Capítulo 3 Regresando al Pasado

¿Dónde voy a estacionar? Hay un lugar ahí frente al restaurante, solo me detendré un momento en frente y voy a esperar a que llegue, mientras tanto le enviaré el correo a mi padre para que me haga el trabajo que le pedí, seguro que el podrá y espero que se de cuenta de cualquier movimiento extraño, si es lo que hay, espero que esta niña llegue temprano, no le importa dejarme esperando así que seré más precavido esta vez, acá dentro del auto esta bien mientras espero, me siento un poco cansado de manejar, aparte hace poco llegue del vuelo, baje del avión y fui directo a recoger el coche, espero

valga la pena venir hasta aquí solo para verla, buen lugar, buena comida y lo mejor de todo, cuenta con mi presencia, mejor bajo del auto, miro el menú y así sabré que pedir, parece que llovió en el día, pero ya están secas las calles, bueno, casi del todo, saldré lentamente....

Mientras Pablo baja del auto se da cuenta que una chica baja de un taxi, por el aspecto él ya sabia que era ella.

Ahí estas, se dijo a si mismo, el atuendo que esperaba de ti, tan predecible como siempre y tan hermosa como nunca, hace 2 años fue la ultima vez que te vi y ahora te vez mejor que antes.

Él clavo una mirada profunda sobre ella mientras esta cruzaba la calle hacia donde él estaba, una escena un tanto parecida a la de una película de romance, dos personas comunes y corrientes, ella caminaba con ímpetu y majestuosidad, era solo una calle pero parecía una pasarela, digna de admiración, esta mujer de 25 años era codiciada por el desde hace mucho tiempo.

- Es un gusto verle, señorita Diana - Dijo sin mostrar expresión alguna - estoy hambriento, ¿Pasamos a comer?

Ella cuando se detuvo frente a él, le extendió la mano esperando un beso de parte de él como rindiendo tributo, pero nada sucedió.

- Ugm Ugm, ¿No olvidas algo? - Dijo refunfuñando.

- No, vamos dentro

Dio la espalda a la chica y siguió su camino hasta dentro del restaurante, ella jamás pensó que eso iba a suceder, sentía que perdía el control de aquello que siempre había tenido, aunque no lo necesitaba lo quería, camino hacia adentro del restaurante, tras de él, el tomo asiento y ella estaba levantada junto a la mesa esperando a que le corriera la silla, le hizo un gesto con la mirada para que tomará acción.

- Ah disculpa, lo olvide, puedes hacerlo tu, después de todo ya estoy sentado y así no perderemos tiempo en niñerías tuyas, toma asiento.

- Y... ¿Cómo has estado? - le pregunto mientras corría la silla - hace un buen tiempo que no nos vemos.

- En realidad he estado muy bien, gracias por preguntar ¿tú?

Realmente estaba anonadada por la persona que se encontraba frente a ella, no era que sólo no tenía el control y dominio sobre él, respondía en automático, mirada fuerte, frio, una expresión de que pocas cosas le importaba realmente, no era que no le importaba la vida, su vida estaba en prioridades que no iba a cambiar, ¿pero porqué el era otro y ella era la misma? por supuesto que ella no estaba igual, sin embargo las expectativas que tenía de tener a este hombre de la palma de su mano toda la vida se habían ido.

- ¿Diana? - Le dijo chasqueando los dedos frente a ella - ¿Estas aquí?

- Sí! claro, disculpa - Respondió volviendo en si.

- No hay problema, estoy acostumbrado a ese tipo de reacciones, ¿te ocurre algo? te noto distraída.

- Voy a ser directa contigo, ¿Qué te sucede?, no me diste un beso en la mano, ni me corriste la silla para que me sentara como siempre lo hacías.

- Reclamas sin titubear derechos a los que ni aplicas.

- Hmmmmmm, vale, tienes razón, igual me la debes.

- Esta bien doña...

- Pareces mi tía, toda regañona - Dijo Pablo mientras sonreía - Pidamos algo de comer.

Pablo alzo la mano, para hacerle señas al mesero el cual se acerco y les mostro la carta, mientras Pablo hablaba con el mesero Diana crujía los dientes, estaba furiosa por dentro, a pesar de todo debía mantener el pudor de una dama, aquella respetable que siempre ha sido, mientras se levantaba para ir al baño Pablo le pregunto si iba a pedir algo, a lo que ella respondió: "Voy al baño", entro y cerro la puerta del baño, va directamente al espejo, se observa y ve a la chica de siempre, radiante, esplendida, hermosa, y aun así, no estaba obteniendo la atención deseada.

- Respira! - Se dijo a si misma - No puede ser que este hombre te tenga así.

