Capítulo 4 Una Mujer Astuta

"Agnes, algunas personas no merecen tu amabilidad", dijo Adam con voz plana. Cogió un trozo de pescado y lo puso en el plato de Agnes. Su voz estaba llena de dulzura y admiración. "He elegido el mejor trozo para ti, prueba".

Agnes sonrió de alegría y dijo: "El hermano Adam es tan complaciente. Thalía, te envidio por tener un esposo tan encantador..."

Adam la miró y dijo: "Agnes, eres la única persona digna de mi adoración".

Sus palabras fueron como una mano que se aferraba a la garganta de Thalía Cloude y la sofocaba.

En realidad, nunca ocultó su odio por ella. ¡Thalía, su legítima esposa, no era digna de su atención en lo absoluto!

Thalía se levantó inesperadamente y su silla cayó al suelo provocando un ruido ensordecedor.

Todas las miradas se enfocaron en ella.

"Thalía, ¿Qué te ocurre?"

Agnes fingió estar preocupada y se aferró al brazo de Adam. Su expresión facial era temerosa, pero había malicia en sus astutos ojos.

El señor y la señora Cloude miraron a Thalía con un aire de reproche y advertencia. "¿Por qué te levantas? Siéntate y come".

Mientras tanto, su esposo le lanzó una mirada fría y sombría. "¡Thalía Cloude, no intentes hacer un espectáculo!"

Thalía miró al grupo de personas que tenía frente a ella. ¡Se sentía como si fuera un bufón patético y una completa broma!

Respiró profundamente, contuvo todas las lágrimas en los ojos y replicó: "¡Adam Matthews, si quieres divorciarte, ven a casa conmigo, ahora mismo!"

Adam se quedó paralizado y dijo con frialdad: "Thalía Cloude, ¿Has tenido suficiente?"

"¿Divorcio? ¿Qué divorcio?" Agnes entró en pánico y soltó el brazo de Adam. "Thalía, lo siento. No puedo evitar acercarme al hermano Adam...... Por favor, no te divorcies por mi culpa......"

Thalía lanzó una mirada llena de frialdad a Agnes, que estaba llorando, y de repente dejó escapar una risita.

¿Todos se pusieron del lado de Agnes y se preocuparon por ella solo porque ella sabía fingir con lágrimas?

Thalía se contuvo de mostrar su lado vulnerable. La frágil expresión de su rostro se desvaneció. Movió los pies y caminó lentamente hacia Adam.

"Adam, solo tienes una oportunidad. Esperaré a que regreses a casa".

Pasó el tiempo y la noche avanzó.

En la sala de estar, Thalía se hallaba sentada tranquilamente en el sofá como si fuera una escultura. Levantó su rígido brazo y miró el reloj en su muñeca. Ya eran las dos de la mañana.

Había esperado casi diez horas, no obstante Adam... aún no volvía.

¿No siempre quiso el divorcio? Ella había aceptado divorciarse de él. ¿Por qué no estaba dispuesto a volver a casa y tener una conversación apropiada con ella?

Antes del divorcio, solo quería preguntarle por qué se había vuelto esa clase de persona. Hace mucho tiempo, solía tratarla con dulzura y amor...

Thalía miró el tazón de fideos sobre la mesa, se lo había preparado cuidadosamente. Enseguida volteó a ver el patio oscuro y silencioso fuera de la casa. Un sentimiento de frustración se apoderó de ella.

Después de un largo rato, se levantó lentamente, se dio la vuelta y se preparó para subir las escaleras.

De pronto, el estruendo del motor del coche se oyó desde el patio delantero de la mansión. El ruido era fuerte y se escuchaba con claridad en la tranquilidad de la noche. Thalía pensó que era solo un sueño.

Se dio la vuelta abruptamente. Su mirada viajó a través de la oscuridad y se encontró con un par de ojos terriblemente sombríos.

La opresión en su corazón desapareció en un instante y se quedó boquiabierta. En ese mismo momento ella recupero el sentido y dijo feliz: "Adam, has vuelto".

Adam estaba en la puerta con un aire lúgubre a su alrededor. "¿Qué diablos estás tratando de hacer?"

