda hacerla salir de mi cabeza?

Diana salió del trabajo luego de terminar sus labores del día, llegó a su casa rápidamente, ya era un poco tarde aunque no le importaba mucho hacerlo esperar, ella tenía en sus manos el poder de hacer cualquier cosa que quisiera con él, difícilmente no haría lo que ella quisiera, él había gustado de ella desde muy pequeños, era su sueño frustrado, de todas sus metras la única que no consiguió a lo largo de su vida, sin embargo se hicieron buenos amigos, aunque ella sabia esto y lo usaba en beneficio para si, aunque no por lo económico, simple diversión.

Vestido rojo, un poco de escote, figura esvelta, cintura definida, tacones, labios en forma de corazón, con un leve tono carmesí, bolso estilo monedero negro con una cadena dorada que colgaba sobre este, cabello negro y ojos amarillos, no había hombre que pudiera cazar a esta mujer, porque para empezar, ella nunca era presa, hacia lo que quería, siempre.

Bien, hora de pedir el taxi - se dijo a si misma - ubicación, restaurante, Little Petra, en el corazón de Cambridge.

hace 2 años no veía a Pablo desde sus ultimas vacaciones, pero mantenían una buena comunicación, hablaban una vez por semana, aunque Pablo enloquecía por ella, ya no recibía el mismo trato de él y ella estaba decidida a cambiar esto, le gustaba su atención, pero no él, no sabía cuanto había cambiado y porque ya no la trataba igual, aunque siempre era tan segura de si misma por primera vez estaba nerviosa, no por salir, no era una cita, solo era un reencuentro de amigos, a pesar de esto, ya sabía que algo en ese niño que había conocido desde su infancia había cambiado y no estaba lista para aceptarlo.

- ¿Es aquí señorita?

- Si señor - Respondiendo extendiendo la mano con el pago por sus servicios- Muchísimas gracias.

Bajo del taxi del otro lado de la calle y quedo frente al restaurante, del otro lado un hombre baja de su auto por una postura casi perfecta, con una seguridad inigualable, un bonito auto, él no estaba perfectamente peinado, pero podía sentir su energía inclusive estando del otro lado de la calle, este volteo a verla con una sonrisa un poco escaza, era Pablo, él se paro frente a ella del otro lado, y se quedaron mirándose fijamente el uno al otro.

            
            

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