Una chica al lado de ella la miró asustada y ella le devolvió la mirada

- ¿Qué me ves?

- Si es usted tan hermosa ¿Porqué le preocupa como la ve su esposo?

- No es mi esposo, novio, familiar, ni nada parecido, solo es un amigo.

- Entonces le preocupa demasiado para ser un amigo

- No te metas en lo que no te importa

- Su amigo es muy bien parecido, entiendo que este así.

- Escucha niña, toda la vida ese hombre ha estado detrás de mi sin que yo siquiera le prestara atención, estamos en este restaurante porque le acepte la salida a comer, ¿Comprendes?, si somos amigos y quería saber como estaba, pero no tengo su atención, ni me determina.

- Disculpe señorita, pero ese tipo de hombres no regalan su atención, ese tipo de hombre son el premio, no un objeto con el que juegas, estoy segura de que lo que más la sorprende mujer, es darse cuenta que ya no es el mismo de antes...

- Argh - Refunfuño Diana - Mejor voy a sentarme, ya ni en el baño se puede estar tranquila.

De esta manera dejo a la chica del baño hablando sola, volvió a la mesa donde la esperaba el mesero para tomar su pedido, , miró la carta, pidió un Baklava y un vaso de agua.

- Pablo, ¿Qué vas a hacer cuando salgamos de acá?

- No se tu Diana, pero yo reserve un hotel, es muy hermoso al igual que si biblioteca, iré a leer un rato y luego voy a organizar unos asuntos de negocios.

- Esta bien, si, puedo acompañarte.

- Gracias Diana - Respondió - pero necesito estar solo para concentrarme, tengo asuntos importantes que atender, será para una próxima.

- Esta bien, yo te espero en la habitación mientras tu atiendes los asuntos que tienes que atender, y haces lo que necesites hacer.

Claro que Pablo ya estaba resignado, no quería encontrarse con una pared de rechazo nuevamente, era fácil para el recordar todas las veces anteriores que ya había sucedido algo parecido a esto, no era de sorprenderse, por supuesto nunca ocurría nada, solo una mujer acostada a su lado la cual no le permitía siquiera acercarse.

- Vamos a comer, tu iras a tu casa, yo iré al hotel, y espero que eso este bien para ti, porque para mi si.

- ¿Podemos salir a caminar juntos un rato?

- Claro que si, serán buenos recuerdos.

- Hablando de recuerdos, aquella vez que no llegaste a tu casa.

- Nadie esperaba que un chico de 14 años no llegara, mi madre estaba furiosa, mi padre salió más de una vez al patio a fingir que me buscaba solo para que mama estuviera mas tranquila, yo caminaba a mitad de la noche y me escondía de la policía, claro que si veían a un chico de 14 años lo iban a capturar y a llevar a su casa.

- Si, no debiste dañar ese teléfono fijo.

- Rebeldías de jóvenes, al final mis padres se encargaron de los daños, pero a que costo, no me dejaron ver la luz del sol por 2 semanas, ni siquiera les importo que faltara a la escuela.

- Confirmo, te fui a visitar el fin de semana siguiente y no te dejaron salir, solo hablamos a través de la puerta.

- Es increíble lo que puede hacer una madre molesta, ¿Sabes cual fue la peor parte?

- ¿Cual?

- Cuando te fuiste había cumplido siete días de castigo y solo por tu visita me dieron una semana más.

- Noooooo - Exclamo con cara de sorprendida.

- Si jajajaja

- No puedo creerlo, debí ir dos veces esa semana.

- Ehhhh! Cuidado ahí, debería arrepentirte de eso mujer impía.

- Nunca en la vida, deberías agradecerme, fui la única que te visito.

- Te di las gracias ese día, no esperes más.

Mientras disfrutaban de una buena charla el mesero llego a colocarles la comida en la mesa, ellos le dieron las gracias y comenzaron a comer.

- Buen apetito - le dice Pablo.

- Gracias, igualmente.

Pablo siempre había tenido la costumbre de no hablar mientras comía, es algo que todos a su alrededor saben, no tenías que ser parte de sus círculos más íntimos para saberlo, cuando tenía una reunión de negocios con socios o colaboradores siempre comían antes de comenzar, esta costumbre Pablo siempre se encargaba de dejarlo muy en claro apenas pedían la comida, la mayoría no lo creía hasta que sucedía.