Thalía fingió no notar su expresión fría y sonrió. "Adam, te he cocinado algunos fideos. Por favor, comételos, y después podemos hablar, ¿De acuerdo?"

Caminó hacia la mesa del comedor y tomó un plato de fideos. Se quedó pasmada por un momento y dijo: "Los fideos se han enfriado. Te voy a traer otro tazón".

Estaba a punto de caminar hacia la cocina.

"Detente." Adam se adelantó y la llamó con frialdad. "Thalía Cloude, no tengo paciencia suficiente para jugar tu juego".

Thalía inclinó la cabeza. Había una sonrisa amarga en sus labios. "Adam, solo quiero tener una comida adecuada contigo. ¿No te encantan los fideos con huevo escalfado y un poco de verduras? Te traeré otro plato de fideos de inmediato. Dame cinco minutos".

Se dirigió a toda prisa a la cocina.

La mirada en los ojos de Adam se volvió cada vez más oscura.

Llevaban casados tres años, pero él rara vez volvía a casa o cenaba con Thalía.

¡Nunca le había dicho a nadie que le gustaba comer fideos, y mucho menos a una mujer tan engañosa!

¡Sin embargo ella parecía investigarlo todo sobre su preferencia de comida!

Había un destello de amargura en los ojos de Adam. Sin embargo, justo en el momento preciso en el que se dio la vuelta y estaba a punto de marcharse, percibió un leve aroma a sándalo.

Esta fragancia le era extrañamente familiar...

Adam pensó: '¿Por qué puedo oler este aroma aquí también?'

"Adam, los fideos están listos. ¿Por qué no vienes a probarlos?"

Thalía salió de la cocina con un plato de fideos calientes entre sus manos. El vapor cubrió el perímetro de su rostro y la cubrió con un suave brillo.

Era una vista deslumbrante, que para Adam era difícil de mirar.

¿Dijo que quería el divorcio? Pero ahora estaba tratando de complacerlo con unos fideos. ¿Qué plan tenía esa vez?

Extendió su mano ásperamente y apretó su barbilla. "Thalía Cloude, ¿Estás tratando de faltar a tu palabra?"

Thalía sintió un dolor intenso en la mandíbula. Ella frunció el ceño a causa del dolor. "Adam... solo quiero que pruebes los fideos que te hice".

Mientras hablaba, sus ojos se pusieron rojos de repente.

Todos esos años que habían quedado atrás, él había perdido la vista, sin embargo ella siempre estuvo en su mente.

Ahora podía ver el mundo entero, no obstante ni siquiera se molestaba en dedicarle una mirada.

¿Realmente se olvidó de los dulces recuerdos que compartieron?

¿Solía decirle que su comida favorita eran los fideos que ella preparaba? ¿Acaso todo fue mentira?

Tenía los ojos llorosos y su mirada sobre Adam poco a poco se entristeció.

El corazón de Adam dio un vuelco, pero continuó mirándola con frialdad. "¿Crees que te diseñaré un vestido de novia si intentas complacerme con un plato de fideos? ¡Eres demasiado ingenua!"

"Adam, pruébala, solo toma un sorbo... ¿De acuerdo?"

Thalía suplicó en voz baja. Adam rechinó los dientes. No pudo evitar fruncir el ceño profundamente.

Recordaba vagamente que cada vez que volvía a casa, aunque rara vez lo hacía, ella le preparaba un plato de fideos.

Pero en los últimos tres años, nunca había tenido la oportunidad de probar los fideos que ella cocinaba.

Pensando en esto, sus ojos se posaron en el tazón de fideos calientes, y su expresión severa se suavizó ligeramente.

Su mano, que estaba presionando la barbilla de Thalía, la soltó inconscientemente.

Justo cuando Thalía pensó que finalmente estaba dispuesto a probar sus fideos, empezó a sonar el tono de una llamada. Parecía una alarma.

Era el teléfono que estaba en las manos de Adam.

Echó un vistazo al identificador de llamadas y contestó la llamada.

"¡Adam, malas noticias! Ven al hospital en este mismo instante. Agnes intentó suicidarse..."