Una vez en una reunión en Miami con uno de sus socios fueron a un restaurante del común, les gustaba pasar desapercibido, tomaron asiento y pidieron la comida, amablemente Pablo le comentó su solicitud, "Por favor cuando estemos comiendo me gusta el silencio recomiendo no hablar, gracias", "Esta bien" respondió su receptor, sin tomar enserió su encomienda, llegada la comida los dos empezaron a comer y luego de un par de cucharadas el socio le comienza a preguntar por su vida, temas triviales, etcétera, Pablo lo mira, frunce el seño y le dice: ¿Debo repetir lo que acabo de decirte?, su socio solo lo miro y comprendió el mensaje, estaba claro, no quiero hablar mientras como, luego de terminar de comer pudieron conversar tranquilamente (temas de negocios) y su socio quedó anonadado con esta actitud, al punto que comenzó a copiarlo, sobre todo en reuniones donde quería tomar el control, plantarse sereno y no dar información personal sobre su vida.

Se hacia tarde, faltaba solo media hora para el cierre del restaurante y ya estaba los empleados pasaban por las mesas recogiendo y recibiendo los pagos.

- ¿Vamos a pagar por mitades? - Pregunto Diana - Traigo mi bolsa.

- Tranquila, ya he pagado la cena cuando fuiste al baño.

- ¿Pero cómo, sabías lo que iba a pedir?

- Obviamente, eres muy predecible

- No te creo, dime ¿Qué hiciste?

- Solo le pregunte cuanto daría mi comida, junto a la tuya suponiendo que pidieras lo más caro, me dio la cuenta, la pague y le dije que aparte de la propina si sobraba algo porque no pedías lo más caro que lo tomara para si, pero si faltaba que yo luego resolvía.

- ¿Cuánto le diste de propina?

- No hace falta que lo sepas, vamos, caminemos.

- No te voy a insistir ya que se que no me dirás igual.

- Gracias

- ¿Si iremos a caminar?

- Claro, vamos.

Mientras caminaban por las calles Pablo, aquel hombre frio y solitario, aún cuando estaba a la compañía de una chica tan linda como era Diana, solo pensaba el trabajo dentro de si mismo, parecía un poco como perdido.

- Pablo, ¿Hay algún motivo por el cual no quieras llevarme a hotel contigo?

- No hace falta, estoy ocupado, tengo cosas que hacer y tu casa o esta muy lejos, puedo llevarte si lo deseas.

- Esta bien, al menos no tendré que caminar o pedir un taxi.

- No te dejaría hacer eso, ha sido una buena noche.

- Te has vuelto muy atractivo, no te pareces en nada al Pablo que conocía, y no es el dinero, si no la seguridad que generas.

- Si, eso dicen todas.

- ¿Cómo que todas? a mi no me vengas a meter en esa lista de putas que tendrás hecha.

Pablo soltó unas carcajadas y Diana un poco incomoda dijo "jaja" de forma irónica.

- No seas agua fiestas, además tu y yo nunca seríamos buena pareja, eres muy niña para mi.

- ¿Qué dijiste? - Pregunto ella mientras levantaba una de las cejas - Repítelo.

- Eres muy niña para mi.

- Mira Pablo, has estado toda la vida detrás de mí.

- Había, puedes añadir eso a la oración y te quedará perfecta.

- Pues no, eso no cambio, solo basta con que aceptes llevarme al hotel y me acueste contigo, seguro que ahí te darás cuenta que no soy tan niña para ti.

- Si lo eres y deja de insistir que las niñas no van a los hoteles con los adultos.

- ¿Me estas retando?

- Los retos solo son posibles si los dos tienen posibilidades de ganar y tu no tienes ninguna posibilidad de ganarme a mi.

- Esta bien, no tocaré más el tema podemos continuar nuestra caminata hacia tu auto para que me lleves a mi casa, quiero dormir - se dio la vuelta haciendo sonar sus tacones mientras andaba - vamos!

- Que predecible - se susurro Pablo a si mismo mientras le seguía el paso - vamos.

- ¿Qué dijiste?

- Nada.

- Si eso pensé.

- No vayas tan rápido, la noche es larga.

- No para mí, andando, muévete.

Comenzó a caer un poco de llovizna mientras iban hacia el auto.

Cirrocúmulos, debí tomarlo en cuenta cuando venía en el auto, pude haber venido con una sombrilla y parece que cada vez se intensifica.

- Corre - grito mientras pasaba a su lado empujando su hombro para retarla - alcánzame si puedes.

- Espera a que te alcance y veras.

Por un momento, recordaron los tiempos pasados, corriendo bajo la lluvia, dos niños pasando el tiempo que no sabían contar, no sabiendo que el tiempo, el cual para ellos era inexistente iba a jugarles una mala pasada, corrían como nunca, extrañándose como siempre, al menos esa era una frase que usaba comúnmente el abuelo de Pablo, pero esta historia tomaría otro rumbo.

                         

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